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vi
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LOS PUEBLOS
HISPANOAMERICANOS
EN EL SIGLO XX
LOS PUEBLOS
HISPANOAMERICANOS
EN EL SIGLO XX
LOS PUEBLOS
HISPANOAMERICANOS
EN EL SIGLO XX
POR
Ricardo Beltrán y Rózpide
DB LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
T BIBLIOTECARIO DB LA REAL SOCIEDAD GEOORAPICA
1901—1903
-(Refundición y ampliación de las «Hevistas hispanoamericanas» publicadas
por el autor en La ilustración Artística^ de Barcelona).
^
MADRID
IMPRENTA DR ADMINISTRAOIÓlf MILITAR
1904
í '
PRÓLOGO
En Noviembre de 1900 se reunió en la capital de EspafSa
el Congreso hispanoamericano. Era un esfuerzo más para
estrechar relaciones entre los españoles de Europa y de
América.
En uno y otro lado del Atlántico, los hombres de raza
y de lengua espaüolas sienten la necesidad de fortalecer
vínculos que consoliden los lazos ya creados por la natu-
raleza y por la historia.
Los hispanoeuropeos— como decía en pública confe-
rencia un ilustre escritor (1) — tienden á modernizar sus
puntos de vista sobre América y parecen dispuestos á
adoptar una vida externa más amplia, que les permita re-
cibir la ayuda de los pueblos hispanoamericanos.
Los hispanoamericanos, cuya población se refuerza de
continuo con el elemento hispanoeuropeo mediante inmi-
gración constante de espaüoles, ya no sólo por fraternal
afecto á los hombres de su raza^ sino por interés propio
nacional, desean intimar de cada vez más con esa Madre
patria que aun les envía sus hijos para labrar las fértiles
extensas tierras del Nuevo Mundo y para constituir en
ellas nuevos hogares v nuevos centros de aciividnd eco*
nómica.
(1) D.Matías Atonso Orlado, en la 8eBi6ü de la Bocl<.Ml«d Oeogrdñaa á&
Madrid el 20 de Dkíemhic de 1900.
LOS PUEBLOS HISPANOAHBRICANOS
El fin á que se aspira por una y otra parte, el objeto
que perseguimos aquí y allá, es un ideal que seguramente
puede realizarse á condición de que unos y otros ponga-
mos en tan grandioso empeño toda nuestra voluntad, y
perseveremos en él sin desmaj'os ni vacilaciones.
Hasta ahora, y en cuanto á nosotros los hispanoeuro-
peos, el esfuerzo es débil é inconsistente. Xo hay en los que
¿obíernan, en los que dirigen la vida internacional, poli
tica bien definida que rija nuestras relaciones con los Es-
tados republicanos de la América española, y subsisten en
gran parte los obstáculos que dificultan el tráfico y las co-
municaciones entre aquéllos y España. Xo tenemos en esta
materia hombres de gobierno con principios fijos é inicia-
tivas propias.
Xo ha habido tampoco, en sazón oportuna — doloroso es
decirlo—, opinión hecha, sólidamente arraigada en la con-
ciencia del pueblo español, respecto á la capital importan-
ci.i que para todos tenia y tiene la comunidad de intereses
entre las gentes de nuestra raza. Admiramos y envidiamos
al anglosajón: pero no hemos sabido tomar en él ejemplo
y enseñanza.
Ahora, en estos últimos años, como sentimos la impe-
riosa necesidad de dar mayor amplitud á nuestra vida na-
cional y de vivir acordes con los pueblos modernos, de
Vv z en cuando se producen movimientos de opinión lavo-
r.,Mes al desarrollo de nuevas y más activas y fecundas
re-aciones cor. An^.érica. Xo hay. sin embargo, constancia
en esos movi:n:en:os. Hubimos menester de un gran Cen-
ivnario. el de :S^J, para convocar á nuestros hermanos de
iil^ende ei Oce.ir.o en magnos Congresos: preciso fué que
nvs expuls.ir.m de tierra amerio.ma para quo volviéramos
¿"i pensar en '..» . bra iniciac.i seis años antes.
Hi recutri- ¿e pasadas grandezas, el dolor do ].-,> pre-
^enie> des¿r.^c.¿s. \a devconnanza en lo porvenir, ni s hi-
cieron fijar con mayor insistencia la atención en los pueblos
españoles de América, y presumimos entonces que, me*
díante comunidad de intereses y trato más íntimo con las
jóvenes naciones que aquéllos han formado, seria empresa
posible y relativamente fácil espaciar Jos estrechos hori-
zontes que limitan ahora nuestra vida exterior.
Si tal presunción tiene fundamento, si efectivamente el
porvenir ofrece nuevos y prósperos destinos para la raza
española á condición de unirnos todos con el mutuo interés
de contrarrestar el predominio absorbente de otras razas,
fuerza será, repito, perseverar en el propósito.
No bastan ráfagas de entusiasmos retóricos. Hay que
normalizar la corriente. Res, non verba.
Muy meritoria lué la tarea de aquellas Asambleas con-
vocadas por iniciativa de ilustres Corporaciones. Elocuen-
tes discursos se oyeron, y adoptáronse acuerdos que, He*
vados á la pt;áctica, habrían de aproximarnos ciertamente
al ideal que perseguimos.
Pero la eficacia de esos trabajos pierde virtud y fuerza
porque no se persevera en ellos. Durante unos días» las
tdeas expuestas en Congresos ó Asambleas de la raza es-
pañola se imponen á todos tos ánimos^ con entusiasmo se
habla en todas partes de la labor del Congreso^ y la prensa
llena sus columnas con extractos de conferencias y discur*
sosj y elogios á los oradores. Después, el olvido ó la indife-
rencia. La impresión se borra, los entusiasmos se apagan,
j de nuestra América, de la América española, nada nos
dice esa misma prensa, como no sea alguna que otra noti-
cia transmitida desde París ó Londres por las agencias
telegráficas.
Si es cierto que entre las gentes y razas del mundo son
las de la América española las que más estimamos, porque
un mismo origen tenemos, y con ellas viven y á confun-
I-.08 FUKBLOS HlSrAKriAMKIíICAXAS
dirse con ellas van millares de compatriatas nuestros, san
imperdonables la indiferencia ó el olvido.
Nuestra literatura y nuestra ciencia» nuestra prensa
periódica, deben tener como predilecto tema de inspira-
ción, de estudio y de información la vida social y polftica
de los pueblos hispanoamericanos. Lo que allí sucede ha
de importamos é interesamos mucho más que lo que acon-
tezca en Rusia ó en el Celeste Imperio.
Los hispanoamericanos y los españoles que residen en
América son más consecuentes que nosotros. Tienen siem-
pre la vista fija en España, y sus diarios de gran circula
ción dedican buena parte de sus planas á la política espa-
ñola, á nuestros hombres, á nuestro movimiento científico
y literario. Nos conocen allí mucho mejor que nosotros á
ellos. Aquí, ni sus periódicos leemos. Hay en Madrid cen-
tros á que concurren las personas más significadas en po-
lítica y de mayor prestigio en el mundo de las letras y las
ciencias, en cuyas bibliotecas y salones de lectura no se
encuentra ni un solo diario, ni una sola revista periódica
hispanoamericana*
La historia de América, la geografía americana» no se
enseñan especialmente en ningún establecimiento cienti-
6co de España. Sólo hace unos cuantos meses que se creóla
cátedra de Historia de América en el Doctorado de la Fa-
cilitad de Filosofía y Letras de la Uni%*ersídad Central. En
los colegios, en los institutos— como hacia notar el señor
D. Rafael Calcada en la hermosa conferencia que pronun-
ció ante la Sociedad Geográfica de Madrid (I)—, los libros
de texto dedican apenas unas líneas al estudio geográfico é
histórico de las grandes nacionalidades que hemos creado
en el Nuevo Continente.
uclA tabí^ U fieitd^itlcn Ariteoiuit tn U «««idD pÉblio&iIel 15 de
Pitui^fKin
De esta suerte, impüsible» ó muy difícil, será llegar á la
intimidad y compenetración que se proclaman como ideal
de raza en los Cangresos hispanoamericanos. No podrá
tampoco España abrir nuevas corrientes á su vida eco-
nómica, sí prescinde del trato y comunicación constantes
con los mismos pueblos hacia donde pretende dirigir esas
corrientes, y hacia los cuales debemos tender nuestros
brazos en demanda de filial apoyo, porque la gran metró-
poli de América ha de tener más necesidad de las hijas que
éstas de la madre. Empiezan á vivir cuando nosotros de*
dínamos.
Son hechos estos que nadie puede negan Y si hay que
proceder en consonancia con ellos, si por lo mismo tene-
mos que variar el régimen de vida, no basta reconocerlo
y declararlo, sino que es preciso ajustar nuestros actos á
las nuevas circunstancias que se imponen, »
Para intimar, para vivir en comunidad de ideas, intere-
ses y aspiraciones con los hispanoamericanos, menester es
ante todo conocerlos* Sun muy vagas y están poco genera-
lizadas las nociones que hay entre nosotros de aquellos
pueblos, y conviene, por esto mism^j, divulgar toda clase
de datos é informes que sirvan para adquirir cabal cono*
cimiento de lo que han llegado á ser en nuestros días las
Repúblicas americanas de origen español, y de los elemen*
tos de riqueza y consiguiente prosperidad que hay en ellas,
elementos cuya explot'ación 6 desarrollo apenas empieza,
y de valor tal, que fundamenta la opinión de los que
añrman que el porvenir de América no es de los anglo-
sajones, sino de la raza española*
Esos anglosajones, mejor dicho^ esa mezcolanza étnica
que forma la población de los Estados Unidos del Norte,
vive Con demasiada rapidez y está más cerca del ñn* Razas
y pueblos evolucionan para ir ganando estados superiores
10 LOS PUEBLOS HlSFANOAMBUiCANOS
en todos los órdenes de la vida, para perfeccionar y robus-
tecer su organismo social y político. Pero jamás alcanza
la evolución desarrollo completo; la revolución ó la diso-
lución lo impiden, y pueblos y razas desaparecen, se trans-
forman ó pierden su propia individualidad. Los Estados
Unidos han de disgregarse y morir cuando aún estén en
los principios de su evolución las naciones hispanoameri-
canas, cuyo desarrollo és mucho más lento.
Ya no tenemos misión ninguna que cumplir en el Viejo
Continente. Ni un palmo de terreno conservamos en Asia
ni en Oceanía. Aún se oye nuestro idioma en el confín oi'ien-
tal de Europa y en Asia, pero lo hablan gentes de otras
razas. En África nos han cerrado todos los caminos de ex-
pansión. Sólo en América quedan los nuestros, las nacio-
nalidades de nuestra raza y nuestra lengua , los retoños
vigorosos del antiguo imperio español.
Cuando la España europea acabe, aún será joven y ro-
busta la España americana; acaso tendrá la preponderan-
cia en el mundo occidental, y quién sabe si estas tierras de
la vieja Europa se habrán convertido en colonias ó protec-
torados de América, como hoy lo son de potencias euro-
peas algunas de las que en pasados siglos pertenecieron á
poderosos imperios orientales. La civilización y el cetro
del mundo siguen el camino aparente del sol.
Deber es, pues, de todos los espaiioles~de los que rigen
el gobierno y la administración, de los que más ó menos
directamente influyen en la vida económica del país, de
todas las corporaciones científicas, de la prensa que tanto
enseña y tanto mueve y encauza la opinión— cooperar con
esfuerzo decidido y empeño tenaz y perseverante en la
obra genuinamente española de difundir y vulgarizar el
conocimiento entre nosotros de los países hispanoamerica-
i
PKÓLOGO 11
nos, demostrando así á éstos el buen aprecio que hacemos
de todo lo suyo y el interés vivísimo que tomamos en su
prosperidad y engrandecimiento.
En empeño tan noble y tan grandioso por la magnitud
y excelencia del fin á que se dirige, pongo mi modesto
concurso.
Consignaré los hechos de índole varia y de mayor re-
lieve acontecidos en aquellos países, y expondré informes
y juicios sobre la política hispanoamericana en general y
sobre la situación interior y relaciones exteriores de cada
Estado.
Podrán, así, considerarse las páginas que siguen como
sucinta narración y crítica de los acontecimientos más no-
tables en la vida contemporánea de los pueblos hispano-
americanos.
Madrid, Bnero de 1901.
t
CUBA
I
La interTención yinaui (1),— El céneo de población. —Necesidad de repoblar
Ib isla,— La i d mi gr rae ion española. — Valor del elemento español en Ouba.—
Loa parbidarioe de la anexión á loe Estados l^oidoB.
Al comenzar el afio 1901 estaba Cuba bajo la administraciÓD
de los Estados Unidos norteamericanos. Era Gobernador ge-
aeral militar Leonardo Wood.
La Asamblea oonstitnjente se babía reunido el 5 de Noviem-
bre de 1900, el 21 de Febrero de 1901 se aprobó la Constitución
y el 20 de Mayo de 1902 Wood bizo entrega del Gobierno al
primer Presidente de la nueva República de Cuba, Tomás Es-
trada Palma.
Durante el período de intervención hablase hecho el censo
de la isla. El Gobierno de Washington encomendó los primeros
{1) nomo es sabidOt no bay vocablo que exprese la gente, Dación d patria
A que pertenecen los cíuda^anoB de loa Bstados ÜDidos de América. AmvHca-
ttoi, como eilofl se diceti y se tes llama también en Europa y bosta en América,
ea voz impropia, pues americanos son todos loe ciudadanoa lie la» demás Re-
públicas del Nuevo Mondo. Norteamericano, angloamericano y yanqui no son
tampoco rleaomínacíonea rigurosamente propias, pero al menos señalan con
alguna mayor precisión la especie de hombres de que se trata.
Recientemente, algunos yanquis han Unirlo la peregrina idea de propo-
ner que se adopte para designarlos la palabra r«o<? 6 usona, formada por las
tuiciales del nombre de su República ( ÜAittá Siaíes of Am9ri€a ó United States
oí ?íorth America I,
14 LOS PUEBLOS HISPANOAMBRICANOS
trabajos, los de mayor empeño y difícaltad, á naturales del
país; «el nuevo censo— había dicho el Teniente Coronel yanqui
encargado de dirigirlo — va ¿ demostramos la aptitud de los
cubanos para cumplir un importante deber cívico». Y cubanos
y cubanas— que ellas también tomaron parte en las operaciones
del censo — cumplieron bien. Hubo agentes que necesitaron
hacer verdaderos viajes de exploración, acampar bajo tiendas
y vivir de la caza.
Aquella administración es m&s activa y expedita que la
nuestra. El 16 de Octubre dé 1899 se emprendieron los trabajos,
y en fin de Noviembre todo estaba terminado en la isla. En 6 de
Enero de 1903 se enviaban A Washington los boletines ó pa-
drones, el 31 del mismo mes se conocían ya los resultados ge-
nerales, á fines de Agosto empezó la impresión del censo com-
pleto y en Diciembre se publicaba grueso volamem, en español
é inglés, con mapas, diagramas, fototipias, etc.
Cuba, con la isla adyacente de Pinos, tiene 1.572.797 habi-
tantes, es decir, 58.890 (1) menos que en 1887. La guerra, pues,
ha reducido la población en un 3*6 por 100.
El 67 por 100 de los habitantes son blancos (910.299 cubanos
y 142.198 extranjeros); el 38 por 100 de color (234.638 negros,
270.805 mulatos y 14.857 chinos).
Hay 57.613 varones más que hembras. El exceso corresponde
á los 'distritos rurales, pues en las ciudades predominan las
hembras.
Ningún país ofrece proporción tan reducida de niños meno-
res de cinco años. Entre 1894 y 1899 nacieron menos , y de los
nacidos murieron más que en los años anteriores. Se calcula que
1) El Informe »obre el Cento de Cuba (edic. española, páp. 77^ consigna como
resultados de los censos de 1887 y 18í>9 los totales de 1.63Lfi87 y 1.572.7^7 res-
pectiTamentc. y añade que «al comparar la población total que resulta de
estos dos r^onsos se ve que la pérdida sufrida dorante los doce años ascendió
á 59.84-2.. No nos explicamos tal error aritmético, y consignamos la verds-
deradife'-'Tscia.
hay 100.000 niüoB menos que los que debería haber, dada la firo-
f>orción que con las deináa edades se observa en otros países.
Los habitantes de Cuba nacidos en países extranjeros son
172.535 (142,153 blancos, 15.768 negros y nanlatos y 14.614 chi-
nos) El 74'9 por 100 del total de extranjeros, ó sea 129.240, son
españoles* Hay 6^444 y&nqnis.
No sabe leer el 64 por 100 de la poblacidn j sabe leer, pero no
U tscrlbir^ el 2 por 100. Excluyendo los niños menores de diez añog^
*Ía (íroporción de los analfabetos se reduce á 57 por 100> Un he-
cho curioso es que entre los negros que saben leer hay raáa
mnjeres que hombres.
Es interesante también la siguiente clasifícación de Íos417»993
cjadadanos de edad electoral, 6 sea mayores de veintiún años;
De los 290.!)05 oubanoe^ suben leer y escribir 114446, ó sea
89*23 por too.
De los 9.500 ciudadanos nacidos en España, leen y escriben
|L2^, 6 sea el W7fi por 100.
De los T*5.6(i9 ciudadanos en suspenso-^españoles (|UB en la
fecha del censo no habían resuelto si permanecían siendo 8ál>-
ditos de España ó tomaban la ciudadanía cabana— saben leer y
escribir mM^^ esto es, el 76'77 por 100.
De los ciudadanos extranjeros ó de origen desconocido, que
son en total 40.919, leen y escriben 13.»a'>, el 34'18 por 100.
De los 18 términos municipales que cuentan mis de 20.000
almas, ha aumentado la población en la Habana, Cienfiiegos,
Puerto Príncipe, Pinar del Río, Holguin, Guantánamo, Carde-
ñas, Baracoa, Sagua la Orande, Gibara y Bayamo; ha dis-
minuido en Santiago de Cuba, Matanzas^ Manzanillo, .Santa
Glata^ Sanctí Spíritng, Trinidad y Guanabacoa, El total au-
mento en las fíiiraeras es de lOQ.OíX) en cifra redonda; la dismi-
nación en las segundas suma 48.000, Hay, pues, una diferencia
de 52.000 á favor del aumento de población en las grandes aglo-
meraciones urbanas. La Habana ha ganado 41 .^^íV) liíihirrintr*^
Cienfnego* 18.000, Pnerto Prmdpe 12.000.
]ÍÍ LOH PUKBTiOS 1IISPAN0AMRK1CA>Í0S
La mayor pérdida corresponde á Santiago de Cuba y á Ma-
innisaEi, que tienen 14.000 y 11.000 habitantes menos, respeoti-
vamente.
En cuanto i la producción agrícola y al estado de los cul-
tivos, los resultados del censo fueron desconsoladores.
El área tot>al de las 60.710 fincas de labor que hay en la isla
era de Í262.858 caballerías , ó sea 8.600.000 hectáreas; pero sólo &•
cultivaba la décima parte, 27.082 caballerías (1), unas 860.000
hectáreas, esto es« el 8 por 100 de los 11.800.000 hectáreas que
tiene la superficie de Cuba. £1 resto de las tierras yacían aban-
donadas é improductivas por falta de brazos.
En l8W>/sin contar la provincia de Puerto Principe, de la
que no trae datos el censo^ el ¿rea cultivada era de 41.791 caba-
larías, es decir, una$ .VX>.000 hectáreas. Contando los terrenos
que entonces se cultivasen en la citada provincia , resalta que
en el transcurso de cvtatro años llegaron á quedar abandonadas
CA.SÍ la mitad de las tierras que antes se trabajaban.
Oc*nfirmó. pues, el censo los hechos ya conocidos y dio razón
v^.el males^Uv que se sentía en la isla.
Ref<*blar Is^s campos de la Gran An tilla es una n^tce^dad
imT^riosa. Comprendiéndolo asi, sus gobernantes riroruran fo-
mentar la inmigración con gent^is que hayan probado su resis-
r^noi* V sns br.enas a^tit-.^de^ para las faenaos agri celias y para
«-.port*T los ricores de*, o^.ima cubano, Y^as ger¿tes son *ios hom-
bría or;nTídos ae tierra española, que laoi^mer.re se oor.:unden
oóT. iu -.^oVif.oiór. íse Cr.bfi y se adar-t44ri á eV.h
A est-f- T.-or-Asito respondí,^ r.r, oeoreto .^e ]h Seo'.'f-rAría de
.A,críru -tnra. .rcnsrrifi y Oomercio. F; Tesorr ^e ;a isla oe Cnba
■leh.f. <..->Jveíir los gRstos ene .N**sior.>k^ 1* iriv.ic-rfi.-.oT. áe bra-
oerr.> :" ñf t».TT. ': íí- i.r.^.-^e.^r.tes ^e \h Ver.irr^^.-.f, <>sr.í,fir.ifi. Ba-
■!Pí.-í^ ; r.í.nr.:iíi.v h í víerív< ?:e otVecfi r.-fibr..- ^eci;-- v -me.^oT
TpiT r '^.'■\- ■• '>»^ '-'r f ..fi-,s ,1,- ,-.vv^^r .
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■^
CUBA
17
No cabe dada que el medio es conveniente y político desde el
panto de vista de los intereses de Cuba j de la raza española en
América. Se resuelve el problema de la falta de brazos y se
atrae una población homogi^.nea; se refuerza el elemento espa-
ñol y se crea para lo porvenir mayor obstáculo á la política
absorbente de los anglosajones de América. Favorece también
al mayor predominio del elemento blanco sobre la población de
color.
Pero las circunstancias en que esta inmigración se realiza y
la Índole del trabajo á que deben dedicarse los inmigrantes , no
son» ciertamente, ventajosas para éste* Según el preámbulo del
decreto, el Gobierno cubano deseaba traer de España meros
braceros como auxiliar perentorio de la agricultura, y familias
procedentes, como aquéllos, de los campos y á sus duras faenas
habituados. Kl español soporta bien climas tropicales; pero en
determinadas condiciones áe vida, alimentación y tmbajo.
^,Qué suerte será la del emigrante que desde los climas más
ó'menos templados de Castilla, Andalucía, Asturias ó Galicia
pase^ casi sin transición, á las vegas é ingenios de Cuba á tra-
bajar como trabaja el negro» bajo el sol del trópico, y ."«ometido,
obligado á labor continua, á la fatiga, á las emanaciones del
bosque y del pantano, en suma, á todo cuanto favorece á la
terrible infección palúdica?
I Vengan en buen hora — decía un periódico de Cienfuegos—
los que por sqs aptitudes ú otras circunstancias puedan dedi-
carse al comercio, á las profesiones ó á determinadas industrias;
pero no aquéllos que sólo fijan su aspiración en los trabajos
agrícolas, tan penosos como poco productivos boy».
Reconociendo, en términos generales, que en ninguna otra
parte mejor que en España podría Cuba encontrar la población
que necesita para reconstituir el país, se argumentó contra el
nuevo plan de inmigración considerándolo como inoportuno ó
prematuro, porque aún no había seguridad personal en los pue-
2
blo9 del campo y macho menos en los sitios de labor adoode
necesariamente tienen que ir los braceros que aUi se necesitan.
Por otra parte, se temía que las autoridades norteamericanas
procurasen fomentar la discordia entre los distintos elementos
del país para hacer valer pretextos qne cohonestaran la ocupa-
ejón detínitira de la isla.
Lo cierto es que a juzgar por lo que escribía la prenda eapa*
ñola de Cuba, la situación de nuestros emigrantes no era envi-
diable. «Todo se les presenta hostil t empezando por el clima y
concluyendo con sus prójimos La concordia de que tanto se
alardea está más en los labios qne en los corazones de loa cu-
banos..... A excepción de los hombres cultos y de aquellos que
creen que la unión entre cubanos y españoles conviene a deter-
minados fines políticos, los demás nos miran con el mismo
disgusto que hace dos años9. {La Unión Española^ de la Ha-
bana, del 19 de Enero de 1901).
De la armonía entre españoles y cubanos depende en grail
parte la prosperidad y la vida de la Kepáblica Cubana, Muy
breve es el tiempo hasta hoy transcurrido desde los días en que
unos y otros combatíanse como enemigos mortales, y en las
gentes del campo^ naturales de Cuba, aún persiste el odio ó la
antipatía á todo lo español. La obra de concordia y de fusión
moral entre la masa del pueblo cubano y la colonia española
tiene que ser lenta y exige mucha prudencia, gran tacto poli-
tioo en las clases sociales que por su posición ó su cultura in*
fluyen más ó me» os directamente en la vida colectiva*
Exige el español aprecio y consideración; necesita el cubano
el concurso de los nuestros para robustecer á la nueva nacio-
nalidad hispanoamericana^ que en el momento mismo de nacer
cae en brasos que aún no sabemos si son brazos que amparan
ó brazos que ahogan.
Por si acaso, importa mucho á los cubanos evitar todo con-
flicto, ya con los inmigrantes españoles, ya entre ellos por di-
CUBA
19
herencias de apreciación en las cuestiones políticas. Siempre,
pero hoy más qae unnoa, la pax en Cuba será la principal gua-
ran tía de independencia j dd progreso, <(No hay que olvidar
— escribía el Demócrata, de Santa Clara— que el primer grito de
rebelión armada, que el primer tiro que resonara en nuestros
campos seria la firma echada por el miamo cubano á la sen-
tencia de muerte de la independencia de la patria..... Evitar que
■suene ese tiro es obra de humanidad y labor de patriotismo in-
teligente »,
También hay que tener en cuenta, como dato de algún valor
-en la solución definitiva del problema cubanOi el concurso que,
en caso de rompimiento con los protectoren^ habrían de pres-
tar á los Estados Unidos personalidades de gran prestigio por
sus antecedentes políticos ó por su ilustración reconocida que,
impacientes y pesimistas á la veís, desconfian de la aptitud y
de las condiciones del pueblo cubano para vivir como nación
libre y soberana y resueltamente piden la anexión á los Estados
Unidos como medio seguro, á su entender^ de fomentar desde
luego, y con los crecidos capitales de que los yanquis disponen,
los poderosos elementos de riqueza que hay en la Gran Antilla*
Expuso y razonó estas asinraciones y aquellos pesimismos
«U un libro D. José Ignacio Rodríguez, El autor es de los que
ban perdido toda fe en los destinos de la raza española en
América. Cree que una ley fatal pesa^ no sólo sobre Cuba, sino
sobre todo el continente americano, ley por virtud de la cual la
isla caerá en plazo más ó menos remoto bajo el dominio de los
Estados Unidos, Le deslumhran ^ como á muchos, el poderío y
la riqueza de los anglosajones; no ve salvación pofíible para
Ctiba sino bajo la soberanía de la gran República, y e*ítima que
no debe ponerse obstáculo á la finexión^ sino antes bien favo*
recerla, abreviando así períodos de ííiterinidad, que tan funes*
tos son á los pueblos.
> \
<¿í) |,í»H IMJKHLOH iriHI'ANOAMBRICANOS
ÍI
HHimPlrtti iHilUlm dn Cti>»n en IWl— La Asombloa Constituyente. -Loa par-
lliInH. Atií'xInnlHtni» y nndonallRtas. -La Constitución cabana.— La en-
tnlptiiln IMntt. Kxl>ronrlni y tenacidad del Gobierno de Washington.— La
H<*lM'il)1lrii dn Cuba.
(^)!^ n»/óii uflrmiiba Nestlev Triooohe, en la Revvefran^aise
th ht^(nuHjvi\ \|Uo la situación de Cuba era más difícil de defi-
nir on líHM t|UP on los i'il timos meses de 1898.
Kn «^iviolloM días podía suponerse que el Gobierno de Wá-
!*bin>t!AM\ oslaba disiuiosto k proceder tal como el Congreso de
la Tnión había declarado & propuesta de Teller. «Los Estados
ruidos uo (ionou propv^sito de ejercer soberanía, jurisdicción ó
pv\>(tvt\M*ado sobro la isla, excepto para la pacificación; conse-
guida la paK, ol puoblo cubano podrá gobernarse libremente^.
Tros aí\os dtvspui^s. ese mismo Congreso se impone á la
Asamblea oubaua v la obliga á admitir en su Constitución cláu-
sula^ O'»'"» ^^*^ beoho. ponen á la isla bajo la tutela de Ic^s £st«-
dxV< Ir. id os.
Ku ,''uv»io 0.0 l^W Wood, el Gobernador militar de Cuba,
AUtoviíO. o:; nomVre de su ^^-^biernc». la convocatoria para la
v^^r,v^;;o,^-r. ,^ \sav.\b:ea Oor.s: i t urente. Keunida é>ui. entran
^r. : x<*c.* > í^- 'v^x'^a '.as oj';u\<:as as; iracior.es rerreisentadas
vo; 'o< ■ A-. ;;oos ro -.vio^^ ^í^ie asvírab&r. á dirigir la r.r,eva R*pú-
>*.x*^ v^^ . :s^";s:as a cv*ier.es cor. ver.:* c;;^ ".os Ylsiaáos Tnidos
v.o s Ni. • ■• O * s *<• V. ■ Ji •. v' s xV r se vt^ ,- c- ros y ar. v: c;: os .^ \;:cmi oaiistas
;.;í ^.^ *v ::*-s.i .'.O o $<<:A>.Ar. ,l-.>,'o.í>ío> i :r.^r.>íc:r oon
W .r^r :- -\í.ro.?: í;r:Ao>o ^í; Vva::;Ao V-.- ?^í-o:ráiic*s
\.> ^>:o :^í.->í -. ft :rsrv.jí.7 oo.- :os V^ta^^cí V-^^os- l^s c:=e
.>'•■:.> ' r f ~f.r. *^-< :.s:..* ¿í .-. f^. c:í.A.' "a «.r í\ ..-^ ¿ -*
•^ *- *^^ r ^^^ ^-.::.: ; =:*::: os :-- .f—.> c:r -^.^rr* ripias
** > ^> > -í f ::. #. :í».^í. í-. ^ ^>: ^x ; ^> .r ::::^:oaa-
CUBA
21
rios, los que fueron más resueltos enemigos de España, los que
perdieron su hacienda y derramaron su 'sangre por defender la
independencia, se agrupaban en el gran partido nacional y
veían con disgusto toda ingerencia de los Estados Unidos en
los asuntos de Cuba; desde el punto de vista étnico, se podría
decir que formaban el partido español, Se avenían con los de
la Unión Democrática algunos de los más caracterizados en el
partido republicano que fundó Juan Gualberto Gómez; éstos
también aprovechaban toda ocasión de zaherir á España y á
los españoles j proclamar las excelencias del pueblo norteame-
ricano (1;,
En los primeros meses que siguieron á la ocupación de Cuba
por los yanquifi eran pocos loa anexionistas, ó por lo menos se
guardaban de exponer públicamente sus aspiraciones, ó bien,
como los Estados Unidos continuaban haciendo alarde de ge*
nerosos propósitos, presentándose como valedores de la inde*
pendencia, podíase ensalzar y glorificar al pueblo libertador de
Cuba sin tener que renunciar á aquélla.
Así, el nacionalismo triunfó en la Convención, y pudo
(1) Por aqaellos días Re babía estrenadu ea la Habaaa la obra de Bar lo u
«Lofl Keyesdel Tociuo*. Mm pronto ae prohibieroii las represen tacionea^ con
a|>lauso de republicanos y demóo ratas. «Nosotros los cubanos— decía La Dis-
cmión-'. después de haber estado cuatro siglos bajo el látigo de la dominación
eapañola^ no bubléramoe conBentido que se ponga en eacena una obra en que
ae ofendieae á la mujer española, á la madre espaíLola». Y naturalmente, vi.
viendo bajo el látigo de la dominación yanqui, instrumento que, aln duda,
manejaba muj á guisto de ellos el General Wood, ¿cómo habiaa de tolei'ar
que 06 represen Use ^n los teatros de la Habana «Loa Eeyes del Tocino»? \
procuraba La ÚUcmim remachar el clavo para que no pudiera ponerse en
teta de juicio la opinión que tenía formada de loa españoles y en general de
i09 pueblos latinos; en sus cúmentarios y critica de la obra de Sardo u nios.
traba todo el desprecio que le inspira nuestra raza^ esa desdicbada ru^&a latina»
decia^ que uo tiene en su historia máa páginas herOIOdft que Metz, 8edáo«
Maalla y Santuig-f» \\& Cuba.
22
LÜS FUBflLOb HiBI'ANOAMEBlCANO»
creerse que Cuba ibft á ser una República completamente libr^
é independiente*
Eu efecto; la Confititución votada en Pebrero de 1901 declA-
raba la soberanía é independencia del pueblo otibano oonati-
tuido en Hepiíblica, Un Senado, que ha de renovarse cada trea
años por terceras partes, y ana Cámara de Representantes, que
se renueva póv mitad cada dos años, forman el Poder Legisla-
tivo. El Ejecutivo lo ejerce un Presidente, que cesa á los cuatra
años. El Vicepresidente preside el Senado y reemplassa al Pre-
sidente de la lie pública fii éste muere ó se incapacita. El Tri-
bunal Supremo de Justicia ostenta la más alta representación
del Poder judicial y decide acerca de la constitucionalidad de
las leyey. Gobernadores de departamento ó provincia, electi-
vos, y Asambleas provinciales ó de i^artamen tales, Alcaldes y
Ayuntamientos, también designados por elección, completan
el régimen de Gobierno» Todos los ciudadanos tienen voto, y
ejercen este derecho respecto de los cargos electivos, directa d
indirectamente (colegios especiales ó compromisarios para ©le»
gir Presidente, Vicepresidente y Senadores).
No faltaron en la Asamblea manifestaciones de gratitud ni
expresión entasiastica de ñlial cariño al gran pueblo que ha-
bía dado hombres y dinero para que los cubanos expulsaran a
España, ni ofertas de tratos ó convenios comerciales para que
pttd&era aqnél resarcirse de los sacrifícios hechos, dado caso qua
Puerto ttico y Filipinas no se considerasen oomo suficiente
compensación.
Pero los yanquis son gentes prácticas, muy positivas; la
mera expresión de reconocimiento por el bien hecho ó el servi-
cio prestado, la utilidad presente garantida por convenios qu©
ana nación libre y soberana puede annlar en lo futuro, po-
drían satisfacer, como diría La Disvunión (1), á pueblos idea*
listas, á hombres de raza inferior, de ninguna suerte á esos sn-
(t I VéftSfi tu Qota de U p^lg'iuB «mtorior.
OÜBA
M
perhombres que por selección de lo mejor de Europa se han
formado en la América del Norte.
La Constitución cubana no agradó^ pues, en los Estados
Unidos. Ai conocerla, aquellos republicanos imperialistas pro-
rrumpieron en gritos de indignación. Ellos, que habían substi-
tuido el látigo español con sus cariñosos brazos, que reforma-
ban el sistema de impuestos, que establecían una honrada
administración, que instruían al puebío, etc*, efcc, ¿no merecían •
siquiera que los cubanos pidiesen y acatasen su protectorado ó
les dieran activa intervención en sus asuntos? Los ingratos ha-
bían tomado en serio su papel legislativo, j en vez de acordar
•que se les hiciera el honor de admitir á Cuba como territorio de
la Unión, tenían la audacia de romper todo lazo con ésta.
Creían, sin duda, que se habían batido por su libertad y no
para cambiar de amo, y rechazaban al nuevo señor, k pesar de
que éste, como decía irónicamente The Weekly Post, se les pre-
sentaba nada menos que con un nuevo sistema de cloacas» Y 4
propósito de la honrada administración de que alardean los
yanquis, objeto también de las ironías ó censuras de otros perió-
dicos norteamericanos, recuerda Nestler que por aquella época
ocurrieron en Cuba el escándalo del servicio de correos, el epi-
sodio no menos edificante del contrato Dady y otras de las que
nosotros por eufemismo llamamos irregalaridades.
El Gabinete de Wáslungton había pedido á la Convención
que expusiera su parecer acerca de las relaciones de la nueva
Hepáblica con los Estados Unidos. Sin esperar respuesta, en el
Senado 3'*anqui el Presidente de la Comisión de relaciones con
Cuba presentó, á ñnes de Febrero de 1901, la famosa enmienda
que establecía como condición para el reconocimiento por los
Estados Unidos de la independencia cubana la inclusión en la
ley constitutiva de varios artículos que limitaban el derecho de
Cuba a celebrar tratados y administrar su hacienda y la obli-
gaban á observar medidas sanitarias, a no resolver sobre el
dominio de la isla de Pinos, y á consentir que los Estados
24 LOÜ PUUBL08 HlüPANOAMEKIOANüS
Unidos tuvieran el derecho de intervención para velar por la
independencia de Cuba y procurar que hubiese en la isla Go-
biernos capaces de garantir la vida, la propiedad y la libertad
individual) y de cumplir las obligaciones impuestas por el tra-
tado de París. Además, para que los Estados Unidos pudieran
mantener la independencia de Cuba y proteger al pueblo cu-
banO) como también en interés de la propia defensa, el Gobierno
de la isla vendería ó arrendaría á los Estados Unidos los te-
rrenos necesarios para establecer depósitos de carbón ó esta-
ciones navales.
Que el Gobierno de Washington se proponía no cejar en sus
pretensiones, lo demostró bien pronto su Ministro de la Guerra,
enviando al General Miles ¿ que inspeccionara la isla de Pinos,
que los Estados Unidos deseaban conservar, como ya se indi-
oalya en la enmienda Platt.
Los individuos de la Convención que aún confiaban en la
nobleca y ^nerosidad de Mac Kinley, comprendieron su error.
Aquélla rechazó los artículos de la enmienda relativos á la
iiispe«c<'.ión finanoiera y sanitaria y A la posible intervención
militar de los Estados Unidos, y $e entró en el periodo de des-
oor.'ñanza^, de agitación política, de temores de guerra que
i^nova^ los tristes últimos días de la dominación española y
■ ;ae diera y.retexro á los yaTiqrás para la definitiva conquista y
i «ara iniciar «n Cnba los procedimientos de tiranía y violencia
aplioados ya en Pnerto Kioo,
A partir de esta épocA, el toando anexionista oobró mayoi^s
í>rioí.. Justar es decir oue mnchos de los qne apoyaban esta so-
'¡noión is^ hfc^fcn í»arft evitar que s>o)>revinieraii mayores daños
* n la desírraí.iiida i^.ia. y T»or la desc^^nfianea de que Cnlia pueda
>-iTir iiidependient* si ios Estados Unido* « ¿iroponen oon re-
í:ueU^ empeñe í»efiorearsf ce ella. Oreian, sin dnda. cue era prc-
denr^ adr.pt^r ia cor.ínonik de: viajero ó caminarte que alia en
la primera mitac del f^a^o siglo, per íai^var s»r. existencia «n-
tiegaba cuanto poseía á los reyes de Sierra Morena. Hay que
üitetierse á los tiempos y á las circuDstaDcias. Entre nosotros ,
eá08 reyes ya no reinan en los montes, gracias á la Guardia
civil y á los Tribunales de justicia. Pero en la vida internacio-
nal aún prevalecen las costumbres y prácticas de antaño, por-
que el pueblo que atenta contra el derecho de los demás , si tiene
fuerza, impune queda. Por esto los prudentes^ los que i todo
trance quieren vivir con tranquilidad disfrutando de la propia
hacienda ó del producto de su trabajo, ceden ante el fuerte, y
para cohonestar la humillación, buscan motivo ó pretexto que
justifique ó excuse su actitud* De la especie boer quedan ya
pocos ejemplares en la tierra.
El Gobierno de Washington insistía en sus exigencias; de-
mócratas y republicanos estaban dispuestos á someterse; los
nacionalistas, los más resueltos partidarios de la independen*
cia, comprendían que no había ya más que dos soluciones^ acep-
tar la enmienda Platt ó declarar la guerra á los Estados Unidos,
La Convención procuró ganar tiempo y obtener alguna conce*
sión; no pudo entenderse con Wood, y en Abril envió comisio-
nados á Washington. Mac Kinley les aseguró que sólo se ape-
laría á la intervención armada, en caso de anarquia; por otra
parte» procuró halagar y atraerse á loa hacendados y plantado-
reS| indicando la posibilidad de que se rebajasen los derechos de
importación de los productos Gubanos en los Estados IJnidosT
principalmente los derechos sobre el azúcar y el tabaco.
Machos intransigentes se dejaron convencer, y áfin de Mayo
la Asamblea, por un voto de mayoría, aceptó la enmienda Platt»
insertándola como apéndice a la Constitución y con documentos
suscritos por altos funcionarios norteamericanos que la comen-
taban ó explicaban. No se avino con ello el Gobierno de Wa-
shington, y exigió que lisa y llanamente se intercalara la en-
mienda en la Constitución como parte de ésta. La Convención
&e niega; los plantadores protestan contra el acuerdo de la
Asamblea; el Ministro Root dirígela un ultimátum y declara que
96
LO» PISBBLOB HlSPABTOAaiBJtlCANOS
911 Gobierno e^rtá dispuesto a transigir suprimiendo frases que
pueden molestar á los oubanosi las que dicen «para poner á los
Egtados Unidos en condiciones da mantener la independencia
de la isla y de proteger al pueblo cubano». Se acepta asi la en-
mienda, sin comentarios, tal como el Gobierno norteamericano
qnieo, y lo que resta de la independencia de Cuba y del hanar
americano— según escribía The Weekty Po«¿— queda en manos
del Ministro yanqui de Asuntos extranjeros, á quien incumba
determinar concretamente las relaciones entre ambos pueblos.
AJ terminar, pues, el año 1901, con limitaciones en su der©».
cho de soberanía, sometido más 6 menos al influjo del gabinete
de Wisbington, que no vacila en apoyar candidato paralapre*
Bidencia de la nueva República, existe un estado hispanoame-
picaño más, Cuba, Pero dada la política actual de los gobernan^
tes yanquis, teniendo en cuenta el prestigio y la autoridad de
que gozan individuos muy caracterizados como resueltos partí*
darios de la anexión, así en los Estados Unidos como en Cuba,
no es posible estimar como deünitiva la situación de la isla.
La enmienda Platt había pasado, mas no sabemos si á gusto
y satisfacción de los norteamericanos. Hay demasiada doblez en
su Oobierno, y cabe sospechar que acaso les hubiera complacido
una enérgica repulsa. La docilidad de la Asamblea y la pruden-
cia del pueblo cubano pueden haber salvado, por ahora, lo qué
renta de la independencia de Cuba.
m
Liui el0celoties presidenciales.— Tomás Estrada Palmn: eu eignlflcacióay sus
propósitos* — PolílJOR de unión y de arntoiiía entre los elementos español y
cutiano. — Un fiecreto de Wood,— Trabnjoe de satieam lento.
En el último día del año 1901 quedai'on elegidos los compro-
ísat'ios que en Febrero próximo habían de designar con sus
votos la [vergoña llamada á ejercer la presidencja de la Repú-
, C06A
Mica CubaoA. La. coaUr.ión de partidarias de Masó había acor-
dado el retraimiento, y triunfaroD los amigos de Tomás Estradar
Palma.
De las eircanstanoios en que esa elección a© veriflcó| no es
fácil formar idea exacta, pues son muy contradictorios entre sí
los informes que en la prensa de Cuba leímos- Indiferencia ge-
uprali desanimación en los colegios ^ grandes esfuerzos de los
estradistas para llevar á ellos electores, según unos; número
abrumador de éstos y entusiasmo en todos los ciudadanos para^
aoudir á las urnas, según otros. Cada cual relató los hechos del
modo que más favoreciera á sus afectos ó intereses, y no es ta-
rea* sencilla la investigación de la verdad. Alguna razón tenía
el gran Campoamor para no creer en la Historia antigua desde
qti« había visto cómo se escribe la Historia moderna*
Sea lo que fuere, atengámonos á los resultados, y ellos nos
dicen que el primer Presidente de la Eepública Cubana, libre ó
protegida por los Estados Unidos, es el que fué Presidente de la
Bepública de iusor rectos combatidos por España. £1 triunfo del
jefe d© los antiguos laborantes cubanos de Nueva York implica
la victoria en Cuba de la influencia yanqui, y el Gobierno de
Washington podrá entenderse perfectamente con quien ya,
dende muchos afios hace, venía representando, en el propio te-
rritorio de los Estados Unidos, á los que solicitaban la inter-
vención y ayuda de la gran República norteamericana contra
los españoles I
No es, pues, extraño que, desde el momento en que se tuvo
noticia del resultado de las elecciones, surgiera la sospecha de
que el primer Presidente constitucional deCuba libre de España
pudiese trabajar en favor de la anexión de la isla á los Estados
Unidos. Estrada negó que tal cosa se propusiera. Hay que ad-
mitir, por tanto, que bajo su dirección la República Cubana
conservara la relativa independencia que hoy tiene» Aürmó que
na le han de preocupar por ahora las cuestiones de política in-
terior promovidas por loü partidos; que su ideal es conseguir
3R
LOS PUEBLOS HtSPAaíOAMBKICANO»
qne desaparezca todo anta¿onismo, qiie ae borre toda diferencia
enfere ctibanos y espa^o}6a. Unos y otros pertenecen á la misma
familia, y unos y otros pueden dar al Gobierno loa elementos
de orden y de buena administración que son indispensables para
garantir la prosperidad de la nueva República.
El malestar que en la isla se sentía como consecuencia de la
guerra, obligaba á conceder preferen^ie atención á los problemas
económicos y á poner enjuego cuantos recursos pueden utili*
zarse para lograr que la riqueza de Cuba vuelva á ser, por lo
menos^ lo que era en los tiempos en que formaba parte jle la na-
ción española. Por esto, sin duda, anunció Estrada que su predi-
lecta aspiración era obtener una importante baja en el arancel
norteameri cano para el tabaco y el azúcar. En cambio^ Cuba otor-
gnría i los Estados unidos las mayores ventajas arancelarias.
Tanto confiaba Estrada en la buena fe del Gobierno norte-
americano, que se dijo que estaba resuelto á no pedir la eva
caación de la isla por las tropas yanquis, sino conforme se fuera
ot'jganizando la guardia rural cubana. La situación de Cuba
inspiraba también mucha confianza á los yanquis, puesto que
algunos de los regimientos de éatos habían salido ya de la isla
y otros se preparaban para regresar á su país. Los 35,000 bom*
bi-es que constituían la guarnición norteamericana á principios
de 1899, habían quedado reducidos á 5,000 en los primeros días
de 1901,
En Mayo se hallaba ya en tierra cubana el nuevo jefe del
Estado.
El 11 de Abril había publicado la Gaceta^ en número extra-
ordinario, la Constitución de la República y una orden del Ge-
neral Wood mandando disolver la Convención Constituyente^
6(] suspenso desde 3 de Octubre de 1901, y convocando para
el 5 de Mayo el Congreso cubano. El día 20 debía inaugurarse
el Gobierno de la Bepública de Cuba bajo la presidencia de Es-
ti'ada Pal mí» *
CUBA
Los primeros actos y discursos de Estrada Palma confirmaron
los propósitos que anunció desde los Estados Unidos. Aceptó
con regooijo solemnes festejos y banquetes que le ofrecieron loa
españoles en Santiago» en Cienfuegos y en otras poblaciones, y
en ellos proclamó como una de las bases principales de sn polí-
tica la unión y armonía entre los elementos español y cubano.
Aquél es, seg^ún Estrada, «factor indispensable para la felicidad
de la República*. Bien avenidos unos y otros^ Cuba podrá llegar
á ser un país próspero, sin discordias interiores que den pretexto
4 los yanquis para intentar la conquista ó anexión de la isla.
Acaso, con la mira de atraerse, por gratitud ó conveniencia,
amigos y partidarios que en su día pudieran secundar las aspi-
raciones dé aquéllos, Wood dio un decreto por virtud del cual
se declaró inamovibles á los funcionarios que desempeñaban
cargos de la antoridad judicial ó fiscal. Tal decreto, dictado un
mes antes de constituirse el G-obierno independiente^ produjo
pésimo efecto en los cubanos; lo consideraron inoportuno, y era
voz general en el país que la República de Cuba no qnedaba
obligada á admitir los nombramientos hechos por el Interven-*
tor militar extranjero.
En cambio, algo bueno dejó esa intervención, qtiej segura-
mente, respetará el nuevo Gobierno, Me refiero á los trabajos
de saneamiento que ha realizado, y á los cuales se debe la dismi-
nución de mortalidad. El Departamento de Sanidad cree qne la
terrible fiebre amarilla está vencida (1).
(1) No conviene, sin embnrg^o, oooñ&r demusiado; en los últimos trea unos
I&8 liguas han sido relativamente eacasAS, y lita circutiaUnclAS sanit&riaa ptj-
rlJeran oambinr caaado Bobroveagan Hovias abundantes» Tratando de eate
aaimto escrihia el Diario de la Marina: «Hay que vivir prevenidoa^ no aea el
diablo que ahora que los americanos no8 entre^ran la Sanidad^ si le da lagaoa
al viSmjto de decir «jaqni estoy!.^ vfetido reaparecer bus efectos con la misma
fuerza q^ue antes, digan ellos, l&v&ndos« laB manos y atribuyendo & su ftrt«
lo que no fhé mÁ9 que un fenómeno natural: «¿Lo ven udtedefl? Apenas deja-
mos ooéotrvs de perseguirla, Tnel ve la epidemia... ¡Si es sabido* Cubtj
puede ser felif sin loa americanos».
S<> LOS PUEBLOS H1SPAN0AMBRICAN08-
IV
Estrada Palma en la Habana. -Fin de la interTeBclón direeU de lo8 yanquis.
—La colonia española. -El problema económico en relacióB con la Mtítad
j politice de los Estados Unidos. —Pin de la primeim l^slatura.
£1 11 de Mayo de 1902, llegaba Estrada ¿ la Habana. Nume-
rosas embarcaciones salieron á esperarle, y fué de notar que
entre las banderas de Cuba y de los Estados Unidos y sobre un
remolcador que conducía á la Comisión del Centro filipino flo-
taba un pabellón desconocido: era la República filipina qne
daba la bienvenida al Presidente de la República cabana; en el
espigón de la Luz esperaban á éste, y le recibieron entre aplau-
sos y vítores, hermosas doncellas rodeadas de niñas, con cestos
de flores que iban arrojando al paso del Presidente: representa-
ban a las Repúblicas americanas de origen latino.
El día 20. al amanecer, todas las casas de la ciudad estaban
' ya engalanadas, todos los buques del puerto empavesados. En
el Parque cae de su pedestal Isabel la Católica y se abca en él
la estatua de la Libertad. A medio día cesa el Gobierno inter-
ventor« se arría el pabellón de los yanquis y tremola la bandera
cubana. Wood entrega ¿ Estrada el Gobierno de la isla y una
carta autógrafa de Roosevelt felicitándole por haber obtenido
la primera magistratura de la República. Después, el Ayonta-
miento de la Habana, los Delegados de los demás manicipios
de Cuba, las Corporaciones oficiales y las fuerias cubanas se
reúnen en la plaza de Armas para despedir al honorable Gene-
ral Lei-^nardo Wood y sus tropas, ao >mpañándole con bandas
de música hasta más allá del Mor ro en la flotilla del puerto or-
ganizada al efecto.
No quedó, pues, Wood en Cuba, según algunos temieron,
ooiuv^ tutvT ó protectv>r de la UepüMioa. El fírooklt/n se lo llevó
á sus tierras oon gran satisfacción de casi todos los cubanos.
CUBA
ííl
Pi*osigQÍeron los festejos en Iob días sigaientes: regatas, pro-
oesiones cívicas, concurso de carrozftS| festines, bailes^ eto. El
21 B6 puso la primera piedra del Arco del Triunfo en la avenida
de la Independencia, nuevo nombre de la avenida de Carlos III»
Desaparecen de la Habana el nombre y la efigie de ilustres
fieyes de España; los reemplazan el nombre y el símbolo de In-
dependencia y Libertad, Y los españolee de allá no protestan.
Residen en Cuba; como los cubanos, quieren que esa República
en que viven sea independiente y libre» están dispuestos á coope-
rar en la política de concordia que proclama Estrada Palma, y la
colonia española de la capital y de todas las ciudades de la isla
contribuye á los festejos con sus donativos y con su adhesión
personal. Kn Santa Clara se unen en estrecho abrazo, entre
^aplausos y aclamaciones, el Presidente de la Repdblica y el
Presidente del Centro español; en Colón se engalana el pueblo
con los colores de Cuba y España; en Matanzas, Estrada, Mén*
dez Capote, Freiré de Andrade y Betanconrt ae sientan con los
españoles en fraternal banquete bajo las banderas de España.
Pasaron los primeros momentos en que todo fué regocijo y
entusiasmo. Estrada nombró su Gobierno , y empieza la labor
polftica y administrativa. En el interior, conseguida la concor-
dia entre cubanos y españoles, la tarea no ha de ofrecer gran-
des dificultades. El peligro está* en las relaciones exteriores,
principal^ mejor dicho, ánicamente en las relaciones con los
Estados Unidos.
8e expresó el temor de qne esa potencia pudiera exigirá
Onba la compensación de los gastos que había hecho durante
el período en que actuó como interventora ó protectora. Mas no
llegaron á tanto sus exigencias. La acción de los Estados Uni-
dos contra España y en favor de Cuba se llevó á efecto porque
desde los puntos de vista político y económico les convenía ex-
pulsar á los españoles de aquella isla y de Puerto Rico. Acó»
metieron la empresa en beneticio propio y la realizaron con
32
LnR PUEBLOS HlSPANOAMKrtlCAXOS
fortuna. Si es cierto que Caba sin el anxilio de los Estados
Unidos aún no habría logrado sus aspiraciones, también lo es
que sin el concurso activo de los cubanos y pasivo de los porto-
rriqueños^ seguro hubiera sido ©1 fracaso de los yanquis en el
supuesto de que se hubiesen aventurado á entrar en campaña
en tan desfavorables condiciones. Por otra parte, desde el doble
pnnto de vista á que nos referimos, bien compensados se hallan
los Estados Unidos con la ley Platt y consiguiente decisiva
influencia que así han obtenido en las Antillas y en el golfo de
Méjico. Y en último término, ya se han cobrado sus servicios
á costa de España.
Bealmente, quien puede tener derecho á pedir indemnización
es Cuba, Si ésta debe ¿ loa Estados Unidos su independencia,
podrá, en cambio, deberle su ruina económica, porque la rebaja
en los aranceles que aquéllos ofrecían significaba muy poco
en favor de la reconstitución de la riqueza de la isla, sobre
todo respecto del azúcar y el tabaco. Muchos creen que sin un
sopor 100 de reducción^ Cuba, á la que se han cerrado anti-
guos y buenos mercados, corre peligro de caer en la mayor
miseria, y los hechos entonces darían la razón á los que añrman
que la isla no está aiin en condiciones de vivir como naciona-
lidad independiente.
El problema económico, en relación con los Estados Unidos,
es, pues, el problema más importante que ha de estudiar y re*
solver Estrada Palma, Recelábase que por ese lado vinieran los
ardides y añagazas del Gobierno de Washington, y esta descon-
fianza se reveló ya por aquellos días en el lenguaje de buena
parte de la prensa cubana, que, en términos muy duros, protes-
taba contra las exigencias de los yanquis, á quienes suponían
resueltos á hacer befa y escarnio de la Constitución de la nueva
Repáblica, A tal actitud respondían los periódicos de los Esta-
dos Unidos con artículos insolentes y agresivos, en los que se
aseguraba que la situación de Cuba pedia fuerte y vigorosa
acción por parte del Gobierno de Washington; que allí, en la
38
isla, la vida y propiedad d© los americanos (entié^ndase los ame-
doanos yanquis) estaban á merced de la violencia de los natu-
rales; que para expulsar á aquéllos se apelaba á los métodos de
la crueldad castellana y á los expedientes de las persecuciones
españolas; qne los ciudadanos de los Estados Unidos se veían
asaltados^ robados, redncidos á pnsión y asesinados para satis-
facer la sed de venganza de esos ingratos hijos de Cuba ; en
fin, de tal modo se trataba ¿ los cabanos, que <ísólo entre los
bebedores de wbiskey de toda la rosa nán tica— escribía El
3fw «lío— pueden causar efecto tan descaradas mentiras^j.
Lo malo es que cunden y se creen, y así se creía todo aquello
de la tradicional crueldad castellana, Como escribió Ernesto
Neison, de la Universidad de Oolumbia, en una Revista ar^'en-
tina, el yanqui tiene una cultura muy incompleta y superficial»
y una mala ilustración es la peor de las ignorancias; de lo que
sucede en otros paisas no lee ni entiende ni sabe niils que lo que
le dicen en inglés^ y en el inglés de allí estampan periódicos y
libros muchos disparates (1).
El 2L de Octubre de 1902 terminó la primera legislatura
de las Cámaras cabanas. El mes anterior babia autorizado el
Congreso la emisión de un empréstito por valor nominal de
(1) Sirva de maestra el ai/dt-uiente^ que Neison tradujo de The Netc-Yf^rk
^Muerta de Xgutks /. ^íty /ta tft /*<»/rt¿/<?«»fl.— Aquiíe» I, Rey» como se sah'j de
Putftj^OQÍa y Arauvama, mvirj6 ayer deneumonia* Oomo también es taMd&^
Acjuilés 1 sueedíó á su primo Antonio ^1 17 de Septiembre de 1Í?7S. Se ^ncon-
tralla ahora fuera de su reino, adonde no consideraba oportuno i'egrpsar ío-
tnviíi, en viata de laí* dificultades suseitadaa entre el reino de la Pata^'-onm y
( Lile. El gran chambelán informó hoy A los reportara qae el difunto rey ba
nombrado sacesor por testamento; pero A^egó que no podía bacer público
MI nombre^ pues la etiqueta requiere que los soberanoa europeos y el presi-
K^nte de ios Estados UnfdoB seun informados primerot»
Parece esto una notícin de día de Inot^entes. Pero é. los? buenos yanquis se
Iji dan como cosa mt/y mHda y lo creen coro<j artículo de fe.
31 LOS PUBBLOS HISPANOAMBRIGANOS
;r).000.000 de pesos oro, garantido por el 10 por 100 del pro-
ducto total de las Aduanas y por un impuesto permanente sobre
las bebidas alcohólicas. Con el importe del empréstito el Go-
bierno se pro}.ionía saldar las cuentas pendientes desde la última
guerra y dar impulso á la agricultura y á la industria.
Entre las cuentas pendientes figuran indemnizaciones, re-
comt^ensas ó premios á las familias de los que murieron por
conquistar la independencia que ahora disfruta Cuba. Sin em-
bargo, el Gobierno no dio pruebas de mucha generosidad en
favor de aquéllas, á juzgar por uno de sus acuerdos. Para so-
lemnizar el 10 de Octubre, resolvió pedir al Congreso un crédito
de 16.000 pesos que habían de distribuirse entre los inválidos
de la revolución, y de dicha cantidad destinaba 1.500 pesos á
las viudas ó hijos de Antonio y José Maceo, de Flor Crombet,
de Guillermo Moneada y de Francisco Borrero. ¡Una limosna
de i^(X) pesos á la viuda de Antonio Maceo!
t.« »itu«ci<Sn financiar» en 1908.- La lotería nacional.— El empréstito y el ejér-
cito libértate or.— Asemos de rebelión.— La isla dePindsylaa estaciones
naTale^i yanquis en Cnba.
En 1^08, la cuestión financiera sigue preocupando á los go-
bernantas de la nueva República. Buscan con empeño recursos,
poroue sobre las atenciones propias de un Estado soberano, hay
que satisfacer las exigencias de los que tomaron parte, con las
armas, en ^a pasada guerra, y riden sueldos ó recompensas que
'.es fueron ofrecí a i>s.
Por ley de 57 de Febrero quedó der.nitivamente resuelto
cv.e se negociara el empréstito á que ant*s nos bemcvs referido,
V se crearon ittir cestos especinles y ata hacer frente i los inte-
rés fs y amor ti ya cien de aquél .
kVn 'v^s 3?.iW.«XV> del emvréstito deb:« vaírarse al e;éncito
35
revolnoionai'io j estimular ó favorecer los trabajos del campo.
Pero resultaba que ese ejército fué taix numeroso que» prestando
erudita ¿ todos los que reclamaban algo, debió pasar de 60.CXX>
combatientes. División hubo de 500 4 1.000 hombresjque, ahora,
caando se trataba de cobrar, aparecía con un cero más á la de-
rftchii. Todos ae llamaron á la parte, y aún se pretendió que
e>ntre los individuos del ejército libertador que no disfrutaban
destino público se repartiera, desde luego, el excedente de casi
2,000.000 de pesos con que se había saldado ©1 áltimo presupuesto.
La situación económica es, pues, difícil; de aquí impuestos
generales y provinciales; gravámenes sobre cerillas fosfóricas^
cigarros, licores y otras materias; disgusto en la Habana y cie-
rra de ostablecimientoscomerciales, y por fin, propósito de res-
tiiblecer la tan odiada lotería, á la que tanta afición ^ sin em-
bargo, tienen muchos cubanos, como lo demuestra el hecho de
qno, después de abolida por los yanquis, se han venido intro-
duciendo en la isla billetes de la lotería española y de otras ex-
tranjeras. Y la verdad es que si el dinero cubano ha de favore*
cer k los demás Estados ó á sus empresas loteras, vale mis
establecer la lotería nacional y aprovechar, en benetíoio |)ropio,
la afición de los jugadores. Así piensan muchos en la isla, pero
e! Presidente se opone resueltamente k ello. No quiere legalizar
el juego» bino perseguirle y extirparle con mano fuerte. »La lo-
tería, dice, desmoraliza, empocxoña la Administracióij. En ella
tiene la colonia las más bochornosas páginas del capítulo de
í^ns fraudes,,.,. Resucitar la lotería es resucitar el régimen es-
pañol, y entonces veríamos que la revolución no ha regenerado
nada ni redimido á nadie. He sido el más fervoroso predicador
de la concordia entre cubanos y españoles; pero precisamente
para que éstos nos ayuden k formar una patria grande, noble»
digna» verdaderamente libre. ¿De que modo? Limpiando de!
pspírifcn público cuanto ptueda traer al recuerdo la lepra voló-
niaL Betrás de la lotería vendrá todo lo que nos dio motivo
para que deseáramoíi separarnos de España,... »
36 T.OS PUEBLOS HlSPANOAMBRtCANOS
En las Cámaras, la mayoría de Senadores y Representantes
no participa, en este punto, de las ideas del Presidente. A fines
de Noviembre, el Senado aprobó un proyecto de lotería con tres
sorteos por mes y dos más extraordinarios al año. Los produc-
tos íntegros deben destinarse al pago de haberes del ejército li-
bertador.
La Comisión encargada de hacer la nómina de dicho ejército
incluyó (contando los muertos) 53.774 individuos, y fijó en
unos 51.000.000 de pesos la cantidad que se les adeuda. Si á ella
se agregan los 3.000.000 que aproximadamente importan los
bonos que emitió la Delegación revolucionaria de Nueva York,
y los 6 ó 7 millones á que ascenderá la deuda contraída con las
clases civiles de la isla, resultan unos 60.000.000, es decir, casi el
doble del valor del empréstito. Por esto hay quien recuerda
como solución los famosos cortes de cuentas á que apeló España
en casos semejantes, y otros proponen que se invite á los vetera-
nos de la guerra á renunciar á parte de sus créditos. Dar largas
al cumplimiento de la obligación ofrece cierto peligro, pues no
parece que aquellas gentes sean tan sufridas como nuestros in-
felices repatriados. Ha habido ya, por esta causa, rebeliones en
la parte oriental de la isla. "^
En efecto, á mediados de Julio se formó en Vicana, juris-
dicción de Manzanillo, una partida de unos 6ü hombres, según
parte oficial del G-obierno; más, según otras referencias. Hubo
gran alarma, y se dijo que los rebeldes— que se corrieron hacia
la jurisdicción de Bayamo — contaban con auxiliares en otras
comarcas y tendían a destituir al Presidente. Dos meses des-
pués, el 13 de Septiembre, apareció nueva partida insurrecta en
Sevilla, barrio del Caney. Una y otra fueron fácilmente disuel-
tas, y sus cabecillas principales cayeron en poder de la guardia
rural.
La tentativa revolucionaria no encontró buena acogida en
el país; pero, no obstante, en la prensa arreciaron las censuras
contra el Pre^ideiiu^^ .- ,-,ii outjit-] no, porque muclios de los que
nada hicieron para libertar a Cuba obtienen cargos ó destinas^
públicos, y los que vertieron su sangre en los campos de bata-
lla perecen de hambre.
Si el movimiento insurreccional se renueva y persiste, habrá
lugar á la intervención yanqui, según la enmienda Platt, y esa
intervención podrá serla ruina de la República cubana, no» por
cierto, con provecho para los interventores, que se expondrían
á sufrir fracasos militares y sobre todo económico!^ muy consi-
derableSf si la mayoría de los cubanos rechazaran su domi-
nación.
Conviene más á los yanquis Cuba libre, pacifica y prós-
pera, que Cuba poseída por la fuerza de las armas, pero
rebelde, yerma* sus tierras y entregada á todos los azares de la
guerra.
El 2 de Julio, D. José M. García Montes, Secretario de Ha-
cienda de la Uepóbiica de Cuba, y el Sr. G. ¡Squiers, Ministro
plenipotenciario del Gobierno de Washington en la Habana,
firmaron en esta ciudad los dos tratados referentes á la propie-
dad de la isla da Pinos y á las estaciones navales que Cuba con-
cedió á los Estados Unidos por convenios de 16 y 23 de Febrero
de 1903, en cumplimiento de lo qne preceptuaba «1 artit^ulo 7.°
del Apéndice á la Constitución cubana.
Según uno de loa artículos de la ley de relaciones entre los
Estados Unidos y Cuba, artículo que se incluyó en el citadc»
Apéndice^ la u^la de Pinos quedaba fuera de los limites de Cuba
propuestos por la Constitución, y en |iostenor tratado habría
do fijarse á quién pertenecía. Ahora los yanquis, en considera-
ción á la concesión de estacionen navales, renuncian á favor de
ia República cubana toda reclamación que acerca del derecho
á la isla de Pinos se liaya hecho ó hiciere en virtud de los at-
tf eulos 1 /' y *2 . ** del tratado de poíí i|Ué tnit>iisieron á Kspaña
en 1898.
38
\X>H F1TEBL08 HISVANOAMBIKIQAKOS
Las estaciones navales y carboneras que, coxno se ha dicho,'
cedió Cuba á loa Estados Unidos^ son laü de Guantánamo y
Babia Honda^ y en el segundo de los tratados á qne nos refe-
rimos se determinan las condiciones de arrendamiento de las
áreas de terreno y agua necesarias para establecerlas. Los yan-
quis pagarán á la República de Cuba 2.000 pesos oro anuales.
Torios los terrenos de propiedad particular y otros bienes in-
muebles comprendidos en dichas áreas serán adquiridos sin de-
mora por la República de Cuba. Los Estados Unidos convienen
en suministrar i Cuba las cantidades necesarias p^ra la compra
de diclios terrenos y bienes de propiedad particular» y la Repú'
blica de Cuba aceptará dichas cantidades como pago adelantado
á cuenta de la renta debida en virtud de este convenio. Bichas
áreas serán deslindadas y sus linderos marcados con precisión
por medio de cercas ó vallados permanentes. Los gastos de
construcción y conservación de estas cercas ó vallados serán
sufragados por los Estados Unidos. No se permitirá á persona,
sociedad ó asociación alguna establecer ó ejercer empresas co-
merciales, industriales ó de otra clase dentro de estas áreas.
Los demás artículos del tratado se refieren al régimen adua-
nero, sanitario y de policía, y á la extradición de criminales
sujetos á la jurisdicción de las leyes cubanas refugiados en las
concesiones^ y de los que cometieron delito 6 falta en ellas y
bnyan á territorio de Cuba.
Los tales tratados no han satisfecho completamente á los
cubanos. Los Estados Unidos renuncian á sus pretensiones sobre
la isla de Pinos á cambio de la concesión de las estaciones, oon
lo que, d© modo implícito, se declara y reconoce que dicha isla
les pertenecía ó que tenían derecho á ella^ lo cual no es cierto,
Dícese además qne el Presidente Estrada ha accedido á varias
exigencias de los yanquis, entre otras que el alcalde de Pinos
sea persona grata á aquéllos y que haya escuelas primarias en
que se dé la enseñanza en inglés. También están disgustados
los capitalistas yanquis que se afincaron en Pinos. Alegan que
i>UBA Bd
compraron terrenos é hicieron gastos considerables en el sa-
paesto de que sus bacjendas j sas derechos quedarían bajo la
salvaguardia del Gobierno de los Estados Unidos; pero que el
de Cuba les inspira mny poca confianjsa, los trata con descon-
sideración y los agobia^con impuestos excesivos.
VJ
Negociación del etüpréfitito, -Nuevos impueiBto&.— Keconstitución de la ri-
íjuezadela íhIu.— El problema de La iuinierracióa.— Instruoción pública.-
Tratado de reciprocidad comercial con loa Estados Unidoa.
La Comisión encargada de negociar en el extranjero el em-
préstito de los a5.000.000 salió de la Habana el 12 de Septiem-
bre. Llegó á Kueva York el 15, precisamente en los mismos días
en que se supo el alzamiento de partidas insurrectas en Sevilla.
Mala impresión produjo esta noticia entre los financieros neo-
yorkinos. Querían garantías muy sólidas, no confiaban en que
pudieran hacerse efectivos los impuestos creados para atender
á las obligaciones del empréstito, y pretendían una interven-
ción en la renta de las Aduanas*
El Presidente de Cuba, en el Mensaje que leyó ante el Con-
greso el 2 de Noviembre, participó que los Comisionados
estaban ya de regreso y prescindían del proyectado viaje á Eu-
ropftf «por considerar asegurado el empréstito en la banca de los
Estados Unidoa»,
Entre tanto, algunos de los impuestos á que antes nos ha-
mos referido ^ ó sea los que se establecieron para responder al
pago de los intereses y amortización de los 85.000.000 de pesos,
suscitaban vivas protestas. La Cámara internacional de Co-
mercio y otras entidades mercantiles de la isla los caliÜcaban
de onerosos, perjudiciales é inadecuados en su forma.
El 19 de Noviembre^ el Poder Ejecutivo dirigió Mensaje es-
pecial al Congreso dándole cuenta de los resultados obtenidos
en la negociación del empréstito. Los banqueros neoyorkinos
40 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
habían solicitado modificaciones, y en vista de ellas se some-
tían á la resolución del Congreso las siguientes bases:
Cuba emitirá Bonos de una Deuda exterior por cantidad que
no exceda de 35.000.000 pesos oro en moneda de los Estados
Unidos, al tipo de 4 pesos 86 centavos por cada libra esterlina.
Dichos Bonos devengarán interés de 5 por 100 anual y se amor-
tizarán en cuarenta años. El pago de intereses y amortización
ha de garantirse mediante autorización al Poder Ejecutivo de
Cuba para destinar, comprometer é hipotecar á ese efecto una
cantidad suficiente de los ingresos de las Aduanas de la Repú-
blica.
En el Mensaje antes citado de 2 de Noviembre, el Presidente
se mostraba muy optimista. Las obras públicas toman gran
desarrollo gracias á los capitalistas yanquis. Según datos con-
signados en ese y anteriores Mensajes, 2'he Cuba Company^
The Cuban Eastern Railway^ la Insular Railway Company y
The Western Raüways of Havana van uniendo entre sí todas
las plazas mercantiles de importancia y completando la red de
ferrocarriles de la isla (1).
Se confía mucho en las favorables consecuencias que puede
tener la ratificación del tratado comercial con los Estados
Unidos, mediante el cual los capitales yanquis encontrarán
mayores alicientes para dedicarse á la explotación agrícola,
forestal y minera de Cuba. Sin esos ú otros capitales extran-
jeros, no podría reconstituirse la riqueza pública.
Dada la situación y condiciones en que se hallan los culti-
vos, gran parte del capital ha de emplearse en atraer y pagar
bien los brazos que se necesitan para trabajar en las fincas. Por
esto. Estrada Palma, al finalizar su Mensaje, excitaba al Con-
greso para que se ocupe en reformar las disposiciones sobre in-
migración, con el objeto de resolver ese importante problema
1 Desde el 15 de Noviembre hay servicio diarlo y directo del ferrocarril
cen tr;)l entre la Habana y Santiago de Cnba (.veinticinco horas de viaje).
CUBA
41
sooial y económico que hoy más que nunca preocupa los km-
mos.Haceu faltan inmigran tes con familia^ sanos, fuertes, labo-
liosos y fácilmente adaptables, por sue condiciones étnicas, al
clima y al medio social de Cuba».
A este propósito responde la proposición de ley presentada
á la Cámara de Representantes el 11 de Noviembre, Próxima á
realizarse la zafra mayor que quizá haya hecho Cuba^ se teme
que falten brazos para llevarla á término^ perdiéndose así parte
del gran capital invertido en los cultivos, y se propone que se
conceda al Ejecutivo un crédito de 150.000 pesos para dedicaríoa
inmediatamente i los gastos de inmigración de campesinos
europeos y canarios. Con tal objeto se autorizará á los Cónsules
de las provincias del Norte de España, de Cataluña, Canarias y
Norte de Italia para satisfacer los pasajes de los inmigrantes,
y en determinados casos de sus familias. La mínima y máxima
edad de aquéllos han de ser de diez y ocho y cuarenta y cinco
años.
Merecen también mención especial los párrafos del Mensaje
dedicados al estado de la instrucción. Afirma el Presidente que
Bsta adelanta mucho, y cree que la inmensa mayoría de la slv-
tual generación tendrá la cultura elemental indispensable á
todo ciudadano de un pueblo libre. Van aumentando el número
da escueias y los asistentes ¿ ellas, y se pone gran esmero en
la elección y enseñanza de maestros.
En Diciembre de 1902 ee había pactado el tratado de reci-
procidad comercial entre Cuba y los Estados Unidos. Lo apro-
baron los Presidentes de ambas Repúblicas y el Senado cubano,
y se canjearon las ratificaciones el 31 de Marxo de 1903*
Faltaba la aprobación del Congreso yanqui, Este, reunido
en sesión extraordinaria, lo aceptó el 19 de Novietíibre por 336
votos contra 21. El Senado dejó en suspenso la Itjy hapta el 16
de Dioierobre, á fin de que cualquier Senador pudiere aún hacer
observaciones* El 17 quedó aprobada definitivamente;
4a
LOS PU&BLOS Ulí»PANOAMBMlCANO(&
El tratado estari vigente durante cinco afiosj y después se
considerará prorrogado de año en año, en tanto que no lo de-
nuncie alguna de las parte::; contratantes.
Aparte las mercancías de uno y otro paie que ya gozaban y
conservarán franquicia en la respectiva importación^ se conce-
den aquéllos mutuamente una rebaja del 20 por 100 en los dere-
chos de las tarifas actuales ó las que pudieran establecerse en
lo suoesivOr Se consignan reducciones del 25 por 100 al 40 por 100
I favor de numerosos artículos de la producción é industrias
yanquis, con lo que casi por completo se cierra el mercado de
Cuba á Europa y especialmente á España,
El tratado, como se ve, á quien principalmente beneficia es
á los Estados Unidos. No obstante , el Presidente Rosseryelt
adoptó la actitud que siempre toman en estos casos los políti-
cos yanquis: la de protector del pueblo á quien pretenden ex-
plotar, Todo se había becho en obsequio de Cuba* «El honor
nacional — decía poco más ó menos en su discurso del 10 de No-
viembre—exige que ios Estados Unidos hagan concesiones
arancelarias á Cuba* Esta cumple fielmente sus corapromiaos
con nosotros, lo ^ue la da derecho á que la hagamos concesio-
nes fiscales tan grandes como las que nos otorga. Como prueba
de buena fe respecto á nuestra joven hermana, cuya suerte debe
estar estrecha y eternamente unida á la de los Estados Unidos,
debemos i>rorurar su prosperidad, y al hacerlo así^ nos ayuda-
remos á nosotros mismos».
La tal ayuda^ median te la cual los tejido» de toda clase, la
maquinaria, los aguardientes, las conservas, los vidrios y cris-
tales, el papel, el calzado^ el jabón, el ganado, las harinas, el
arroz, los vinos, efec,, etc., disfrutan del 25 al 40 por 100 de re-
ducción en las aduanas de Cuba — bien vab'a Ja pena de otorgar
á ésta la limosna del 20 por 100 en las aduanas de los Estados
Unidos.
Ahora, en la isla, donde hay almacenadas grandes caotída
des de azúcar, podrán hacerse buenas ventas; pero en los pro-
c:imA
4B
xímos años es muy de temer que los hechos den la razón á los
que pedían mayor rebaja en beneficio del adúcar y el tabaco cu-
banos^ como necesaria para poder competir en los Estados Uni-
dos con el azúcar en ellos producido. En realidad, ni falta hace
q^ne los hechos confirmen ese temor. Seguramente, ai fuera te-
mible la competencia cubana, los hacendados de la Lni&iana j
lo« remolacheros de Iop Estados del Oeste ya hubieran hallado
medio de oponerse con mayor empuje, y no hubiese quedado re*
diinida la oposición á 21 votos.
La dependencia económica de CuhaVá los Estados "unidos
que implica el tratado, dio motivo k que algunos Senadores
yftnquÍ5>, con ocasión del debate, insistieran en la conven ¡encía
para Cuba de pedir su ingreso entre los Estados de la Unión.
La anexión, según Mr. Newlands, podría hacerse ahora en con-
diciones más ventajof+as para lo» cubanos, Los 3o.00(}»CKX) de
pesos de la Deuda se convertirían en bonos de lo» Kstados
unidos. Puerto Rico podría ser una provincia del Estado de
Cuba. Previendo que la anexión pudiese contrariar á (os actua-
les funcionarios electivos de la isla, propuso que siguieran en
sas cargos basta la expiración de su mandato. La Guardia
rural se incorporaría al ejército de la Unión.
La mayor parte de las tropas yanquis qne aún permanecían
en Cuba han marchado á su país. Quedan las fuerzas que han de
guarnecer las estaciones nayales cedidas á los Estados Unidos.
PUERTO RICO
Sü poDiadOB y «u eetaáo actual,— La miseria, el hambre y Is emig-rBoióo.—
PortorríqtieñOii al Pací fleo,— Falto de aptitudes colnnizadfiras de loa yan-
•iQifí.— Rég^iriieD político.— Lu ÍDinoralidad ríe la A d mi o i strnción.— Com-
paración entre Paerto Rico proviaeia 6 parte de la Nación ««pañola, y
Fuerto Rioo tirani^jida por los yanquis.
En virtud del tratado de paz que en 1898 impusieron ¿ Es-
pana los Estados Unidos norteamericanos, pasó al dominio de
éstos una de las tierras más pobladas del Nuevo Mundo.
Puerto Rico, cajtk población desde 1825 á lSb7 se había cua-
drapllcado., en el último de dichos años tenía 7f^8«000 habitan-
tes. El censo hecho en 1899 dio 953.000, de ellos 590.000 blancos,
oasi todos de origen español, 304.000 mulatos y 5ÍK000 negros.
Hay, pues, en la isla 102 habitantes por kilómetro cuadrado.
Para que España tuviera igual densidad habríamos de contar
51.000.000 de almas.
Más venturosa que Cuba, no ha sufrido Puerto Hico la plaga
de la guerra, y bajo esa administración española tan maltra*
tada, vivían los portorriqueños en condiciones tale,s de tranqni-
lidad, bienestar y saluda que su población, rural la mayor parte
(8Ólo el 21 por 100 habitan en poblados de más de l.OOO indivi-
duos), ha podido aumentar casi en un 20 por 100 en los doce
años transcurridos de 1887 á 1899, y hoy, según las estadís-
ticas formadas ei* Washington^ la proporción de niños menores
do diez años es del 31 por 100, proporción superior á la de cual-
U\ TiOfi PirBRIiOS HISPANOAMERICANOS
q\nor estftdo 6 territorio de la Unión norteamerioana y de la
Kuropa oooidental.
Bajo la administración yanqui, las circunstancias han cam-
biado por completo. Los daftos que causó el ciclón de 18^ hu-
hioran v^ido pasajeros si la isla hubiese continuado siendo una
provincia de Espafia. Por desgracia, estaba ya sometida al po-
der de t^os yanquis, que, impacientes por sacar provecho de sn
nuertk colonia, la trataron como país conquistado, adoptando
dispiviioiones tales, que no fué (>osibIe remediar los perjuicios
oca$\ouAdos por aquella (perturbación atmosférica: antes al con-
trario« U ruina, la desv^lación, la miseria se extendieron rápida-
menii^ por todo el pais.
Ka moneda norteamericana substituyó á la española;
mediante la eon versión, los especuladores yanquis hicieron
ex<^l<*uies nejfvvivVit, y lo que ^naron ellos lo perdieron los
|y^rI^^rriqueA^v^ disminuyó la importación á España, y no se
ahner^^n a lo* pr\viuc;v>55 de la iiüa nuevos mercados.
r,^r o;ra vAr:o, ooxíven:* á los produo;ores y mercaderes de
*,,NS V\v:4i,5os Vr,;^lv^^ rratía- ;jk P^ierto K:co. ¿esvie e' v:ir.to ¿e vista
* r A V, .^ U * : ,^ , o ,^;v» ^^ cierra e x te a r. >er* . y se a v 1 ic -^ . v -^ " - * -^ y I^***
* * k<^ : A V : : *, ,t í '. A V /, a t a *. ■ : a •'*: r, c> y . < :; b* c^ a <i : e*. i í^" - o de los
A.; ,' /,/.^ ,',í vr;iuírA v,es.vs',,lA,:^ «-v,;^^ eV,^> í*. ar-^cr *m>^ de la
A>.'.víri:jí,".,'r, ,í^ '.*.s ,'Ar«v■esv.•.,^s V". Arr.^* '.v,,v..* c-ieJ:,"- exiraor-
• : V. A . : A V.' í ". ; í ac A ^-^ft 5. ," , y '^. ,; ro ^ ue xV r:^ r TA r í ", A r r.* j .if La Lid-
s;av,a í:;a-> ,'atv c xí .." ;ta a^ r.íl Av.i^^ !./■? .',* r;-.'rT:c .'.íi.Ví sa-
t A V . i s : ,* r: .: *. *> ,1 í * >, a r,', > rí . ,>? r,* ,:^ / a -, : a r, ^-^ r*s v-a - c -ís
vsv, <« . / .vX'-sA-'Ní ;;v.,vi ,-,*Av;.'.s '." í-í -.í .'„<.Ars r.-.A>
*, -s s. ;.:*,-*,y'?', .*< *^ ;:* its ,,',"* \'cs ¿",7.:??* í'A Va :.- <: s:r:;A i
v-r-, Y .■ . . .v< ,; # ;?»; ',;<," ^ ■';■ í ■ A '^.A ,"* ^ ; *.- '. / r .v a ,* ,' -. . V*- ' ■ '• 1 .: A3i« .
-.x;"-Á :■.- Tí- .:a . ^ ,;í ^-í^a <i>»* a r.-. ^ít-.a v ,--/r^ ^ . í--:-f "rr. -rrA*
Í-T C ■:' A,* í ■•/.:■ * ^ ^- - í 'V ""V
PUERTO KÍCO
vista de la indiferencia con que los dominadores contemplaban
la ruina de Puerto Rico sin tomar medida ningana qne la con-
tuviera, surgió la aospecíia» consignada en rauchoa periódicos
del Norte y Snr de América, de que el Gobierno de Wáshinj^ton
se proponía des'afttar la isla*
Acosados por el hambre, huían á millares los portorrique-
ños de su tierra querida. Los menos, los que aán disponían de
algunos centenares de pesos para pa^ar el pasaje, emigraban
por cuenta propia á otros países de lengua española; los más,
por no perecer de inanición, aceptaban duras contratas para
trabajar en remotos lugares; desde aquellos campos y vegas
dol interior, antes tan poblados y tan ricos, hombres, mujeres
y nifios^ sufriendo las burlas y los cula tastos de la soldadesca,
eran arrastados hasta los puertos, donde los embarcaban para
condurirlos lejos, muy lejos, á islas situadas en pleno Océano
Pacífico, al archipiélago de Haiíaü, en el que eran menester
braceros para que no se arruinasen los plantadores, porque
desde que los Estados Unidos establecieron en él sn inñaencia
y protectorado, ahora convertido en soberanía, se impidió la
entrada de chinos y japoneses, faltó la mano de obra y sobreví-
nieron las perturbaciones y crisis económicas,
Hacinados en las cubiertas ó en las bodegas de los barcos,
sometidos á trato igual ó peor que el que recibían de los negre-
ros los antiguos cargamentos de ébano ^ han ido los portor rí-
cenos á repoblar y cultivar aquellas tterras calcinadas y
volcánicas, que á vecds tiemblan y vacilan como si les faltara
base, donde hay cráteres de 15 kilómetros de eircunlerencia,
lagos de ardiente lava y valles que se abren para lanzar colum-
nas de cálido cieno y enormes piedras incandescentes. La tran-
sición es grande.' otro suelo, otros horizontes» otro Océano, ais*
lamienta casi completo, pues centenares de leguas separarán
á esos desgraciados de los continentes más próximos, América
y Asia. Muertos en vida, de su suerte apenas tendremos ya
laoticia.
48 LOS PUBBLOS HISPANOAMERICANOS
Entre tanto, decían algunos, Puerto Rico irá perdiendo su
actual población; sus tierras, abandonadas y yermas, podrán
distribuirse, cual nuevas soyates harharicae^ entre los conquista-
dores, y acaso— como escribía El Heraldo Español^ de Cara-
cas—, «pasados diez años ó menos, no quedará en la desventu-
rada isla un solo elemento latino».
No creo que tal sea propósito deliberado de los yanquis . De
día en día va siendo más difícil encontrar braceros para las la-
bores del campo, sobre todo en países tropicales, y no les con-
viene perder población rural en Puerto Rico. La emigración es
consecuencia de la miseria ocasionada por las causas que se
han indicado, y el malestar persiste porque los yanquis carecen
de aptitudes colonizadoras. Lo que les sucede en Hauaii, les
sucederá en Puerto Rico y en Filipinas. Algunos ya lo compren-
den y piden para estas últimas un régimen análogo al do Cuba.
Por efecto del predominio exagerado que entre esas gentes tiene
el interés individual, se imponen, con todas sus impacientes
codicias, el mercantilismo y la especulación, que impiden el
desarrollo normal de la riqueza en las colonias, y que produ-
cirán también los grandes desastres financieros y económicos
que han de llevar á los Estados Unidos á la revolución y á la
disolución (1).
El régimen militar cesó en 1.® de Mayo de 1901. Desde en-
tonces ejerce el mando supremo de la isla un Gobernador nom-
brado por el Presidente de los Estados Unidos, y funciona ade-
más un Consejo Ejecutivo de 11 individuos, de los cuales 5 son
(1) «No es enemigo extranjero el que tenemos enfrente, ni tampoco una re-
belión separatista; pero nos amenazan peligros no menos temibles y mucho
míís solapados ¿Cómo detener esta locura contemporánea por el dinero,
que todo lo invade? ¿Cómo combatir este cáncer de la corrupción oficial, cada
día más arraigado? ¿Cómo contener esta amenaza de la ley del motín, cada día
m«i3 patente?» fConferencia de Jobn Woodward, magistrado de la Sala de Ca-
saoiún del Tribunal Supremo de Justicia de Nueva York, el 6 de Diciembre
de 19):í)
PÜBRTO RICO
portorriqueños. Gobernador y Consejo deben renovarse cada
cuatro añoSf y el segundo tiene también la consideración de alta
Cámara ó Senado. Re dispuso además qne, por períodos de dos
en dos añoa^ se eligiese una Cámara de B5 Diputados, Pero cual-
quier resolución que adopte esa Cámara puede ser anulada por
el Congreso yanqui.
Ni la nueva organización, ni tampoco alguna que otra re-
forma establecida después^ como la abolición del régimen aran-
celario^ han servido para mejorar el estado general del país.
Poco más ó menos siguen las cosas como estaban, y claramente
manifiestan su dií^gusto la mayor parte de los portorriqueños.
La consideración de éstos es poco envidiable: ni siquiera pue*
den llamarse colonos de una gran potencia. Oficialmente, los
habiiantes de PueHo Rico constituyeTi un pueblo qtie se halla bc^o
el proteHorado de los Estados Unidos, Un portorriqueño no es
un ciudadano libre en su país, y es un extranjero en los Estados
Uiudos. Asi, pues, la emigración continúa; muchos van á Cuba
y á México; algunos centenares han ido á fundar colonias en
Yucatán. El Gobernador, William H. Hunt, tiene que sufrir
con frecuencia ruidosas manifestaciones de desagrado, en las
que toma parte muy activa el elemento obrero.
Contribuyen á aumentar la animadversión y el desprecio á
los yanquis los escándalos de la Administración, cuya nota
dominante es la inmoralidad, con el nombre inglés de busineüS,
El contrabando, los fraudes de otro género, las irregularidades
que decimos nosotros, están á la orden del día. En los delitos
de contrabando aparecen complicadas personas de la más alta
categoría social: militares, marinos, hombres civiles; y en la
lista de contrabandistas los Smith, Lowndes, Grabbs, Giles,
Steriing, piedominan sobre los Pérez, García y otros apellidos
de prosapia española. No hubo medio de dar con 200.000 pesos,
producto de un empréstito que emitió la municipalidad de San
Joan para fomento de las obras públicas. El Procurador gene-
ral de los Estados Unidos se mostraba muy benévolo con los
50 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
ac asados; alguna que otra multa, y orden á raja tabla de sus-
pender los procedimientos.
No se recatan los portorriqueños en expresar públicamente
su descontento y sus protestas. En Noviembre de 1903, en un
periódico de la isla, La Democracia^ se decía lo siguiente:
«En tiempos de España, los Municipios eran autónomos ; los
contribuyentes imponían las cuotas que debían satisfacer; te-
níamos sufragio
»La libertad civil nos iluminaba con sus potentes focos, sin
que la libertad política trajera el libertinaje y la opresión.
oLos delegados á la Cámara insular, los Ministros y los em-
pleados, con muy contadas excepciones, eran portorriqueños.
»E1 predominio de los nativos era innegable. La Patria era
nuestra.
• Nosotros administrábamos y legislábamos.
»La ley Moret nos hacía hombres libres, nos dignificaba, nos
engrandecía. Teníamos la responsabilidad de nuestros actos
sólo ante los Tribunales de justicia, y teníamos libertad,
»>Podíamos dar impulso á las nacientes industrias, velar con
celo por la salvación de nuestros productos. Teníamos voz y
voto para las resoluciones de los arduos problemas nacionales
en el Congreso de Madrid.
*Hoy tenemos la ley Foraker, que es la ley centralizadora
y deprimente, y con la ley Foraker, cuerda de acero que nos
ata, una Cámara portorriqueña con facultades limitadísimas,
perfectamente inútil, porque ha menester que sus resoluciones
obtengan la sanción del Consejo Ejecutivo, y en el|Consejo
Ejecutivo resutlvt y manda la mayoría de Consejeros america-
nos, que, presididos por el Gobernador, son los legisladores, los
administradores y los amos»
• Hoy tenemos el hill Hollandtr^ que es la maza de hierro
que aplasta las industrias del país, que hace tasar las fincas
por conducto de los tasadores que no conocen, que no han visto
PUERTO KIOO
51
nunca las tierras que valoran ó caja valoración aumentan;
que hacen rematar las propiedades por el valor — lean bien los
que aplauden la tiranía — por el valor de las contribuciones; que
toman la base del capital para fijar las ciíotas, cuando las tie-
rras del café nada producen jlas tierras del tabaco sólo ofrecen»
en estoB días de prosperidad asoinbrosa ^ resultados negativos.
»Hoy tenemos que los A juntamientos, sin atribuciones y sin
recursos, organismos inútiles, pueden sólo ver cómo pueblos,
ayer florecientes, hoy son pobres aldeas sobre las que soplan
los fríos airee de la muerte,
•Tenemos que el Consejo Ejecutivo lia de aprobar las tarifas
para que éstas adquieran legalidad; que el Secretario de Puerto
Rico ha de sancionarlos acuerdos en que se disponga !a venta
ó arrendamiento de bienes municipales; que los Ayuntamientos
no fijan el cupo de la contribución territorial, y que deben sa-
tisfacer de sus pobres recursos del 15 al 25 por 100 para fondos
escolaren, y el 25 por 100 para fondos de caminos; que dichas
Corporaciones solo pueden orear loa impuestos autorizados por
la ley sobre municipalidades, y que no puederi salv^ar á los Mu*
moipios de la bancarrota que los amenaza, de la ruina que los
acecha, de la desgracia que los hiere sin piedad.
►Tenemos que los Ministros, los Ministros que tienen facul-
tades omnímodas, son americanos; que los hombres de la Cá-
mara, sin atribuciones, sin poder alguno, son portorriqueños.
Pasan los hillfi que quieren aceptar ios Consejeros continentales.
Fué ahogado el bilí del empréstito, que era de ios nativos; fué
ley el hUl de contribuciones, que era de los americanos»
^Tenemos que el sufragio es mentira, que la liberta^ eg
mentira, que el derecho es mentira; que sólo existen la centra-
lizaoiÓTi y la opresión; que solo priva la voluntad de los hombres
del Norte^ que vienen á Puerto Rico á ser eftiptrádorts repre»
mentando á la Kepüblica.
»¡La Uepiiblica! Nos arrebata el tesoro que supo legarnos la
Monarqnia.
LOS PUEBLOS H18PANOAMBBI0AN0S
»Para nosotros^ para los infelices portorriqueños, conde-
nados á soportar el yago, la laz es la sombra ; la sombra es la
laz; la República es la Monarquía, porque nos trae la centra-
lización, y la Monarquía es la República, porque nos ^ió la li-
bertad.
»¡0h, Washington! Tu carta luminosa no nos trae aún tus
bendiciones.
*;0h, Lincoln! Hijos tuyos unen enBorinquen los eslabones
de las cadenas que supiste romper con tu espada de fuego j
con el fuego de tus ideas redentoras».
U
REPÚBLICA DOMINICANA
Conflictos ecoDómicoB.^Propógttos de anexión A los Eetadoa Unidos.— 'Nua-
TBfl revolucione»,— Alejandro Wos y QiL— La neutralizaci6n de los inarefi
dorainieanoB y loe puertos franco». ^Oposición de lois yanqui».— Otra revo-
Inción.— Gobierno provinouaL
La Bepáblica dominicana entró en el siglo xx bajo la pre-
sidencia de D. Jnaii Isidoro Jiménez.
No cesan las dificultades económicas ni los trastornos rovo*
IttcionarioSk
Percibía la renta de las aduanas nn sindicato norteameri-
cano, la Santo Domingo Improvement Company, es decir, la
Compañía iiara el adelanto ó mejora de la República domini-
eana. £1 Gobierno de éata anuló el contrato, el de Washington
intervino, y el Ministro de Asnntos extranjeros de Santo Do-
mingo 80 hallaba á principios de Marzo de 1901 en la capital de
la Unión y se proponía concertar nna avenencia que satisficiera
¿ los accionistas y evitase ing'erencias peligrosas ó humillantes
para los dominicanos, á quienes apoyaba el representante de los
acreedores belgas y franceses. La misión del Ministro de Santo
Domingo tenía, sin embargo, nn doble objeto: dar solución al
conflicto con la Compañía y arbitrar nuevos recursos mediante
los cuales pudiera normalizarse la vida económica del Estado,
Y oomo, por desgracia, no gosan de gran crédito los Gobiernos
dominicanos, había lugar á temer que los yanquis exigieran
garantía muy sólida» el territorio de aquéllos. Decíase que Ji-
ménez no se mostraba rebacio á consentir en la anexión.
Pensase así ó no Jiménez» paréceme que, más que la cues-
54 LOS PUmBLOti HlBPANUAMJ^UiUANütí
tiÓD fiuttnoiera, es el desorden casi permanente, la frecuencia
de las revoluciones, lo que puede dar motivo ft que algunos do-
minicanos sean partidarios de la anexión á los Estados Unidos.
Los hombres que saben vivir y los pueblos que saben gober-
narse, aunque caigan en dependencia económica de otros, no
pierden 9U propia personalidad, no se anulan* O r acias al con-
curso que les presta, con su cuenta y razón, el capitalista ó el
poderoso, gozan de mayor bienestar, desarrollan nuevas activi-
dades, y dando amplio vuelo á bub aptitudes, sin la escasez de
medios que antes las cohibían , asegúranse para lo porvenir
vida próspera ó independiente. Pero ni pueden oumplir^se com*
promisos ó convenios pactados con aquéllos, ni son posibles
prosperidad é independencia cuando la guerra civil es el estado
permanente de un pueblo.
En 1902 se produjo nuevo movimiento revolucionario en
Hanto Domingo^ dirigido por el Vicepresidente de la República
Vázquez. A principios de Mayo las tropas leales al Presidente
Jiménez ae habían concentrado ©n Puerto Plata» cuyo Gobernar
dor j Deschampa, estaba dispuesto á la defensa. Pero el día 2 ca*
pituló la ciudad de Santo Domingo, y^ derrotadas aquéllas, rin-
diéronhíe también Puerto Plata y Montecristi, y los vencidos se
dispersaron buscando refugio en los consulados y buques ex-
tranjeros, Jiméneü renunció sus derechos, y se constituyó Go-
bierno provisional bajo la presidencia de Horacio Vázquez.
Los enemigos de éste renovaron la contienda, y llegó el
nuevo año sin haberse restablecido la paz»
Á mediados de Abril de 1903 se batía bien el cobre en Santo
Domingo. Habíanle librado sangrientos combates entre las
fuerzas del Gobierno y los revolucionarios. Yanquis, alemanes,
ingleses y holandeses desembarcaron marinería para proteger
á los suyos. En la época citada, el Presidente Vázquez hízose
fuerte en la capital de la República, y aunque sus tropas supe-
raban en número á las délos contrarios, faltáronle municiones
UfíPOBLIÜA DOMINICANA
y tuvo que ceder á ésto.s el campo, retirándose al interior de la
isla según unos, embarcándose según otros en un cañonero para
dirigirse á Cuba. Se formó Gobierno provisional, y poco después
la situación política quedó normalizada bajo la presidencia de
D, Alejandro Woa y Gil.
Pareció que se aüanzaba el orden, y esperábase que el nuevo
Presidente, bien conceptuado, lograría imponerse A los partidos
políticos. Agobiado, no obstante^ por las imposiciones de ios
yanquis, que no perdonaban niedio de hacer efectivos los crédi-
tos que tenían á su favor por viVtud de los contratos á que dio
lugar el arreglo con la «Santo Domingo Improvement»^ buscó
el medio de substraer á su país de la acción preponderante de
aquéllos, procurando que pudieran crearse intereses suficiente-
mente poderosos para compensar ó equilibrar, por lo menos, la
inñuenoia que han llegado á ejercer allí los yanquis.
Proponíase decretar la absoluta nevitralización délas aguas
de la República, dejando á salvo el derecho de defensa de los
puertos y del litoral por las fuerzas de mar y tierra en caso de
agresión exterior, y declarar puertos francos á Sam^aná y Man-
zanillo, reservándose el £stado la parte interior de las bahías
para establecer la 2ona ñscaL
De esta suerte — á condición, por supuesto, de garantir la paz
pública — Santo Domingo podría llegar á representar papel im-
portantísimo en el comercio internacional, sobre todo si llega á
abrirse el canal de Panamá y se desarrolla, en consecuencia,
mayor movimiento marítimo entre Europa y el Pacífico»
Pero todo cuanto pueda influir en beneficio de la riqñe2a y
bienestar de los Estados independientes de las Antillas y de
Centro América, suscita la resuelta o|>osición de los yanquis,
quienes se apresuraron á poner su veto al propósito de Wos
y Gil, so pretexto de que, si llegaba á realizarse , los barcos de
guerra europeos podrían surtirse de carbón en loa puertos de
Santo Domingo.
Los enemigos del Presidente no vacilaron en aprovecbar la
56 LOS PUEBLOS H1SPAN0AMBRICAN08
ocasión para derribarlo del poder. Al Gobierno de Washington
no podía convenir que siguiera en él un hombre que reunía cir-
cunstancias de inteligencia y de carácter suficientes para ro-
bustecer las decaídas fuerzas de la República, y necesariamente
yió con simpatía, y aun alentó, la rebelión. Los revolucionarios,
en el manifiesto que dieron, acusaban á Wos de haber ideado
el antipcUriótico proyecto de neutralizar las aguas y los puertos
de la República y de haber entablado negociaciones con una
Compañía de navegación alemana para obtener un anticipo de
los derechos de puerto que los buques de aquélla debían satis-
facer durante cierto número de años. Lo antipatriótico, pues,
era entenderse con capitalistas europeos, fomentar relaciones
con las principales plazas mercantiles de Europa, suscitar, en
suma, competencias molestas y perjudiciales á los yanquis.
A fines de Octubre los revolucionarios habían conseguido do-
minar en varias poblaciones. En Puerto Plata comandaba á los
rebeldes el General Morales, de acuerdo, al parecer, con los er-
presidentes Jiménez y Vázquez. Tomaron también á Santiago
de los Caballeros, y pronto acometieron á la capital, que tras al-
gunos días de brava resistencia tuvo que capitular.
Wos y Gil se embarcó en un buque extranjero, y el partido
triunfante constituyó Gobierno provisional, comprometiéndose
con los Ministros ó Cónsules de España, Bélgica , Haití y Esta-
dos Unidos — que habían intervenido en la capitulación — á con-
vocar al cuerpo electoral para elegir Presidente en el plazo de
tres meses. El nuevo Gobierno debe quedar instalado el 27 de
Febrero de 1904.
Entre tanto, el Gobierno provisional que dirige el General
Morales no disfrutaba tranquilamente del poder. El telégrafo
nos transmitía en Diciembre la noticia de que Jiménez, fiando
poco de aquél, se hacía fuerte en Montecristi, y que en la zona
del Sur imperaba con sus partidarios otro General.
MÉXICO
ProtperirUd ñe esta República.— Su aligación en 1901. -Los indio» mayai*
En México» el Gobierno del General Porfirio Díaz pasa al
siglo XX con todos sus prestigios, con tod» su popularidad.
Nuevamente reelegido en 1900 para la suprema magistratura
de la Repiiblica» la prensa mexicana recuerda sus ^j^randes me-
recimientos como hombre de Estadoj y no es la que menos elo-
l^gioB 1p prodiga^ por medio de sus periódicos , la numerosa é
influyente colonia española.
Á principios de 1ÍM31, El Correo Español comparaba la situa-
ción de México veinte año^ ha con la actual. El défícit crónico
lia desaparecido, y hay constante superávit. Cubiertas se halla-
ban las atenciones de toda índole, y el Gobierno contaba ©n los
Bancos con una reserva de 30.000.000. Los ingresos fiscales se
han duplicado^ 3^ en el último ejercicio ascendían é (33.000,000
de pesos.
Vastas haciendas y ricos distritos mineros^ antes abandona-
dos, se trabagan con gran actividad y acierto; numerosos colo-
nos del Japón y de otros países se dedican al cultivo del hule y
á» las labores de los ingenios de ass^úcar; labradores del Idaho
y otros Estados occidentales de la Unión Norteamericana piden
concesiones de tierras en Estados mexicanos; se van aprove-
chando las corrientes y los saltos de los ríos como fuerza motri 35;
se construyen y proyectan nuevas vías férreas, y capitalistas
de Europa y de América forman sindicatos y compañías p&ra
58 LOS PUEBLOS HISPANOAMBKICANOS
explotar las múltiples riquezas naturales de aquel país, que
no figura, áin embargo, hasta hoy, entre los preferidos por los
emigrantes europeos.
La red de ferrocarriles y telégrafos ha alcanzado sorpren-
dente desarrollo. En 1880 no pasaban de 600 kilómetros las vías
férreas de la República; en 1901 se aproximan á 15.000. Muy
cerca de 100.000 kilómet;*os sumaban las redes telegráfica y
telefónica.
Dos Bancos había en 1881; en 1901 existían más de 20 esta-
blecimientos de crédito, con un capital total de 60.000.000 de
pesos. Las industrias, principalmente la minera, toman porten-
toso vuelo. El comercio exterior está representado por cifra
algo superior á 250.000.000 de pesos.
Trece millones de habitantes tienen los Estados Unidos Me-
xicanos; á cada uno de aquéllos corresponde, pues, una parti-
cipación de 19 pesos en el comercio general. Setenta millones
de almas cuentan los Estados Unidos Norteamericanos, y cal-
culando en número redondo de 2.000.000.000 su comercio,
la proporción por habitante resulta de 28 á 29. No es mucha,
como se ve, la diferencia, si consideramos que se ponen frente
á frente la poderosa República y uno de esos pueblos hispano-
americanos, que, según algunos, carecen de virtualidad propia
para engrandecerse y prosperar.
Por su propio esfuerzo, México prospera, como progresan
también rápidamente otras Repúblicas de la América del Sur.
El 4 de Mayo de 1901 las fuerzas mexicanas ocuparon el
cuartel general y ciudad sagrada de los rebeldes mayas, Chan-
santacruz, y se preparaban para apoderarse de los sembrados
y praderas de los indios hacia el lado del mar Caribe.
Son estos mayas los descendientes de una de las grandes na-
ciones que vivían en la península del Yucatán cuando corrieron
su costa é invadieron el país las gentes de Grijalva y Hernán
Cortés.
México
59
Primera tierra qne recibió el nombre d© Nueva España, por
sus dilatadas llaouras avanísaron hacia Tabasco los soldados j
aventureros españoles que, iiiterD¿ndose después en los domi-
nioB aztecas, dejaron atrás, no bien dominados, á indios vale-
rosos y amantes de su independencia^ que aún tenían memoria
de pasadas grandeasas^ de las que daban y dan testimonio restos
de antiguas construcción es > cuyas imponentes ruinas son hoy
mismo la admiración de los arqueólogos. Allí están el famoso
castillo y los preciosos relieves y escultnras de Cbichén-Itzá,
los palacios de Uxmal y las pirámides de Izam&l, páginas ele-
oaentes de la historia y la civilización preoolombianaf^ en el
Nuevo Mundo.
Y aquella tierra á qne los nuestroa dieron el nombre de la
saya es, después de cuatro siglos, la menos español» y la más
americana de México, porque esos mayas conservan las tradi^
clones y las cualidades de lara/^a; belicosos y astutos, son aún
los «valientes indios;^ de que hablan los historiadores del si-
glo XVI, los que tanto resistieron á Francisco de MontejOj y
los que maestros entonces como ahora en la guerra de embos^
cadas, se fraccionan y huyen cuando no pueden vencer, y pre-
paran sorpresas tan temidas de sus enemigos que, para evi-
tarlas, las tropas federales han adiestrado á inteligentes pe-
rros, y de ellos se han servido como exploradores^ y con buen.
éxito, en la presente campaña.
Más de cincuenta años hace que viven los mayas en guerra;
el Presidente Díaz se ha propuesto someterlos; varias colum-
&aa los van cercando desde el interior hacia la costa; sus prin-
cipales plazas han caído en poder de aquéllas, y ya parece pro-
bable la completa pacificación del Yucatán, cuyos progresoB
ha paralissado esa larga contienda con los tenaces indios*
60 LOS PUBBLOS H1SPAN0AMBU1GAN08
U
México en 1903. —Vías de comunicación.- Empresas de colonización.— Datos
estadísticos.— Informe presidencial .—Reclamaciones de la Ig-lesia católica
México y los Estados Unidos ante el Tribunal de La. Haya.
En 1902, el progreso de México continuó siendo tema pre-
dilecto de importantes publicaciones financieras y mercantiles
de Inglatería y los Estados Unidos. Fijan se con interés ingle-
ses y yanquis en las nuevas comunicaciones que se establecen
en aquel país para facilitar el comercio transcontinental. Sin
preocuparse gran cosa de la competencia que en su día pueda
kacer el canal interoceánico, procuran los mexicanos abrir ca-
minos al tráfico, por medio de ferrocarriles, entre sus costas
del Golfo y las del G-ran Océano.
Nueve mil hombres, reclutados en varios Estados de la Fe-
deración, se hallaban esparcidos á lo largo de las líneas férreas
que están construyendo las empresas del «Nacional de México»,
ocCentral Mexicano», tCoahuila y Pacífico» y «Chihuahua y Pa-
cífico».
El presupuesto diario de todas estas obras para pago de jor-
nales y compra de material fijo y móvil se calculaba en 80.000
pesos, cantidad que ha de triplicarse cuando empiecen á colo-
carse los nuevos carriles del Nacional y el Central en los tra-
mos que se preparan para recibirlos. Entonces ya no serán
9.000, sino 20.000 los hombres ocupados en estos trabajos.
«¡Ese es — exclamaba El Economista Mexicano — el ejército
revolucionario de México, el ejército que va á operar una ver-
dadera revolución en los destinos económicos de la República!»
La actividad industrial no cesa , y el corresponsal de un pe-
riódico de Nueva York que visitó la Exposición de productos
agrícolas é industriales de Puebla, decía que «aquella gente
puede enseñar algo á los Estados Unidos en el ramo manufac-
turero».
míixido
01
Prosiguieron tambiéTi las empresas de colonización- Capita-
UstaB de Berlín pedían enorme concesión de tierras en la costa
del Estado de Titlisco y preparaban los medios de establecer en
ellas colonos alemanes; numerosos emigrantes de Guatemala
entraban en Ghiapas para trabajar en las plantaciones de café^
familiaíí japonesas iban por su propia cuenta á establecerse en
^ litoral del Pacífico. Había eaperanaaSf muy fundadas, de pa*
cificar por completo la península del Yucatán, sometiendo de
modo definitivo á las rebeldes tribus mayas, cayo paia, ya
Cf»n vertido en el nuevo «Territorio Quintana Roo», ofrece gran
porvenir por la fertilidad de sus campos, por la abundancia de
preciosas maderas y por la situación y condiciones de su costa,
donde pueden abrirse puertos que faciliten el desarrollo del co
mercio con las Antillas y cou la vecina colonia de Belize.
Por todos estos motivos, México ejerce más atracción de
emigrantes y capitalistas extranjeros que en pasados años, y
Legaciones» europeas, como la de Bélgica, informan detallada-
mente desde la capital de la República para que los suyos se-
pan á qué atenerse respecto á las circunstancias de la vida,
del traba^jo y de las relaciones sociales en campos y ciudades.
Por cierto que en ese Informe se llamaba la atención de los
belgas acerca de la conveniencia de evitar litigios por las difi-
líaltades y complicaciones que ofrecen los procedimientos judi-
ciales en México; ^e necesitan, dice, mucba paciencia y muy
Viuen humor para soportar todas sus minucias». Lo mismo que
en España.
Según una estadística, habla entonces en México IB Bancos,
118 fábricas de hilados y tejidos de algodón, 2,211 fábricas d«
h*loohol, 721 de cigarros y 72 de cerveza. El valor fiscal de la
■propiedad urbana era de B5O.524.0iX) pesos oro; el de la rústica,
424.000.000. Se contaban 1L925 escuelas, 33 museos, 139 biblio-
tecas, 49 sociedades científicas y literarias y 702 periódicos.
El informe leído por el Presidente de la República Mexi-
cana al abrirse el primer periodo de sesiones del XXI Con-
62 LOS PUBBLOS fllSPANOAMBRlOANOS
greso de la Unión el 16 de Septiembre de 1902, dio perfecta
idea de los progresos realizados en ese país, de «los continuos
adelantos que se observan en los diversos ramos de la Admi-
nistración pública, adelantos logrados, no solamente por los es-
fuerzos del Ejecutivo, siempre deseoso de corresponder á la
confianza del pueblo, sino muy principalmente por el movi-
miento general y progresivo con que la nación señala los bene-
ficios de la paz y del trabajo».
Obras de saneamiento y estudios y servicios especiales para
evitar la propagación de epidemias; reformas en las escuelas
con arreglo á los mejores métodos pedagógico^; adquisición de
costosas maquinarias para atender con el mayor empeño á la
enseñanza industrial; entrega á la propiedad particular y al
cultivo de miles y miles de hectáreas de terreno nacional; des-
arrollo extraordinario de la minería; aprovechamiento de agua
para riegos y para fuerza motriz; construcción de puertos, fe-
rrocarriles, puentes y líneas telegráficas; aumentos en la re-
caudación fiscal; establecimiento de nuevas instituciones' de
crédito; refuerzo y renovación en los armamentos de tierra y
mar, todo esto se viene haciendo ó logrando en México año
tras año, y de todo ello se hablaba en el Mensaje presidencial,
conciso documento que puede, ciertamente, estimarse como
testimonio de la perseverante y patriótica labor y del sentido
práctico de los hombres de Estado que rigeíi el Gobierno de
aquella República.
En la parte ó capítulo que trata de las relaciones interna-
cionales, se consignaba un hecho que merece consideración es-
pecial.
Por mutuo consentimiento se había sometido al Tribunal
permanente de Arbitraje instituido en La Haya el primer caso
internacional contencioso, siendo las partes contendientes Mé-
xico y los Estados unidos de América. Provenía este caso de
una reclamación entablada por la Iglesia católica de la Alta
California contra México y sostenida por el Gobierno de los
Estados Unidos, demandando el pago de ciertos íntereFíes de un
fondo qne en la época colonial i'ué instituido para las núsiones
en aquella antigua parte del territorio mexicaDo.
Primitivamente este fondo fué confiado á los jesuítas para
BUS misiones en laa Californias, mas en virtud de la Eeal orden
que los expulsó de loa dominios españoles, los bienes que lo
constituían pasaron á la Corona de España, la que encomendó
8U administración á una Comisión Real, en cuja guarda se en-
contraban cuando se consumó la independencia de México.
El Gobierno mexicano fué desde entonces el administrador
de aquel fondo, cuyos productos se invertían en la reducción de
los indios bárbaros y su conversióu al cristianismo.
Segregada la Alta California, en 1848^ de la Federación Me-
xicana, y apoyado principalmente en el artículo 14 del tratado
de paz con los Estados Unidos, que declaró fenecidos y cancela-
dos todos los créditos y reclamaciones que pudieran alegar los
eíadadanos de los Estados Unidos contra México, el Gobierno
mexicano se consideró libre de todo compromiso con los repre-
sentantes de la Iglesia de California, quienes, si con algún de-
recho se creían para reclamar, debieron hacerlo al Gobierno ¿L
onya soberanía había pasado la Alta California con todos los
derechos y obligaciones anexos.
La referida Iglesia recurrió, no obstante, á la Comisión
mixta de reclamaciones establecida en Washington , pidiendo
el pago de réditos vencidos hasta la fecha* No hubo acuerdo
entre los comisionados, y se sometió el caso á un arbitro ó ter*
cero en discordia, que condenó k México al pago de cierta suma.
El Gobierno mexicano cumplió la sentencia.
Después judió la Iglesia que la República siguiera pagando
ios réditos posteriores. Cambiáronse notas entre el Represen-
tante de los Estados Unidos y el Secretario de Relaciones exte-
riores del Gobierno de México, y como no hubo acuerdo, se
convino en someter el caso á la decisión del Tribunal de La
Haya* Ambos Gobiernos nombraron sus respectivos arbitros,
que se i eonieroii en la oitaJn ciudad y eligieron el stiperárbitro
qae debía fallar au caso de desacuerdo.
El Tribunal dictó eenteucia en 14 de Octubre admitiendo la
deuda* pero no su pago en oro, aunque México negaba aquélla
alegando que no debía nada 4 una asociación religiosa extran*
jera^ que ni siquiera tenia existencia legal en la época de que
hacia datar la deuda. Por lo tanto, México debía entregará los
Estados Unidos 1.420.683 dollars en moneda mexicana.
El Tribunal de Arbitraje dispuso además que la parte con-
denada pagase indefinidamente una anualidad de 43,051 dollars
á la Iglesia de la Alta California.
III
México en 1906.— Informes presiüenctales. EmpreeaB de colonizaciÓD: \0ñ
moriDODee: los cheroquia: los boers.
El I." de Abril de 190^ se inauguró el segundo período de
sesiones del XXI Congreso de la Unión Mexicana. Ante la
Asamblea de Diputados y Senadores leyó extenso informe e]
Presidente de la República para dar cuenta, en cumplimiento
del precepto constitucional^ del estado que guardan los intere-
ses nacionales confiados a la administración del Poder Ejecu-
tivo. A modo de resumen hacíase constar en ese informe que la
República no se detiene en la marcha progresiva qtie ha era-
prendido, y que, no obstante ciertas dificultades económicas
con qne amenaza el sistema monetario allí vigente— aunque
sin perturbar hasta ahora el equilibrio de los presupuestos» ni
inspirar serios temores en este punto — , el Comercio y la Indus-
tria siguen floreciendo, y todos los ramos de la Administración
pública se mantienen en constante desarrollo. Tan bonancible
situación se debe, á juicio del Presidente, no sólo á los esfuer-
xos del Ejecutivo por impulsar los adelantos del país, sino al
buen sentido de sus habitantes , á las virtudes del pueblo me-
3CÍoanOf rjiíe lioy estima los benetícios de la [>az y del ti*abajo,
subiendo además apreciar el patriofcisrn'* v .^[pv^ir!-* í íUmi io de
sus legisladores.
Díio de ios datos qoe mejor prneban el eelo y el buen seri-
tido de los gober lian tes mexicanos es la iniciativa tomada para
}.prot<oner á la Cámara de Di[»utados el aumento de los sueldos
ijue hoy disfrutan los em(deados públicos. Allí, como aquí, los
*íueldos son los mismos desde hace muchos añoB, y la vida de dia
nn día viene encareciéndose, ün Ministro de Hacienda eaj>añol,
Ante lina depreoiftción moiietana como la que sufre México y las
<'rf>nfi^uient6« dificultades económicas, pondría el ¿^^rito én él
Aielo si alguien le aoon5eja>se aumentar gastos mejorando la si-
tuación de los í'unciotiarios públicos. Los Ministros de Hacienrln
•mexicano» ipíensan da oitro modof toman en cuenta la &itua
especial délos servidores de la' nación, y procuran satisfacer
HXis necesidades, especialmente las de los que fí^nriin an los
Al timos lugares de la jí»rarqufa adíninistrativíi.
El Informe presidencial leído el 16 de Septiembre en la aper-
Ultli del tercer período legislativo, acredita una -rey- más el
firogreso moral y material de México.
Merecen allí preferente atención del Gobierno la instruocion
pública y los trabajos y servicios cientitícos. Se Kan creado
nuevas eBcn«las, aumentando el personal doceute en más
de 100 Profesores, y se procura ir da mío mayores sueldos á. los
Mfté8tro5. Amplía use las partidas con signad a$í para mate nal
de enseñanisa y para excursiones escolare-í, y establecida por la
1«^ La práctica del trabajo manual como labor educativa em Iü
Cu^ia, í^e han enviado Profesores á loa Estados l'nidos para
|ae perfeccionen stus* conocimientos técnicos en esta mat<t;ria»
f|ne va á Uacerse extensiva á todas las Escuelas primarias ele-
mentales. Inteligentes Maestrais estudian también la organiza-
ción de los Jardines de niños, las FlscueUis Normales tomají
mayor desarrollo^ créanse clases es pedal e!« de con fe re netas y
QQ LOS PUBBLOS HISPANOAMERICANOS
lecturas en las qne los alumnos se ejercitan en el buen uso de la
lengua nacional, y los educandos de las Escuelas de Artes y
Oficios que terminan sus cursos hacen excursiones á los prin-
cipales centros fabriles de la República,
Prosiguen y completan sus importantes tareas las Comisio-
nes encargadas de medir y planificar el territorio y trazar la
carta general de México. La obra de exploración y recuento fie
las riquezas arqueológicas del país, apenas iniciada, va reali-
zándose con particular empeño, no obstante las naturales di-
ficultades que presenta. Se han explorado las célebres minas
de la Quemada, en el Estado de Zacatecas; se están haciendo
importantes excavaciones en Huexotla, del distrito de Texcoco,
y se procede activamente á desembarazar de maleza y á des-
montar los admirables grupos arqueológicos del Estado de Yu-
. catán, sobre todo los de Chichén-Itzá , cuyas ruinas estaban
sufriendo los perjuicios causados por la exuberante vegetación
de los trópicos.
El servicio meteorológico se ha perfeccionado de tal modo,
que se puede hacer el pronóstico del tiempo con más exactitud
y dar á conocer sus indicaciones por las vías telegráficas, por
la prensa y por la carta del tiempo, con gran provecho para la
agricultura y para la navegación. En el Distrito Federal ha
empezado á enviarse á domicilio ese pronóstico en el resello de
la correspondencia.
A fin de favorecer el desarrollo de la industria y riqueza na-
cionales, se está organizando un gran Museo tecnológico in-
dustrial, establecimiento en el que han de reunirse muestras de
las materias priuias que se producen en el país, acompañadas
de cuadros explicativos, datos de coste, medios de transporte,
catálogos de maquinaria, etc., para que los interesados puedan
obtener gratuitamente todos los informes que necesiten res-
pecto á las varias industrias y para facilitar las relaciones
entre productores y consumidores.
En cuanto á obras públicas, el Informe presidencial consigna
MÉXICO
r,i
tiotícJas nmy satisfactorias. En Tampico, en Yeracruift^ tni Coat-
zacoalcns,en MazatlánjOn Matizanillo» en Salina Cruz, etc,,etc,,
f?e llevan á calió tí-abajos de saneamiento j de provisión de
aguas; se construyen muelles y rompeolas; se limpian y cana-
tizan rio&; se levantan faros y eciificios para aduanas, almace*
nes y oficinas de correos y telégrafos. Se extiende sin cesar la
red de ferrocarriles. Estos suman ya ©n conjunto lf».918 kiló-
n\6tros^ que n nidos á las vías de los Estados y ramales particu-
lares dan im total de 18.197 kilómetros.
Se ha Goncertado tma de las operaciones do mayor trascen-
dencia para el porvenir de la República: la intervención del Go-
biertio, no como Poder público, sino con el carácter de interesado
principal, en la dirección superior de tres de lus más grandes
empresas de ferrocarril, la del Nacional de México, la del Inter-
nacional y la del Interoceánico. Era ya urgente i|He se sintiese
con mayor firmeza la influencia del írohiptrno en pro de los inte-
reses públicos, así como impedir que hubiera éntrelas empresas
rivalidades estériles y hasta perjudiciales, y sobre todo, con*
jnrar el i>eligro, cada día más iuininenter de una consolidación
llenera] de intereses ferroviarios que constituyese frente al
Gobierno una entidad, cayos elementos é influencia ejercerían
l^reponderancia decisiva en la vida económica Je la nación,
F.Htas resultados se han asegurado meiiiante la emisión de
nblífjaciones del Tesoro por valor de 12.50Ó.C)00 doUars, que
j)or el rédito bajo que causan y el buen precio que tienen en el
mercado han afirmado todavía más el crédito dli hi im/^ión, y
í^uyo servicio de réditos, lo mismo quo él de amortización, 6s
de esperarse fundadamente que se haga, en gran parte, con las
ntilidade^ p<!?cnniarias que proporcione al Gobierno el capital
ifívertido en la e-^impra de títulos ílo ferrocarril (1).
íli TüTuriru- itruaentado a\ Presjtleiyu riri ia República \)o\ yl Secretario de
||i ij püblioo {Sr lrÍaiii,iitoar|| 8obr9 l(>f e»tudi08 5- gÁdtiúnes
do 14 secr {.» I le au ont^ú tín nsuit os \\b fenofUirriJéH.— Dieppe, JíiIíjs 20
Il0^
LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
Desde el punto de vista financiero, la situación es también
satisfactoria. Aun cuando no han terminado los trabajos de
concentración y depuración de la cuenta del Erario por el afio
económico de 1902-1903, hay datos para calcular un ingreso de
más de 74.500.000 pesos, superior en algunos millones al que se
obtuvo en el ejercicio de 1901 1902. El producto de los derechos
de importación, prescindiendo del recargo variable que ahora
se cobra sobre ellos, aumentó en más de 3.000.000, y ep más de
(i.OOO.OOO si se computa dicho recargo. El ingreso por los im-
puestos de Timbre excedió en más de 2.500.000 pesos á la can-
tidad que produjeron en el año fiscal anterior. Sumados los
rendimientos de sólo estos dos grupos de rentas, representan
nn total de 64.000.000.
El problema capital que preocupa hoy á los financieros me-
xicanos es el de impedir las variaciones que sufre constante-
mente el valor en oro de la moneda nacional. El Gobierno no
pierde de vista esta difícil é importante cuestión del cambio, y
procura conseguir la estabilidad posible y á la vez proteger la
minería del país (1), rectificando el criterio desfavorable á la
plata y promoviendo las aplicaciones de este metal. Sus ges-
tiones se dirigen hoy á lograr que los países que tienen el pa-
trón de plata sigan haciendo uso de este metal como moneda,
dándole, cuando fuere posible, un valor fijo con relación al oro;
que sean uniformes las bases fundamentales de las reformas
que se acepten, para que de esa suerte la solución tenga en to-
das partes mayor firmeza y prestigio; que se adopten, por úl-
timo, medidas con el fin de evitar que continúen produciendo
sus efectos perniciosos muchas de las principales causas que
trastornan el mercado de la plata.
La obra de colonización no se interrumpe en México. Capi-
(1) Segrún recientes datos, la producción minera de México en el año fis-
cal 1902-190H suma un valor de 140.000.000 pe^^os, de los ijuc 82.500.000 corres-
ponden á la plata, 3b. 000.000 al oro, 20.000 0 0 al cobre y 5.700.000 al plomo.
México
6i)
t&listiis mor£noiia& han recorrido la parte occidental del Esfcaao
de TabftSüo en busca de buenos terrenos para establecer unn
gran colonia agrícola. Con este motivo. El EGonomistta Me
cano bacía notar que precisamente al Oeste de Tabasco, y lxlu^
cerca de su línea divisoria con Veracnu, se hallan las comarcas
conocidas con el nombre d«l Blasillo y San Felipe llío Huevo»
famoBag por ans grandes y espesas selvas ^ue tan enorme can-^
tidad de caobas han ofrecido á la exportación. Además, ha}' allí
grandes sabanas y no pocos ríos y lagos internos, y con lacilidaii
podrán exportarse los productos, sobre todo cuando se termine
el ferrocarril á Río Seco, cuya vía pasará á i»ocas legnas de esa
comarca. En cuanto á los mormones, bien conocidos son sufe»
h4bit08 de trabajo y sus raras aptitudes para la agricultura,
Baficientemente probadas en el Lago Salado de los Estados
TTnidos y en el mismo México, en Chihiíaliua y en Sonora,
Se reparten ó venden lotes de tierras á indios pacíficos y aco-
lónos extranjeros que han ido á establecerse con sns familias en
iu región del Yaqui, Prosperan mucho las colonia.s fundadas por
familias dinamarquesas en la parte Sur del Estado de Jalisco.
Indígenas de los Estados Unidos^ los cheroquis, hermosi
inteligente raza de indios del Norte de América que ahora vive
reclaída en el Territorio Indio de la Unión ^ se preparan para
abandonar i^us hogares y establecerse en los Estados XTnidos
^texicanos.
í>an, á principios del siglo xix, una gran confederacióxi de
tribus que ocupaban los territorios del Kéntticky y Tennessee
y parte de la Georgia y Carolinas; tenían grandes aldeas, culti-
vaban las tierras, regíanse por instituciones semidemocráti-
cas. Los colonos europeos los expulsai-on de sus dominios «
viva fuerza y los relegaron hacia el interior , en el Ivdian Te-
rriíory.
Aliicho tuvieron que sufrir aqvieÜüs desgraciados. La codicia
M hombre blanco los redujo á la mayor miseria; las guerrah.
Iaá enfermedades, el liainbre, mermaron sus energías físicas
70 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
sólo eran unos 12.000 cuando terminó su forzada peregrinación
y lograron relativa paz y tranquilidad en los lejanos territorios
del río Arkansas.
Allí restauraron y perfeccionaron su régimen social y sus
formas tradicionales de gobierno. La agricultura volvió á ser
su ocupación predilecta, adoptaron un alfabeto silábico para
escribir su idioma, se dieron una constitución política, funda-
ron escuelas y asilos, imprimieron libros y periódicos, y la po-
blación fué aumentando hasta alcanzar muy cerca de 20.000
almas. Pero esas gentes no viven á gusto entre los yanquis.
Saben que no muy lejos de sus tierras hay otro país donde los
descendientes de las primitivas razas americanas obtienen ma-
yor aprecio, y han resuelto iniciar un movimiento de emigra-
ción en grandes masas hacia México.
A principios de Junio de 1903 se supo en la capital de la Re-
pública mexicana que uHa comisión de chercquis se dii'igía á
ella con propósito de pedir una gran concesión de terreno para
una primera colonia de 1.000 individuos. Van á reconocer tie-
rras en el Estado de Veracruz y en los de la costa del Pacífico;
buscan en uno y otro lado lugares convenientes para explota-
ciones agrícolas, y anuncian que á la primera colonia han de
seguir otra y otras, pues todos los cheroquis aspiran á ser ciu-
dadanos de México.
Seguramente, estos emigrantes pueden considerarse como
una adquisición de inmenso valor. Los cheroquis se distinguen
por sus excelentes condiciones físicas, por sus hábitos de tra-
bajo y por sus aptitudes para la vida sedentaria y civilizada. De
color muy claro, robustos y de gran estatura los hombiecí, es
beltas y graciosas las mujeres , constituyen un elemento étnico
de gran importancia para el porvenir de la verdadera raza his-
panoamericana. Por otra parte, proyectan vender á los yanquis
las tierras que poseen en el Territorio Indio, y por consiguiente,
irán á México con buenos capitales, que han de invertir en los
trabajos de colonización.
MÉXICO
71
Del viejo Continente, de las tierras australes de África, han
ido é. México algunos colonos. En terrenos concedidos al Gene-
ral boer Snyman en Chihuahua se han instalado 7 familias sur-
africanas. Decíase que son más de 200 las que han pedido con-
cesiones en Tamaulipas y Chihuahua, y que algunas de ellas
estaban ya en camino de América conducidas por el General
yiljoen.
GUATEMALA
' I^Dfñéntndela instrucciun pilfilicíi -Comiinicncioijea. — Reforin* CülriatíMiciO
nai: 1:» riH^lecciun ile Presi tiente. -Trastornos K^eolópicn».
Deíifle lHfí9 |)t'eside la República D. Manuel Estrada Ca-
brera.
Ba]o su gobierno se ha procurado lUtniídir la iiistrucüión
eletneatal y pei'feccioiiar lo&^ métodos de enseñanza en todoa^^us
grados. Es esta una de las más im|>ortaiites y trascendentales
fiincíones del Estado, y reconociéndolo así, se abrió un con-
curso para elegii* el mejor plan de instrucción pál)licR, y se
enviaron á la He pública Norteamericana, por menta del Es*
lado y con cargo al capítulo de gastos extraorclinaríofi de los
Minitíterios, Maestros y Maestras para qvie estndietj los método.^
de enseñanza más perfectos. La prensa guatemalteca aplaudió
laxn»?»dida; pero algún penódico liiíso observar, con razón, que
»o debían tomarse como único modelo las escuelas de los Esta
dos Unidos, El medio social en i|Ue viven los yanquis difiere
mucho de las costumbres y modo de ser de los centroameri
nos^y convendría que» si no todos, algunos Maestros y Maestra^
noaocieríin los métodos adoptados en las escuelas de la Enropa
Oei^ídental.
En el Mensaje de 1903 hacía constar el Presidente que, perse-
verando en sus propósitos, se habían oreado Escnelan Normales
y una Normal Central de Profesores, La fiesta de Minerva,
errada en 1899 para ensalzar la educación de la juventud, ha
74 LOS PUEBLOS HISPANOAMBKICANOS
entrado ya en las costumbres nacionales, y se celebra todos los
años con gran esplendidez (1). .
Pónese también celoso empeño en satisfacer las necesidades
económicas, y se activa la construcción del ferrocarril que ha
de enlazar el interior del país con los dos Océanos. Se constru
yen asimismo carreteras para unir entre sí las principales en-
tidades de población, y en el Mensaje antes citado se enumeran
como nuevos 53 puentes, 28 de ellos en el camino de Cobán á
Flores.
La Asamblea nacional acordó en 30 de Mayo de 1908 convocar
una Asamblea constituyente para la reforma del artículo f)6 de
la ley fundamental, que prohibe la reelección del Presidente
de la Eepública.
Trátase, pues, de reelegir al Sr, Estrada Cabrera, que du-
rante su breve gobierno ha demostrado grandes dotes de esta-
dista, fomentando la instrucción pública y la agricultura,
creando verdadero espíritu público en el interior y afirmando
el crédito de la República en el exterior.
En términos generales, mediante la modificación propuesta,
Guatemala podrá proceder como México y otras Repúblicas,
manteniendo al frente del Gobierno á hombres eminentes por
(\) El decreto que estableció este solemne y nacional festejo decía así:
«Considerando que es un deber de todo Gobierno que se inspira en el progreso
y bien de la Patria, poner cuantos medios estén á su alcance para mejorar la
condición y porvenir moral de un pueblo, cosas ambas que indudablemente
radican en la educación que sedéala juventud, y que es muy justo, tanto el
coronar de una manera digrna los trabajos del Magisterio, en cuyas manos
está depositado el porvenir de la nación, como el de estimular con manifes-
taciones de público rpjrocijo los esfuerzos y tareas de la juventud estudiosa,
se destina el último domingo de Octubre de cada año, comenzando por el pre-
sente, para la celebración de una solemne fiesta popular y general en toda la
República, consa^^rada exclusivamente á ensalzar la educación de In juventud,
festividad á la cumI c«tín oblifrado^ n concurrir los Directores, Profesores y
alumnos de todos los establecimientos de enseñanza de la República».
OUATAMALA
76
MU patriotismo y por su acierto en el difícil arte <ie regir pue-
blos.
La Constituyente se reunió el 4 de Julio, y á ella ooncu-
rHeron representantes de todos los partidos políticos y clases
Hoeiales*
En la sesión inaugural, el 8r. Estrada Cabrera leyó breve y
expresivo Mensaje. Pres «untábase ante los Diputados como mo-
desto obrero del derecho y sincero defensor de la democracia,
qoe ni contrarió^ porque no debía hacerlo, las iniciativas pava
la reforma constitucional, ni tomó la más mínima parte en los
trabajos que dieron por resultado la convocatoria y reunión d©
lo. Asamblea. En ésta, como en todo el país, i>redDmÍnan los
partidarios de la reforma, y salvo contingencias no previstas
será reele^do Estrada Cabrera para el próximo período presi-
den cía L
El 15 de Septiembre empesíó á circular el manifiesto en que
el partido liberal giiatf^malteco declaraba solemne su voluntad
líe que el Sr. Licenciado ü* Manuel Estrada V. sea sucandi-
«lato para la Presidencia de la República en el próximo periodo
oon«titucionaK Suscribían el documento inmenso número de
delegados de todas las asociaciones políticas del país.
Como los movimientos de opinión nunca son unánimes,
i.iaro as que hay guatemaltecos á quienes contraría la proba-
ble reelección de Estrada, y en correspondencias dirigidas á
Europa procuran desacreditar la gestión administrativa de
éste y protestan coutra la reforma, constitucional.
En 1902, los temblores de tierra destruyeron varias ciudades
y aldeas en Guatemala, San Marcos» San Pedro, TotonicapáQ^
Maza ten augo. Quezal tanango, quedaron arruinadas. De la ÚU
tiitia ciudad citada puede decirse que nada quedó en pie; el de-
sastre fué completo* Durante muchos días las familias tuvieron
qoG acampar al aire libre ó bajo tiendas» en torno de gnindes fo-
gatas por la noche, y los más afortunados ó raás vicos, los qac
76 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
podían pagar 10 pesos diarios, vivían en el interior de los oa>
rruajes de tranvías. Casas, maquinarias, plantaciones, todo
desapareció; las pérdidas materiales se calcularon en 200 millo-
nes de pesos. El Gobierno dispuso que se procediera inmediata-
mente á reedificar la ciudad de Quezal tenango hacia el Norte
del lugar que ocupaba, y se donaron terrenos á los propietarios
de las casas destituidas.
Hubo nuevos trastornos geológicos en 19(^. En el interior,
los volcanes están con frecuencia en erupción, y la tierra se es-
tremece. En el litoral del Pacífico, muy cerca de México, hay un
municipio, el de Ocós, cuj^o pueblo y puerto van á desaparecer.
El río que allí desaguaba ha cambiado de curso y se ha abierto
nuevas bocas, con lo que las aguas del mar, rechazadas en
un sitio, afluj^en sobre otro en el mismo puerto, y van ganando
terreno con tal rapidez, que hay quien predice el fin de Ocós en
plazo de muy [)ocos años.
EL SALVADOR
Población de la República.— Gobierno del Presidente D. Tomás Regalado.—
Fomento de la agricultura.— Ferrocarriles. — El nuevo Presidente D. Pe-
dro José Escalón. — Obra^ y servicios públicos.— Reforma de la enseñanza
superior.— Precauciones contra el anarquismo.
La población de El Salvador continúa en aumento. El 1.^ de
Enero de 1901 tenía 91" .512 habitantes. Es la más pequeña de
las cinco Repúblicas de la América Central ; pero la de mayor
población relativa (43 hab. por kil.2)
En 1.® de Marzo de 1903 cesó, como Presidente, D. Tomás
Regalado. En los cuatro años de su gobierno se ha procurado
el acrecentamiento de la riqueza pública, mediante el desarro-
llo de cultivos y de vías de comunicación.
Siendo la agricultura la primera fuente d(í la.riqueza nacio-
nal, se ha tenido el más especial cuidado en fomentarla por
todos los medios prácticos aconsejados por la experiencia, ta-
les como la emisión de la ley orgánica de ese ramo, ó Código
de Agricultura; el establecimiento del estudio obligatorio de
la Agricultura en las escuelas primarias; la creación de una
Facultad especial de Ingeniería agronómica en la Universidad
Nacional; la institución de fiestas y certámenes agrícolas; la
fundación de un Museo Científico Agrícola é Industrial; la or-
ganización de Juntas y Comisiones de Agí icultura, á las que
se han asignado rentas especiales y cuyos servicios han sido
de pública utilidad; la creación de un Laboratorio químico.
78 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
que constará de dos secciones independientes: nna destinada
especialmente á la Agricultura, y otra á los análisis médico-
legales.
Se ha terminado el ferrocarril occidental, obra que pre-
ocupó grandemente la atención del Gobierno desde su inaugu-
ración, por su trascendental importancia y por hallarse ínti-
mamente vinculado con ella el crédito de la República en el
exterior.
Como conclusión de esa importante vía férrea, en Marzo
de 1900 se puso al servicio público el muelle construido en Aca-
jutla, en el punto denominado Puerto Viejo, y desde entonces
funciona con entera regularidad. Desgraciadamente, no puede
decirse lo mismo del ferrocarril central; no obstante los vehe-
mentes deseos del G-obierno por el feliz coronamiento de esa
empresa, de tan trascendental importancia para el país, como
que está llamada á dar nueva vida á toda la zona oriental de la
República, las tentativas hechas han sido infructuosas. Se ce-
lebraron dos contratas con el fin de terminar el ferrocarril de
La Unión á San Miguel y de construir el que ha de unir la me-
trópoli oriental con esta ciudad; pero los concesionarios trope-
zaron con serias dificultades pecuniarias para la realización de
la obra, motivo por el cual se rescindiei'on ambas contratas.
Procuró también el Gobierno fomentar las relaciones comer-
ciales con los grandes centros de producción 5' riqueza. Con tal
l)ropósito, puso gran interés en ajustar con las naciones euro-
peas nuevos tratados de comercio que constitu3'^an la expresión
fiel de las tendencias económicas y de las necesidades indus-
triales que se manifiestan por medio del cambio mercantil. El
Convenio sobre recipi-ocidad aduanera con Francia ha dado
muy buenos resultados, y se lia celebrado un arre<¿;lo semejante
con Alemania por ukmIío de un simple canje de Notas, mientras
se llega á la conclusión definitiva do un tratado de comercio.
Con España se inició un tratado de reciprocidad comercial, con
objeto principal de favorecer los añiles, librándolos, en parte.
ESL SALVADOR
7!*
íi^ lus fuertes gravámenes con que san tratados en Jas aduanas
El nuevo Presidente de la Kepública es D, Pedro José Esca-
IAPí aifricalfcor y propietario que lia vivido y vive en excelentes
relaciones de amistad con el anterior^ D, Tomás Regalado.
Goza de gran prestigio, no precisamente como político, sino
como hombre de probidad y patriotismo reconocido»^ y loa sal-
vHdoveüos fundan en sn gestión balagtieñas esperanzas.
I n toda tranquilidad efectuóse el cambio presidencial, po^
niétidose en evidencia la honrada política qne inspiró todos los
aero» del Gobierno del General Begalado. Casi medio siglo ha-
ría que siempre se había hecho por medios violentos y arbitra-
rios la transmisión del Poder Supremo; hízose ahora legal-
mente, y la Asamblea Nacional de- la Repúlilica d»5Cídió cele-
1 i.u t«n fivnsto acontecimiento declarando fiesta nacional ©1
\rar20 del afio en curso,
Kl Gobierno del Sr, Escalón sigue los mismos acertados
rmnbo* que el anterior. De las medidas recientemente adopta-
da©, y de los reíniltadon de las que ya se pusieron en práctica
en aB08 precedentes, dio noticia el Secretario de Gobernación
y Fometitüi en la iiltima Memoria presentada al Congreso de
Oiputados.
El fftrrocarril de Occidente» servido por una Compañía in*
glesn, funciona con regalarirlad^ y se trabaja para conseguir
que continúen las obras del ferrocarril central y que aumente
el servicio de vapores en el Pacífico. Se han hecho i in portan te*
oliras de saneamiento en la ciudad de San Salvador» Da exce-
lentes rasiiltados la Escuela do Ai'tes, Oficios y Agricultura,
dirigida por los PP. 8ale*íTano8. Entá bien organizado el servi-
OJO de estadística; el nuevo Cuerpo de Ingenieros oficiales ha
roAlirádo trabajos de importancia, y pronto se terminará el
"' *'^' mapa de la Repúhlicaí encomendado á la casa ingleníi.
i low Son5 Limited.
80 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
El ramo de agricultura, fuente principal de la riqueza del
país, está á cargo de Juntas y Comisiones especiales, y hay una
ñaca modelo en la que se ensayan nuevos cultivos y nuevos
procedimientos de producción. La «Fiesta de los árboles «, en
3 de MavQ, es fiesta nacional. A partir de este año de 1903 se ce-
lebrarán todos los años, en Julio y Agosto, certámenes agríco-
las é industriales.
Por decreto de 13 de Junio de 1903 se reformó la enseñanza
superior. Se híin suprimido el Consejo de Instrucción pública y
el Kectorado de la Universidad Nacional, y se crean las siguien-
tes Facultades, con el carácter de Escuelas profesionales: Juris-
prudencia; Medicina, Farmacia y Cirugía dental ; Ingeniería,
anexa á la Escuela Politécnica. Cada Facultad tendrá su Junta
directiva, cuyos Vocales serán nombrados por el Poder Ejecu-
tivo hasta que se promulgue la ley orgánica de Instrucción
pública, y después per los Profesores de cada Facultad, en vo-
tación nominal. En la Facultad de Medicina y Farmacia se ad-
mitirán señoras y señoritas.
Pónese en guardia el Gobierno contra posibles agitaciones
(le carácter socialista. El Diario Oficial de la República hizo
saber que, así en la capital como en otros lugares del país, al-
ganos obreros han venido pidiendo á los jefes de sus respectivos
calieres aumento de salarios.
El hecho en sí nada tiene de particular, tanto más habién
(lose verificado ese movimiento con orden y en condiciones
propicias para el mutuo entendimiento entre los jefes de talle-
res y los obreros. Pero al favor de esa aspiración de los obreros,
•íiertos espíritus revoltosos han querido excitar los ánimos de
las clases trabajadoras, y abusando de la libertad que las leyes
íí^arantizan á todos los ciudadanos, hacen propaganda anar-
((uista y tienden á producir conflictos, que la autoridad no
puede ni debe tolerar si ha de mantener el orden y el equilibrio
sociales. VA ÍTobierno declara (jue, naturalmente, desea el bien-
EL SALVADOR
H1
estar y progreso de las clases obreras del país» y a ello h ¡i de
contribuir siempre con toda efieacia; pero no pnede consentir
•jue 98 perturbe la marcha armónica de hi colectividad social, y
tieDe la firme resolución de proceder j si las circunistancias lo
exigieran, con toda la energía que la tranquilidad y Ir.^ 5nfP^
reaes páblicos demandan,
II
Kt tsunto Burrell -La «Compañía Comercidl de SI Salvadorn.— Preteosio-
nefideloR p^nquls. —Laudo arbitral protestado por el QobierQo aalvado-
riao,- Nueva? negociftciones,— Convenio entre la República y la Coxnpa-
ñín.—RatiflcadoD del Convenio y proteataá de ia Asamblea Nacional, -El
AiUUtoGulrolo.
En el año 1B94, el Gobierno de El Salvador concedió ¿i luia
compañía el privilegio de transbordar pasajeros y mercancías
en el puerto del Triunfo. Un tal Burrell constituyó en San
Francisco de California otra Sociedad, «The Salvador Com-
mercial Oompanyí>j que suscribió 501 a(!ciones de la del Triunfo,
con lo que el citado yanqui y un su liermano consiguieron diri-
gir, de acuerdo con otros compatriotas suyos» los asuntos de esta
última empresa. Pero la dirección fué desastrosar ^^ Compañía
se arruinaba y hubo necesidad de declarar la rjuiebra.
Se procedió en todo con arreglo á lo que prevenían los Esta-
tutos de la Sociedad y disponen las leyes del país. No obstante,
ios Hccioiiistas norteamericanos se propusieron hacer bueno
para ellos el negocio á costa de los salvadoreños j y reclamaron^
a])oyados por su Gobierno^ que tnvo la osadía de pretender que
1m autoridades judiciales de El Salvador anularan sus propias
decisiones, que se reconstituyera la empresa y que se diese á
los reclamantes los cargos que en ella tenían. Como era natural^
él G-obíerno de aquella R6páblic& se opuso á tales exigencias;
^1 de Washington pidió entonces 448.800 pesos oro para los
suyos, no se avino tampoco El Salvador^ y al fin se sometió la
cuestión á un arbitraje,
6
LOS PUKBDOS KISPANÜAMMRIOANOíi
y ios arbitros reanidos en Washington tuvieron á bieu con-
tienar á la ReíjábÜGa de El Salvador al pago de 523,178 pesos
oro, con lo que Burrell y sus colegas hacían negocio redondo;
bajo su administnitíiíSn so consamió la mayor parte del capital
de la Compañía del Triunfo, se llevaron el vapor de ésta, impi-
diendo así que pudiera continuar el tráfico á qne estaba obli-
gada por la concesión y arrebatando ese importante activo á
la Sociedad en quiebra, j además pretendían embolsarse los
523.000 pesos.
Tratando de este enojoso asunto el último Mensaje del Ge-
neral Regalado, hacía constar el sentimiento de indignación
que el laudo de la mayoría de los arbitros produjo en el cora-
sEÓn de los salvadoreños, «sectimiento qne ha encontrado un
eoo universal de simpatía, manifestado ya por medio de las
principales publicaciones de Europa y América. En oumpli-
miento de lo acordado por la Asamblea Nacional del año ante-
rior, que protestó contra dicho laudo, el Ejecutivo está en la
disposición de no aceptarlo, por ser vicioso y nulo, tanto por
los procedimientos festinados qne empleó la mayoría del Tri-
banal de A_rbi traje, como porqne en su esencia conculca las
principales estipulaciones del Protocolo de Wáshioj^ton^ de
donde íie originaron los poderes que los arbitros han extrali-
mitado al dictar tan trascendental resolución. Así lo han he-
cho constar algunos de los principales órganos de la prensa de
Europa y América, y así lo sostienen también eminentes pu-
blicistas de reputación universal que espontáneamente han
estudiado el asunto».
Fuerte con el apoyo de tan célebres eminencias jurídicas ^
creyó el Gobierno de El Salvador qne no se infringía ningún
principio de Derecho Internacional al desconocer toda autori-
dad legal al laudo Dickson*Strong.
Al efecto^ la Cancillería salvadoreña, por medio de su Lega-
ción en Washington, abrió nuevas negociaciones, á fin de que
SUS intereses no quedasen conculcados por la injuata resol ncCdn
m* SALVADOR
H3
I los jueces antes mencionados. Para lograr ese objeto» el ár^
biüro de El Salvador, cuyos derechos le fueron de5conocidos
por loB otros jueces i raíz de pronunciada la sentejicia; pro-
testó enérgicamente contra ella, dejando á salvo los derechoa
de la República,
Signiendo el espíritu de las conclusiones adoptadas por el
Congreso Panamericano de México, la Cancillería salvadoreña
jazgó que el caso estaba coraprendido en los Pactos que aquel
Congj'eso celebró con relación á la materia de reclamaciones
pecnní arias. Con ese fín se dirigió á las demás Cancillerías
ti span o americanas, solicitando la cooperación de sus buenos
o^cios, toda vez que el asunto se relacionaba con las estipn-
laciODds 4e los Pactos en que aquéllas son c on si g^n atarías con
la de El Salvador,
El rei^ultado de las nuevas negocirtriories no st? hizo esperar
mucho. La irritante reclamación de la ^Salvador Commercial
Cortipany* y de otros ciudadanos yanquis, conocida con el nom-
bre de c Asunto BurrelU, va á ser satisfecha, con las posibles y
rdlatívas ventajas que ba logrado el Gobierno de El Salvador
El capital qne el laudo les reconoció se reduce á un 67 por l(X).
pagadero á razón de 50.000 pesos oro americano cada año, con
eX interés del 6 por 100 desde el 8 de Mayo de 1902 basta la can-
celación definitiva (1).
I í ifíulosá y 3í1él C(»nvenio difien «sí: ^La Rejnihlicft ítc Kl Sahotínr
«ntTí»|fiirí» «lentrode cuatro raesea, lí contar 4e In fechn <ie este ínstnimenlo
n? de Ajíufítú) ftl TniúD Natinoal Bank of naklimd^ Oaklanj), CAlifomla^ como
flii^Í<^f»iiif jjartú fi« loá feclamantes, boDÓ& nacionttles de dicliA Ui»pút>tÍ(ilL, ga«
nutif.Atíúñ por un diez por rieato ññ loe íierecboí^ de Arluanat^i que re|>reftea-
títii lin raínr equiViiLente hI sesenta y aiete y medio (>t7 Vj%' V^^ tu'nU> íle la
«djii'ticíición liBchu el ocho de Mayo de mil novecientos rtos ^ }>a,jio <;] Proto-
colo Ha>'-Z*ldíviír, quea8(?jeade á quinlentoii veiiiítítri^a tüiI ciento selentu y
fnít^ú (»e&os ^esetiift y rnutro centavos ($ d*^J7H^H4). T*os erpreandos bonos se
hmti lie eoiUir en atete ^erie^, que r«'|ir<*.sentiin kij8 rttitpp<rtivo8 año§ de v^nci-
taleuio.
84 LOS PUBBLOS HISPANOAMBUICANOS
El famoso laudó de 8 de Mayo de 1902 fué un verdadero ul-
traje á los derechos de la República de El Salvador. Como el
Dr. Luis von Bar, miembro del Tribunal de Arbitros de La
Haya, declaró en razonado dictamen, aquel laudo era comple-
tamente nulo; en primer término, «por graves vicios de fondo,
á saber: carencia de motivación, ó sea de exposición razonada
de motivos ó fundamentos del fallo, y vicio substancial, con-
sistente en no haber estudiado cosa alguna acerca de las deu-
das de la Sociedad, y en segundo, de una manera especialísima
é incontrovertible, por extralimitación de los arbitros en el
desempeño de su cometido».
Sin embargo, el actual Gobierno de El Salvador, procediendo
con exquisita corrección, ha considerado como deber de honor
«íumplir las decisiones del Tribunal de Arbitraje, por injustas
que sean. Ha instado y conseguido la deducción indicada, y
procura ahora arbitrar los recursos necesarios para satisfacer
la obligación.
La primera anualidad ha de pagarse en Mayo próximo, y
con este objeto y el de reconstruir el Palacio Nacional, el Pre-
sidente acudió al Congreso, convocándolo á reunión extraordi-
naria. El Mensaje de aquél se leyó en la sesión del 4 de Sep-
tiembre. Se propuso un empréstito de 1.000.000 de pesos- oro y
la creación de varios nuevos impuestos, y se pidió también au-
torización para cancelar en masa la reclamación Burrell, caso
que los interesados concedieran compensaciones suficientes á
ese sacrificio.
Sobre estas proposiciones informó cuatro días después la
Comisión de Hacienda. La mayoría, en su dictamen, después
de consignar que la historia de las Repúblicas de América no
registra una página tan triste como la que actualmente se con-
signa en la de El Salvador, toda vez que se le obliga á pagar
una suma que nunca ha debido, por el solo capricho de un país
poderoso que se dice atntgo y protector, se declaraba resuelta-
mente opuesta á todo empréstito extranjero, pues una triste
eatpftrieDCia ha enseñado á los salvadoreños que tales negocia-
Hones dieron siempre resultados contraproducentes y onerosos
4 loB intereses nacionales. Opinaba, pues, que para pagarla re-
cljimftción Bmrell se recarriera á las fuerza>s propias del país,
o§ decir, á la riqueza nacional, estableciendo nuevos impuestos
basados en la necesidad imperiosa que por ahora aflige, y en
cuanto es posible en la justicia é igualdad, y propuso varios
recargos sobre aforos de mercaderías, metales preciosos, ag^uar-
dientes^ exportación de cueros^ hule j plata acuñada^ cédulas
de vecindad y sueldos de empleados.
La minoría de la Comisión formulo voto aparte por creer
inconvenientes^ antieoonómicos é impolíticos algunos de los
impuestos citados, y teniendo en cuenta que las sumas que ex-
traen las Sociedades mineras de los Departamentos Orientales,
segán datos auténticos publicados ofícialmente, son cuantio-
sas, y las utilidades que obtienen enormes, pues exportan en
conjunto en un año de 2 4 3 millones de pesos oro, con una
ganancia líquida de dO á. 40 por 100, propuso que se gravara su
exportación con 2 */• por 105 oro ad valorem^ impuesto que re-
presentará* poco más ó menos, lo que las referidas empresas
lian recibido, reciben y continuarán recibiendo del Gobierno
on franquicia» aduaneras> Al menos, en circunstancia» ano
males como la presente, es muy justo que contribuyan los qut^
í.!%nto provecho sacan del pa^íe. Con esto y otros impuestos ad-
misibles habría recursos sobrados para atender el servicio de
la deuda BurrelL
El Convenio, que tenía fecha de 17 de Agosto, fuératiticado
por la Asamblea Nacional de El Salvador el 22 de Sejítiembre;
maB no sin protestar una vez más contra la injusticia de obligar
á la República al pago de una cantidad que no debe. En el se-
gundo coiisideraado se dice: Mque aunque el laudo arbitral del
8dd Mayo de 1902 fué injusto é ilegal por no haberse sujetado á
Ia« bases del Protocolo Hay*Zaldívar, por haberse dado á los
recia man t<?« una indemnización puramente especulativa é imp»-
gjuaria.oon violación expresa del nrüíciüo 6.*^ de dicho Pro-
tocólo, lo cual constituye una extral imitación de poderj y en
vista déla actitud oficial y hostil del Gobierno americano, quien
ba mandado cumplir aquella sentencia inicua» y para evitar
h1 país una mayor humillación y más graves perjuicioa, ge
decreta, etc.#
Y el artículo 4." recomienda al Poder Ejecutivo *que se di-
rija á'los Gobiernos de las Repúhlicas Latinoamericanas, bis*
toriando este escandaloso negociado por medio de una exposi-
ción razonada de las cansas qne originaron la reclamación
Biirrell, de la conducta irregular y anómala de los Jueces ar-
bitros y la observada por el Gobierno de los Estados Unidos,
con la correspondiente protesta de la violación de nuestros de-
rechos, por si alguna vez podemos reivindicarlos, que no du-
damos será cuando se abran paso la razón y la justicia ante el
Gobierno de aquella nación civilizada».
Otro asunto referente también 4 deuda contraída por el Eíí-
tado, ocasionó algunos desórdenes en la capital de la Repúblícíi
en los últimos días de Septiembre de 1903.
Se trataba de una obligación contraída por el Poder Eíecn-
livo en Mayo de 1893 á favor de I>. Ángel Guirola^ á quien se
reconoció un crédito de 2B3.CXX) pesos oro» Transcurrieron los
años sin poder amortizarlo^ y en 6 de Junio de 1908 se pactó con-
venio, estipulando que se hiciera al pago en dinero efectivo.
El Gobierno dio cuenta de lo convenido al Cuerpo Legislativo,
y el Congreso aprobó el arreglo hecho* «Engañado el pueblo
por algunos agitadores, se le hizo creer que se trataba de reco-
nocer al Sr» Guií'ola una suma de diez ó doce millones de pesos;
que habían mediado fuertes sumas entre el prestamisttii el Con*
greso y el Ejecutivo; que se obligaría á las clases proletarias á
dar parte considerable de sus pequeñas ganancias, para can-
oelai' aquel crédito^ procedente de imaginarios perjuicios, per
íidamente reconocidos, Se llegó hasta el extremo de regar di
EL SALVADOR
ñero entre las clases ínfimas de la sociedad, á fin de mantener
ana agitación permanente» (1).
Los tumultos populares llegaron á la galería misma del Con-
greso, perturbaron los trabajos de éste, y reconsiderado el
acuerdo anterior, fué desaprobada la contrata por unanimidad,
dictándose, en consecuencia, el decreto del 1.° de Octubre, por
virtud del cual el crédito del Sr. Guirola queda comprendido en
el decreto legislativo de 15 de Mayo de 1901, que mandó liqui-
dar y convertir en bonos de El Salvador, actualmente corrien-
tes, las deudas del Estado no prescritas que hasta aquella fecha
no hubieran sido presentadas para su conversión.
Las imputaciones de peculado hechas al Presidente y á su
Gabinete quedaron absolutamente desmentidas por la conducta
del Ejecutivo, que procedió en plena luz y á la faz de la nación.
Negocios turbios requieren misterio y obscuridad y no se en-
tregan á la discusión y al examen público.
(1 ) Diario Oficial de la República de El Salvador, del 13 de Octubre de 19as.
HONDURAS
Pobidción ele la Re[íút)lícu. -Los Siodictttos norieamericunos.— rorvenir dol
pats. -Gobierno de Tereuoio Sierra. -Lb elección presidencial.— 0, Ju&Q
An(tei A.rifiKy \K Manuel Bouílki -Querrá civil. -^Triunfo de Bonilla.
En 1888 se calculaba la ]>oblaoióii de Honduras en 382.000
almas. En 1901, se§^ún los cuadros que como trabajo prelimi-
nar del censo se lian publicado^ tenía la República 774,800, re-
sultado relativamente exacto, aunque deficiente t o da vi a , pues
no están comprendidas las tribus selváticas; podría, pues, sin
bipérbole, afirmarse que el námero vei^dadero de habitantes en
Honduras no baja de 800.000.
Bajo el aspecto económico^ Honduras casi puede conside-
rarse como una colonia de los Estados Unidos. El elemento
'extranjero, predominantemente norteamericano, le lleva los
capitales necesarios para im^pulsar la agricultura, para estable-
cer industrias, para activar el comercio, para abrir nuevas vías
de comunicación. The líondura^ St/ndicate pide y obtiene con-
cesiones y privilegios para construir el ferrocarril de Puerto
Cortés á la bahía de Fonsec&j es decir, de mar é. mar; la ^711 e-
ricati Honduras Company se compromete á canalizar el Pa-
tuca y á crear un puerto en la barra de dicho ríoj otra Compa-
ñía toma é* su cargo el ferrocarril económico de Ti'ujillo á
Olanchitoj grandes empresas explotan las caobas y los cedros
de Oaratasca, Cortés y Santa Barbara, y las minas de oro y
plata de los departamentos de Tegucigalpa y Yalle,
BO LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
La intervención de Sindicatos ó Compañías mercantiles
norteamericanas en los asuntos financieros ó económicos de
esta y otras Repúblicas de la América Central, da motivos á
recelos de que, en plazo más ó menos remoto, puedan los Esta-
dos Unidos, haciendo valer intereses ó derechos creados, ejer-
cer acción directa en la suerte de esas Repúblicas, recelo que
cobra mayor fuerza ante la probabilidad de que sean los mis-
mos yanquis quienes construyan y exploten el canal inter-
oceánico.
Sin embargo, la normalidad en la vida política y adminis-
trativa, la paz y las cordiales relaciones entre las cinco Re-
públicas hermanas, serán la mejor garantía contra posibles
ingerencias ó pretensiones de los Estados Unidos, atentatorias
á la soberanía ó independencia do aquéllas. Ferrocarriles y ca-
nales proporcionarán pingües beneficios á los Sindicatos y al
comercio norteamericano, y podrá suceder que en circunstan-
cias críticas alguna República extreme sus concesiones, aban-
donando prerrogativas ó derechos del Estado. Pero si hay orden
en el interior y paz en el exterior, día llegará en que sea posible
recuperar la integridad de las atribuciones propias de la sobe-
ranía, y en que aquellos canales y ferrocarriles, construidos en
territorio hispanoamericano, de los pueblos hispanoamericanos
sean.
De los trabajos que se acometen con capitales extranjeros, y
que revelan la importancia económica y positivo valor del te-
rritorio hondureno , y en general de la situación política y del
desarrollo que alcanzan los intereses materiales del país, daban
cuenta minuciosa en 1901 la Memoria del Ministro de Fomento
y Obras públicas y el folleto publicado en ese mismo año por
Mr. Jalhay, Cónsul de la República de Honduras en Bruselas.
Si la paz y el orden, factores indispensables de todo progreso
en los pueblos, se consolidan. Honduras tiene excelente porve-
nir. Tierra de gran fertilidad y abundante en minerales y ma-
deras, ofrece ventajoso empleo á los capitales, y el ferrocarril
interoceánico será, como dioe Jalhay^ el sistema arterial que
transmitirá la vida á toda la República, facilitando la expor*
lacióü de los productos naturales del suelo, atrayendo nume-
rosa inmigración y dáwdo mayor valor á las riquezas minera y
forestal.
Teténcio Sierra, el Presidente de Honduras» visitaba todos
lo<í dci^artamentoa de la República para conocer por sí mismo
Ids progresos materiales que se han realizado y darse cuenta de
las reformas administrativas que convenia establecer para ma-
yor cultura y bienestar del pueblo en campos y ciudades.
En el Mensaje qne dirigió aquél al soberano Congreso Na-
cional el h** de Enero de 1903 » hacíase constar que dorante los
uttatro unos de su gobierno se ha fundado el departamento de
Ift At]¿ntida en tina de l&s más favorecidas porciones del te-
rritorio, y se han creado 14 pueblos con sus correspondientes
municipalidades; se ha hecho el censo de la población; se ha
atendido con perseverancia y buena voluntad á la instrucción
páblica, aumentando el número de escuelas y reorganizando
las Normales y la de Artes y Oficios; se ha reducido la Deuda
públictv. y se ha goxado de completa pa¡c.
Loa principios del año 190¡i han sido menos satisfactorios.
En 1*" de Febrero terminaba el periodo presidencial del Ge-
neral Sierra, y en Octubre de 1902 se hHbía hecho la elección de
Presidente y Vicepresidente, y de Magistrados de la Corte su-
prema de Justicia. Eran candidatos á la Presidencia el General
D* Manuel Bonilla, el Dr. D. Marco Aurelio Soto y el Dr. D. Juan
Ángel Arias. 8e puso gran empeño por parte de unos y otros en
la campaña electoral. Hasta las mujeres tomaban intervención
en ella. La prensa publicaba largas listas de adhesiones á tal
6 cual d@ los candidatos 3^ abría «sección de honor» para las
actas y manifestaciones de las damas hondurenas^
Obtuvo mayoría de votos D. Manuel Bonilla; pero la Comi*
sión de escrutinio no presentó el dictamen correspondiente para
92
LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
hacer la declaración que procedía antes del 1.° de Febrero. Se
atribuyó este aplazamiento á propósitos de Sierra de anular
las elecciones con provecho propio ó de alg^ano de los otros c&n*
didatos. A fines de Enero el Dr, Soto salió de la República por
la frontera de Nicaragua. Quedaban frente 4 frente el Dr. Arias
y el General Bonilla, Se sabía y» que el General Sierra era re-
sueltamente hostil á Bonilla^ E»te, con los suyos, se preparaba
para hacerse fuerte en Amapala,
El 25 de Enero, Terencio Sierra, en comunicación dirigida
al Encargado de Negocios del Imperio alemán, decíale:
«íijento mucho que á U. S. hayan informado que yo no es-
toy en ejercicio del Poder Ejecutivo^ y que U. S, se dirija al
General Bonilla en calidad de Presidente de Honduras. El Ge-
neral Bonilla e:; uno de los tres candidatos que obtuvo mayores
votos; pero la elección no ha sido declarada por el Congreso^ y
aj^tiialmente se ocupa del escrutinio, Sí el 1/' de Febrero no
«stá aún resuelto quién sea /el Presidente, según el articulo lOT
de nuestra Constitución el Poder ^eoutivo quedai'á a cargo
<iel Consejo de Ministros^.
y en efecto, pocos días después la prensa oficiosa de Tegnci-
galpa decía que «el 1.** de Febrero terminó su período el Presi-
dente de la República D. Terenoio Sierra» y no hallando eUcto
el Presidente que debía sucederle, niel Vicepresidente y De-
ííignados que determina la ley, hiiEO entrega del Poder íyaou-
tivo al Consejo de Ministros. Entró éste en el ejercicio de sus
funciones legales, y como no estaba prevista por las leyes la
forma de transmisión de la Comandancia general en casos como
el presente, y no podía ejercer diobo empleo el Consejo por in-
compatibilidad, resolvió reconocer como Comandante general
de la República á D. Terencio Sierra, y éste, aunque deseaba
volver á su hogar, viendo oraenazado el Poder legitimo que él
mismo había constitaído, no puso ditícultad para aceptar el
puesto que la ley, el patriotismo y la conveniencia pública le
señalaban I púv el tiempo que las necesidades lo exigí esenii^.
HílKDÜRAS
93
Pero en el mismo día 1,* de Febrero, el General D. Manuel
Bonilla consti traía Gobierno en Amapala, dirigía, como Presi-
dente, un manifiesto á los bbndnreños y nombraba Ministro de
la Guerra al General D. Salomón Ordóñez, encargándole ade-
más, interinamente, el desempeño del Ministerio General. Sin
perder tiempo, los Generales Ortez y Medal, del partido de Bo-
nula, abrieron campaña contra loa de Sierra, y hubo escara
masas y combates en el portillo de Lob Limones y en otros
pnntoa.
l^ se renníó en Tegncigalpa el Congreso Nacional, al que
faltaron mticbos de los Diputados propietarios; dióse cuenta
del dictf^men de la Comisión <jne había hecho el escrutinio de
votos j>ara la Presidencia y Vicepresidencift, y, descontadas las
áetas de varios pueblos pbr carecer de autenticidad, se llegó, en
cnaoto á la Presidencia, al rebultado siguiente:
General D. Manuel Bonilla, . . - 28.560 votos.
Doctor D. Juan A* Arias. 25,118 ^
» D. Marcos A. ."^ot> 4>iF>7 *
Como la mitad del número total de electores era 29*2<i9, no
bübo mayoría absoluta para ninguno de los candidatos y, con-
forme al precepto constitucional, el Congreso debía elegir entre
los que habían obtenido mayor numero de sufragios. Vota-
ron ^S á Arias* 3 á 8oto y 2 A Bonilla. Inmediatamente tomó
posesión Arias de la Presidencia de la Bepúblioa.
Los bonillistas no reconocieron la legalidad de los actos del
Congreso* La Asamblea Nacional se hallaba disuelfca por ha-
berse retirado hacia la frontera la mayor parte de los Diputa-
dos, entre ellos el Presidente del Congreso, y no podía reinsta-
larse sin previa convocatoria. Además, habíanse anulado márü*
de la tercera parte de las actas sin causa justa.
Entre tanto, el Comandante general Sierra, al frente de
unos 2,000 hombres y con 6 cañones había acudido en auxilio
9\
LOS rusBr.o8 hispanoamhiiioanos
d© los Generales que sostuvieron las primeras acometidas d©
lo8 bouilüstas. Estos iban levantando fuerzas en todas partes;
MondragÓD vencía á Ferrera en Ocotepeque, Meda) h Tallado-
res en Lamaní. Días después moría fusilado "Valladares^ según
fie dijo por instigaciones ú órdenes de Arias, que atribuyó k ti'ai-
GÍón el fracaso de Lamaní. El 22 se encontraron en El Aceituno
Bonilla y Sierra; se peleó hasta el 24, y el segando tuvo que
retirarse»
A ! principios de Marzo habían ganado mucho terreno los
bonillístas. Márcala era su cuartel generaL El 4 era derrotado
y muerto en Talgna el artista Fervora; el 8 Medal vence otra vez
en Lamaní y ocupa ¿ La Paz, Comayagua y otras plazas. Tam-
bién en los distritos del Norte iban predominando los partida-
rios de Bonilla, El día 15 hubo empeñado combate en Pespire,
al Sur: los de uno y otro bando se atribuyeron la victoria.
Al empezar Abril, las fuerzas boníl listas, qne acaudillaba el
General en Jefe Al varado, están ya en disposición de caer sobre
Tegucigalpa. En el Sur» el General Gallardo vence en Coray el
día 7. Sierra estaba en Nacaome; de aquí sale con 9CX3 hombres
y (? piessas, y íroma el desquite contra GN-Ilardo, que cae heindo de
tres balazos. A todo trance quería Sierra recuperar su hacienda
de Coray para poner á salvo papeles de importancia* Acuden de
todos lados fuerzas bonillistas, que cercan á Sierra. Las tropas
de éste» segán decía un periódico del país afecto k Bonilla , «se
batían como demonios». La noche del 8 al 9 f iii^ terrible; mu*
rieron sobre el campo más de 100 por ambas partes, cifra con-
siderable» paes los combatientes no llegaban á. 2.000. A las cinco
de la mañana del 9 emprendió Sierra la retirada» yéndose hacia
la fro litera salvadoreña»
Quedaba Arias en Tegucigalpa con unos 800 hombres; le ro-
dearon de 7.000 á 8.000 enemigos, que iniciaron ataque contra
las posiciones qlie defendían la ciudad* Mediaron los Cónsules
y Arias capituló, <iomprometi endose a salir sólo con su Estado
Mavor armado hiisfca la frontera. Pero se llevó más fuersaB^
HONDURAS
95
municiones j metálico. El mismo Cuerpo consular der^laru qxi&
Arias no había cumplido la capituiación. Además, se encontró
el cadáver del español D. Nicolás Arnero, & quien se haljía
ahorcado y sepultado en un patio del Palacio Nacional. Por
todo esto, Arias y sus compañeros fueron detenidos en la ma-
ñana del 15,
En La Gaceta de 2(1 de Abril se insertaron los primeros de-
cretos firmados en Amapala por el Presidente M^annel Bonilla,
General de división. Un semanario semioficial, ElUepublirano,
ba publicado documentos relativos á la contienda entre Arias
y Bonilla, y á la campaña que terminó el 13 del citado mes.
Entre ellos figuran telegramas tomados del copiador de la Co-
mandancia general, segdií los cuales el Gobierno del Doctor
D, Juan Ángel Arias prescindió del articulo 27 de la Constitu-
ción hondurena, que declara absolutamente abolida la pena de
muerte, y mandó que se fusilara, de sargento á G-eneral, á todo
prisionero de guerra. El estado anormal del país, á pesar de
los elementos con que contaban Arias y Sierra, sólo ha durado
poco más de dos meses. En todas esas Repiíblicas hay ahora
gran deseo de paz y las guerras civiles acaban pronto-
El 17 de Mayo el Greneral Bonilla ratificó ante el Congreso
Nacional la promesa que había prestado ante el Alcalde muni-
cipal de Amapala el 1/' de Febrero, fecha en que asumió el Po-
der Ejecutivo.
IT
El (eri'GCttiTil interaceAwiCií y loa emfu'éstitos: uoa deudii <le ÍHLf)OO.(X)0 «li*
pesoA rírt), — AuClllutJ, propósitos y rioadoctii del hctunl Presí denle.
Eu asunto de suma gravedad se halla ahora empeñado el
Gobierno hondureno.
"unos cuarenta años hace que se trató de llevar á cabo la
construcción de una línea férrea que uniera ambos Océanos,
desde Puerto Cortés al golfo de Foiiseca. Hubo que buscar re-
96 LOS PUBBL08 HISPANOAMBRICANOS
carsos fuera del país; se acudió al empréstito^ obtuviéronse en
Londres los capitales qne, según presupuesto, se consideraban
necesarios para tan importante obra, y empezaron los trabajos.
Fué preciso susp^iderlos, cuando sólo se babian constrnido
unos 90 kilómetros —de Puerto Cortés á La Pimienta — , porque
faltaban fondos, y tal desprestigio cayó sobre los bonos de los
empréstitos, que llegaron á cotizarse al 2 por 100 de su valor.
Del capital de los empréstitos, parece que, á lo sumo, ha-
bían llegado unos 500.000 pesos oro á poder de la Administra-
ción hondurena; pero con tal arte han procedido los especula-
dores, los cuervos del agio, que esos 500.000 pesos son ya
96.000.000.
¡Xoventa y seis millones de pesos oro debe la Hepública de
Honduras á una Sociedad ó Sindicato inglés ¡ ¡Noventa y seis
millones de pesos oro ha costado un ferrocarril construido en
terreno llano, ciyo total recorrido debía ser de unos 300 kiló-
metros y del que sólo ^e explotan 92! ¡A más de millón de pesos
oro el kilómetro!
Los fautores del negrocio lo han venido preparando magis-
tralmente. Consiguieron primero el descrédito y la consiguiente
enorme baja de los valores: compraron después los bonos á
ínfimo precio, y cuando se presentó en Londres un represen-
tante -le Honduras para pactar un convenio con los tenedores
'i'* aquór..-^>. necráronse á aceptar proposición ninguna Exigen
■iue H:n.i;;ras pague ínteiriw la deuda ficticiamente creada, ó
.[.le se someta á las dur.is o'»ndioiones impuestas por los acree-
dores.
En efecto, on nomb"o de T'ie C riKiration '^r Fortit/n Jyond-
fi.^iih- -s. le Loii.iros, Ni". Wir.ianí .T. IV.aiu reclama '.a entrega
'.oí ferroo.irri' de P/.er:.^ Cortés íi La riinienta. y e! i ago de la
antigua deuaa e\tvan;or.i vio -a -vo: üb'ic.i y vie 'os empréstitos
contrata. K>s eiv ISí*T. l^-*^^ y 1^70 i\i"a 'a v',->'.:struoc:.r. del ferro-
carril i t; : c r o », »\\ II i c .-» H muí u r a s . p uo s . d o ■ ^ {» o u t r e ¿r ;i r e 1 f erro-
carril c.^nst-uivlo V cu c Mi^:ruccion do ::.ar á !r.ar. con todos
HONDURAS
97
sas anejos, con todas las tierras q^ae estaban hipotecadas al
pago de los empré^jtitos y con todas las concesiones que el Go-
bierno había otorgado para la construcción de la citada via;
pagar los empréstitos qne hoy, con ana intereses» importan los
íí^ millones de pesos Ot'o, hiíiotecando en garantía las Aduanas,
de las en al es debe sacar, con preferencia á toda otra obliga-
ción, 100.000 pesos en cada uno de los primeros cnatro años,
120.000 en los cuatro siguientes » y asi aumentando hasta llegar
A 1,000,000 anualas; pagar los gastos anteriores de todas estas
negociaciones y los actuales; hacer esos pa^os así en paz como
en gnerraf procurar, por último, que intervengan en el asunto
los Gobiernos de 8, M Británica y de los Estados Unidos.
En suma; »i tales exigencias prosperasen» Honduras perde-
ríay#con el ferrocarril, la mejor parte de su territorio, tendría
que pagar integro el capital de los empréstitos y los Intereses
y gaí5tto8 de Jos tenedores de bonos en relación con aquéllos, no
jiercibiria rentas de aduanas y quedaría sctmetida á la tiitela de
ingleses y yanquis. Es decir, desaparecería Honduras del mapa
político de America como nación libre y soberana,
Claro es que para que las cosas hayan llegado á tal situa-
ción han sido precisas, no tan sólo las malas artes de la usura
y la mala fe de los extranjeros y nacionales que intervinieron
en este negocio, sino también la incuria de los gormantes
hondurenos, en parte excusada por el anormal estado del país
en aüos anteriores.
La reclamación de Mv, Blain ha sorprendido & todo;^. Nadie
conocía en Honduras el verdadero origen de esa enorme deuda
ni 9u estado actual, y todos se asombran de que la i pequeña
República haya podido devorar 96.000,000 de pesos oro con
motivo de la constr acción del ferrocarril.
Lo qne sí puede asegurarse es que los intereses de la Repú-
blica han sido escandalosamente defraudados por cuantos en
Europa tomaron parte en las negociaciones de los €tmf»re¿stitos
en la administración de los fondos que produjeron, y que por
98
LOS PUBBLO^ HISFANOAMERIGANOS
consecuencia de tales fraudes se frustraron laa aspiraciones del
p&is y el pensamiento del Grobierno respecto del ferrocarril,
arruinando al mismo tiempo el crédito de la nación en el ex-
terior.
Años hace qne este asunto, así como l^s empréstitos del Pa-
raguay, Santo Domingo y Costa Rica, llamaron la atención
del Parlamento inglés, que en 1875 nombró una Comisión en-
cargada de investigar las circunístanciaB de esos contratos y las
causas que motivaban la falta de cumplimiento. Entonces se
pusieron en evidencia los fraudes y se demostró el origen vi-
cioso de las den das. No obstante, ahora parece que el Gobierno
británico apoya las reclamaciones, y basta se trata de interesar
en ellas á los yanquis, sin duda para que no se opongan, en
nombre de Monroe, á cualquier acto ^e fuerza que contra hon-
duras pueda intentar la Gran Bretaña.
El actual Presidente de la República, General Bonilla, com-
prende el peligro y rompe con la tradicional apatía de los polí-
ticos hondurenos; pide á los reclamantes la justiticaeión desús
créditos, y resuelve buscar y láiblicar cuantos documentos sir*
van para demostrar la irresponsabilidad de Honduras en los
fraudes y especulaciones que han originado la enormOi incon-
cebible deuda.
Ahondando en la investigación^ han de salir á luz muchas
írregttlaridades. Desde luego, y con referencia á noticias de
Nueva York, á que dio publicidad el Diaria Oficial de Kl Salva-
dor, parece que el Sindicato norteamericano que tomó ¿ su cargo
la construcción del ferrocarril y que no cumplió sus compro*
misos, estaba obligado á pagar los intereses de los bonos que
había en Inglaterra. Se ha dicho que la cláusula que establecía
esa obligación se suprimió al traducir del español al inglés el
contrato* Niega este supuesto Mr. Sprague^ Vicepresidente de
la Compañía, pero afirma que no se pagaron los intereses por-
que los tales bonos son ilegales.
De todos modos, loque resulta indudable es la confabula
HONDURAS
99
cíón de especaladores yanquis, ingleses^ y acaso alguno que
otro hondureno, para realizar lo que en el lenguaje financiero
se llama un buen uegocio^ y en. los Códigos penales tiene otra
denominación.
Conñamos en que los actuales gobernanteij de Honduras
tendrán la energía necesaria para impedir que se perpetre esta
gran estafa internacionat.
Bonilla es hombre de carácter y parece que 1© animan bue-
nos propósitos. Pone empeño en fomentar la riqueza pública^
medio el más eficaz de impedir moyimientos revolucionarios y
de consolidar la paz pública, y con ella ganar crédibo y atraerse
la simpatía y consideración de los demás Estados. Quiere inmi-
grantes útiles para la agricultara y la industria, y ha circulado
tnstrnccíones a los representantes de Honduras en el extranjero
para qne informen acerca de las medidas que los respectivos
Oobiernos ban tomado con objeto de aumentarla inmigración^
sobre los sistemas de cultivo de frutos que produzca ó pueda
producir Honduras y que se hayan emi'leado con buen éxito en
los países en que residen dichos representantes, sobre la con
srenieneia de abrir mercados para los productos hondurenos,
sobre el sistema de educación popular y sobre lo dispuesto
para fomento de la agricultura, ganadería, minería y demás
industrias.
Todo esto podrá realiísarse s¡ no lo imfiden los adversarios
del nuevo Presidente,
El General Bonilla, después de haber conquistado el Poder
por la fuerza de las armas, hizo que el Honí^reso Naolonal de*
clarase la nulidad de todos los actos de la Asamblea reunida
entre el 13 de Febrero y el 21 de Marzo de 1903 y, posterior-
mente, por decreio de 28 de Octubre, mandó crear una Junta
para el examen de las cuentas que llevaron los empleados del
orden civil y militar electos por aquella Asamblea, y, en gene
ral^ de las de todos los que, por algún concepto, manejaron
fondos públicos desde el 31 de Enero al 13 de Abril. Entre
100 LOS PUEBLOS HtSPANOAMHKlCANOS
tanto, fancionaban los Tribunales de Justicia para aplicar se-
veramente la ley á los que la hubieran infringido durante el
periodo de la guerra civil.
No es, pues, el actual Presidente de Honduras de los caudi
líos vencedores que transigen ó perdonan, y, por consiguiente,
los vencidos y humillados por él mantienen vivo su resenti-
miento , se agitan y conspiran , y ya los periódicos oficiosos ó
semiofioiales de Tegucigalpa anunciaban á fin de Noviembre
que ora preciso tomar medidas enérgicas para asegurar la tran-
quilidad pública amenazada.
NICARAGUA
Cu pi tal ea extranjeros y empresas de obma páblíc*a y euloniKiicíón.-Nue-
voñ códíges. -TentBtíYaa revoluciouariiiB. -Aimiistíft,— El PTesidetite y U
Asamblea NhcíodhI LegUlHtivH.
Preside esta Eepáblio» el General D, José Santos Zelaya.^
reelegido para el período 1902-1906.
También los capitales extranjeros briscan empleo en Nicara-
gna, Sn Gobierno desea fomentar laí! obras públicas, especial-
mente los ferrooarrile^, y abrir fácil salida á los frutos que pro-
duce su fértil territorio.
En el Mensaje que leyó el Presidente el 1.** de Agosto de 1903|
se declaraba que, convencido el Gobierno de que el Estado no
puede ni debe administrar empresas de ferrocarriles, habfn
risto con gusto la propuesta del Sr, Frank B. Passmore, re-
presentante de un grupo de capitalistas ingleses. Al efecto, se
esperaba la contestación que dicho señor debía dar ¿ las condi-
ciones en que el Gobierno está dispuesto 4 vender íos ferroca-
rriles y vapores nacionales. El Sr. Carlos Th ornas Manniíig, en
representación de una sociedad de los Estados Unidos de Amé-
rica, ofrecía comprar la misma empresa en condiciones favora-
bles, y si el contrato se lleva i efecto se obliga á construir
nuevas líneas que establezcan comunicación fácil con los De-
partamentos del Norte y con la costa atlántica»
En lo de Mar'üo se había puesto al servicio público la nueva
línea del ferrocarril central, suprimiéndose en consecuencia el
tr&ñco de vapores en el lago de Managua.
102 L08 PUlfiBLOS HISPANOAMERICANOS
Un yanqui, Mr. Dietrik, se propone colonizar en el departa-
mento de Nueva Segovia y comarca de Gracias-á-Dios. Según
contrato que celebró con el Gobierno, obtuvo en arrendamiento
tierras por un período de veinticinco años. Construirá muelles
en el río Segovia y una nueva ciudad, Puerto Dietrik, en una-
isla que hay en la desembocadura del rio.
Esta concesión ha motivado reclamaciones por parte de
Honduras , que alega derechos sobre los territorios del cabo de
Gracias-á-Dios.
El Gobierno no omite medios para dotar al país oe una le-
gislación avanzada, completa hasta donde es humanamente
posible y, de conformidad con anteriores disposiciones, nombró
una Comisión Codificadora compuesta de ilustrados jurisconsul-
tos, la cual ha concluido ya el Código Civil y el de Procedi-
mientos.
Algunas tentativas revolucionarias han alterado la tranqui-
lidad pública en estos últimos tiempos. Los enemigos de Ze-
laya, más ó menos directamente apoyados por 'colombianos,
en 1902 fletaron un vapor para hacer desembarco en la costa
oriental, en la zona de Blewfields; vencidos, tuvieron que ren-
dirse, y casi todos los invasores quedaron prisioneros.
Zelaya tiene significación liberal, y no se había recatado en
mostrar simpatía hacia los hombres de sus ideas que combatían
til Gobierno conservador de Colombia. De aquí el apoyo con que
éste favorecía á los adversarios del Presidente de Nicaragua.
Al año siguiente, en 1903, con motivo de la guerra civil de
Honduras, se renovó la agitación en Nicaragua. Hay entre esas
Repúblicas de la América Central y entre sus partidos políticos
relaciones muy íntimas y demasiada comunidad de intereses
para que la suerte de unos Gobiernos pueda ser indiferente á
los otros. Zelaya era afecto á Sierra y Arias, y, naturalmente
los bonillistas procuraban suscitarle dificultades. Las tropas de
aquél tuvieron que abrir ruda campaña contra los que preten-
NICARAGUA
W3
dían derribarlo del poder y qne lograron, durante algunos días,
dominar en pueblos del la^o y de su zona oriental, Se consiguió
desalojarlos de San Carlos, á orillas de San Juan y cerca del
lago Nicaragua, y ¿ mediados de Abril la revolución estaba
sufocada.
El 11 de Julio se decretó amplio perdón é incondicional am-
nistía para todos los reos de delitos políticos. Lros que estaban
presos fueron paestos inmediatamente en libertad.
Después solicitó Zelaya autorización del Congreso para au-
sentarse temporalmente del país.
cPara corresponder^ decía, á la contíanza que en mí depositó
el pueblo he tenido que trabajar demasiado» La tensión cons^
tantfi de mis escasas facultades mentales y la labor ímproba que
lian ocasionado nuestras reformas y la represión de movimten*
tos subversivos tan repetidos en el período de diez años, han
iilterado de modo notable mi salud; y f»ai'a recuperarla pido á
vosotros^ honorables Representantes, me concedáis permiso
para salir de la República cuando las circunstancias lo per-
mitan».
El Congreso negó el permiso, y el Ministro de la Goberna-
ción, contestando al oficio que le dirigió la Secretaria de aquél
informándole de la resolución de la Cámai^aí se expresaba así:
'Cumpliendo con lo dispuesto por la Asamblea Nacional Legiíi
lativa puse eu uianos del Sr, Presidente de la Bepiiblica, el Qe*
neral B. José Santos Zelaya, la iniciativa que le hace este
augusto Cuerpo, á fin de qne. apartando toda consideración per-
sonal y obedeciendo á la voluntad del pueblo, no se separe de la
Presidencia de la RepViblioa antes de haber cumplido con el
programa de la revolución liberal de 11 de Julio de 1893; el
Sr. Presidente me ha dado instrucciones para contestar á la
augusta Representación Nacional, que es para él motivo de le-
^^ítima satisfacción saber que los representantes del pueblo
aprecian con justicia los esfuerzos que ha hecho para sostener
In reforma liberal y para impulsar á la RepViblica por la senda
-Q^ LOS PUBBL08 HISPANOAMERICANOS
Ael positivo progreso; pero cree que el mi^mo hecho reconocido
A.el »^^° ^^® ^* puesto por desempeñar dignamente las eleva-
s funciones que le ha encomendado el puehlo nicaragüense,
aaba derecho para esperar que la Asamblea Legislativa tu-
, j-a la deferencia de concederle el permiso temporal que soli-
^\ó con el objeto de disfrutar de algún descanso y recuperar
^* energías que necesita en la improba tarea que se le ha im-
COST.A
RICA
r- -^^ que estén "*'''" "«'•** del ^ '"'"''Muesea
106 LOH PUBBL08 HISPAJfOAMJBRlCAXOS
pm-rtícularmente Mangle Chico^ Mangle (rrcmde. Cayos de Al-
bnrquerq^íej San Andrés, Santa Catalina, Providencia, Estando
de Veragua, así como todas las otaras islas, islotes y bancos que
pertenecieron á la antignia provincia de'Cartajsrena, bajo la de-
nominación de Cantón de San Andrés, se entiende que «1 terri-
torio de dichas islas, sin exceptuar ninguna de ellas, pertenece
4 los Estados Unidos de Colombia (1).
Del lado del Océano Pacífico, Colombia poseerá igualmente
desde las islas Bnrica inclusive, todas las islas al Este de la
punta del mismo nombre; las que están situadas al Oeste de
aquella punta pertenecerán á Costa Rica.
Después ha reclamado Nicaragua contra la mención de algu-
nas de las islas que se adjudican á Colombia y que aquélla
tiene por suyas.
Á Costa Rica le ha contrariado mucho perder el valle del
Hío .Sixanla: pero, afortunadamente para esta República, no se
atenrlíeron las pretensiones de Colombia en cuanto al derecho
fiur- al^í^aba de llegar por el Norte hasta el Río San Juan. Si
hubieran prevalecido. Costa Rica dejaba de tener costa en el
litoral atlántico.
Kste lítíí^io debía haberse sentenciado por España. En nues-
tros archivos se encuentran todos los documentos necesarios
f»ara fl'ícid ir sobre cuestiones de límites entre países hispano-
arnericariOH, y es absurdo que tales documentos, de difícil tra-
ducción rniK'hos, tengan que verterse á idiomas extranjeros, y
'ifi'í f»ersonas que desconocen la historia de la América española
-^an las llarníídas á resolver.
.íii-to es consignar, sin embargo, que en el arbitraje á que
nos referimos intervinieron, para reunir la documentación,
aclarar fHjntos dudosos y sostener los derechos de las partes,
personalidades muy doctas \ de gran prestigio en España y
M A v:i3 laints (fnis (!«• (UiUmibie, (l¡c« f 1 texto francés quo tenemos á la vista.
Hftíw íifií.B Vil <ni" í'<ilnii'l»i;i II" '"s lt<'|)iil)lica ff^'l^^ial.
-emética taífi^ ^^ ^^^^ — " — '~-,^ i
•^^ CoJon^bia- n \ '*"'^'«<'o Sílbela ""'"* :>' Costa fi¡J
^' •^«^'"» y Bilbao. ""' ^'■'^í'i^eros , '
. ^*-^ «n Costa Rí,.
* ''^«cíente expo,l!' ^^'^««'*'«e«te I« T ^" ^"^ '"^ '««a^o
»rte. -."a. ,„. ,,^ J-« '^'»'í-eo.a^,.,,„.
108 LOS PUEBLOS HISPANOAMBRICANOS
ques de que se sirve aquélla llevó recieotemente á Inglaterra
83.250 racimos. En el viaje desde Puerto Limón á Southamp-
ton invirtió diez y nueve días, y la fruta llegó en perfecto
estado.
POLÍTICA INTERNACIONAL
CENTROAMERICANA
El pacto de Amapala y los Estados Unidos de Centro América.— Fracaso de
la Federación y sus causas.— Persistencia de la tendencia federntiva y me
dios de realizarla.— Los Congresos jurídicos.— El Congreso de periodistas.
— Los Congresos de estudiantes.— La Unión aduanera.
En 1895, Honduras, Nicaragua y El Salvador habían pac
tado en Amapala la Confederación llamada República mayor
de Centro América. En Agosto de 1898 se aprobó sn constitu-
ción y se substituyó aquel nombre por el de Estados Unidos de
Centro América.
Pero la unión en la forma y condiciones en que se había
hecho, no satisfizo á todos los ciudadanos de las tres Reinibli-
cas; D. Tomás Regalado, el nuevo Presidente de El S?alvador,
acaudilló el movimiento de protesta, y la Confederación no
pudo subsistir.
En el último Mensaje que aquél leyó á la Asamblea Nacio-
nal, el 12 de Febrero de 1903, declaraba que el [)acto de Ama-
pala, «por más que fuera la encarnación de altas y nobilísimas
aspiraciones, tenía que ser efímero ó ineficaz, desde que no era
la obra. legítima y natural de los pueblos. La consagración do
una forma ó sistema de Gobierno debe ser la consecupncia ló
gica de necesidades, conveniencias y j)ro pósitos que. i.or seu-
generales y comunes y por hallarse sólidamf^nte arrait»ados fu
L08 PUEBL08 HiapANOAMERtOANOM
las costumbres, pasan, naturalmente, sin violencias ni festina-
oión« al organismo constituoional.
»No son la conveniencia del momento, ni el criterio de unoj»
pocoSf por ilustrado que sea, las razones capaces de garantir la
subsistencia de un contrato de tal índole.
¡^Tampoco podía ser perdurable el pacto desde el punto de
v^ista de las conveniencias mutuas. La evidente desííí"al"^ívd de
condiciones en que Jos tres listados se encontrabant debió, na-
turalmente, ser tomada en consideración y no lo ftié.
»Por otra parte, í>i el objetivo que se persegnia era la reinte-
gración de la antigua Patria Centro Americana, como impro-
cedente j hasta como perjudicial debió considerarse la alianza
de sólo tres Estados por las demás secciones excluidas, aun
cuando esa exclusión proviniera de la voluntad de ellas,
>FA mejor testimonio de que no había llegado la oportunidad
y de que las concliciones fijadas no eran las mis propias p a itk
asegurar el bienestar y engrandecimiento de los pueblos qUí» s0
unían, es el hecbo de haber terminado la evolución de una Uia-
Bera rápida y espontánea, con el beneplácito de la generalidad
de los salvadoreños y sin haber ocasionado conflictos sjangrien-
tos entre los iiaíses federados, k pesar de ía excepcional grave-
dad de la situación».
»En mi concepto—añadía el Presidente — , la buena armonía
^ntre los Gobiernos de los Estados de Centro América, sibien
\ una condición preciosa para el logro de sus nobles anhelos
en el sentido de la unión, no basta por sí sola para el feliz co-
ronamiento de la empresa. La labor oficial tiene sus límites,
fuera de los cuales el querer de los pueblos es soberano man^*
dato; si hay algo que éstos no delegan al Gobierno, sonsas
sentimientos nacionales: por sobre la obra de las Cancillerías,
las fronteras morales se conservan, y desaparecen, en cambio,
las líneas divisoiias, cuando las patrias costumbres van más
allá de ellas, filntre pueblos de idéntico origen, de hábitos
¡guales, de tendencias comunes y afines sentimientos, la divi-
FOUTIUA INTBHNACIUNAL OttNTBOAMKHIOAN A lU
8ÍÚ11 territorial sólo existe en las cartas geográficas; poro donde
no se ha logrado por entero esa similitud, donde las costana-
bre^ no 80n comunes y las tendencias difieren, ni la fuerza ni
0I cálcalo son parta á retundir en sólo una patria dos unidades
nacionales «
»l!lsto no significa que yo considere desligados del todo núes-
tro« hábitos y aspiraciones; por el con trario^ creo que nos li-
gan podei'osos nexos de simpatía, y que los puntos de contacto
entre los Ej?tado.s centroamericanos son múltiples; pero aán
hay que laborar asiduamente para que toda diferencia des-
aparezca, Una tarea de aproximación de estos pueblos, sabia
y prudentemente dirigida hasta conseguir, por el frecuente
trato comercial, social y político^ la compenetración de las
costumbres, sería más eficax y más segura».
En términos análogos se expresaba el nuevo Presidente de
Honduras, D, Manuel Bonilla» en el manificáto que dirigió al
pueblo. Empezaba dedicando un recuerdo á los ilustres padres
de la patria que organizaron la República federal de Centro
Améiica, y terminaba declarando su propósito de estrechar
los vínculos cou las Repúblicas vecinas y hermanas, las que
en unión de Honduras formaron la antigua federación. «Centro
Américaí decía» podrá volver á ser lo que fué si las secciones
disgregadas se aproximaran, cada vez más, por la unificación
de interese^ y la analogía de instituciones. Y ai á esto se agre-
gan medios de comunicación que nos pongan en contacto in*
inediati' con todos los centroamericanos, entonces podría de-
eirse, fundadamente^ qne estaba restaurada la nacionalidad; en-
tonces no habría más que convertir el hecho en derecho ^ y la
obra qtiedarla concluida. Allá debemos encaminarnos, en la
justa confianza de que llegaremos ai fin propuesto* Esta es mi
eeperan^ia, y es al mismo tiempo el ideal de la juventud hon-
durena t.
■ Y en La noble tarea de realizar ese ideal están ahora empe-
ñados los pueblos centroamericanos. La tendencia federativa
11*2 M)A ff.'RHLOH HI^PANOAMKKICAN'OS
persiste} se procura llegar k la tiníón estableciendo leyes é iu-
terftses ootrinnes que insensiblemente conduzcan á ella, y como
iinf» '1f! los medios más adecuados de lograr esa comunidad, re-
preftfíiiiHnte'^ de las cinco Repúblicas se reúnen en Asambleas
ó rJon^resns convocados con un fin especial.
Por iniciativa del I)r. Francisco A. Reyes, Ministro de
Asuntos extranjeros de El Salvador, se convocó el segundo
Congreso jurídico centroamericano, que inauguró sus tareas
el 2t de Knerr» de 1901 en la Universidad nacional de San Sal-
vador. í'Kl siglo que comenzamos, decía Reyes en sn discurso,
impone a estos Gobiernos el alto y trascendental deber de
imprimir A los pueblos de la América Central una dirección ar-
n\ónioa Se convoca en patriótica Asamblea álos represen-
tnntes de las cinco Repúblicas para departir sobre asuntos que
interesan á la familia centroamericana y acoi-dar de consuno
i a nueva direcoión que dobo darse á sus destinos Hay que
unificar inviít ni-'-íonev y leyes para asimilar usos y costumbres,
pMr;i fijH!- 1m t'<''rmnla c»-»mún en todas las relaciones , ir. r id i cas de
la ^•ida so.^iai y nara consoliñhv en luminosa crim penetración,
m1 calor dr la iVatemiriad. los ideales de la raza v los sen ti-
i]ii«Mitos tic lo> puo}»los. los ai.Jif'jr.s df- sus Gohie:'nf«s y las tra-
']i<Monev x\o SK historia La A]iií'*rir.a (""entral. disirreírada, es
la i'oni-.rM'lii^i».i.Sn de esas mi'^inas tradifiones y do la> if-yfts de la
Mani;"hii""/íi •. :>: sunifv. f^. f.rii-t''. primordl>i': v iiimiH^.iato del
< 'ontrvp^;.-- ovu. f.oni'' afi.-jíjí.r.S' »-". I).. Morít ífav. reaÜ/.ar la uni-
• ;nd •M;'m'I: •;. . -^'".í-.jíi.. ñ^ . :> "r,-tn«'V:> cei;i.:\.rtmi''riofinos.
vei:]ii; ■■ ' :, ■ r. ;;.;. -•;, -¡r-. •■'-;..
■■^i^l-' --OH! ■ ■■■•■-r;.T- ■*- '■ :'•:.:: ' ■ * ■
ilr.nL- ,71.'
1 "í. :d(^}i de
-»nj-:'o^. •
. ■• -"-Mlistas
Hi.^; -.v^,.-
im^ recia
- ■•.... -.-.
.^^ = ;:i. de
•v . :.:^-- :■
^ r-.r.iiíios
• •.. . '■
•■■• •« las
i'CIhlTICA INTICUXACloNAL CKNTKfYAStfiíniCANA
*^ínco RepiVbHcaíi. Por otra parte, asociando elementos int^lec-
caales j materiales, loa periódicos de la América central se
f^ondrian en condiciones iie hacer amplia y verídica inforroa-
Qión de MU vida política, dándola ;^ran publicidad y contribn-
vendo asi á rectificar errores y á impedir qne en el reato de
Amériioa y en Enropa prevalecieran juicios falsos ó inexactos
sobre esas Repúblicas. La pésima ¡dea, tan opuesta A la verdad,
que en Earopa Be tiene de ia América española en general, se
debe principalmente i las agencias ó centrod telegráficos de
Nueva York j Washington, que acaparan el monopolio de las
noticias para transmitirlas á Londres ó á Pan'« *^f^ ^IoimIt^ <jp
difunden por todo nuestro continente {!),
(1> M«if.í»tran Tou yanquis rf-suelln erapeño en deprimir é los puelílus íils-
ptnottmericAnos, y do vfiúUii.ii «ii ^stiim|mt A stibfenilas^ canmlo <!& ellofi trft-
tan, errores ó falsedades «n libros y periódicos. Sirva (te ejemplo el cas»
étgruiente: Pimrion» en WdshlnglOíi lo -Otidím <ie fas RfiinljÜcas smerica-
n«8», creHdH, por acuerdo <1e Ift Conferencín Internacional nmBricaita de 1888,
pÉra a.dqufrir ; propagar fnfortnt»$t comerciales d« todo el NuérvoC'oililneiite.
Mr* William ^'^ Cartis, AWecUtr úe esa oficinn en IfiOl, y rlegpu^s tlt^teg^tir» d<»l
GroWerDu ytimptí eii Ijim Kepúbltea«i del Plata para pslinlinr mi fH»si el comer-
iñ<3, eaiuvo t)imhi6n en Bolivia con objeto de recoger «latos «ceroft da «u CUl-
lar& y A>A sus riqnexaH naturales. Loa rt^aultadoa de la niiBlóu <'i vitije úv
*Cr. CurU«í biiéeped de !« ciudad de la Paz ©u «1 mea de Ágrosto de IfiOO, ae
Unn pübUendo ea un ^ran voluroeo, y sod latea los dispuríites que en ^\ hñy
y íñMton lú» «frorp«3»«n qn^ incurre Curtís, que el director lie t* Qfleína üb
VropnstaúdH g-eog-iAñca ^e Boltvía, í). Manuel V. líallivliln, craj o n<jceBflrio ep-
eribiral actual iJirccTor delaOñcioa <1t»las HepábllcaaunitíricanaapHra «hacer
roui>cer á *««ta iu mala itupresión que ha causado la lectura ile la obra de
Mr Curtís, cuyos erroreuy apreoiacioaes tan njeuiísá la vtM-dad, no han po-
Áid<i roeaos quA causar extruj^e^^ por lo mis luo que, en cuanto fué posible,
I* BífpatticíAfi que «Mi j|o puatí eü m»uos dií dicho ifeñoi'' bu. uiiy^
Mtedístícwis y í\t^ tdro tr«íü«ro, en nouaiderable eolccfíMu »Ir j - Bde
liw diferente» Oflcinae del Estado, euminittraudo asi rrietit»*B ¿jenuioaí' qui*
pudieran depurar el crtwrío <ie quien st proponln Detiftr doM^rtr ^„.n>^ mtft
ifil(ií<Sfi olicialt. SI «al proceden los dircietoro» de la luformaci Uaa
ritiTUAciouiil, pued<4 prtisumiráfi lo 4jii - d*i-
■hir ^|M^ H»*nfrt bu'» mriIrírtR i]Uh iif»- n las
114 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
El Congreso de periodistas centroamericanos inauguró sus
tareas en Octubre bajo la presidencia del Ministro del Interior
de El Salvador, y las terminó con solemne sesión presidida por
el Jefe del Estado. Los Doctores Barrios y Mayor ga recibieron
el encargo de redactar las bases para una Asociación de la
Prensa. Después, el Comité central de ésta remitió á todos los
periódicos de las cinco Repúblicas copia impresa de las conclu-
siones adoptadas, mediante las cuales se aspira á que el perio-
dismo tenga un principio de unidad que prevalezca sobre todas
las divergencias que ocasionan los intereses particulares y las
contradicciones de la lucha; en una palabra, á que adquiera
verdadero espíritu nacional, condición indispensable para el
acierto en la dirección de la opinión pública, y para que pueda
ejercer su misión civilizadora en armonía con las tendencias,
rarácter y necesidades de los pueblos centroamericanos.
En Septiembre de 1901 se había reunido también el primer
Congreso centroamericano de Estudiantes. El 12 de Septiem-
bre de 1903 el Comité de Estudiantes de Nicaragua publicaba
la convocatoria para el tercer Congreso que liabía de celebrarse
en la ciudad de Managua el día 12 de Octubre, á fin de tratar
de hacer efectiva la Federación de Estudiantes, llevando á la
práctica las conclusiones aprobadas en anteriores Congresos, y
para ocuparse, además, en todo cuanto conviniera y se acor-
dara, siempre que tenga por fin la unidad de Centro América.
Con este motivo, el Grobierno de Nicaragua dio nuevas prue-
bas de su adliesión á las iniciativas y trabajos que tienden á
realizar ese id(5al. Concedió franquicia postal, telegráfica y de
ferrocarriles á los delegados de las cinco Repúblicas, y acordó
;i,bonar por cuenta del Estado los gastos de permanencia de
a(jiiéllos en Managua durante los días en que el Congreso cele-
brase sus sesiones.
Los acuerdos de este tercer Congreso han confirmado y am-
pliado las resoluciones anteriores. Se propone la constitución
I .
POLÍTICA ÍNTBRNACinNAL GEN TltOAMlflKJCASA
116
de vm Congreso permanente centroamericano para laborar de
continuo en la obra de unificación^ y pídese que se trabaje con
empaño para llevar esta unificación , en plazo breve, á la ense-
ñanza y á los códigos de Centro América.
Por otros rumbos, no rueños oouvenienteJSi se camina también
hacia ella. Kl Gobierno de Gruatemala ha concedido franquicia
de derechos á todos los productos naturales ó manufactui-ados
procedentes de El Salvador, Honduras, Nicaragua y Co8ta Rica.
Exceptúanse sólo los artículos que coustitnyen monopolio del
Estado, como la sal y el tabaco.
Realícense la unidad jurídica, la unificación y difutiión en Ja
enseñanza y la unión aduanera, y ya no serán menester grandes
esfuerzos para crear y consolidar la Repáblica de los Estados
Unidos de la Amárics Central.
ri
i.a coQfereticía de Coríuto^y el arbitraje obligatorio. -Actitud de Guatemala.
— iBütalaclóti del Tributinl de arbitraje.— Hechos que coütrarían la teiiden-
0ia federativa." Aceídn coniÚD para evitarlo».— La conrerencia de Acajú tta
y el aflansaraíento de la pass en Centro América.
Conñrman la tendencia' federativa de Centro América los
actos y acuerdos de sus Presidentes. Éstos decidieron reunirse
cti Corinto, puerto de la República de Nicaragua, para confe-
reociftr ijcerca dfe los medios de establecei' relaciones más cor-
diales entre los cinco Estados y garantir la paz permanente.
La reunión dio los satisfactorios resultados que eran de es-
perar. El í20 de Enero de 190'2 cuatro de las cinco Repúblicas
Cr;ntroamencannS| Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa
Rica suscribieron Convenio aceptando, en la forma de Tratado
público, lasL conclusioues á que habían lltígadu los Presidentes,
ExmoB* y res. D. Terencio Sierra, D. Tomás Regalado, D. José
Santos Zelaya y D. Rafael íglesia!:^^ eu las varias conferencias
116 LOS PUEBLOS HISPANOAMBRI0AN08
que tuvieron en el citado puerto para mantener y asegurar, por
todos los medios posibles, la paz de Centro América.
Los Gobiernos contratantes establecieron el principio del
arbitraje obligatorio para dirimir toda dificultad ó cuestión que
pudiera presentarse entre ellos , comprometiéndose , en conse-
cuencia, á someterlas á un Tribunal de arbitros centroamerica-
nos. Sólo las cuestiones de límites podrán entregarse al cono-
cimiento y resolución de un arbitro extranjero de nacionalidad
americana. La presidencia del Tribunal se ejercerá alternativa-
mente, por períodos^ anuales, por cada uno de sus miembros,
siguiéndose el orden alfabético de los Estados que representen,
correspondiendo ejercerla el primer año al arbitro costarri-
cense, el segundo al de El Salvador y así sucesivamente.
El Tribunal arbitral debía instalarse en San Jobé de Costa
Rica el día 15 de Septiembre , aniversario de la Independencia.
Y con deseo de que este Convenio ligase á todos los Estados d©
la familia centroamericana, los Gobiernos signatarios acorda-
ron invitar conjuntamente ó por separado al Gobierno de Gua-
temala para que se adhiriese á sus estipulaciones.
En cumplimiento, pues, de lo acordado, aquellos Gobiernos
invitaron al de Guatemala para que prestase su adhesión al.
Convenio de Corinto. El Gobierno de Guatemala contestó pro-
metiendo en principio su adhe.-íión, y dejando á ulteriores ne-
gociaciones la forma final de su incorporación. Con tal objeto,
los Gobiernos de El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa
Rica, con fecha 7 de Mayo' de 1902, acreditaron ante el de Gua-
temala una Legación conjunta, como que era común el interés
que se perseguía, misión que fué encomendada al distinguido
estadista salvadoreño Doctor José Antonio Rodríguez. A pe-
sar de sus buenos deseos, el Doctor Rodríguez no pudo allanar
los inconvenientes de forma y de detalle que, en concepto del
Gobierno guatemalteco, existían para prestar su formal incor-
poración al Pacto de Corinto.
101 2 de Octubre de 1902 el Ministro de Relaciones exteriores
POLÍTICA INTtóRNAOluNAl, ütíNintOAMMItKíANA 117
de Costa Rica comanicaba á lovS de Nicaragua, Honduras y El
Salvador la buena nueva de haberse instalado el Tribunal de
arbitraje en el Salón del Congreso, La ceremonia fué solemne;
la presidió el primer Magistrado de la República, acompañado
de los Secretarios de Estado^ y concurrieron también^ por invi-
tación ü3pecial| el Presidente del Congreso, la Corte Suprema
de Justicia, el Gobernador de la diócesis y los Cnerpos diplo-
mático y consular. «Ningiin motivo más justificado— decíase en
la comunicaeión — , más simpático y honroso como el presente,
para enviar á los pueblos en tan augusto Tribunal representa-
dos, en nombre deJ derecho, de la paz y de la tVaternidad, las
más cordiale.s y entusiastas congratulapiones por el digno me-
(\\o de V. E* Cumplo para con el esforzado pueblo nicaragüensíe,
hondureno y salvadoreño, según sea» con tan grato deber -
La prensa ile asas llepúblicas tuvo sobrada raxón para teli-
citarse. y a^í lo hiüo* por el establecimiento del Tribunal, por-
que, como escribía El Pabellón dé /Tbncíí/míf, la guerra, con
sus epopeyas, con sus heroísmos y sacrificios, ea siempre un
recnrso de la barbarie y una mancha de la humanidad; mien-
tras que el arbitraje representa la imposición del derecho sobre
la fuerza del hecho* de la palabra sobre el acero- «Pero, añadía,
si es de principio universalmente aceptado el arbitraje» lo es
mucho más tratándose de nosotros, donde cualquier contienda
armada eíería una guerra civil^ porque por la sangre, por la
historia y por la geografía somos una misma nación, constitní*
inos una entidad política en el pasado y seremos un mismo
grande emi»orio de progreso en lo f^or venir».
Kn los primeros meses de V.nj'ó, las agencias telegr áticas de
Nueva Yoi'k nos trajeron la nueva de revoluciones eu Hondu-
ras* en Nicaragua y en El Salvador, de alianzas contra Guate-
mala y de jtroitÓHitos de crear la Unión Centroamericana por la
fuerza de las armas, imponiéndola á las ííepublicas que no ]n
aceptasen.
118 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
Ya hemos indicado que conviene siempre poner en tela de
juicio cuantos informes nos llegan, de origen norteamericano,
acerca de motines y revoluciones en los demás países de Amé-
rica. El ideal de los yanquis es la gaerra civil perpetua en las
Repúblicas hispanoamericanas, sobre todo en las del Centro y
en Colombia y Venezuela. Para llegar á dominar en el mar de
las Antillas, impórtales mucho que ninguno de esos Estados
pueda hacer vida normal. Procuran fomentar la discordia en
ellos, y se complacen sobre manera en humillarlos con la rela-
ción, uno y otro día repetida, de conflictos políticos ó interna-
cionales, qiie inventan cuando no los hay, ó cuyas proporciones
exageran cuando realmente se producen.
Esto último hicieron en la época á que nos referimos. Como
se ha dicho en los capítulos anteriores, habían sobrevenido, en
efecto, el conflicto hondureno con motivo de la renovación de
Presidente y la breve é insignificante revolución en Nicaragua.
Pero en una y otra República el orden se restableció pronto, y
ni hubo revolución en El Salvador, ni nadie pensó en imponer
por la fuerza la unión ó federación. Verdad es que el Presidente
de Guatemala parecía algún tanto receloso, y en una proclama
que en Febrero dirigió á la nación declaraba que era preciso de-
fender la integridad y la independencia nacionales, amenazadas
por algunos Estados del Centro América. Se refería á las intri-
gas que malos hijos de Guatemala habían puesto en juego en
las Repúblicas vecinas para trastornar el orden público. A juz-
gar por alguno que otro artículo que publicaron j^eriódicos de
Rl Salvador y de Nicaragua, el Presidente de Guatemala, que
no se adhirió á la convención de Corinto, quiso después invali
darla y, como no lo consiguió, procuraba causar disturbios en
los Estados convenidos.
La causa principal de estas desavenencias es la facilidad con
que los enemigos de tal ó cual Presidente se reúnen y conspiran
en territorio de otra República vecina, y los consiguientes ró-
celos del Gobierno que se cree amenazado; circunstancias que
rjEilNAUlUNAL CÉNTKv)AMBRlLrANA
iilf
contrarían la cordial y constante inteligencia entre los Jefes de
los Estados y demoran, por tanto, la reftUzajjión del ideal co*
¡aún, el establecimiento, sobre bases sólidas y permanentes, de
I a gran Confederación Centroamericana.
Por fortuna, las revoluciones en Honduras y Nicaragua ter
minaron oatíi apenas iniciadas^ y los Presidentes de El Salvador
y Ouatemala tuvieron una tantrevista en Santa Ana y lograron
«anjiir amistosn mente las ditereiicias que había entre ambos.
Estrada Cabrera publicó un maniíiesto anunciando ijue se ha-
bían restablecido las buena» relaciones con la vecina República
de El Salvador.
Para asegurar más el mautenimienlro de la paz^ por inicia
tíva del Presidente de El í^alvador, Sr. Escalón, se han reunido
rn Acajú tía delegado? centroamericanos, con el fin principal
de adoptar, de común acuerdo, medidüs que dificúltenlas cons-
plracioneB que lo$ desterrados ó fugitivos de unas Repúblican
organiasan en otras»
Bajo el ej^íigrafe de i^hl arianzamiento ie la paz «n (Jfnir '
Américaiií, el Diario Oficial de El Salvador decía en su número
disl 4 de Noviembre:
«Espíritus inff nietos y amigos de las revueltas, y que al i»re-
sente se hallan asilados en lais cinco Rejn'ibUcas del Istmo, han
emprendido la ingrata labor de esparcir noticias, infundadas
arinque alarmantes con r^rspecto k las relaciones de amistad que
Hgan á los Gobiernos de estos países^, con el malévolo propósito
de sembrar la desooufianza entre aquéllos y x*omper, de esta
manera, el equilibrio centroamericano. Esos descontentos soü
emigrados de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragna,
a^í lados en las jlLs tintas Ilepúblicas^ y que d^^^Muri un cambio
poHttco para volver á sus bogares.
rtSt^ conocrBTi sus ti'abajos^ y eu el deseo de que la paz un
fuera perturba,{la, se convino en que hubiera una conferencia
de represen ta^rite^ de los cuatro Gobiernos interesados en fl
120 LOS PUEBLOS HISPANO AMHimCANOS
asunto; y al efecto, acaban de regresar los delegados de Gua*
témala, Honduras y Nicaragua, después de corta permanencia
en esta capital y de haber llenado su misión de manera satis-
factoria para todos.
»De suerte que podemos asegurar que, hoy por hoy, y más
que nunca, el horizonte político se encuentra despejado; que no
hay el más pequeño motivo de alarma ni de una ni de otra parte;
que se han estrechado más las relaciones entre los cuatro Gro-
biernos, y que este es un motivo de alta satisfacción para el Jefe
de El Salvador, pues él comprende que la paz es un tesoro in*
apreciable y que no es ni honrado ni noble el tratar de pertur-
barla por fútiles motivos, inspirados en bastardos intereses».
1 CANAL INTEROCEÁNICO
I
Lna EBUdoEi Tnifloft y la 6r»n Bretaña en la cmi^slión det caddI int«roceAjiícn .
— A jtecedButeB: el tratado Butwer-Cloytoii.— Lor tratados ntty-Pauurefote
d* iWJOy ]fWU. -NicíirAguíi y Píitiainá,— Los fetTOcarrÜcs iütei-oceftnic<íB.
En I9Q0 parecía que los Estados unidos del Norte jn^^istían
en abrir el caufll interoceánico por el río San Juan, el lag^o de
Nicnra;2riia y el istmo de Riva». Aplastaban la resolución detiní-
tiva ios recelos de Inglaterra en cuanto á la neutralidad del
canal. En el Senado dw Wásbiugton se había tratado ya» sin que
recayera acuerdo, de la autorización qne debía concederse al
Presidente á fin de qne pndiese pactar con Nicaragua y Cost»
Hica sobre adquisición de los terrenos necesarios jiara cons-
truir el canal.
En 1901 la cuestión entrñ an nueva lase, Nu era tan Hi-me Ja
decisión d« los Estados Unidos del Norte en favor del lianal de
,Kio«<ragua, y b^bía motivos pá,ra sosper.bar que todo^ los tra*
bajos que venían realissando en tal sentido eran ardid de mer*
cader; procuraban ^anar tiempo para desesperar á los accio*
nlstas de Pananiá, amenazándoles con defíiritiva ruina sise
construía el cannl por el lago, y preparaniio así las cosas de
iianerk que en ocasión ofíortuna [«ndíesen iidquirir en muy
tentajosas condiciones los derechos de ftqutdlos. Por otra p3.rte.
los Estados UtJtdos no cedír.n ante las pretensiones de Inglatr
pfA, y para evitar conflictos se buscaba solución que satisficiera
á lo« exigentes yanquis y dejase en buen lu^ar el prestigio díí
Ib G-ian Bretaña
122 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
Medio siglo hace (15 Abril 1850) que el inglés Bulwer y el
norteamericano Clayton firmaron el tratado por virtud del cual
— y en previsión de la apertura de un canal navegable por Ni-
caragua ó por otro lugar del istmo — se convino en que ninguna
de las potencias contratantes pudiera construirlo bajo su inter-
vención exclusiva, que los buques de una y otra gozarían de
iguales derechos, que en tiempo de guerra se neutralizaría el
canal y que no habrían de levantarse fortificaciones en las ori-
llas. No pudieron tener aplicación estas cláusulas al canal de
Panamá, puesto que ni Inglaterra ni los Estados Unidos inter^
venían en la empresa. Mas fracasó ésta, con gran satisfacción
de los yanquis, y el Gobierno de Washington decidió poner mano
en la obra, ya tomando á su cargo la canalización por Panamá,
ya construyendo el canal por Nicaragua. Lo primero ofrecía
grandes dificultades por la necesidad de contar con la aquies-
cencia de los accionistas de la Compañía y con el Gobierno de
Colombia. Optaron, pues, los yanquis por el canal de Nicara-
gua, aunque sin perder de vista la eventualidad de que las cir-
cunstancias cambiasen y fuera posible negociar á su favor la
transferencia de la concesión del canal de Panamá.
Pero si á mediados del pasado siglo los Estados Unidos s-e
avenían á tratar de igual á igual con la Gran Bretaña, ahora
les contrariaba sobre manera tener que compartir con los ingle-
ses la alta inspección en la zona del canal. Abriéronse negocia-
ciones [)ara modificar el convenio de 1850, y como resultado de
ellas, el F]m bajador inglés en Washington Sir Pauncefote y el
Secretario de Estado Mr. Hay pactaron nuevo tratado en 5 de
Febrero de 1900. Inglaterra renunció su derecho de inspección,
limitándose á exigir el libre acceso al canal, la neutralidad en
tiempo (le guerra y el compromiso de no establecer fortificacio-
nes. Intransigente la mayoría del Senado norteamericano, mo-
dificó ele tal suerte el convenio, que la cláusula de neutralidad
([uedaba anulada ó á merced de los Estados Unidos; sin rebozo
manifestaron éstos el propósito de dominar absolutamente en
EL GANAL INTEROCEÁNICO
128
el cana!» y en 11 de Marzo de 1901, Pauncefote entregó á Hay
nota de su Grobierno declarando que éste no podía ratificar el
tratado, porque las enmiendas hechas lo desnatnralízabau por
completo.
EtJ Libro Aistil á la sazón piiblioado se hizo la bistoi ia de este
asunto y se exponían los motivos en que se t'iindaba Inglaterra
para no aceptar las modificaciones introducidas por el Senado.
l^uedó^ pues, en vigor el tratado de 1850, rudamente comba-
tido por el Senador Morgan y demás imperialistas, que pedían
sadenuucia; Inj^laterra, á quien tan mal pagaban los yanquis el
apoyo indirecto que les prestó en 1898 contra España, ya se cui-
daría de evitar c.onflictos ó humillación, entablando en mo-
mento propicio nuevas negociaciones, y entretanto, como aqué*
Uoé querían á todo trance tener su canal, procuraban también
satisfactorio arreg^lo con el doble tin de apropiarse el canal de
Panamá y facilitar á la Gran Bretaña pretexto razonable para
más concesiones y aun para el abandono de los derechos que
l6 dio el tratado Biilwer-Clayton.
En efecto I volvieron á estar en alza los ingenieros norte-
americanos que preoonii'abau las excelencias de la vía navega-
ble por Panamá; el Ministro de Asuntos extranjeros de Colom-
bia y el representante de la Compañía trataron de la cesión de
esta gran empresa^ y se habló ya de un triple concierto, me-
diante el cual Colombia, con consentiiuiento de la tíran Bre*
taña, permitiría á los Estados Unidos la construcción y expío-
fcación del canal, concediéndoles los terrenos que necesitasen en
una y otra o filia, sin renunciar Colombia á la goberanin terri*
torial. Como 8e ve. las circunstanoiaB variaban; lá intervención
de la Compañía y del Gobierno colombiano podrían ser el pr<>-
texto para anular el tratado de 1850, y el amor propio de i a
Gran Bretaña quedaría satisfecho, pues habría esta nación
prestado su consentimiento para el nuevo convenio.
PoGOR ineKes transcurrieron, é Inglaterra cedió por completo
124 i. os PUEBLOS HISPANOAMUIRIOANOS
á los deseos ó exigencias de los Estados Unidos. El 18 de No-
viembre de 1901 se firmó en Washington nuevo tratado con in-
tervención de los mismos plenipotenciarios que suscribieron el
de Febrero de 1900, Hay y Paiincefote.
La Gran Bretaña abandonó todos los derechos y todas las
ventajas que tenía por virtud del tratado de 1850. El convenio
Bulwer-Clayton quedaba abolido. El canal ¡fodrá construirse
bajo los auspicios de los Estados Unidos, ya á su costa, ya con
ayuda de capitales que cedan ó presten particulares ó corpora-
ciones, ya en forma de suscripción ó de compra de acciones. El
Gobierno de los Estados Unidos tendrá el derecho exclusivo
de reglamentar y explotar el tráfico. Se adoptaban como base
de neutralización los reglamentos que rigen para el canal de
Suez.
El canal interoceánico americano será libre y estará abierto
álos buques mercantes y de guerra de las naciones que se hayan
adherido á esos reglamentos y con perfecta igualdad para to-
das. No podrá bloquearse ni se consentirá acto ninguno de gue-
rra y de hostilidad en él. Sólo en caso de absoluta necesidad
podrán abastecerse en el canal los buques de guerra de un beli-
gerante. Estas disposiciones se aplicarán á las vías fluviales
adyacentes en un perímetro de 4 millas marinas por todos la-
dos. Los Estados Unidos podrán mantener en la zona del canal
las fuerzas de policía necesarias para protegerlo. El material,
los establecimientos, los edificios y todas las obras indispensa-
bles para la construcción, conservación y operaciones se consi-
derarán como parte del canal, y así en tiempo de guerra como
en tiempo de paz gozarán de completa inmunidad. Los cambios
que puedan sobrevenir en la soberanía territorial ó en las rela-
ciones internacionales del país ó países que atraviese el canal,
no afectarán al principio general de neutralización ni á los
compromisos adquiridos por las partes contratantes.
Terminadas, pues, las diferencias con Inglaterra, y habiendo
BL CANAL INTtóftOCBÁNlUO
1-?5
abdicado ésta, de todos sus derechos, llegó ya la ocasión de qn©
los Estados Unidos eligieran trazado.
El de Nieara^na estaba en baja, Según los informes de la
Comisión nombrada para estudiar este asunto, qae dio á oono-
oer mi dictamen en Diciembre de 1901, la conservación y **xpl*>-
tación del canal de Nioaragna costaría anualmente L350,(X)0
dollars más qtie el canal de Panamá; en el'trayecto por aquél b©
invertirían treinta y tres horas, y bastarán doce por el de Pa-
namá. En cambio, el Nicaragua podía construirse en seis años
y serán neoesarida ocho para acabar el de Panamá Las obras
del primero importarían 1H9.864.000 dollars, y las que faltan d«l
segundo 144.253,000, cantidad á la cnal baWía que sumarlo
que costase la compra de las acciones y derechos de los conce-
sionarios,
Ijft Comísíün pesó ventajas y desventajas, y se decidió por el
eanal de Nicaragua. 8in embargo^ ingenieros, geógrafos y geó-
logos preferían y prefieren, bajo mochos conceptos, el canal de
Panamá; el mismo actual Presidente de los Estados Unidos es
favorable á este trazado, y la opÍTiión general era que no habría
canal por Nicaragua.
En Junta general de accionistas del Panamá se acordó
reanudar las negociaciones con la Comisión del istmo sobre la
base de !200.000,000 de fiancos , suma en que aquélla había bs*
timado el valor de la propiedad del canal; de modo que, admi*
tído dicho precio, resultaba Panamá más barato en o.O<injMX)dí>
pesos oro que Nicaragua. Además, éste exige ncbo grandes es-
clusas; aquél sólo cuatro á lo más, si no se vencen lasdiñcultades
para hacerlo á niveL Ténganse también en cuenta las malas
condiciones del río San Juan, que deben remontar los buques
para llegar al lago de Nicaragua, y la necesidad de completar
los estudios y reconocimientos topográficos en los terrenos com-
prendidos entre el lago y el Pacífico, y se comprenderá que es
preciso añadir todavía algunos millones al preSTipnestr» ifílí-u-
lado por la Comisión.
im
L08 PUDBL08 Hli^PANOAMDRlCAKOS
Por otra parte, el lago de Nioaragna, ¿ jnzgar por compara-
cione8 hedías entre datos antiguos y modernos, ys. teniendo do
año en año nivel m^ bajo. En un siglo ha perdido 9 metroa*
Las aguas se retiran y aumentan los arenales de la costa. El
canal que lo une con el lago de Managua se acorta y su pro-
fundidad disminuye. Agregúese á esto la naturaleza volcánica
del territorio, donde son tan frecuentes los terremotos. Por con-
sigiiitüitef al canal interoceánico por Nicaragua kabría de ha-
llarse expuesto á gravísimas contingencias y exigiría gastos de
conservación y reparación cuya importancia no es posible pre-
«apouer.
No desconocían estos hechos» aegnramenta, los individuos de
la Comisión ni los demás ingenieros y políticos yanquis que se
presentaban como partidarios del canal de Nicaragua, ni, por
otra parte j era verosímil que perdieran de vista la probabilidad,
más ó menos remota, de la competencia que podría establecerse
si llegara día en que empresa europea ó americana tomase á sn
cargo la couistruccíón del canal de Panamá. Agentes colotnbia-
no8 iniciaron ya gestiones en tal sentido, no mal acogidas en
principio por importantes entidades financieras.
La campaña á favor del Nicaragua parecía, como hemos ya
indicado, un ardid de mercader, un medio de Lnfluit' en la Com
pañía del Panamá para lograr que los accionlstab cedieran en
sus exigencias y vendiesen muy barato.
Ya que de competencia hemos hablado, no estará de más re-
ferirnos á la que, bajo el aspecto financiero, pudiera hacer al
canal el ferrocarril de Tehuantepec. Es punto interesante que,
previo estudio del tráfico que habrán de disputarse todas las
vías de oomunioación fluviales y férreas que crucen la América,
trató Bf Economwta Mexicano.
Regla general es que un ferrocarril no pu&de competir
«Km un canal; pero la regla falla cuando ese canal no está á
iiiveL bino ííervido por esclusas; en tal caso, el gasto para
BL CANAL INTÉllí OCEÁNICO
127
tinstruir las esclusas v pura mantenerlas en corriente es con-
iderable,
Cftloüla la citada revista, y calcula bien, que el cana) de Pa-
namá representará, una vez concluido, un capital de 19CJ 000 000
peso$ oro, por lo menos. Si se aspira á obtener nn interés
ractivo para loa accionistas, un G por 100, seria preciso que el
aal diera utilidades líquidas por valor de 10.800.000 pesos
Jto, A sea unos 23.<X)0,000 de pesos plata.
El ferrocarril de Tehuantepec, cuyo coste total desde 1878 no
ucede de 4.6.000,000 de pesos plata» sólo tiene que producir
|.70(i,000 anaalmente como beneficio líquido para rendir el
I por 100 sobre el capital íntegro de construcción. Respecto dt
istosde explotación, los del Tehuautepec tienen qae ser muy
aferiores á los del canal ^ atendiendo á las cuatro eRclusas de
Bte y á la circunstancia de que los sueldos y jornales son en
panamá, más altos y se pagan en oro.
Considerando la cuestión desde otros puntos de vista, po-
ríanse aún reforzarlos argumentos que aduce El Economista
líexirano en pro del ferrocarril de Tehoautepec.
Bsa vía férrea es UTia línea de 310 kilómetros que va desde
^oatscacoalcos, en el golfo de México, á Salina Crui», ifu el Paci-
Bgo. Se ooustruyó en malas condiciones; muchos de sus puen-
Qs eran de madera, que se destruye pronto en aquellos climas,
' que^ por otra parte, tiene poca resistencia contra las aveni-
las de los ríos. Los dos citados puertos de los extremos oarecían
|e los elementos necesarios para la rápida carj^ii y ilescar^a de
liercancías.
Ahora las circunstancias han cambiado; se ha reconstruido
vía, á los puentes de madera substituyen puentes de hierro ó
|e fábrica, y se realizan importantísimos trabajos en Coatxa-
ftaloofi y en Salina Cruz, dragados, muelles, rompeolasv grúas,
fctcétera, con virtiéndolos asi en excelentes puertos comerciales,
koft lo cual el ferrocarril servirá ya las necesidades de un trá-
Hüo intenso y veloz. A las veinticuatro horas de haber llegado
12*^ LOS PITRBLOS HISPANOAMERICANOS
un buquti á uno de los puertos, podrá hallarse su carga á bordo
del que haya de recibirla en el otro.
En 1906 estarán terminadas todas las obras, que se llevan á
cabo con capitales ingleses. Inglaterra cedió á los Estados
Unidos los derechos que podía alegar sobre el canal en virtud
de tratados anteriores; pero les prepara para lo porvenir njuy
seria concurrencia.
Mucho antes que el canal pueda abrirse al comercio, habrá,
ya establecidas corrientes de tráfico de mar á mar por el ferro-
carril de Tehuantepec, y sabidoes cuántas dificultades ofrece
la empresa de desviar al comercio de sus rutas de costumbre
cuando lo nuevo no proporciona positiva, segura é inmediata
ventaja.
El fin principal de estos canales y ferrocarriles es acortar
distancias: ahora bien, el comercio inglés y el de los puertos
yanquis del Atlántico ahorrarán días, y consiguientemente
gastos, tomando la vía del ferrocarril para pasar al Pacífico. De
Plymouth á San Francisco de California hay 9.100 millas por
el canal de Panamá; 7.765 por el ferrocarril de Tehuantepec.
De Nueva York á San Francisco (^.270 y 5.000 respectivamente.
Ha de ser también el ferrocarril la vía preferida por muchas
de las Compañías de navegación que hacen el tráfico entre el
Oeste de Europa ó la costa oriental de la América del Norte y
los puertos del Japón, de la China y del Archipiélago asiático.
De Salina Cruz A Manila, Singapur, Hong-Kong ó Yokohama,
hay 1.055 millas menos que entre Panamá y dichos puertos (1).
El ahorro de unos cuantos días de navegación puede muy
bien compensar todas las ventajas ó comodidades que ofrezca
el paso por el canal.
Además del ferrocarril de Tehuantei)ec hay otros construí-
dos, en construcción ó en ])royerto, que algún din. el i sienta rán al
(1) Todos esto.s (hitos constan en vjirins r«'\ istns técnicas y freográíicas, en-
tre elliis la Uerite de fTcof/rap/iie, -le París, y A7 Rronomista Mexicano.
EL CANAL INTBBOCBANICO
canal parte del tráfico interoceánico; son los ferrocarriles (i e
jSueva York á San Francisco, de Panamá, de Costa Rica, de
Hond\ira8, de Manzanillo á los Estados Unidos^ de Topólo-
hdmpo á Kansas, j ©1 proyectado por los Estados mexioanos de
Tabasco y Chiapaa .
II
Proyecto de tratado yanqoicolombiajio para la constrocción del canal por
Panttmé.— Estado de la opinión en Colombia.— Desaprobación del tratado
HerrAn-Hay.— Actitud de Colombia, y de los Estados luidíis— Tendencias
Beparntifttas en et istmo.— La independencia de Panamá.
A toediados de 1902 aún no estaba resuelta en Washington
rie modo definitivo la cuestión del canal. En la Comisión del Se-
nado una minoría respetable hacía \raTer todos los argumentos
k favor del Panamá^ y pedía que los Estados Unidos adquirie-
sen de la Compañía francesa derechos^ acciones^ material j
obras. Colombia^ de acuerdo con entidades financieras de Eu-
ropa y de América, procuraba formar nueva Compañía para
construir ese canal que oruata su propio territorio. Se habló
también de asociación de bancos, sociedades y banqueros espa-
ñoles é hispanoamericanos para llevar á cabo la empresa.
Por fin los yanquis se decidieron, y en Enero de 1903 se hizo
ya piiblieo el proyecto de tratado para construir el canal por el
istmo de Panamá, Véase, á continuación , un extracto de sus
principales cláusulas:
El gobierno colombiano autorií^a á la nueva Compañía del
canal para transferir á los Estados Unidos sus derechos, privi-
legios, propiedades^ concesiones y el ferrocarril de Panamá, con
todas ó parte de las acciones de dicha Compañía, exceptuando
loa terrenoíí nacionales situados fuera de la aona que en el
mismo tratado se determina.
El período de la concesión será de cien años y se fjodrá ro-
iiovar perpetuamente el arrendamiento*
130 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
Se concede á los Estados Unidos una zona de territorio para
canales auxiliares, la cual zona no podrá exceder en ningún
caso de 15 millas, contando desde el canal principal. Ocuparán
aquéllos el grupo de pequeñas islas, en la bahía de Panamá, lla-
madas «Perico», «Naos», «Culebra» y «Flamenco», pero sin in-
cluir las ciudades de Panamá y Colón, á no ser las tierras y
otras propiedades pertenecientes á la Compañía del canal ó á la
Compañía del ferrocarril. Los Estados Unidos garantizan á
Colombia la soberanía de la zona neutral.
Los Estados Unidos rechazan toda idea ó intención de aten-
tar á la soberanía de Colombia, ni de aumentar su territorio á
expensas de Colombia ó de las Repúblicas de Centro ó de Sur
América.
Colombia autoriza á los Estados Unidos para construir y
conservar á cada entrada ó término del canal un puerto para
buques, faros convenientes y otras obras que faciliten la na-
vegación; podrá usar y ocupar, dentro de los límites ñjados en
esta convención , partes de la línea de la costa , tierras é islas
adyacentes que sean necesarias para esta obra , incluyendo la
construcción y conservación de diques, muelles, embarcade-
ros, estaciones carboneras, doques y otras obras convenientes,
siendo todos los gastos de cuenta de los Estados Unidos.
Los puertos que se establezcan serán puertos libres, y su
demarcación habrá de determinarse con toda claridad.
Los Estados Unidos cuidarán de la construcción y conser-
vación especial de las obras de saneamiento. Construirán y or-
ganizarán hospitales á lo largo de la línea det canal y proveerán
á Colón y Panamá de acueductos y desagües para evitar que
esas ciudades sean focos de infección.
Colombia se compromete á no vender ni arrendar á Estados
extranjeros ninguna de sus islas ó ensenadas dentro de ó adya-
centes á la bahía de Panamá, ni tampoco en la parte de Colom-
bia en el Atlántico, entre el río Atrato y el límite del Depar-
tamento de Panamá, para establecer fortificaciones, estaciones
ÍÜNAL INrBttOOfljicílOO
131
navales ó carboneras, puestos militares^ doques ú otras obras
qae puedan inñnir en la constracción, conservación, operación
ó seguridad del libre uso del canal ó de sus obras auxiliares.
Los Estados Unidos darán á Colonibia el apoyo que sea nece^
sario para evitar la ocupación de esas islas j puertos, garanti-
zando á Coló rabia su soberanía sobre ellos y la independencia ó
integridad de la República.
Panamá, y Colón serán declarados puertos libras para los
buques y mercaderías destinados á atravesar el canal*
Ko se imiíondrá ninguna carga á. las personas relacionadas
eom la construcción á operaciones del canal, ni á ningúji bu-
qae^ herramientas, etc., para aso de dicho canal ó de su cons-
trucción.
Se consentirá la entrada de emigrantes de todas las nació*
nalidades para trabajar en las obras del canal.
Los Estados Unidos quedan autori;&ados para proteger y dar
segundades al canal, á los ferrocarriles y demás obras auxilia-
res ^ á fin de conservar el ordeu y disciplina entre los trabaja-
dores y otras personas que puedan reunirse en esa región. Obli-
gará á observar los reglamentos de policía y de salubridad,
adoptando los medios que juzgue necesarios , 4 fin de conservar
el orden público y la salttd, protegiendo la navegación y el co-
mercio en todo el canal, ferrocarriles y otras obras y dependen-
cias, para evitar interrupciones ó daños,
Colombia podrá establecer Tribunales en dicha zona y tener
jurisdicción exclusiva sobre las controversias de sus ciudada»
nos ó entre éstos y ciudadanos de otra nación extranjera, excep*
tuando de los Estados Unidos. Éstos pueden establecer Tri*
bunales, que tendrán jurisdicción exclusiva sobre ciudadanos
americanos y ciudadanos de cualquiera nación extranjera, ex-
ceptuando de Colombia. Las controversias qae se relacionen
con la construccióui conservación ú operaciones del canal, del
ferrocarril y otras obras, se decidirán por Tribunales mixtos con
jurisdicción civil y criminal.
132 LOS PUBBLOS HI8PAN0AMBRICAN0S
Los Estados Unidos podrán utilizar todos los puertos de Co-
lombia y abrir lugares de refugio para los buques empleados
en la empresa del canal y para los buques en apuro que, con
derecho de pasar por el canal, quieran anclar en dichos puer-
tos, no debiéndoseles cobrar derechos de anclaje ni de tonelaje
por parte de Colombia,
En todo tiempo en que sea necesario emplear fuerza armada
para proteger el canal ó los buques, los Estados Unidos podrán
hacerlo. Colombia se compromete, según las circunstancias, á
dar fuerzas con ese fin, pero si no puede cumplir con esta obli-
gación, con su consentimiento ó á petición de ella los Estados
Unidos emplearán las fuerzas necesarias á ese único objeto;
fuerzas que retirará tan pronto como ya no sean necesarias.
Pero encaso imprevisto de gran peligro para dichas obras ó para
las personas en ellas empleadas, los Estados Unidos quedan fa-
cultados para hacer desde luego uso de sus fuerzas, poniéndolo
antes en conocimiento de Colombia. Si llegan después fuerzas
suficientes de ésta, se retirarán las de los Estados Unidos.
Los trabajos preliminares deben terminarse en el plazo de
dos años, y el canal propiamente dicho ha de concluirse á lo»
doce años.
Dividióse la opinión en Colombia respecto á la conveniencia
de aceptar este tratado.
El Presidente, Sr. Marroquín, en proclama que dirigió á la
nación el 1.® de Enero de 1903, hacía ya notar que su G-obierno
se encontraba ante el siguiente dilema: si los norteamericanos
construyen el canal en el istmo , que es donde todos los colom-
bianos desean que se construya, se acusará al Gobierno de no
haber defendido los derechos de soberanía. Si por no permitir
que se afecte desfavorablemente á ésta, el canal no se cons-
truye en territorio de Colombia, se achacará al Gobierno el
haber perdido la oportunidad de una feliz circunstancia que
generalmente se mira como causa de prosperidad y engrande-
MI. CANAL iNTBHOCBAMuo
13Í3
cimiento para el país* Opinaba Marroquin ue no debían po*
nerse obstáculos á la reaUzaoión de esta grande empresa por
loH norteamericanos; pero «felizmente para mí, decía, la in-
mensa responsabilidad de decidir la cuestión pesa sobre el Con-
greso».
Los periódicos y las Asambleas departamentales abogaban
anos en pro, otros, los más, en contra del tratado Herrán-Hay.
La Asamblea del departamento de Bolívar solicitó del Con-
^'eso de la EepábUoa que negase su aprobación al tratado,
porque era atentatorio contra la integridad del territorio patrio,
p^r el becbo de estipular la cesión de la zona del canal por cien
años, prorrogables indefinidamente á opción única de los Esta-
dos Unidos; porf|ue lesionaba la jurisdicción de Colombia, por
el hecbo de estatuir ingerencia extranjera en las funciones de
los Poderes legislativo y jtidicial en la zona del canal; porque
hería la soberanía de Colombia, por la prohibición de disponer,
como corresponde á una nación libre ó independiente, de las
costas é islas adyacentes á la vía marítima; porque perjudicaba
los intereses del fisco, no sólo por la renuncia que mediante él
hace el país á derechos adquiridos en contratos anteriores, sino
también por ser de escasa significación las compensaciones de
carácter financiero que estipula el mencionado acto interna*
cionaL
En este último argumento hacían gran hincapié muchos co-
lombianos* Parecíales poco los 10.000. (DOO de pesos ofrecidos por
los yanquis, y excesivo los 40.000.000 que daban éstos á los ac-
cionistas de la Compañía del canal, que estaban apunto de per-
der todos sus derechos por no haberlo construido en el plazo que
d6 convino. Se dijo que aquéllos, viendo el pleito malparado, se
hallaban dispuestos á entregar k Colombia la tercera parte do
sus 40.000.000.
Las Cámaras constituyeron las respectivas Comisiones para
el estudio del tratado. En el Senado hubo en los primeros días
de Julio vivo debate porque el Sr. Caro, ex Presidente, se opuso
184 LOS PUEBLOS HISPANO AMERICANOS
á que aquél se discutiera sin que llevase la firma del Presi-
dente; se acordó prescindir de este requisito. El Sr. Marroquín,
consecuente con sus anteriores declaraciones, no quería res-
ponsabilidades en tan grave asunto. Se calculaba entonces que
sólo la cuarta parte del Senado era favorable k la aprobación
del convenio.
Entre tanto, los impacientes yanquis se agitaban y hacían
un doble juego. Soliviantaban los ánimos en el departamento
de Panamá y volvían á hablar de negociaciones con Nicaragua
y Costa Rica; así amenazaban á Colombia con el peligro de re-
belión en el istmo, y á Colombia y á los accionistas de Panamá
con la posibilidad de favorecer la construcción del canal por
Nicaragua. El telégrafo atribuyó á Roosevelt la declaración de
que el canal de Panamá se construiría aunque el Congreso co-
lombiano no aprobase el tratado. Para esto era preciso que los
yanquis se apoderasen del istmo ó que el departamento de Pa-
namá, independiente, tratase directamente con ellos. La sos-
pecha tan sólo de que tal propósito tuviera el Presidente de los
Estados Unidos produjo pésimo efecto en América.
Como se presumía, el tratado Herrán-Hay fué rechazado.
¿Es que Colombia se opone á la ejecución de esa grandiosa
obra por su territorio? De ningún modo. Colombia quiere canal;
lo que no quiere es someterse á las duras condiciones (jue le im-
ponen los yanquis, ni sufrir menoscabo en sus derechos y en sus
intereses con beneficio sólo de los nuevos constructores y de los
que ostentan los derechos de la antigua Compañía.
Colombia ha procurado con perseverante empeño que reali-
zase la obra la primitiva Compañía del canal ú otra reorgani-
zada en la misma Francia; con este objeto hizo concesiones
onerosas para ella, y una y otra vez prorrogó el plazo dentro
del cual debían terminarse los trabajos. De nada le sirvieron
sus buenos deseos. Se evaporaron en manos de especuladores y
políticos franceses l.OCK). 000. 000 de francos, y Colombia cayó
iüL CAKAL |l^TfíItí»CEANICO
ta5
bajo las gaiTas de los yanquis. Estos apretaron demasiado^ y ni
«líos ni los acaparadores de las acciones de la Compañía, que se
proponían embobar 200,000.000 de francos, habían consef^uido
realizar sus designios. Y unos y otros pusieron el gríto en el
cielo y se revolvían airados contra el Gobierno de Bogotá. Pero
Colombia tenía que defender su soberanía y sus intereses y la
obligación moral de procurar que el canal sirva por igual A to-
das las naciones^ sin privilegios para ninguna. El Senado co»
lombiano cumplió, pues, c.on su deber. Quien no ha cumplido es
Francia, que por dignitlad, por decoro, debía haberse puesto ai
frente de un esfuerzo colectivo de Europa y de América para
llevar á cabo la empresa.
No confiaba Colombia en ese esfuerzo; tanto es asi, que no
rechazó en absoluto la intervención yanqui. Pero sí exigía
otras condiciones, otro contrato; pidió qae la Compañía íVan-
cesa obtuviera ante todo autoi*ización del Gobierno colombiano
para transferir á los Estados Unidos sus concesiones, derechos
y privilegios; que por esa transferencia pagase á Colombia
BO.OOO.OOOde francos; que los Estados unidos adquiriesen sola-
mente la zona necesaria para la construcción del canal; que sus
leyes no tuvieran validez alguna en territorio de Colombia»; que
no funcionasen Tribunales mixtos, sino Tribunales colombia-
nosj y que se fijara un plazo de construcción con la cláusula de
caducidad si dentro de él no se bubiese terminado el canal.
Los yanquis replicaron con amenazas más ó menos emboza >
das y, de acuerdo con la Compañía francesa del canal, pusieron
en juego medios eficaces para crear nueva situación en el istmo «
cayos pobladores, temerosos de qae el canal se abra fuera de su
territorio, pretendían evitarlo, ya imponiéndose revoluciona-
riamente á su actual Gobierno para substituirlo con personali-
dades más dóciles á las exigencias del de Washington, ya aven-
turándose en un movimiento separatista para poder entenderse
directamente con éste»
En Agosto, un periódico d© Panamá, Et Istmeño, publicó nn
Xf.
136 LOS PUEBLOS HISPANOAMBRIOANOS
artículo defendiendo la independencia. «¿Correspondió Colom-
bia, decía, á la sincera adhesión, lealtad é importantes servi-
cios del istmo de Panamá después de la muerte de Bolívar, y que
naturalmente eran de esperarse siendo del mismo origen, te
niendo las mismas tendencias, sentimientos religiosos é idioma?
¿Puede alguien contestar afirmativamente? ¿Es feliz y próspero
el istmo de Panamá perteneciendo á Colombia? ¿No sería más
feliz separándose como República soberana ó independiente?
¿No es este el ideal que hace años germina en el corazón de los
istmeños patriotas, debido á justificados resentimientos de esta
noble pero desgraciada tira de tierra que se anexó á Colombia
de su propia y libre voluntad? Panamá puede y debe ser absolu-
tamente independiente. No somos felices ni estamos satisfechos
en manera alguna bajo el dominio central; los istmeños, sin
excepción , somos separatistas y soñamos con la independen»
cia de la patria; no buscamos anexión á potencias extranjeras;
sostenemos y proclamamos una República soberana, gobernada
por los istmeños mismos. Costa Rica es una pequeña nación, y
sin embavgo, es feliz y próspera. ¿Porqué no puede llegar á ser
el istmo independiente y próspero, siendo más grande y con más
- elementos?»
Esta aspiración ha entrado ya en vías de hecho, los istme-
üos colombianos se han declarado independientes, y desde les
primeros días de Noviembre de 1903 la historia del canal inter-
oceánico enlaza con la historia de un nuevo Estado americano.
PANAMÁ
SI departameato colombiano de Panamá.— Bebelián é tnclependeacia: la Re
publica de Faika.niá.'-ConiplJci(lad é intervención de los yanquis contra Co'
lombiti. ' Actoa y propóiitos del Gobierno colombiano. — OlrcaQstanciaa
dciveutajOBas para la couatracctón y explotación del canal.
Hay un nuevo Estado en América: la República de Panami.
Si lo constituye todo lo qne fué departamento de Panamá
en la Hepáblica de Colombia, tendrá tinos 90,000 kilómetros
cuadrados de sup'erficie y 340.000 habitantes^ la mayor parte
indios y mestizos. Desde el punto d© vista de la instrucción,
era al departamento más atrasado.
Montes , colinas y llanuras , selvas y desiertos forman la es-
trecha y larga zona del istmo panameño; á la selva, á la mon-
tana inhabitada, al país desierto corresponde más de la mitad
de la superñcie total. Aparte el ferrocarril de Colón á Panamá,
las vías terrestres de comnnicación son fragosas y pésimas. La
agricultura y la ganadería son rudimentarias; la industria mi*
ñera está abandonada. En suma: es uno de los países más po-
bres y más atrasados del mundo. Su progreso ha sido casi
nulo, lo mismo bajo la forma unitaria de gobierno que bajo el
régimen federal.
Sin embargo, el proyecto de canal interoceánico ha dado
excepcional importancia á este territorio, y alientos á sus ha^
bitantes para proclamar la independencia, que parece vana
lograr^ gracias al amparo de los yanquis.
138 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
Rechazado el convenio Herrán-Hay, el Gobierno de Wa-
shington se decidió á obrar con rapidez, para no dar tiempo á
que el colombiano adoptase resoluciones que aún pudieran difi-
cultar más el predominio absoluto de los yanquis en el canal.
El 27 de Octubre discutióse en el Senado de Colombia el
proyecto de ley que confería al Presidente poderes para nego-
ciar nuevo tratado con los Estados Unidos. Muchos Senadores
se opusieron y no llegó á tomarse acuerdo. Por otra parte, días
antes habíase dicho en Washington que el comisionado espe-
cial de Colombia Sr. Arciniega iba á salir para Europa con
propósito de gestionar la construcción del canal por cuenta de
aquella República y con capital europeo, y se agregaba que los
Estados Unidos no tolerarían que tal cosa se hiciese.
El medio más eficaz de impedirlo , el procedimiento más se-
guro para quitar toda esperanza al Gobierno de Colombia , era
arrebatarle la parte de su territorio por donde debe pasar el
canal. Nada mejor, en consecuencia, que apoyar resueltamente
al partido separatista del istmo.
Contando, pues, con la aquiescencia de los yanquis, el día 3
de Noviembre de 1903 se proclamó la independencia en la ciu-
dad de Panamá. Estaba ganado el elemento militar, y al frente
del movimiento se puso el General Huertas. También se con-
taba con el Comandante del crucero Padilla y el cual, aprove-
chándose de la excitación y la sorpresa, se acercó al crucero
Bogotá con disposiciones de apoderarse de él ; pero el Bogotá
se alejó á toda máquina, y á medida que se retiraba arrojaba
proyectiles sobre la ciudad , que afortunadamente no causaron
más daño que la muerte de un chino y la de un nativo. Se
ordenó el enganche de 1.000 hombres para hacer frente alas
fuerzas colombianas en caso de que éstas atacaran. Por la no-
che, miles de personas recorrieron las calles con bandas de
música y la bandera de la nueva República.
Al día siguiente hubo cabildo abierto en el Ayuntamiento
para leer el Acta de Independencia, y se declaró solemnemente
PAñiMI
189
que los pueblos de la jurisdicción se separaban para siempre de
la Repáblica de Colombia y, de acuerdo con otros del departa-
mento, Gonstitnían una República independiente con ¿^-obierno
democrático y representativo, y una nacionalidad libre de toda
intervención de potencia extranjera,
«Los colombianos— decíase en el manifiesto— son nuestros
Hermanos y no3 separamos de ellos sin pesar, pero sin alegría,
Elios ban sido la causa de nuestros Vejámenes» que hubiéramos
resistido con resignación por amor á la nnión y á la armonía
nacional si hubiéramos tenido esperanzas de mejorar nuestra
condición. Pero nuestras esperanzas hubieran sido infnndadas
y nuestros sacrificios inútiles, porque el Gobierno de Colombia
sólo tenía miras determinadas y estrechas, al uso d»>l G-obierno
colonial español y de los Gobiernos europeos de la Edad Media.
PÁ antiguo departamento de Panamá cree ser digno de contarse
entre las naciones libres».
Formado Gobierno provisional, sus primeros actos fueron
pedir el reconocimiento por parte del de los Estados Unidos^ y
nombrar representante en Washington al francés Mr» Bunau
VariUa, agente de la Compañía de Panamá.
Colón y los principales municipios del departamento se ad-
hirieron al movimiento revolucionario, y en los ni guíenles in-
mediatos días los yanquis desembarcaron fuerzas so pretexto
de velar por los intereses de sus conciudadanos residentas en
Panamá^ é hicieron saber que sus buques tenían orden de impe-
dir desembarcos de tropas colombianas. Roosevelt se declaró
protector de la nueva República, el Gobierno colombiano pro»
testó con energía, y el panameño nombró una Comisión que
procediera, sin |>érdida de momento, A tratar con los yanquis
respecto de las condiciones en que ha de conintruirse v explo-
Itarse el canaL
El Gobierno de Washington, procuró cohonestar su inter-
vención recordando el tratado de 1846 por el cual la Nueva
Granada, hoy Colombia, garantizó á los Estados Unidos la li-
140 LOK i^líKBL08 Hl^PANOAMEUlCAKOK
bertad de tránsito por todas las vías de comunicación existen-
tes ó qae se construyesen en el istmo» Por virtud de tal tratado
el Gobierno yanqui supone qae adquirid el derecho y la obliga-
ción de garantir la neutralidad del istmo jiara que el libre paso
por él no se interrumpa. Los Estados Unidos siempre habían
ejercido ese derecho y cumplido esa obligación, y menos que
nunca podían (.irescindir de ello desde que ondea el pabellón ei-
trellado en islas del Pacífico. Ratificación y complemento del
antiguo tratado debía ser el de Herrán-Hay. Pero Colombia lo
rachazó, Panamá se ha hecho independiente, y como por el
nuevo Estado ha de pasar el canal, natural es que el Gobierno
de Washington se entienda con el de Panamá á fin de estable-
cer las garantías necesarias para la seguridad del tráfico^ evi-
tando conflictos ó revoluciones que en su día pudieran parau-
sarlo. Los Estados Unidos intervenían, pues, en interés propio
y en beneficio del comercio del mundo entero. Por esto se apre*
suraron á pactar con loa delegados del Gobierno proviaional de^
Panamá f bien dispuestos á otorgar á aquéllos aún mayores de-
rechos que los que les concedía el tratado Herrán-Hay sobre la
faja de territorio adyacente al canal.
De lo que hacía ó pensaba hacer Colombia, nada se supo con
certeza en los primeros días. Las noticias de Bogotá llegan por
el cable que va desde la Buenaventura á Panamá, y aquí se in-
terceptan ó tergiversan los despachos^ de modo que quedaba el
Gobierno colombiano aislado del resto del mundo. A juzgar por
los informes que el telégrafo transmitía, se hallaba resuelto ¿
someter por la faerza á los panameños y procuraba una acción
coman de Estados europeos y americanos contra los yanquis,
aspirando á hacer valer, en primer término^ el tratado secreto
que pactó con el Ecuador y con Chile, y cuya existencia reveló
en 1902 el Sun de Nueva York.
Días después fué ya conocida la alocución qne Marroquin y
sa Gobierno dirigieron, con fecha 6 de Noviembre, al pueblo
PANAMÁ
colombiano, En él se decía qne si la Tnag-nitut! del movimiento
y la indolencia ó complicidad de muchos ti^ajeren por resnl-
tftdo la prolongación de aquel estado de desconocimiento k la
autoridad nacional, el G-obíerno creía hacer una interpretación
correcta del sentimiento de los colombianos declarando, como
declaraba, que no habrá esfuerzo que no haga ni sacrificio que
rehuse para mantener la soberanía é integridad del territorio
patrio.
Se envió también protesta al Senado y Grobierno de Wa-
shington, documento que terminaba apelando «á la dignidad y
al honor del Senado v del pueblo americanos».
En circular transmitida á los Presidentes de las demás Re-
públicas americanas se recordaba qne la causa de la soberanía
é integridad de los países de la América latina es solidaria,
pues todo lo que tienda á desmembrarlos labra su debilidad y
los expone á ser victimas de los más fuertes, haciendo así in-
fructuosa la magna obra de los que les dieron autonomía é in-
dependencia. Por esto, el Gobierno colombiano esperaba, fon-
iadanaente^ que los pueblos hermanos de la América española
^operarían con sus muestras de simpatía á la labor patriótica
que había emprendido de mantener la unidad de Colombia, y
reprobarán los actos de lesa patria que se están cumpliendo en
el istmo de Paniimá. Si éstos llegan A consumarse, constituirán
el más peligroso antecedente para el porvenir de los pueblos
Ubres de América.
A las principales legaciones de Colombia an la América me-
ridional y en Europa se les encargaba que protestaran enérgi-
camente ante los Gobiernos respectivos contra los Estados Uni-
dos por haber fomentado la rebelión del istmo, por amparar á
la nueva República y por impedir que el Gobierno de Colombia,
oon fuericas y elementos euficientes para ello, sometiera á los
rebeldes.
Sobre la confabulación de yanquis» separatistas panameños
y agentes de la Qampañia francesa de Panamá, hacía gran hin*
142 LOS PUEBLOS HLSPANO AMERICANOS
oapié la prensa colombiana. Los rebeldes, decían, haa sido com-
prados con oro, que puede haber salido de los sótanos de la
Tesorería de Washington y de las cajas de la Compañía. Ade-
más, decían, el movimiento no fué secundado por Colón, ni por
Portobelo, ni por Bocas del Toro, ni por David, ni por Peno-
nomé, hasta que la marina yanqui transportó las nuevas auto-
ridades. Esa marina se dedicó desde un principio á hacer la
policía marítima de los puertos del istmo, y no permitió des-
embarcar en ellos fuerzas colombianas. Dos mil hombres hu-
bieran bastado para ahogar en el acto la intentona separatista,
y entonces se hubiera conocido la verdadera opinión de los
habitantes del istmo, del istmo que no es sólo Panamá y Colón
y pequeñas y ruines poblaciones de la línea del ferrocarril,
pueblos que han decaído, desgraciadamente, con la suspensión
de los trabajos del canal, y que anhelan, sobre todas las cosas y
sobre todos los sentimientos, que esos trabajos recomiencen,
para que el oro, cualquiera que sea su cuño, sea francés ó yan-
qui, vuelva á pasar por sus manos (1).
Súpose también que, contra lo que indicaban despachos de
Panamá y de Washington, todos los partidos de Colombia se
habían ofrecido incondicionalmente al G-obierno; que se habían
abierto suscripciones públicas para los gastos de la guerra con
los panameños, y que se había llamado á las armas á todos los
hombres de diez y ocho á cincuenta años de edad á fin de elevar
las fuerzas militares hasta 100.000 soldados.
Sin embargo, Colombia procuraba evitar rompimiento for-
mal con los Estados Unidos, é intentó avenencia , fundándose
en aquel mismo convenio de 1846, uno de cuyos artículos decía:
«Para seguridad del goce tranquilo y constante de estas ven-
tajas, y en especial compensación de ellas y de los favores ad-
quiridos según los artículos 4.®, 5.® y C.® de este tratado, los
Estados Unidos garantizan positiva y eficazmente á la Nueva
(1) Bl Porvenir, de Cartagena, número 2.058.
fanamI
143
Granada, por la presente estipulaolón, la perfecta veiiivalidad
del ya mencionado iatniOf con la mira de que en ningún tiempo,
existiendo este tratado^ sea interrumpido ni embaraisado el
libre tránsito de uno á otro mar, y, por consiguiente, garanti-
zan de la misma manera los derechos de soberanía y propiedad
que lú llueva Granada tiene y posee solire dicho territorio.
Y después se consignaba que si alguno d algunos de los ciu-
dadanos de una ú otra parte infringieren alguno de los artícu-
los contenidos en el presente tratado, dichos ciudadanos serán
por ello personalmente responsables, j no se interrumpirá| en
líu consecuencia, la armonía y buena correspondencia éntrelas
do» naciones, voinprometiéjtdose cada una á no proteyer dé
modo^ alguno al ofennor ni á sanciofmr semejante violación.
Como, evidentemente, loa Estados Unidos íiabían faltado al
solemne compromiso pactado, el Gobierno de Colombia pudo
tener esperanza de que el Senado y el pueblo yanquis obligasen
al de Washington á proceder más correctamente^ y á tal espe-
ranza respondiíS el viaje del General Reyes á Washington.
Buscaba Colombia fórmulas de transacción, medio tl»^ concer-
tar con los yanquis bandera de paz. Decidida á no consentir la
des mem.br ación del territorio, se suponía que acaso mostrase
menos intransigencia en la cuestión del canal y tratara de
halagar á los panameños trasladando á Panamá la capitalidad
de la República. Pero si el Gobierno de Washington no rectifi*
caba su conducta, de temer era que las banderas de reclutas
recorriesen todo el país colombiano desdft las mesetas y hondo-
nadas de Pasto hasta las montañas del Darién.
Claro es que en la situación á que habían llegado las cosas,
todas las probabilidades, en caso de guerra, estaban contra
Colombia, Las energías de que bacía alarde, debió haberlas
empleado en impedir la rebellón. No se trataba de un hecho
imprevisto. Muchos días antes del 3 de Noviembre eran bien
públicas las aspiraciones de los separatistas de Panamá, y se
aospeohaba su connivencia con los yanquis. £1 Gobierno deCo*
144 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
lombia pecó de exceso de co afianza. Para evitar el alzamiento
le sobraban recursos; disponía de tropas suficientes, de gente
aguerrida tras largo período de contienda civil, y debió ha-
ber enviado al departamento fuerzas numerosas antes de que
los yanquis tuvieran pretexto para oponerse á los desem-
barcos.
Ahora, sin buenos caminos por el interior é interceptada
la vía marítima por los buques de aquéllos, Colombia se ha»
Ha en condiciones muy desfavorables para sostener una cam-
paña.
Por otra parte, cuando pueda iniciarse la acción "militar*,
estará resuelta la cuestión del canal, porque Varilla y sus co-
legas aceptan todas las exigencias -de los yanquis. Estos, pues,
podrán alegar mejor derecho á defender, como cosa suya, el
libre tránsito por el istmo, ó tal vez, no necesitando ya de la
pantalla del Estado independiente, serán capaces de retirarle
la protección si el Gobierno de Bogotá acepta el tratado con-
venido con los panameños.
Si esto último no sucede, y Colombia persiste en sus propósi-
tos de reivindicación, podrán crearse en el istmo circunstancias
muy desventajosas para la construcción y explotación del canal.
Cierto es que los Estados Unidos tienen recursos de sobra para
imponerse; pero empresas de esta índole sólo prosperan en con-
diciones de absoluta confianza y seguridad para el tráfico, y sin
ellas no sería difícil que fracasara el negocio en que tantas es-
peranzas fundan los panamistas franceses y yanquis.
Hay colombianos, y de gran prestigio y autoridad en su país,
á quienes no inspira entusiasmo el famoso canal, y que habrían
de preferir un estado permanente de guerra ó de alarma si con
él impedían que los yanquis lograsen su propósito, ocasionán-
doles enormes dispendios y acaso un desastre financiero aná-
logo al de la primera Compañía francesa. Recordemos que, se-
gún el geógrafo Sr. Vergara, «esa obra (el canal interoceánico),
que se ha querido equiparar malamente en importancia al de
145
8iie» (1), no tiene sjüo un interés amerieano, y el Nnevo Mundo
disfca mucho de ser lo que es el Viejo Continente. Con el andar
ílel tiempo las cosas habrán mejorado, pero por lo pronto (18í)8)
nos explicamos perfectamente que Europa no quiera gastar
«iiás sumas en abrir ese fosn^ que en verdad nr> interesa sino
á los Estados ütiidos. Por esta rasión desearíamos que la Repú-
blica del Norte optara por la vía de Nioaragtia, pues sí a ésta
ttOca abrir el de Panamá^ nuestra autonomía sufrirá rudísimo
golpe sin ventaja ninguna (2)».
De los peligros ó diíicultades que pueden sobrevenir para el
canal si persiste la hostilidad de Colombia, daba clara idea el
colombiano D. Pedro Vélez en la carta que, con fecha 30 de
Noviembre (3), dirigió á Mr. Williaiii Nelson Cromwell, agente
de la CúmpaBía francesa de Panamá en los Estados Unidos.
«8i el desmembramiento de nuestro territorio — decía el se-
ñor Véle^ — ha de ser deünitivo, con violación de todas Jas leyes
divinas y humanas, tendrán ustedes un contrato de canal ba-
rato t y tendrán un satélite más en la coní^telación de colonias
microscópicas que están f^^rmando; pero para la misma obra
I tía faltaría el inapreciable y necesario apoyo del honrado brazo
del trabajador colombiano, un ico \\xke resiste la influencia mor-
tífera de aquel clima y único cuyos miiscnlos no se relajan y
atíojan bajo los ardores de nuestro solj les faltará lo que sieui*
prt faé el granero del istmo, y, ó tendrán que destruir nuestros
puertos indefensos, cubriéndose de vergüenza y de ignominia,
ó vivir siempre con el arma al brazo en toda la línea de sus
(1) Sin negar el valoi Uiie realmente tiene el cuñal intei-oc^áiilco y ijue,
tnáa ó menos», ha de favorecer al c!^oiuercia dt» todos los pueblos. preeiat:i es
ííonveuír en que bc ha exay'erntlo baataote sh impcjilitnoitt, Ni i^vrí^ nuacíi ly
f|ue es e! rrntial <le Buex, ni aún sera tampooo el iiníco caiuino qu^sparn ileij:ar
«1 t^ociflco tome el eomftrejo americauo «lésde loa puertos »Jel Atlántico^ Véttse
el oafnta]Q anterior.
(81 Nu9tfa GéOf/rufiíi de Colomhia^ McrUa pof rcgiants naturfítes, por K, J. Ver-
gura y VelftÉico.— Tórtio I. Bogotá. íím, pAp. MXK
(3^ inserid en el niimí»ro antet» citüdo de A-¿ f-orr^entr.
un
LOS PDSBL08 mSPANOAMBRlCANOS
trabajos^ porqne el clarín de guerra suena ya de un extremo á
otro del país y los batallones brotan de la tierra como nuestra
vegetación tropical, y no hay nadie ni nada que pueda contener
este movimiento, porijiie Colonibia está resuelta á no sobrevi-
vir al ultraje- ¡A destruirnos, pues, y caiga sobre la cabeza de
ustedes la gloria y la recompensa de tan espléndida hazañaíi*
11
Preparatívrts bellicos,— Gcstíonea conciliadoras.— El Centro colombiauo de
Parii y la iniaíóD del Oeneral Reyea en WAahlng-ton,— Criterio de algunos
Senadores jnnq 11 ífi. — El contrato Hay-Varilla. — El reconocimiento de ta
República de Panamá y la deuda eoíomhiana.
A fines de año, los yanquis se apercibían en previsión del
oonfíicto^ y sus buques de í^uerra iban y venían por las a^uas
próximas al istmo» desembarcaban tropas y proviaionea de boca
y guerra y ponían gran diligencia en vigilar loa movimientos
de las fuerzas colombianasi. A mediados de Diciembre algunas
de éstas se hallaban ya acampadas al Oeste del río Atrato y en
disposición de ir avanzando hacia Panamá.
Perseveraba Colombia en 8U propósito de agotar todos los
recursos que pudieran atílizarse para evitar la guerra. En París
se constituyó un Centro para la defensa de los derechos é inte*
reses de Colombia y para atraer hacia su país las simpatías de
Europa, Pretendía hacer valer lo convenido por el tratado
de 1846, en cuanto á la obligación contraída por los Estados
Unidos de mantener la soberanía colombiana en e\ istmo, y &i
esto no se lograba, someter la cuestión al Tribunal de La Haya»
Iguales gestiones llevaba 4 cabo el General Beyes en Wa-
shington.
Seguramente las grandes potencias europeas han de hacer
por Colombia lo mismo que hicieron por España en 1898. Toman
por pretexto, para no contrariar á los yanquis, el interés que
todoa tienen en que Be construya el canal interoceánico*
PANAMÁ
147
Míis apoyo encontró Reyes en los mismos Estados Unidca.
Siempre los Presidentes de esta República tuvierou mayores
fttribaciones é inioiativas que los Monarcas constitucionales, y
ahora f en los tiempos imperiales de Mackinley y Roosevelt,
usan y abusan de ellas en forma y términos no conocidos ni
practicados antes. Le plugo al actual Presidente qwe se hiciera
el canal por Panamá, consideró preciso para ello privar á Co-
lombia de ese territorio, y surgió la República del istmo.
Al país y á las Cámaras no se dio cxienta de nada; todo se la
encontraron hecho. Por esto, las reclamaciones de Reyes tuvie-
ron algún eco en la opinión, es decir> en la opinión de los adver-
sarios políticos de Roosevelt, y los demócratas del Senado afir-
maron qtie se habían infringido el tratado de 1846, las leyes de
neutralidad y los nsos internacionales, impedir á Colombia qu©
reprimiera la sedición del istmo era hacerle indirectamente la
gaerra, y el Presidente carece de facultades para hacer la gue-
rra á un país que está en paz con los Estados Unidos. Entre los
Senadores de! partido republicano hubo también quien alzó la
voz contra el Gobierno de Roosevelt y declaró que los Estados
Jnidos querían el canal, <\pero sin mengua para el honor de la
Éación». Lo que aquél ha hecho, decían, nos deshonra; es sentar
el principio de que las Repúblicas hispanoamericanas^ porque
son más débiles qne los Estados Unidos, sólo poseen lo suyo
hasta donde lo permita el derecho de dominio eminente que
«obre ÁHiérica se atribuyen los yanquis.
I )r esas razones, el nuevo tratado convenido por Hay y
Va4 illa para la construcción del canal encontjaba oposición en
el Senado. Se pacta con los representantes de una provincia re-
belde, á cuya rebelión ha contribuido la otra parte contratante.
Si el canal conviene á los Estados Unidos y á todo trance debe
construirse, que se proceda^-exclamaban algunos — más correc-
tamente, sin incurrir en hipocresía y doblest, y que se anexione
el istmo á la Unión. Entonces, el Presidente y la nación podrán
haoer en lo suyo lo que mejor les cuadre.
14o LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
El tratado Hay- Varilla es, en realidad, un contrato de com-
praventa mediante el cual los Estados Unidos adquieren, á tí-
tulo de alquiler á perpetuidad, la plena propiedad y soberanía
de parte del territorio panameño. Terminantemente se consigna
que dentro de la zona del territorio necesaria para el canal, los
Estados Unidos tendrán todos los derechos, poder y autoridad,
de cuyo ejercicio habrá de abstenerse Panamá. Por si hubiere
lugar á duda, se añade que los Estados Unidos podrán, siempre
que las circunstancias lo exijan, mandar fuerzas al istmo y
establecer fortificaciones, y además que, sin consentimiento de
los Estados Unidos, las estipulaciones convenidas no podrán
sufrir alteración ninguna por cambio de Gobierno, reforma en
la legislación ó nuevos tratados que concierte la República de
Panamá. De modo que aunque ésta entrase á formar parte de
otro Estado ó Confederación, los derechos de los Estados Uni-
dos quedarán intactos.
En virtud del contrato, la República de Panamá vende á los
Estados Unidos:
1.° El uso perpetuo y absoluto dominio de una zona de 10 mi-
llas de ancho (5 á cada lado del canal) á través del istmo, es de-
cir, lo mejor y más poblado de éste.
2.° El uso, ocupación y dominio de otros terrenos y aguas
fuera de dicha zona que puedan ser necesarios y convenientes
para el sostenimiento, operaciones, salubridad y protección del
canal ó de algunos otros canales auxiliares ú obras necesarias
á las exigencias de esta empresa.
3.° El uso, ocupación y dominio de todas las islas situadas
dentro de los límites de la zona citada.
4.*" El derecho de usar de ríos, corrientes, lagos y presas
dentro de los límites de la nueva República, para la navega-
ción, para tomas de agua ó para otros tines necesarios y con-
venientes á las construcciones, fomento, operaciones y protección
del canal.
5S El monopolio para la construcción y operaciones de todo-
sistema de comuDicaciÓD por el canal ó por ferrocarril á través
del teri'itorio entre el mar Caribe j el Océano Pacífico.
Todas estas concesiones son, como el alquiler, á i)erpetuidad.
f?«** Dentro de los limites de las ciudades de Panamá y Colón
y de SVLÜ bahías adyacentes, el derecho de adquirir por compra,
6 por ejercicio del derecho de dominio, terrenos, edifícios, ma-
nantiales y otras propiedades necesarias y convenientes á. la
*?.onstrucción, fomento y protección del canal.
7 " El derecho y autoridad de mantener el orden público,
caso de que Panamá no pudiera hacerlo, en Panamá y Colón.
H,^ Todos los derechos para negociar el traspaso de las
concesiones de la Compañía del canal de Panamá y de la Com-
pañía del ferrocarril de Panamá, como lesultado de la trasla*
ción de soberanía de Colombia á Panamá sobre el istmo.
^.^ El uso de todos los puertos de la República abiertos al
comercio, como sitios de refugio para algunos de los buque»
empleados en las obras del canal j y en general para toda em-
barcación que se encuentre en peligro^ sin cobrar derechos de
tonelaje.
La Repiiblica de los Estados Unidos da ó paga á la de Pa-
namá;
h° La garantía para el mantenimiento de ia independencia
de ia República de Panamá, es decir, las tuerzas marítimas y
terrestres necesarias para impedir que Colombia recupere el
Departamento.
2 " Diez millones de pesos oro al sancionarse el convenio y,
anualmente, nueve años después de la fecha de aquél, 250.000
pesos.
En el tratado ó contrato á «^ue me refiero se consigna tam-
bién que el canal será neutral, libre su tránsito al comercio de
todas las naciones y Libres los puertos de Panamá y Colón. Se-
gún otra cláusula, ia República de Panamá otorga autorización
á la Compañía del canal para ceder ó vender 4 los Estados Uni-
dos todos sus derechos.
150 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
Los Estados Unidos y Francia, es decir, las potencias á quie-
nes, ó á cuyos ciudadanos, interesa más, como negocio en que
han invertido capitales, la construcción del canal, fueron las
primeras en reconocer á la República de Panamá. Las demás
quedaron á la expectativa; algunas, especialmente Inglaterra
y Holanda, donde hay tenedores de la Deuda exterior de Co-
lombia, esperaron á que el nuevo Estado asumiese la obligación
de satisfacer parte proporcional de aquélla.
Con los 50.000.000 de francos que dan los Estados Unidos y
lo que puedan valer los terrenos adyacentes á la zona del canal
vendidos á los yanquis, Panamá estará en mejores condiciones
que Colombia para satisfacer réditos y amortizar deuda. Gra-
cias al dinero de los yanquis, Panamá podrá alcanzar mayor
crédito y solvencia que Colombia, circunstancia muy digna de
tenerse en cuenta, dado el criterio ó sentido ec«.nómico que hoy
predomina en las relaciones internacionales. Según ese criterio,
que hace mangas y capirotes de la moral y del derecho, la Re-
pública de Panamá merece ser reconocida si paga ó garantiza
á los acreedores un tanto por ciento de la deuda colombiana.
Dispuestos se hallaban los panameños á comprar el derecho
á ese reconocimiento; al terminar el año había ya pedidos y
ofertas y los regateos consiguientes, y la nueva República es-
taba reconocida por Inglaterra, Holanda, Italia, Alemania,
Austria-Hungría, Rusia, Suecia y Noruega, Dinamarca, Cuba,
Nicaragua, Costa Rica, Perú, China, y Japón.
J
COLOMBIA
Guerra civil.— Deplorable situación del país: el comercio y los cambios.—
Esfuerzos del Gobierno para restablecer la paz.— Intervención de los yan-
quis.—Fin de las hostilidades.— La Presidencia de la República.
Desde hace algunos años, continuas agitaciones, promovi-
das por los partidos políticos, han mantenido á Colombia en
un estado de intranquilidad incompatible con la buena admi-
nistración.
En los primeros meses de 1901 estaban en armas varios de-
partamentos de la República, y aunque el Gobierno colombiano
daba casi por vencida la rebelión y á fines de Enero declaraba
que sólo había ya partidas insignificantes en Cundinamarca y
Boyaoá y que pronto iba á proclamarse la paz general, lo cierto
era que la guerra civil duraba todavía en Panamá y otras pro-
vincias. Uribe, el jefe del partido liberal, no cedía, y para pro-
seguir la lucha buscaba recursos en Venezuela y los Estados
Unidos.
Cuando el año terminó, ardía aún la guerra civil, con grave
daño para los intereses de esa República, cuyo fértil suelo y rico
subsuelo ofrecen tesoros de inmenso valor mediante explotación
inteligente y activa y apertura de vías que faciliten los trans-
portes. Su territorio equivale, por lo menos, á los de España,
Portugal y Francia juntos, y en esa vasta extensión superficial
no llegan á600 los kilómetros de ferrocarril construidos.
La guerra, que había empezado, ó mejor dicho, que se re-
novó en 1899, jparalizó la producción, el cumercio v los ne?;o-
152 L08 PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
cios. No había seguridad en los campos ni en los caminos; eran
punto menos que imposibles las comunicaciones; los indios se
morían de hambre, y la miseria reinaba en todas partes.
En comprobación de los enormes perjuicios que esa empe-
ñada contienda causaba al país , véanse las siguientes cifras
relativas al valor, en libras esterlinas, de la exportación de los
principales productos colombianos en 1899 y 1900:
1809 IODO
Café 508.820 270.876
Copaiba 707.190 6
Oro 860.962 99.266
Plata 106.133 49.149
El comercio total (importación y exportación) con la Gran
Bretaña' había valido, de 1897 á 1899, 1.471.590 libras al año,
por término medio. En 1900 se redujo á 627.799, es decir, á
menos de la mitad. Al año siguiente, dominada la rebelión en
algunos departamentos, pudo ya, sin duda, normalizarse el
tráfico, y alcanzó aquel comercio un valor de 1.419.806 libras
esterlinas (1).
No hay que decir hasta qué punto bajó el valor de la moneda
nacional. Unos cuantos años antes, un peso en papel valía 3*50
francos; ahora oscilaba entre 15 y 50 céntimos. En la costa va-
lía menos que en el interior. Los periódicos diarios de Carta-
gena consignaban como precio del número suelto un peno.
En los primeros meses de 1902 se extremaban tanto las pre-
cauciones contra el movimiento revolucionario, que algunos
Jefes ó Gobernadores de departamento, como el de i^olívaí .
anunciaban que, en uso de facultades extraordinarias, habían
dispuesto que la correspondencia se depositara abierta en las
(1) Véase The Statesman^s ytar-book de 1903.
estafetas de correos, para que el Gobierno pudiera cerciorarse
de que en ella no se trataba de asuntos relaciünadoa con la
gaerra.
No hay que consignar los comentarios que con este motivo
hicieron al^j^inos periódicos de Europa; estas cosas, decían, sólo
suceden en «sa desagraciada América del Sur, donde no hay se-
guridad personíil ni garantía de ningún derecho. Loa que así
comentaban si caso, son de los que ven la paja en el ojo ajeno^
y no la viga en el suyo, pues igual procedimiento ó peor aplicaba
entonces; el gx-an Imperio Británico á la correspondencia que iba
al África del Sur 6 de allí venía. Por aquellos dias recibí una
carta de Jobannesburg; en el sobre se veía sello en tinta con la
inscripción Press Censo)', y sobre banda roja Opened mider the
Martial íaw. On His Majesty^s Sernite, Esto es, que Inglaterra
no se tomaba la molestia de advertir que no se cerrasen las
íiartas^ Ins abría, violaba la correspondencia, para que el censor
^e euterase, y declaraba paladinamente que babía sido abierta
bajo la ley marcial en servicio de Su Majestad. Puea el mismo
iterecho que en estado de guerra tienen las autoridades inglesas
para leer, en servicio de S. M. el Rey, las cartas particulares, lo
tienen^ para bacerlo mismo, las autoridades de cualquier lie-
páblioa en servicio de B. K. el Presidenta.
Los partidarios de Uribe, vencidos en el interior, mantenían
la guerra eu Panamá, £1 Gobierno ponía enjuego toda clase de
medios para restablecer la paz; enviaba numerosas fuerzas al
istmo y disponía que se abrieran negociaciones en Nueva York
entre los bandos enemigos, representados los liberales por el
iJeneral Vargas Santos y el Gobierno por el General Reyes y el
Di\ Concha. En Bogotá no estaban de acuerdo los Ministros,
pues unos exigían la sumisión incondicional de los revolu-
cionarios y otros se hallaban dispuestos á transigir. Px^edomi-
I) aban los temperamentos de concordia, acaso gracias á tos
buenos oficios del Gobierno de Washington, á quien convem'a
U normalidad i>ara tratar sobre el asunto del canal, y an priu
154 LOS FUBBL08 HISPANOAMBKICANOS
cipio se pactó la pacificación sobre la base de amplia amnistía
para los delitos políticos.
Los convenios acordados entre conservadores y liberales
surtieron efecto en todo el país menos en el departamento de
Panamá, donde aún peleaban con encarnizamiento las huestes
de uno y otro bando.
Los revolucionarios del interior habían depuesto las armas,
acatando la autoridad del Gobierno, que les ofreció toda clase
de garantías. Sólo se mantenían en actitud belicosa las guerri-
llas del citado departamento, contra las cuales envió el Go-
bierno nacional un ejército de 6.000 hombres al mando del
General D. Pompilio Gutiérrez. Confiábase en que dichas
guerrillas se someterían pronto, obedeciendo á la voz de los
principales jefes de la revolución, quienes, convencidos de la
impotencia de sus medios, trabajaban por poner término á esa
guerra fratricida, que tantos males ha causado á Colombia.
Entre tanto, los yanquis, so pretexto de garantir la seguri-
dad del servicio en el ferrocarril de Panamá, desembarcaban y
tomaban posiciones en el istmo. Los fusiles colombianos hicie-
ron fuego contra los marinos yanquis; pero el incidente no tuvo
consecuencias. El Gobierno de Washington se presentó bas-
tante conciliador; no qnería conflictos en tanto que no quedase
definitivamente resuelta la cuestión del canal.
Afortunadamente, se iba imponiendo cada vez más la nece-
sidad de la paz. El General Uribe, después de reñida batalla en
Octubre de 1902, depuso las armas para <¡ae nunca se le pudiera
culpar de la usurpación de la soberanía del istmo por los yan-
quis. El General Herrera, otro de los caudillos revolucionarios,
no podía ya triunfar, y se consideraba como crimen de lesa
nación proloní^ar la guerra, cuyo resultado inmediato podría
ser prolongar también, indefinidamente, la permanencia de las
tropas extranjeras en el istmo.
Cesaron, por fin, las hostilidades en el territorio de Panamá;
se concedió amplia amnistía á los liberales, y se acordó reunir
COLOMBIA
155
una Asamblea con delegados ó representantes de ambos parti-
dos, en igual número, para acordar la forma definitiva de Go-
bierno.
Los Estados Unidos del Norte, no por humanidad ni por
ionericanúfno^ sino por el propio interés, á ultima hora ha-
bían puesto de su parte cuanto pudieron para llegar á esta ave-
nencia. Surgían de día en día uiayores dificultades para convenir
en ciertas cláusulas del tratado relativo al canal de Panamá, y
el Gobierno yanqui j que no llevaba todavía sus audacias hasta
romper abiertamente non los pueblos americanos, comprendió
que necesitaba una situación normal y tranquila en Colombia
para obtener la cesión en condiciones que pudieran merecer
respeto y ofreciesen garantía para lo porvenir.
Terminada, pues, la guerra civil, tendían las co.sac^ á uorma*
Uzarse, Conservadores y liberales mostraban buen deseo de es-
tablecer la concordia sobre bases sólidas^ y ^nos y otros en la
prensa exponían opiniones y publicaban programas de Gobier-
no. Claro es que en estos programas figuraban los lugares comu-
nes de fiieroprer fomento de la agricultura, mayor actividad en
las transacciones mercantiles, at)ertura de vías de comunicación,
etcétera. Todo es posible si los partidos se avienen y cesan las
intransigencias. Por desgracia, el gravísimo conflicto ahora
promovido por panameños y yanquis* (1) crea una situación bien
poco favorable para el cumplimiento de aqnellos propósitos.
Durante el período á que nos referimos, la dirección de los
asuntos públicos ha estado encomendada al Si\ Marroquí n»
primero como Vicepresidente, y actuando después d«í* Presi-
dente, á partir del 81 de Julio de 1900.
Entie las personas eminentes que los distintos partidos co-
lombianos consideran con méritos para ocupvar constitucional-
mente la Presidencia, figuran el expresidente D. Miguel Án-
{\) Véase el capítulo anterior, Pumma,
156 LOS PUEBLOS HI8PANOAMBRICAN0S
tonio Caro, los Generales Reyes, Perdomo, Fernández y Gon-
zález Valencia; el Senador D. Joaquín T. Vélez; D. Lorenzo
Marroquín, hijo del actual Presidente, y D. José Concha,
Ministro de la República en Washington.
VENEZUELA
I
El Presidente D. Cipriano Castro.— Cuestionet ó conflictos económicos coa
los yanquis.— Participación de colombianos y venezolanos en sus respec
tivas revoluciones y guerras civiles. -Conservadores y liberales en Amé-
rica.—Intervención indirecta de los yanquis en esas guerras.— Llama-
miento á Europa.— Aspiraciones á reconstituirla antigua gran República
de Colombia. - Recrudecimiento de la guerra civil en Venezuela, y últi-
mos esfuerzos de Matos, jefe de los revolucionarios.— Victoriosa campaña
de Castro.— Reclamaciones de subditos extranjeros.
La historia de Venezuela en estos primeros años del siglo
es también la historia de una revolución. Su Presidente, el Ge-
neral D. Cipriano Castro, ha hecho esfuerzos poderosos para
imponerse á sus enemigos. Convocó Asamblea Nacional Cons-
tituyente, la cual le designó para ejercer interinamente la Pre-
sidencia, hasta que, reconstituida la República, fuera elegido
el ciudadano que hubiese de desempeñar tan elevada función.
En 26 de Febrero de 1901, Castro dirigió un Mensaje á la Asam-
blea aceptando el cargo y jurando, ante el altar de la patria,
que sabría cumplir con su deber.
El Gobierno venezolano había procurado satisfacer los com-
promisos financieros, pagando los intereses de la Deuda exte-
rior, con lo que cesó por el pronto la presión de las potencias
europeaS; especialmente de Alemania. En cambio, le promovían
conflictos esos yanquis, que gozaban antes de gran predica-
mento en Venezuela porque su Presidente Cleveland amparó
la República contra las exigencias de Inglaterra sobre sobera-
nía en territorios de la Guayana.
158 LOS PUBBLOS HISPANOAMBRICANOS
Con motivo de cuestiones surgidas entre Compañías norte-
americanas que explotan asfalto en Venezuela, entendió el Go-
bierno que procedía retirarles la concesión. El Ministro de los
Estados Unidos en Caracas, Mr. Loomis, no omitió esfuerzo ni
intriga para favorecer á las Compañías; pidió á su país buques
de guerra é hizo comprender que en caso necesario no vacilaría
en dar orden de que desembarcasen tropas. Castro, cuya con-
ducta aprobó la Asamblea Nacional por el hecho de confirmarle
en la Presidencia, no cedió un ápice, y firme y resuelto, hasta
negó toda satisfacción á los Estados Unidos por la prisión de
uno de sus agentes consulares. Sostuvo que el conflicto de las
Compañías era asunto que competía á los Tribunales venezola-
nos, y no toleraba que potencia extraña interviniera en él. A
este criterio subordinó toda concesión á extranjeros, y así se
consignó terminantemente en contrato celebrado entre el Mi-
nistro de Fomento y un tal DairOrse para la explotación del
caucho.
Ciertamente, no pretendía Venezuela imponerse por la fuerza
á los Estados Unidos. Toda su marina de guerra se reduce á un
viejo yate, comprado por 125.000 dóllars, provisto de 7 ca-
ñones y rebautizado con el nombre de «Restaurador». Pero de-
fendía los derechos inherentes á la soberanía, los fueros de sus
Tribunales de justicia, y razones poderosas debió tener para
proceder *así, cuando la misma prensa de los Estados Unidos,
el New York Tintes^ puso en duda las noticias transmitidas por
Mr. Loomis, y en el Senado de Washington hubo quien pidió
que se abriese una información acerca de la conducta del Mi-
nistro yanqui, á quien se suponía interesado en los negocios de
la New-York-Bermúdez Company, explotadora de los asfaltos
venezolanos.
Loomis salió de Caracas llamado por su Gobierno. En esta
campaña diplomática el triunfo fué, pues, de Venezuela.
En Julio de 1901 se agravó la situación política de la Repú-
VBSmzVBLA
blioa inediante la intervención de colombianos en la gnorra
civil.
A mediados de mes eran ó parecían cordiales las relaciones
"entre ambas Kepiiblicas Las Comisiones cieu tíficas* encargadas
de fijar sobre el terreno la línea señalada en el laudo de España
de 1891, trabajaban junta y separadamente con el ahinco de
poner cabo á tarea de tal entidad para los dos países. La Repú*
blioa venezolana, por medio de extensa circular^ había expre-
sado á sus hermanas de América el vivo deseo que tenía de
contribuir con la major eficacia posible á la obra de armonía
y fraternidad que estaba llamada a realizar la próxima Conle-
rencía internacional americana de México.
Pocos días después la Gaceta Oficial de Venezuela publicaba
la siguiente proclama:
«Cipriano Castro, presidente provisional de la República,
general en jefe de sus ejércitos, etc., etc., á los venezolanos,—
¡OompatriotasI El sagrado territorio de la patria ha sido inva-
dido por un ejército de colombianos comandado por el traidor
Garlos Rangel G^arbi tas, penetrando por las vias de Urena y
San Antonio. ~ Al anunciaros este atentado, que afecta al honor
y la paz de la República, cumplo con mía deberes de primer
responsable de la suerte de Venezuela, diciéndoosqneya áesta
hora han sido dictadas todas las disposiciones que tan grave
atentado reclaman. De modo que, para facilitar el ejercicio de
mi autoridad discrecional, como comandante en jefe del ejér-
cito venezolano, y conciliar á la ve:6 con aquélla mis deberes
de presidente de la República, el Ejecutivo Federal ha becho
uso de la atribución 21.* del artículo 89 de la Constitución Na-
cional suspendiendo aquellas garantías individuales cuyo ejer-
cicio puede ser incompatible con la defensa del orden público.—
Y al propio tiempo he ordenado que diez mil veteranos del ejér*
cito de Occidente marchen inmediatamente sobre San Cristóbal
i apoyar la autoridad del gobierno del estado Táohira, y hacer
respetar la soberanía y la integridad del territorio nacional.—
160 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
Estamos, pues, de pie, el gobierno y el ejército; y al participá-
roslo, juro por ambos, en nombre de la República, que todos
nuestros deberes serán cumplidos. — Así, pues, compatriotas,
pido y reclamo en nombre de Venezuela, en estos momentos*
solemnes, el concurso decidido de todos sus hijos que no sean —
como Rangel Garbiras— traidores á la patria, y que tengan
exacta noción del honor y del deber. — Palacio de Miraflores en
Caracas, á 26 de Julio de 1901».
El teatro de la guerra iba á ser la montañosa zona de los
Andes venezolanos que se avecina á Colombia, el Estado del
Táchira, separado de esta República por el río de igual nombre
(Táchira), que, según el laudo arbitral dictado por España
en 1891, forma frontera entre Venezuela y Colombia. No era
difícil allí cerrar el paso á los invasores.
Según los partes, oficiales, también publicados en la citada
Gaceta, Rangel traía 6.000 liombres. Superiores en nútnero eran
las fuerzas de que podían, disponer los venezolanos, y muy dili-
gentes fueron sus G-enerales; el 28 estaban ya en las alturas de
San Cristóbal, y á las doce del día, en las cercanías de esta ciu-
dad, atacaban á los invasores. Se peleó todo el día y casi toda
la noche; se renovaron las cargas al amanecer del 29, y se siguió
combatiendo hasta las dos de la tarde. Rangel quedó derrotado,
y los restos de sus tropas retrocedieron hacia Colombia. Los
venezolanos habían tenido muy sensibles bajas: un General y
tres Coroneles muertos, dos Generales y otros tres Coroneles
heridos. Conviene recordar que en el ejército de Venezuela son
muy numerosos los Generales y los Coroneles.
Con este motivo , en Europa y en la América del Norte,
las Agencias telegráficas y los corresponsales de la prensa
diaria nos pintaron con los más negros colores la situación
interior de Venezuela y de Colombia. Decían que Venezuela
procuraba fomentar las rebeliones dentro del territorio colom-
biano, y el Gobierno de Colombia atizaba la discordia en el país
vecino; (jiie los revolucionarios dominaban entre Colón y Pa-
tiaini, y operaban taTiibién en el Cauca y íi o lejos de Bogotá;
que, segán el Cónsul de loá Estados Unidos en Panamá, pare-
cía, inminente un levantamiento general; qae una segunda
invasión colombiana en Venezuela había sido completamente
derrotada; que 30 000 soldados venezolanos guardaban la fron-
tera; que el conÜicto se agravaba, ya porque Castro iba á enviar
una expedición naval á Barranquilla ('puerto fluvial en el Mag-
dalena en comunicación con el mar) con fuerzas de desembarco
para invadir el territorio colombiano y apoyar á los revolucio-
narios, ya también porque se proponian intervenir en la guerra
las Repúblicas de El Ecuador y Nicaragua.
Segán nn memorándum que Castro dirigió á las potencias,
los invasores no eran gente venezolana, armada con fusiles de
Colombia y equipada en secreto por sus autoridades ^ sino tro-
pas de linea f>et tenecientes á dioba Bejíáblica y salidas en pleno
día de su natura] acantonamiento para efectuar la agresión. No
se trataba de grupos sigilosamente reunidos que ati'avriesan las
fronteras favorecidos por la imposibilidad de la total vigilan-
cia de ellas, a^ino de fuerzas militariuente organizadas que cru-
zan á plena luz el territorio vecino para traer á él el desorden y
la guerra bajo la bandera ó el nombre de un asilado revolucio-
nario.
Venezuela creyó procedente in^^uirir liasta dónde pudiera
caber la responsabilidad del acto consumado á las autoridades
superiores de Colombia,* y al efecto dirigió una íiota a la Lega-
ción de esta Reíalblica en Caracas. Contestó el Ministro colom-
biano con manifestaciones de sorpresa por la noticia de la
invasión, y con el parecer de que el becbo no liabia podido
efectuarse «sino contrariando las órdenes terminantes comtmi-
cadas á todos los empleados civiles y militares de las fronteras
dd Colombia, en el sentido de bacer observar estricta neutrali-
dad en los asuntos domésticos de los Estados vecinos». Ofrecía
además remitir á Bogotá la nota de Venezuela.
La respuesta no satisñzo al Gobierno de Castro^ el cual re-
II
162 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
solvió, mientras llegaba la del Gobierno colombiano, mantener
en suspenso sus relaciones con la Legación. En tales circuns-
tancias, era difícil y poco grata la situación del Ministro de
Colombia en Caracas, por lo que decidió embarcarse para su
país, como lo hizo el 12 de Agosto sin el menor inconveniente
de parte del Gobierno venezolano.
A los pocos días, el 15 de Agosto, el Ministro de Relaciones
exteriores de Venezuela firmaba el memorandíivi á que nos re-
ferimos, en cuyo último párrafo se «protesta solemnemente
ante los pueblos civilizados del mundo contra la agresión de
una parte del territorio nacional por fuerzas militares pertene-
cientes al ejército regular de Colombia y contra los actos por
ella cometidos».
En realidad, no pudo considerarse esta contienda como una
guerra internacional. Fué una fase más de la lucha entre libe-
rales y conservadores en América y en todo el mundo. En el
gobierno de Colombia predomina el partido conservador; en
Venezuela el bando liberal. Los conservadores de Venezuela
buscaban apoyo en los de Colombia para robustecer sus fuerzas,
muy debilitadas por consecuencia del triunfo de Castro, y en
cambio éste alentaba v favorecía á los jefes del movimiento
revolucionario en Colombia, que venían manteniendo la intran-
quilidad y la guerra civil en ese país.
Según declaraciones semioficiales del Presidente de Vene-
zuela ó de funcionarios muy allegados á él, no hubo propósito
deliberado en ninguna de las dos Repúblicas de atentar contra
la independencia de la otra; la guerra fué «la obra del gobierno
conservador colombiano, dirigida contra la majestad de la na-
ción venezolana».
En el mismo sentido se expresaban los colombianos: «esta
guerra que nos amenaza jamás la emprenderán nuestros pue-
blos, uno contra otro; se empeñará, de una parte, por un hom-
bre (Castro) que, colocado en presencia de dificultades interio-
VENEZUELA 163
res, emplea los fondos de la nación en atizar la discordia entre
dos Repúblicas hermanas y en derramar la sangre inocente para
satisfacer su insaciable ambición, y de otra, por el G-obierno
legalmente constituido en Colombia, que, apoyado en la jus-
ticia y visiblemente ayudado por la Providencia, triunfará de
ese odioso ataque».
La prensa liberal avanzada de América y Fluropa simpati-
zaba con Venezuela. Presentaba á Colombia como país domi-
nado por el clericalismo, donde miles de frailes y monjas viven
como parásitos y ponen empeño en alejar del Gobierno, del
Congreso y de las Asambleas provinciales á todos los hombres
afectos al régimen de libertad y democracia. Enaltecía á Castro,
cuyas energías habían impedido que los yanquis pusieran mano
sobre los lagos de asfalto. «Castro— decían — es el ídolo del
pueblo; tiene de su parte á las masas, á la clase media ilustrada
a
y á la mayoría de los comerciantes de la colonia extranjera,
que no transigen con la codicia de los norteamericanos ni con
el predominio de los conservadores clericales».
Contra este predominio protestaba en sus manifiestos Uribe,
el Jefe de la revolución liberal en Colombia, que insistía una y
otra vez en la necesidad de derrocar el Gobierno reaccionario
de su j)aís. «Hay que crear Gobiernos afines, entre los cuales
reinen simpatías recíprocas» y aquél es el único que rompe la
armonía. Cuando el liberalismo sea una doctrina común á los
tres países, estará allanado el camino para pactar la reconsti-
tución de la entidad fundada por el genio de Bolívar».
Empeñados en atribuir á maniobras del clericalismo la causa
del conflicto, los periodistas radicales recordaban que en Co-
lombia, en el Ecuador, en Venezuela, en Nicaragua, en Costa
Rica, los ciudadanos se han dividido en dos campos: los que
odian á Roma y los que se someten á la autoridad de la. Iglesia.
En estos últimos tiempos, los segundos llevan la peor parte.
Predomina en Venezuela el bando radical; á los Gobiernos
ecuatorianos que decretaban en nombre de la Santísima Trini-
164 LOS PUEBLOS HISPANOAMBRIOANOS
dad, substituyó el vencedor de los guerrilleros católicos, el Ge-
neral Alfaro; eran liberales Iglesias y Zelaya, que presidían res-
pectivamente las Repúblicas de Costa Rica y Nicaragua. Queda
Colombia como único refugio de las congregaciones religiosas,
siempre dispuestas á favorecer á los enemigos de Castro, de
Alfaro, de Iglesias y de Zela5'^a.
Con el apoyo del G-obierno colombiano, Rangel invadió á
Venezuela, y expediciones análogas se habían preparado contra
el Ecuador y Nicaragua á las órdenes del Dr. Calderón y del
General Arbán. Castro rechazó la invasión en Venezuela, y
tomó la ofensiva; el Ecuador y Nicaragua brindaron su con-
curso á Venezuela; Costa Rica, ya mal avenida con Colombia
por cuestión de fronteras, seguiría probablemente el ejemplo
de aquéllas. Entraba enjuego el Gobierno de Washington, cuya
intervención en el conflicto rechazó Castro; pero como Colom-
bia estaba aislada, oon la guerra civil en el interior y la ame-
naza de la cuádruple alianza en el exterior, surgía el peligro,
gravísimo para la América española, de que aceptara auxilio
más ó menos directo de los yanquis.
Los adictos al Gobierno de Colombia y sus mantenedores en
Europa calificaban de intriga política esa campaña emprendida
en nombre y defensa del liberalismo, y negaban toda razón á
Venezuela para provocar la guerra. Sostenían que ninguna
parte tomaron las autoridades superiores de Colombia en la in-
tentona de Rangel, y atribuían á la desapoderada ambición de
Castro las agresiones contra esa República. Temió el Presi-
dente de Venezuela que una nueva revolución le privase del
mando supremo; sus enemigos personales y políticos, que son
muchos, no cejaban en su empeño de derribarle, y necesitaba
guerra con el extranjero para unir bajo una bandera á todos los
venezolanos y evitar su propia ruina.
En apoyo de estas afirmaciones se alegó el descarado apoyo
que prestaba Castro á los revolucionarios colombianos, ayu-
dándoles nada menos que con tropas organizadas por Jefes ve-
VBNEIZUHLA
nezolanoSi facAiltados para reclutar hombres en b1 añsuio terri-
torio de Venezuela y para tomar armas en los parques de dicha
nación Esas fueron las tropas que, con el nombre de «Ejército
restaurador auxiliar del Atlántico*, invadieron, por la Goajira,
el territorio de Colombia en Septiembre de 1901 y fueron ven-
oidas el 13 en el campo de Carazúa. Así lo declararon algunos
de los prisioneros hechos en eaa jornada (1).
En cuanto & la intervención ó ayuda de los Estados Unidos,
í< jitzgar por lo que decían los partidarios del Grobierno de Co-
Inmbia» y según cartas particulares, no parecían dispuestos los
colombianos á coadyuvar en los fines y aspiraciones de los yan-
quis. ítTodo este embrollo de guerra internacional de Venezuela
y el Ecuador y Nicaragua contra Colombia, tiene por objeto
tomar el istmo de Panaraáí*, Así me escribía en 1901 persona
muy respetable de Bogotá, Daba á entender, sin duda» que los
KstadoFi Unidos, procediendo con esa artera política que años
hace vienen practicando y que alcanzó su apogeo y sus triunfos
máíi importantes bajo la presidencia del difunto Mac-Xinley,
habían promovido el conflicto ó procuraron agravarlo con pro-
pósito de que el canal de Panamá pase directamente á sus ma»
nos^ ó bien caiga el istmo en poder de otra llepublica menos
opuesta que Colombia á sus designios.
La persona á quien me refiero confiaba en que Colombia lo-
graría imponerse á sus enemigos^ pero «como la agitación ¡aiede
prolongarse, y de esta revuelta se aprovecharán los consabidos
pescadores (los yanquis )^ ¿no querrá Europa hacer algo por su
propia causa y la de la civilización?»
Desde Colombia, pues, se hacía un llamamiento á P^uropa
para que procurase avenir á los contendientes, evitando los
trances y consecuencias de una guerra fratricida que sólo puede
favorecer al imperio yanqui, con grave daño á las relaciones
económicas entre los pueblos del antiguo y nuevo mundo.
fl ) CuMtién ¿w/o<w*o-f<!fí<fíí)/fl*wi.— Dftel&rMcionea íle los prisioneros venezo-
Iaqoa de Carazúa.— EdiciuD oíícíaL— Bogotá, 1902.
166 T.OS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
También en el campo opuesto, Castro, que desconfía de los
Estados Unidos, halagaba á Alemania y procuraba renovar
amistades con Francia, enviando á París delegado especial
para asentar las bases de un tratado de comercio. La muerte de
un ilustre diplomático que representaba á España en Caracas
le brindó triste ocasión de prodigar á la madre patria señaladas
muestras de deferencia. Por decreto de 10 de Agosto de 1901,
Cipriano Castro hizo saber que era motivo de duelo oficial la
muerte delExcmo. Sr. D. Agustín González del Campillo, mandó
qne el pabellón nacional se enarbolase á media asta en todos los
edificios públicos durante tres días, dispuso que el Poder Eje-
cutivo federal presidiera el entierro, é invitó á la ceremonia al
Cuerpo diplomático, á los altos Cuerpos oficiales y á los em-
pleados dependientes de los Ministerios del Despacho ejecutivo
y de la Gobernación del Distrito federal.
Con ocasión del conflicto, pareció que se avivaban las aspi-
raciones á rehacer la obra del gran Bolívar, la República de
Colombia, constituida por las actuales de Venezuela, Colombia
y Ecuador, y hubo quien sospechó que era éste el fin principal
de la guerra. Pero nadie entre los contendientes alzó resuelta-
mente la bandera de la Unión.
En una de sus proclamas declaró E^angel que el supremo
deseo de los pueblos que formaron la Gran Colombia es re-
constituir aquella gloriosa nacionalidad, que apremiantes exi-
gencias de la época hacen más necesaria que nunca. «Nuestro
pabellón — dijo— no debe ser el de los partidos y ondear sobre
nuestras querellas intestinas; debe ser el estandarte de la Gran
Colombia. Pero es insensato— añadtí—pretender que la unión,
la gran confederación de Estados del Norte de la América del
Sur (acaso con algunos de la América Central) se realice por la
fuerza de las armas é imponiéndose uno de ellos á los demás.
Es menester el acuerdo de todas las nacionalidades que hayan
de formarla, y este acuerdo difícilmente se alcanzará si per-
8iste la oposición de doctiiDas y procedimientos políticos entre
los gobernantes de aquellos países*.
Llegar á este acuerdo es, en verdad, el ideal de los grandes
políticos venezolanos, colombianos y ecuatorianos. Las descar-
gas de los Maoser y el estampido de loa Krupp y Maxim no
acallan las voces de paz y concordia y las invocaciones á la
alianisa ó confederación de los tres Estados que formaron uno
solo en los primeros tiempos de la independencia. Con motivo
de la inauguración de las líneas telegráficas que enlazan al
Ecuador con Colombia» el Presidente de aquella República, Leó-
nidas Plaza, recordó la obra de los ilustres patriotas que habían
procurado fundar la Unión colombiana, la gran confederación
que ba de extenderse desde el Orinoco al Amazonas, desde el
Atlántico al Pacífico.
Entre tanto, la guena civil no llevaba trabas de terminar
en Venezuela, y se paralizaban ó aplazaban obras y proyectos
de ímportiuitísimas líneai* de comunicación, tales como los fe-
rrocarriles del golfo de Maracaibo A Barqnisimeto y de Ba-
rnmquitos á las llanuras de San Ignacio, obras que babrian de
atraer numerosos inmigrantes*
Cuando las fuerzas rebeldes pai*ecían vencidas, se las veía
rehacerse y tomar posiciones ventajosas, como si mano oculta
l&s amparase, como si valedor generoso las proporcionara re-
cursos con deliberado propósito de impedir que se restableciera
la paz.
Matos, caudillo de los rebeldes, nombraba un Gobierno pro-
vÍ£Íonali y Castro obtenía del Congreso plenos poderes para
combatir á los revolucionarios, procuraba asegurarse en el Po-
der resistiendo, con tenacidad y bravura incontrastables, al
bando conservador ó clerical^ más ó menos abiertamente apo-
yado f»or las autoridades colombianas^ y pactaba convenios de
amistad con las potencias europeas, reanudando las buenas re-
laciones con Francia y dirimiendo el conflicto con Alemania»
168 LOS PUEBLOS HlSPANOAMBlilCANOS
promovido por desplantes del director de la empresa alemana
del gran ferrocarril de Venezuela, que obligaron al Gobierno á
suspender el servicio en dicha linea. Había moditícado el Gabi-
nete en Mayo de 1902, y dejó en suspenso todas las garantías
constitucionales. Matos, actuando ya como Jefe de Gobierno
provisional, lanzaba proclamas contra Castro, «contra la in-
fame tiranía, dijo, del hombre que ha arruinado y deshonrado
á la República».
Ciudad Bolívar y otras poblaciones fueron ocupadas por las
fuerzas enemigas del Presidente, y fué preciso declarar blo-
queados las bocas del Orinoco y algunos puertos. Los revolu-
cionarios se apoderaron también de Barcelona, donde, si hemos
de dar crédito á las informaciones de Nueva York, los invasores
maltrataroü á mujeres y niños y saquearon la población.
Pero ya se sabe que conviene estar prevenido contra tales
informaciones. Hay siempre en la República yanqui verdadera
complacencia en denostar á los hispanoamericanos, y no se
pierde allí ocasión de recargar las tintas cuando se da noticia
de los trances ó incidentes de estas contiendas. Y lo grave del
caso es que las tales referencias se toman como artículo de fe
aquí en España y en Europa, y ni se tiene en cuenta tampoco
que si en épocas de guerra civil, cuando las pasiones se exacer-
ban, los ciudadanos de esas Repúblicas americanas pueden acaso
olvidar deberes de humanidad, en tiempos normales muestran
mayor civismo y cultura y más nobles sentimientos que muchos
de los ciudadanos de la República que se ha dado en estimar
como modelo, donde hay grandes comarcas que permanente-
mente se encuentran en tan desordenada condición como lo más
desolado y anárquico, hoy, de Venezuela y Colombia; allí se
dan batallas, corre la sangre, se aplica de continuo la ley mar-
cial; allí se ha trasladado la Sierra Morena tradicional de Es
paña, y bandas de foragidos roban y asesinan al viajero; allí
hay poblaciones, como Lexington (Kéntucky), en que la rivali-
dad entre bandos ó personajes políticos y los consiguientes odios
^^^ílí^ crean ^^^^""^^^-—33
.. ^^ Gobie.no vo„e,„, «'«««cierto. Jej
;"-'-or..,;V-'^-^o P.o,.:.r'-- o. Caraca. ,
'•'«*- pararen,^.. *''' ""'''"do c„a., ''"^''""•«r ^„ . ' "^
'" -- 3- trae.,: ,?:''"" "^«^ v;!:: "^^'^'"^ ^-
^^Éfa
170 L08 PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
II
Alianza anglogermana contra Venezuela,— Actos de hostilidad.— Bloqueo de
Jos puertos venezolanos.— Causas de la agresión.— Alemania é Inglaterra
contra las aspiraciones de los Estados Unidos á la heguemonía política en
América y al predominio mercantil en el mando. — Primer triunfo de
Europa sobre la América yanqui, é infracción, tolerada por ésta, de la
doctrina de Monroe.
En Diciembre de 1902, escuadrillas de Alemania y de Ingla-
terra entraban en son de guerra por los mares de Colón, acer-
cábanse á las costas de Venezuela, sorprendían y apresaban
buques venezolanos indefensos, destruían fuertes y bombardea-
ban y hacían desembarcos en Puerto Cabello y otros puntos,
donde los soldados ingleses pillaron y saquearon cuanto hu-
bieron á mano.
El 20 de Diciembre los Gobiernos alemán y británico procla-
maron el bloqueo, que, desde luego, comenzó á hacerse efectivo
en Puerto Cabello y en Maracaibo, y pocos días después se de-
claró también en los de la Guaira, Carenero, Guanta, Cumaná
y Carúpano y en las bocas del Orinoco.
¿Qué había sucedido? ¿Qué razón motivaba este inesperado
rudo ataque contra Venezuela por parte de dos grandes nacior
nes europeas? ¿Qué ofensas había inferido el Gobierno vejiezo-
lano al honor del Imperio alemán y del Reino Unido de la Gran
Bretaña é Irlanda? ¿Qué planes se fraguaban en esa República
contra los subditos, los territorios ó los derechos de esos pode-
rosos Estados?
No había, ciertamente, ni peligros ni ofensas que justificasen
ese acto de fuerza; no había más que la negativa de los Estados
Unidos de Venezuela á someterse, sin reservas, á las reclama-
ciones pecuniarias de acreedores ingleses y alemanes.
Alemania é Inglaterra, sin admitir prueba en contrario, ni
hííicIjo menos reconvención del Gobierno venezolauo por daños
y perjuicios que los subditos de aquéllas habían cansado á 1»
pats y tranquilidad de Venezuela^ sostenían que ésta era deu-
dora de nnos cuantos miles de pesos á particulares y sociedades
de la respectiva nacionalidad.
Inglaterra y Aleiriania no consentían ya excusa ni aplaza-
TOií^ntos, y resol vieron, robrar á cañonazos.
Italia también, *la trAnsfaga de la Unión latina», se Hamo
¿ la parte. No era cosa de perder unos cuantos dóllars que re-
clamaban subditos suyos, y se adhirió á la acción angloger-
mana.
¡Y en qué ocasión tan oportuna se combinaron estas tres
potencias para imponer sus ulH^natum^ k Venety^ueM Cuando
esta liepública se preparaba á entrar en período normal y había
esperanza de ir restaurando las agotadas fuerzas del pais. No
parecía sino que tomaban la imposición como pretexto para re-
animar y fortalecer al bando vencido*
Pero ni la agresión intimidó á los venezolanos, ni nadie
simpatizó con la actitud de esas potencias, porque los pueblos
cultos no deben jamás apelar á tales medios para resolver asi,
airadamente^ los litigios en que se hallan interesados sus ciu-
dadanos residentes en el territorio de otra nación también civi-
lizada.
Castro lanzó vina proclama contra «íIob extranjeros cuyos
pies insolentes han profanado el s\ielo sagrado de Tenexuela^.
Lo que ingleses y alemanes han hecho, decía^ *no tiene prece-
dente en la historia de las naciones civiliífiadaa; es un acto de
barbarie que conculca los principios más elementales del dere-
cho de las naciones; es nn acto innoble, porque es producto de
una mezcla de inmoralidad v cobardía, de fuerza y de perfidia*.
En otra alocución protestaba contra el bombardeo de la ciudad
de Puerto Cabello, que se llevó á cabo sin una previa declara-
ción de guerra y sin llenar las formalidades prescritas, puesto
que no se dio tiempo para substraer del peligro á las mujeres y
172 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
á los niños. «Esto, añadía, no es sólo una cobardía, sino un in-
sulto á todas las naciones».
La prensa en América y en Europa expresó, en tonos más ó
menos vivos, asombro é indignación ante el proceder de esos
acreedores implacables; escribió artículos sobre «las nuevas
salvajadas de Inglaterra y Alemania», y basta en las Cámaras
legislativas de algún Estado hispanoamericano se oyó la pro-
testa contra la brutalidad de las potencias anglogermanas y la
invitación á formar alianzas que pudieran servir de salvaguar-
dia del derecho contra la fuerza.
A pesar de que en la historia contemporánea se han dado
repetidos casos de la desconsideración con que el fuerte trata
al débil, el hecho era tan extraordinario, tan inaudito, que ya
los mismos venezolanos se preguntaban, desde un principio,
cuál podía ser el verdadero objeto que perseguían los aliados.
¡Una alianza anglogermanoitaliana, los buques de guerra
de estas potencias en el mar de las Antillas, barcos venezolanos
echados á pique ó apresados, bombardeo, bloqueo, amenazas de
invasión, desembarcos, propósitos de incautarse de las adua-
nas, tanto y tanto aparato bélico para que un sindicato ó una
compañía de obras públicas y unos cuantos aventureros pudie-
ran embolsarse cantidades que les eran ó no debidas!
Para tomar á viva fuerza al G-obierno venezolano unos mi-
llares de libras ó de marcos, Inglaterra y Alemania moviliza-
ban sus buques y gastaban más de lo que importan los créditos,
y se exponían á graves contrariedades si tenían que mantener
fuerzas en tierra y que incautarse de las aduanas, ó á hacer
ridículo papel si ñolas intervenían ni desembarcaban, acabando
por aceptar el arbitraje.
Ahora bien; ¿cabe admitir que los directores de la política
internacional en Alemania é Inglaterra procedieron de ligero?
¿Tan torpes son que no tenían previstas las consecuencias de
sus acuerdos?
B2ÜB1.A
173
Hubo, indudablemente, otro ñu. un propósito idterior,
8e supuso que el de favorecer al vencido, á Matos, procu-
Indoíe ocasión ventajosa de abrir nueva campaña. Fii éralo ó
lo, el hecho es qn»^ la as¡;reaión redundó en beneficio de ¿ate, que
|olvió A ]» carga aprovechando la crítica situación de Castro.
Claro e^ que las simpatías de qne Aíatos pn diera gozar en
la Cortes de Berlín, Londres y Roma no llegaban á tanto qae
lebieran considerarse como el único motivo de la acción com*
inada de ingleses, alemanes é italianos. Esa explicación no
Éene otro fundamento racional que el de confiar aquéllos en que
ajo un Gobierno presidido por Matos los acreedores habrían
le hacer efectivos sus créditos, y más aún que pidieran» pues
la gratitud obliga a mucho.
Pero así volvemos al punto de partida. Si las escuadras de
Inglaterra y Alemania no se pusieron al servicio de un preten-
den te a la Presidencia de tma Hepública suramericaaa, lo es-
iban-^en el supuesto á que nos referimos— 4 la de banqueros,
jiotistas ó industriales que fiaban el buen éxito del negocio en
1 triunfo de Matos, y á móvil tan mezquino habría que atri-
ttiip, pues, la agresión.
No, Hubo, indudablemente^ otras causas, y no será diíicii
ivestigarlas si atendemos al estado actual 3^ á las probables
Dntingencias de las relaciones entre América y los pueblos
livopeos de mayor poder marítimo y de más fuerza expansiva
or su industria, su producción y su comercio,
Necesitan esos pueblos evitar t todo trance que la gran Ee-
iblica norteamericana llegue á conseguir la preponderancia
Bonómica en el mundo. Ni Alemania ni Inglaterra están dis-
nestas á tolerar que los Estados Unidos realicen sus aspira*
iones de heguemonía política en América y de predominio
¡jercantil en todas partes.
Como dice Levasseur, Inglaterra y Alemania parecen desti-
nadas ¿ ser las dos primeías victimas de ese pulpo gigantesco
174 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
que extiende sus brazos y sus ventosas por la América del Sur,
por el Japón y la China, y hacia África y Europa.
Para ambas potencias, ya muy quebrantadas por la concu-
rrencia norteamericana y por otras causas, el peligro es inmi-
nente, y se anuncia con caracteres de suma gravedad. Si aisla-
das habríales de ser muy difícil impedir el daño, unidas tal vez
puedan debilitar las enormes fuerzas del adversario, sobre todo
si se apresuran á provocar conflictos para ir á la lucha armada
en condiciones favorables, que dentro de algunos años no las
tendrán, salvo si sobrevinieran en los Estkdos Unidos excisio-
nes de índole social, ya iniciadas, ó catástrofes financieras, no
mny improbables si continúan en auge los famosos trusts.
Perdieron la excelente ocasión que les ofreció la guerra
hispanoyanqui; no, ciertamente, por culpa de Alemania, que,
más previsora que la Gran Bretaña, hizo cnanto pudo para es-
tablecer una inteligencia entre los Estados europeos, y aun para
obligarlos á ella. La. actitud de la escuadra alemana allá en los
mares de Oriente, sostenida á ciencia y paciencia del Almi-
rante yanqui, bien la recuerdan los que entonces residían en la
capital del Archipiélago filipino.
Ahora nueva ocasión se presentaba, y Alemania, con más
fortuna que en 1898, consiguió arrastrar á Inglaterra. No ne-
cesitaban acometer empresa tan arriesgada como hubiera po-
dido ser la otra; no había que ponerse frente á frente de los
Estados Unidos.
Bastaba demostrar á los americanos de origen latino que, á
pesar de los alardes de los yanquis, que tanto se ufanan de ser
los protectores de los pueblos de América contra Europa, es-
cuadras europeas podían entrar impunemente en el mar de las
Antillas y realizar en él operaciones de guerra,
Y el Gobierno de Washington dejó hacer. Después, nego-
ciaciones diplomáticas para terminar el asunto por medio de
arbitraje ó conferencias, y nada más.
Ya saben, pues, los hispanoamericanos que cuando una po-
icia europea quiera iiiterverdr en sus asuntos» y echar á pi-
je sus barcos y cañonear su litoral, si esa potencia es fuerte
bs Estados Unidos se cvujsarán d© brassos. Quedó infringida la
doctrina de Monroe. Este había dicho, retiriéndoae álos pueblos
aericanos independientes, que ^'Cualijuier interpoí^ición con
ropósito de oprimirlos ó disponer de cualquier majiera de sus
stinoSf se consideraría como una disposición hostil á los Es-
¡idos Unidos». Y una manera de disponer de los destinos de un
aeblo es favorecer, directa 6 indirectamente, á un bando poli-
Ico contra otro. Los yanquis no se dieron por entendidos. Ob-
prvaciones muy razonadas sobre el derecho de bloqueo y ofre*
tniíento de buenos oficios; de aquí no pasaron,
Pero Alemania iba más lejos. No quería que el canal de Pa-
namá fuese yanqui ó diera pretexto á los yanquis para mono-
DÜzar el comercio interoceánico.
Por una parte, Colombia no se avenía á aceptar todas las
^ndidones impuestas por los Estados Unidos respecto al uso
fel canal y derechos sobre él y zona adyacente; por otra, se ha-
Jaba de un sindicato alemán que había entrado en tratos y
Bgociación con la Compañía francesa de Panamá.
La intervención en el canal de europeos 6 de empresas crea-
las con capitales de nacionalidad varia^ ofrecía mayores ga-
antias al comercio universal y menos peligro á los hispano
aericanoB que la ingerencia yanqui en esa importante vía de
>municación.
¿Estaría dispuesto el Gobierno de Colombia á favorecer en
bto asunto la gestión ó las pretensiones de Alemania, alas que
encubiertamente cooperaba Inglaterra? En tal caso, como el
residente di». Venezuela era enemigo de los hombres que go-
rmaban en Colombia, y como convenía mucho contar también
ra lo presente y para lo porvenir con el concurso de aquella
Bpüblica, hacía falta derribar á Castro del Poder.
Ya se ven, pues, rabones de mayor peso que la reclamación
I créditos para explicar la brusca acometida de los aliados.
176 LOS PUHJBLO.S HI8PAN()AMH3KIÜAN()S
¡El canal libre de la opresora mano yanqui! ¡ Acasy Colombia
y Venezuela unidas para constituir la gran República en que
soñó Bolívar!
A pesar de las atrocidades que hicieron allí ingleses y ale
manes, habría motivo para conciliarnos con ellos.
III
Los alemanes en Maracaibo.— Transgresión de los principios generalmente
admitidos en Derecho internacional.— Los anglos y los germanos rebar-
barizados, según Spencer: verdadero concepto de la superioridad de razas.
—Fin de las hostilidades.— Los Estados Unidos en connivencia con Europa
contra una República americana. —Los acreedores de Venezuela. —El Tri-
bunal de La Haya. -Las Comisiones mixtas y los arbitros.— La reclamación
de México sometida al arbitraje del Ministro de España en Caracas.
El cañón europeo, á pesar de la doctrina Monroe, siguió so-
nando en los mares de América.
So pretexto de hacer m.ás efectivo el bloqueo, pretendieron
los buques alemanes internarse en el lago de Maracaibo. En el
estrecho que lo pone en comunicación con el golfo del mismo
nombre, cuya entrada angosta considerablemente la isla Za-
para, hay islotes y bancos de arena que hacen difícil y peli-
grosa la navegación, y en uno de esos islotes, que está á la
parte Norte, es decir, en aguas del golfo, en el llamado San
Carlos, se alza un fuerte medianamente artillado que impide
el libre acceso al estrecho y, por consiguiente, á la importante
ciudad de Maracaibo, edificada en la orilla occidental de aquél.
La fortaleza de San Carlos rompió el fuego contra el primer
barco alemán que intentó la aventara, obligándole á retirarse.
Tres buques repitieron luego la tentativa, y procurando })0-
nerse fuera del alcance de las piezas venezolanas lanzaron sus
obuses contra el fuerte, y casi impunemente consiguieron dejar
sin vida á unos cuantos hombres de la guarnición y á gentes
indefensas que habitaban en los poblados inmediatos, y cuyos
albergues quedaron destruidos por los proyectiles alemanes.
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178 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
ñero «hombre», por mayor ó menor imperio en él del elemento
racional "ó idea de lo justo, el primero tiene que ocupar lugar
preferente. Por idéntico motivo es absurdo atribuir superior i -
dad á pueblos ó razas que todo lo subordinan al instinto animal
de conservación, que para favorecer el desarrollo de sus inte-
reses materiales se apropian los elementos de riqueza que los
demás 'poseen, que abusan, en suma, de su fuerza para quebran-
tar impunemente toda ley moral (1).
La continuación del bloqueo, el refuerzo de la escuadra ale-
mana, el ataque al fuerte de San Cíirlds, todo ello después de
aeeptada la mediación de los Estados Unidos, son hechos que
prueban una vez más que ni Alemania ni Inglaterra habían
agredido á Venezuela sólo por obligarla á que pagase á sus
acreedores. Los aliados, y Alemania especialmente, estaban re-
sueltos á no abandonar el campo sin obtener nuevos triunfos
contra el prestigio de los Estados Unidos en América. Los su-
cesores de Monroe, los mantenedores obligados de su doctrina,
han cambiado los papeles. Ya no patrocinan á los pueblos ame-
ricanos contra las intervenciones más ó menos veladas de los
europeos; antes al contrario', pónense de parte de éstos, pues
no vieron otro medio de obligar á sus escuadras á que salieran
del mar de las Antillas que admitir como buenas sus exigencias
y garantirles el pago de las deudas que reclamaban, entrome-
tiéndose el Gobierno de Washington en la recaudación de las
aduanas venezolanas. Es decir, los Estados Unidos aliados con
Europa contra una República americana. Son los intermedia-
rios que dan la razón al más fuerte, y que además procuran
cobrarse la comisión á costa, por supuesto, de Venezuela.
El 16 de Febrero de 1903 se levantó el bloqueo, ))or las fuer-
zas de mar alemanas, de los puertos venezolanos de Puerto Ca-
li) La Geografía en 1898, por Ricardo Beltrán y Rózpide.— Madriri, J
VBNBZUBL^A
179
bUo j Maracaibo; y por las fuerzas de mar británicas, en la
oche del 14 al 15, el bloqueo de los de La Guaira, Carenero^
l^uanta, Cnmariá, Oarúpano y bocas del Orinoco. Después, Ale-
nía é Inglaterra devolvieron á Venezuela los cañoneros que
llabíau apresado,
¿Cuál fué la solución? En lo esencial, la que pretendían los
pitados europeos. Inglaterra, Italia y Alemania bacían efecti
vos sus créditos sin que los tribunales venezolanos dictasen
fallo acerca de la justicia de las reclamaciones promovidas por
los especuladores extranjeros El representante inglés percibió
5.500 libras en el acto de firmar su protocolo. A favor de Italia
se reconoció cantidad igual, pagadera en dos meses. Se entre-
garía al Gobierno alemán 340.000 pesos en cinco mensualida-
des, á partir del 15 de Marzo. Venezuela ofreció en garantía de
odas sus deudas el 30 por 100 de los ingresos de las aduanas de
, Guaira y Puerto Cabello desde el l,'^ de Marzo actual. Co-
ttisiones ó Tribunales mixtos (un venezolano y otro del respec-
tivo país) decidirán sobre las reclamaciones que aén no liayan
^do falladas. ¡Si bay desacuerdo, un tercer juez procederá como
S-rbitro. El orden de prelaoión entre los acreedores lo fijará el
Tribunal de Arbitraje de La Haya, Se dijo que Veneznela quiso
evitar la ingerencia del citado Tribnníil y pretendía garantir
Jos derecbos de las potencias que no cooperaron n] bloqueo ex
fíidiendo pagarés á plazo fijo.
Esas potencias eran España, Francia, Bélgica, Holanda,
Suecia y México, y no hay que decir que en primer término
Npftrecí:i el Gobierno de Wáabington, que se había apresurado
. firmar el correspondiente protocolo, atando bien los cabos; la
^Comisión había de reunirse antes del 1." de Junio, y Venezuela
endría que pagar en oro. En los demás protocolos no se men-
nionó la clase de moneda. Ya que la doctrina de Monroe no que-
lilaba por esta vez muy bien parada, los yanquis se consolaron
lasegurando su parte en el botín y sentando un precedente más
[para cobrar cuentas por la tremenda.
180 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
Durante el conflicto, 53 buques yanquis, con 14.000 tripulan-
tes, á las órdenes de Dewey, iban y venían por el mar de las
Antillas, entre Puerto Rico y el golfo de Paria. Tales alardes
de fuerza de nada han servido á Venezuela. Las escuadrillas
alemana é inglesa establecieron el bloqueo, apresaron ó echaron
á pique los barcos venezolanos, bombardearon puertos y fuer-
tes, incendiaron caseríos, y por ñfi lograron embargar parte de
las rentas de las aduanas venezolanas. A eso fueron, según de-
cían; á exigir dinero contante y sonante, y si no lo conseguían
á incautarse de las aduanas. No han tenido necesidad de to-
marse ese trabajo; los Estados Unidos los substituyen, y bajo
su garantía se hará la retención correspondiente al 30 por 100.
Tan eficaz ha sido la mediación de aquéllos, que ahora Vene-
zuela tiene que dedicar los ingresos de sus aduanas, no sólo á
satisfacer las reclamaciones de las potencias que la agredieron,
3Íno las de todos los Estados que alegan créditos contra ella.
En resumen; el Gobierno de Washington no pudo ó no quiso
impedir que Europa hiciera presa sobre la renta de aduanas de
una República suramericana; negó á ésta, en connivencia con
las potencias aliadas, la facultad de administrar justicia, y
europeos y yanquis estuvieron de acuerdo en reconocer que
hubo motivo para que Alemania é Inglaterra agredieran á Ve-
nezuela, puesto que ninguna responsabilidad se les exigió y
nada deben indemnizar por los daños causados al Gobierno y á
subditos venezolanos, ni siquiera por los cañoneros que echaron
á pique.
En cumplimiento de lo pactado, á principios de Octubre se
constituyó el Tribunal arbitral, presidido por el Conde Mu-
ravief.
Alemania, Inglaterra, Italia, Francia, Bélgica, Holanda,
España, Suecia y Noruega, México y los Estados Unidos re-
claman de Venezuela el pago de créditos, cuyo importe total
asciende á unos 190.000.000 de francos.
VÍ9NBZUKLA
181
De dichas poteiunas, las tres primeras, las que á mano ar-
.mada, á cañonazos, exigieron el pago de la deuda, estable-
ciendo el bloqueo de los puertos venezolanos^ pretenden cobrar
&US respectivos créditos con preferencia á todas las demás j es
decir, que despnós de haber ellas percibido el importe total de
cuanto reclaman, las otras podrán distribuirse á prorrata lo
que quede. Pero éstas no se avienen con semejante pretensión,
ly piden nn reparto proporcional, bajo pie de igualdad» ^entre
I todos los acreedores.
El punto, pues, sobre el que ha de decidir el Tribunal de La
Haya, es: ¿El hecho de que algunos Estados acreedores liajan
^comenzado las hostilidades contra el deudor, les puede ó no
7aler derecho de preferencia siobre los demás acreedores? ICn el
Derecho común, la cuestión se ]>lantearía en estos términos;
¿Los acreedores que a])alean al deudor, tienen derecho prefe-
B^rente sobre los dt^más acreedores del mismo? La decisión de
cualquier Tribunal ordinario, en este caso, no sería dudosa;
pero en el llamado Derecho internacional se aprecian otras cir^
'cunstancias y se tienen puntos de vista que se apartan bastante
de los princ.i()ios de razón y de las reglas de justicia, Al termi-
nar el año 190B aun no se había dictado sentencia.
Entre tanto, el tallo de algunas de las Comisiones mixtas ó
le Jos superárbitros encargados de establecer el deí-echo de los
partictilares y corporaciones que se consideran perjudicados, y
Ide fijar el importe de la indemnización que en cada caso pro-
cediera, ocasionaba en Venezuela disgustos y protestas, de las
que se hacían eco, en términos bastante duros» los periódicos
de esa República.
Muy censurados fueron^ entre otros, los actos de represen-
[tantea de España que, ya en cumplimiento del deber que tienen
Ide proteger los intereses de los españoles que allí residen, ya
Icomo arbitros designados para decidir sobre las reclamaciones
[pendientes, realizaron gestiones ó tomaron acuerdos que no sa-
Ltisfacían á los deseos ó pretensiones del Gobierno venezolano.
182 L.OH PUEBLOS HISPAN0AMER1CAN0«
A las censuras ó críticas de la prensa acompañaron ó siguieron
resoluciones airadas de aquél; se le retiró el exequátur al Cónsul
de España en La Guaira, porque había intervenido en el asunto
de las reclamaciones, y se dijo que iban á expedirse pasaportes á
nuestro Ministro en Caracas. Lo cierto es que éste, el Sr. Gay-
tán de Ayala, creyó prudente ausentarse de la República. Su
fallo, como arbitro en la reclamación de México, había sido
muy mal acogido y se le trataba con descortesía intolerable.
México reclamaba antigua deuda procedente de la época en
que Venezuela, Colombia y Ecuador formaban un solo Estado.
Cuando en 1830 se separaron, cada cual se comprometió á re-
embolsar la deuda mexicana, en la proporción de 50 por 100 Co-
lombia, 21 Va por 100 el Ecuador y 28 Va por 100 Venezuela.
En 1866 México vendió su derecho á una casa de banca, hoy
representada por los Sres. Martínez del Río.
La parte de Venezuela importaba unos 450.000 bolívares ó
francos, más los intereses al 6 por 100 á partir de diez y ocho
meses después de la época del préstamo (1826).
México había sometido el asunto al fallo de los Tribunales
venezolanos, y éstos dejaron transcurrir años y años sin dictar
resolución. Ahora, en 1902, como se había acordado que las Co-
misiones arbitrales no entendiesen en litigios ó reclamaciones
que se hallaren resueltas antes de constituirse aquéllas, el Go-
bierno de Castro se apresuró á activar el fallo. El Tribunal á
quien competía el caso dictó sentencia y reconoció la deuda;
pero dedujo de ella el importe ó valor de servicios y suministros
que Venezuela había hecho á México. El acreedor no se avino,
negó la realidad de suministros ó servicios, pidióse prueba de
ellos á Venezuela, y como no la adujo, el superárbitro creyó
fallar en justicia condenando á dicha República al pago de lo
que debía, es decir, algo más de 2.680.000 bolívares, ó sea el ca-
pital con los intereses de setenta y seis años y con el 13 por lüO
que México satisfizo en su día por la negociación del empréstito
en favor de la Gran Colombia.
YliKfilSSUELA
IV
Renuncia del Preairtenle Ciiitro, nú tíámiXvia por el Congreso.— La guerm
civil y Ib intervención extranjera. -Aspiraciones coloniales ile Alematlift
©n Atnérica.— Nuevag dlfi{>osiciones Hobre extranjero» ilomiciliados y t.r»ii-
senates en Venezuela. —BumiSK^n y tnaniffeBto de Hatos, —tTitlroos IrAnoe?
de la irnerra.— El candil Inje y las oligrarquiai^ en América,
Las escuadras alemniia é i^iglesa habían levantado el blo-
queo, como se ha dicho, á mediados de Febrero.
Un mes después, el 21 de Marzo, Castro dirigió nn menisaje
ai Conjifreso venezolano renunciando la Presidencin» Fundán-
dose en documentos que habían llegado á su [joder — y ea|iecial
mente en una comanicación en la que se hacía constar que el
Comandante de uno de los buques de guerra alemanes declaró
que stt nación no hoatilizaba á Venezuela, sino al Gobierno del
Oeneral Castro, jr que todas las dificultades se arreglarían sí el
Poder pasaba á otras manos — , pedía que se le admitiera la di-
misión y que se procediese á elegir otro Presidente, capaz de
conseguir la unión de todos los venezolanos» tánico raeilio de
salvar la República.
Sucedió lo que era de presumir que aconteciese. El Con-
greso, por unanimidad, se negó á complaceu á Castro, y éste
eontinuó en el Poder con mayor libertad de acción que antes. El
voto del Congreso había sido una impUcíta aprobación de la
política de aquél.
La guerra civil aVín no había «terminado, y los aliados tte-
gníau interviniendo en ella» pues no otra cosa que un acto de
intervención fué el apresamiento de un buque venezolano pot
fd crucero inglés Pallas, so pretexto de que aquél ejercía actos
'l« piratería. Todo lo relativo al tratado se llevaba muy despa-
cio; pudiera creerse que había descontían^a en unos, mn)a íe ó
¿ioca voluntad en otros.
184 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
No se halla conjurado el peligro del conflicto europeoameri-
cano. Alemania se da por satisfecha, pero en realidad no lo
está. Indudablemente, persevera en sus planes. Como decía Sir
Robert Grriffen en Tke Times, no hay que olvidar las condicio-
nes militares de Alemania, que debe su posición actual á la
guerra; que su marina, por el número de buques, es más fuerte
que la de los norteamericanos; que el ejército de éstos, en com-
paración con el alemán, es un puñado de malos soldados. Se
puede suponer que Alemania calcula que si todo le sale mal, los
Estad-os Unidos no pueden causarle ningún grave daño mate-
rial, mientras que si los vence, inmediatamente se convertirá
en el poder naval más grande del mundo, después de Inglate-
rra. Persuadido está Griffen de que nada hará desistir á Ale-
mania de ser agresiva, exceptuando el caso de alianza entre
Inglaterra y los Estados Unidos.
Alemania necesita colonias en América; por supuesto, en la
América del Sur, y especialmente en Venezuela, según Griffen.
^,Y porqué no en la misma América del Norte? El clima, y en
general las condiciones físicas y de producción de gran parte
del territorio angloamericano, se prestan mucho mejor á la
colonización alemana; díganlo los millones de alemanes que
hoy viven ya en la República yanqui. Y si, como da á entender
Griften, en guerra germanos y yanquis, éstos, sin el apoyo de
Inglaterra, podían ser fácilmente vencidos, natural parece que
el punto de mira de aquéllos sea tomarles sus propias tierras
para favorecer la colonización y el comercio alemanes. En últi-
mo término, podrían seccionarse los actuales Estados Unidos
en Estados Unidos yanquis y alemanes. Estos tienen ya sufi-
ciente práctica del régimen federal para gobernar con indepen-
dencia de Washington.
Muchos venezolanos atribuían la frecuencia de las guerras
civiles, y especialmente el conflicto con Alemania é Inglaterra,
á la excesiva ingerencia que los extranjeros tienen en la vida
VSNB52UELA
186
política y financiera de la República. Para evitar este peligro
en lo sucesivo, dictó el Gobierno^ en Abril, un decreto que
eayy como una bomba sobre los extranjeros residentes en Ve-
nezuela.
Según ese decreto, los extranjeros en Venezuela se clasincasi
en dos categorías: domiciliados y transeúntes,
Son domiciliados todos los que hubieren adquirido residen-
cia conforme á las prescripciones del Código civil, ios ([ue vo-
hintariamente j sin interrupción hayan residido en el territorio
nacional sin carácter diplomático por más de dos años, lospro*
(uefcarios de bienes raíces en dicho territorio y que tengan eüta-
blecida resid&ncia permanente en él, los que hayan residido por
más de dos años y se ocupen en negocios de comercio ó cual-
quiera otra industria, siempre que tengan casa permanente,
aun lo8 investidos con el carácter de Cónsules. í^on extranjeros
transeúntes todos los que no se encuentren comprendidos en las
anteriores excepciones.
Los extranjeros residentes están sujetos á las mismas obli-
gaciones que afectan á los venezolanos, así en sus personas
como en sus propiedades, con excepción del servicio militar y
pago de contribaciooes forzosas ó extraordinarias en caso do
revolución ó guerra intestina. Tanto á los extranjeros domici-
liados como á los transeúntes, les queda probilíido mezclarse
en los asuntos políticos del país^ ni en cosa alguna que á éstos
se reSera; de manera que no pueden tbrmar parte de sociedades
políticas, editar periódicos políticos ó escribir en algunos sobre
tales asuntoSt bien en referencia á las Cuestiones interiores
como á las exteriores de Venezuela. Tampoco podrán servir
puestos públicos de ninguna naturaleza sin permiso del Con-
greso, tomar armas en las coniieudas domésticas ó pronunciar
discursos que se refieran á la política. Los extranjeros domici-
liados que violat en lo arriba establecido quedan ipsü fado su-
jetos 4 las responsabilidades, cargas y obligaciones que afectan
á Jos mismos nacionales en los disturbios intestinos. Los ex-
186 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
tranjeros en tránsito, contraventores, serán expulsados inme-
diatamente del territorio de la República.
M los domiciliados ni los en tránsito tendrán derecho á
recurrir á la vía diplomática, excepto cuando hayan agotado to-
dos los medios legales ante las autoridades competentes y haya
habido denegacidn de justicia, injusticia notoria ó evidente
violación de los preceptos del Derecho internacional.
Todos los extranjeros domiciliados ó que se domiciliaren en
Venezuela, así como los transeúntes, están obligados á hacer
una declaración, ante la autoridad civil del lugar respectivo, de
que se someten á las disposiciones de esta ley, lo mismo que á
las anteriores relativas á las reglas de indemnización de ex-
tranjeros de que trata el decreto de 12 de Febrero de 1673. Los
contraventores serán expulsados del territorio de la República
dentro de un término fijado por el Ejecutivo Nacional*
El Ejecutivo Nacional no expedirá exequátur á ningún Cón-
sul ó Vicecónsul que tenga negocios de comercio.
Queda prohibido el establtjcimiento de sociedades ó corpo-
raciones, de cualquier género, que no tengan sus oficinas direc-
tivas ó su domicilio en el país.
Los extranjeros tienen derecho, al igual de los naturales, á
presentar reclamaciones contra la nación, por daños sufridos
en tiempo de guerra y ocasionados por autoridades civiles ó
militares legalmehte constituidas, siempre que las tales hayan
obrado en su carácter político; dichas reclamaciones se harán
de acuerdo con los procedimientos establecidos por la legisla-
ción nacional. La nación no es responsable por daños causados
por agentes ó partidas revolucionarias; pero los damnificados
podrán intentar acción personal contra los autores del per-
juicio.
Para la admisión de un extranjero en Venezuela se requiere
la presentación de documentos emanados de las autoridades del
lugar de procedencia que acrediten la buena conducta, ante-
cedentes del recién llegado, etc.
VKNBZOISLA
1«7
31 con estas disposiciones se evitEi un daño, acaso »e produ-
cirá otro mayor, pues es posible que cesen ó disminuyan con-
siderablemente la inniigraciÓG y la introducción de capitales
en la República,
En el verano^ la í»ituación interior del país mejoraba, pues
IfltOíT se dio por vencido^ depuso las armas y lanzó un mani-
fiesto declarando que se hallaba dispnesto á reconocer el Go-
bierno de Castio. á condición de que éste ofreciera amnistía y
garantías de seguridad á todos los que tomaron parte en la re»
• volución,
Sin embargo, no se logró el inmediato restablecimiento de
la paz. El General Rolando, con numeroso grupo de rebeldes,
negó la aumisión á Castro y se hizo fuerte en la parte oriental
de la República. Las tropas del Gobierno, acaudilladas por el
Vicepresidente Gómez, tomaron á Soledad y luego á Ciudad
Bolívar, después de sangriento combate en que las gentes de
Rolando quedaron vencidas (24 Julio).
No puede negarse que en esta guerra, con todas las gravísL
mas complicaciones que promovieron Inglaterra y Alemania,
Castro ha mostrado poderosas energías* Si tenaces han sido sus
enemigos^ les ba ganado en perseverancia y en tesón. Si la paz
se consolida, tendrá justo motivo para enorgullecerse — como
lo decía en so mensaje de 21 de Marzo — por haber vencido al
funesto caudillaje histórico, «muerto, añadía, por mi propia
mano," sobre el campo de batalla pasado al filo db mi espada»,
Pero ha de hallar motivo mayor de satisfacción^ de orgullo y
de gloria, si pone ahora todas esas energías, de que ha hecho
alarde en la guerra, al servicio de una buena administración;
sí toma como punto capital de mira la educación de su pueblo,
que sólo puede prosperar y engrandecerse mediante instrucción
y trabajo. Que tenga muy en cuenta lo que ha escrito reciente-
mente el venezolano Bolet Peraza* En Venezuela y en algunas
otras Repúblicas de América, donde el apasionamiento de In^
188 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
partidos y la frecuencia de las guerras civiles paralizan todo
progreso, el mal no está en la sangre, proviene de la educación.
Se han falseado los fundamentos de la democracia; la autoridad
se convierte en despotismo, la libertad en licencia. «Y así, con
una oligarquía inteligente, pero autoritaria, arriba, y un pue-
blo bueno, pero ignorante, abajo, hemos venido de tumbo en
tumbo, de guerra en guerra..., perdiendo por gradaciones rápi-
das la fe en los principios y la fe en los hombres...; hay igno-
rancia, hay falta de cordura, hay perversión de ideas, hay ido-
latrías de hombres».
Ciertamente, pueblos ignorantes, atrasados, en los que la
cultura, el saber ó el buen sentido son una excepción, no pue-
den constituir verdaderas democracias. Son, en el hecho, efí-
meras monarquías ú oligarquías que viven cambiando de con-
tinuo y revolucionariamente de amo ó señor. Sólo la Escuela
puede acabar con los tiranuelos y con las revoluciones.
ECUADOR
Trabajos geodésicos: la revisión del arco de meridiano medido en el si-
glo XVIII.— T.as vías de comunicación: el ferrocarril de Guayaquil á Quito.—
Los partidos políticos. -El matrimonio civil.— Situación financiera.
El Bl de Agosto de 1901, el General D. Eloy Alfaro entregó
la Presidencia de la República del Ecuador á su sucesor el Ge-
neral D. Leónidas Plaza.
Esta República, en cuyo territorio matemáticos, franceses y
españoles midieron, en el siglo xviii, un arco de meridiano,
atrae de nuevo la atención del mundo científico.
Francia también ahora, por iniciativa de la Asociación geo-
désica internacional, acomete y renueva estos trabajos (1).
Geodestas franceses realizan en los mismos lugares operaciones
(1) En las conferencias celebradas por la Asociación geodésica interna-
cional en Septiembre de 1898, el Delegado español D. Bernardo Sagasta re-
clamó el derecho de España á colaborar en dichos trabajos, y en su conse-
cuencia acordó la Asociación que la revisión del arco del Perú fuera ejecu-
tada por Francia y Bepaña reunidas, como en el siglo xviii, y se nombró al
efecto una comisión, de la cual formaba parte el Sr. Sagasta, para que estu-
diara y propusiera los medios de llevar á cabo las operaciones necesarias.
Sin embargo, no hemos tomado parte en ellas, y es muy de lamentar que
por culpa de quien fuere se vea en esta ocasión privada España de la gloria
científica de haber coadyuvado á las operaciones con su dinero y con los In-
genieros geógrafos de nuestro Instituto Geográfico, que ni en ciencia ni en
pericia tienen nada que envidiar á los de las naciones más adelantadas. {Los
geodestas D, Jorge Jimn y D. Antonio de Ulloa en el Perú,, conferencia dada el 10
de Noviembre de 1903 en la Real Sociedad Geográfica por su Vicepresidente
D. Adolfo de Motta>.
190 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
análogas á las que c(amplieron los sabios de aquel siglo, pero
midiendo arco de mayor amplitud y con aparatos y mediante
procedimientos mucho más perfectos que los que hubieron de
utilizarse hace ciento sesenta años. El Gobierno del Ecuador
concedió 20.000 sucres para auxiliar los trabajos.
Se instalaron un pequeño observatorio sobre el monte Pa-
necillo, cerro situado en el extremo Sur de la ciudad de Quito,
y puestos ó estaciones de señales en el Pichincha y en las al-
turas de Pampamarca, del Corazón y otras, y se tendieron las
nuevas líneas telegráficas que se consideraban indispensables
para la mayor exactitud y consiguiente perfección de los tra-
bajos, los cuales, probablemente, no terminarán hasta fines
de 1904.
Entre tanto, el jefe de la misión. Comandante Bourgeois, no
limitándose al cumplimiento estricto del encargo que recibió
, de su Grobierno, estudiaba el país, y especialmente sus elemen-
tos de producción y riqueza, y comunicó interesantes datos á
las Sociedades y Revistas geográficas de Francia.
Expresó gran confianza en el porvenir del Ecuador, cuya
región interandina tiene excelentes condiciones de habitabili-
dad. El único obstáculo que se opone (como en la mayor parte
de la América meridional) al progreso económico es la falta de
vías de comunicación. Desde este punto de vista, el Ecuador,
en 1902, se hallaba casi en el mismo estado que bajo la domina-
ción española, es decir, en la época en que allí estuvieron y tra-
bajaron con los comisionados franceses D. Jorge Juan y don
Antonio de Ulloa. El antiguo camino real, que atraviesa la Re-
pública de Norte á Sur, y un par de sendas que van desde Gua-
yaquil hasta la meseta andina, constituyen toda la ved de ca-
minos por los que las provincias del interior pueden comuni-
car con la costa y, por consiguiente, con el resto del mundo.
De Guayaquil parte hacia la Cordillera un ramal de ferro-
carril. Por éste y por vía fluvial llegan las mercancías á Puente
de Chimbo ó á Bobahoyo ó Bodegas; desde aquí, los arrieros
í encardan d& transportarlas á lomó de mulos hastn Quito, Y
bs tales arrieros son los arbitros del tráfico} bulbos luuy pesa-
ps ó de forma poco adecuada para cargarlos sobre las caba*
Brías, no pasan. Nos cuenta Bourgeois que hace años está en
lobahojo la caja dcismontada de uu lando destinado al Presi-
sute de la Repúblir.a
Compréndese, pues, la gran importancia qiie tiene la cons-
puccióii del ferrocarril proyectado entre fxuayaquil y Quito.
Septiembre de 1902 lleg^aLa el tren á Alansí, en 1h meseta, á
ll40 metros de altitud. La empresa conisti'nctora asegura que
► fines de lí^M se alcanzarán las faldas del Pichincha
Hay otro proyecto, la línea directa de Quito al Pacífico, en
, bahía de Caracas ó Caraquez, por los valles de loa ríos Toachi
Chones» Bourgeois es partidario de esta línea, ©n,tre otras
pisones, porque la patrocina la colonia francesa del Ecuador.
bene en contra la circunstancia, muy atendible, de que no hay
aerto en la citada bahía, y sería preciso construirlo»
Lo indudable es que con la llegada del ferrocarril á la meseta.
República ecuatoriana tomará nueva fase económica, modi-
eándose profundamente las condiciones de vida en ese país,
nes se calcula que, aparte Ja rapidez de los viajes, mediante la
ía férrea el precio de ciertos artículos de comercio bajará en
pro[)orciijn de 10 á 1.
La República del Ecuador ha sido uno de los Estados en que
bayor |»redominio ejercieron, basta muy entrada la segunda
litad del siglo xix, el clero católico y las ideas tradicionales,
lo hace aún cuarenta años, en tiempos del Presidente García
loreno, el autor de la Dffefisn de los jfíSititaSp imperaba en ab-
plato el llamado partido clerical; la instrucción estaba á cargo
la Compañía de Jesús, de los Hermanos de las Escuelas cris-
kiana¿» y de las Hermanas de los Sagrados Corazones, y no pa-
l^ba por las aduanas libro aliruiM* <jiih fii^nrase en los índices
rEoiua»
192 LOS PUEBLOS HLSPANOAMEUICANOS
Liberales y conservadores lian sostenido durante años em-
peñada contienda. Ahora dominan los primeros y transigen los
segundos. La Iglesia recomienda al clero que no tome parte
activa en la política y que procure la paz y concordia entre to-
dos los'ecuatorianos.
Las circunstancias han cambiado de tal modo, que, á pesar
de la natural y ruda oposición del clero, los ecuatorianos pue-
den ya casarse civilmente, ante los jefes políticos en las cabe-
ceras de los cantones, y ante los tenientes políticos en las parro-
quias rurales. Se han celebrado varios matrimonios con arreglo
á la nueva ley, objeto de gran curiosidad y apasionados comen-
tarios entre los naturales. Por telégrafo dábase cuenta al Mi-
nistro de Justicia de la celebración de un matrimonio civil en
Manabí el 1." de Enero de 1903.
La confianza que inspira el nuevo estado de cosas, que por
ahora pone fin á la histórica lucha entre los bandos clerical y
militar, alienta á los capitalistas del país y extranjeros para
emprender obras de utilidad pública. Van á construirse un mue-
lle y nuevo edificio para aduana en Guayaquil, además del ci-
tado ferrocarril de Quito á la costa, mediante el cual en veinti-
cuatro horas podrá hacerse el viaje entre el Pacífico y la capital
de la República.
La situación financiera es excelente, porque se han cancelado
los bonos de la Deuda exterior ó inglesa, que databa del tiempo
de'la Gran Colombia.
PERÚ
Progresos y DAtado a«tiial ie In República. -Los capitules extmujeros y Ims
eti]pre.sae ruinenia.-UneiiB rte n&yegwoíÓD, íerrocarrile» y tranvías,— L»
reaovRcíóti de Presidente.— D. Manuel Cundamo y 9u prog^ratna de go-
tiierno.— Los partidos políticos.
En 1901^ un informe oficial de nuestro Cónsul en el Callao,
publicado en la Gareta cIp Madrid^ nos daba, idea mtty exacta
de los progresos del Perú en loa últimos años del pasado siglo
y de BU Situación presente. Cierto es que no se encuentra aán á
la altnra de su legendaria reputación, ni con aquella exuberan-
cia de riquezas que dio fama á esta República en el mercado
iuiiversal. I^a guerra cou Chile casi la aniquiló; peidió el salitre
lie Tara paca y quedaron destraídas las demás fuentes de ri-
quejsa del país, viniendo como consecuencias naturales é Inme-
diatas la quiebra de bancos de crédito, la extinción del billete
fiscal Y del papel moneda, lo que dejó sin valor ni curso legal á
más de 80 millones de soles de plata (8 millones de libras ester-
linas), la depreciación de la propiedad, y con todo ello la ruina
de la agricultura y de las industrias*
Pero ahora, dominadas esas destructoras causas, el Perú se
repone rápidamente, como lo demuestran las cifras de sii co-
mercio general, que en 1900 pasó de 80 millones de pesos, y el
aumento de las rentas piVblícas, habiéndose oasi daplicado los
ingresos en seis años, puesto que eran aquéllos poco más de
7 millones de soles en 18fi4 y llegaron á muy cerca de 14 mi-
llones en 1900, En ocho años los valles de la provincia de Tru
jillo han triplicado su producción de azúcar. Los productos de
18
194 LOS PUBBLOS HISPANOAMERICANOS
las minas pasan de 15 millones, de los que más de la mitad co-
rresponden á la plata.
Por esto, los capitales extranjeros afluyen ya hacia el Perú..
Un sindicato constituido en Londres aporta 350.000 libras ester-
linas para explotar minas; otra compañía inglesa ofrece 200.000
libras por 300 minas del Cerro de Pasco; en París se funda una
sociedad para explotar azufre, petróleo, grafito y otros minera-
les en el distrito de Sechura. Y los informes del explorador
Conway, que ha poco regresó á la capital de Inglaterra, estimu-
lan y avivan la codicia de los aficionados á negocios mineros,
pues cuenta que ha visto yacimientos y arenas tan ricos en oro,
que pueden competir con los criaderos del Transvaal y de
Alaska.
Como en Bolivia, otro producto que atrae preferentemente
á industriales y capitalistas es el caucho, y son varias las con
cesiones ya otorgadas para explotar las zonas en que abundan
los árboles gomeros.
Y como el desarrollo de las empresas minoras y agrícolas
depende en gran parte de la facilidad de las comunicaciones
para transportar los productos que se benefiSic»', créanse nue-
vas compañías de navegación en la costa del Pacífico, que el
Gobierno peruano favorece y aun se propone subvencionar para
obtener la baja de fletes y pasajes entre sus puertos y los de
Chile, Ecuador y Colombia, y principalmente con Panamá. Este
puerto y Valparaíso son los dos extremos de la línea de vapores
que organizaba un sindicato inglés.
Según informe presentado en 1903 por el Director de Obras
públicas al Ministro del ramo, adelantan rápidamente los tra
bajos emprendidos con el fin de facilitar las comunicaciones
por el interior del país. Prestan ya servicio en toda su exten-
sión (130 kilómetros) el ferrocarril del Oroya al gran centro mi-
nero de Cerro de Pasco, y también los ferrocarriles mineros de
Morococha y del Carmen á Casapalca. Se ha constituido una
Compañía, con capital de 500.000 libras esterlinas, para la ex-
^lotaciÓD del ferrocarril ile Lima á i'i^ou. v mí íi<t^.»:h estudios
trabajos para Ja constniccíón de varios ferrocarriles desde ia
osta á lo$ grandes ríos tributarios, del Aiuazonasi y de tranvías
lléotricos de doble vía entre las principales poblaciones de la
¡República. Los mis importantes de estos tranvías son el de
lia Á. CkorriUos y el da Lima al Callao.
Kn casi todas estas empresas interviene el capital extr añ-
ero. Alemanes, yanquis, ingleses y franceses llevan a la Amé-
rica española sus iniciativas mercantiles y sus aptitudes in-
dustriales, avaloradas con el capital necesario para fomentar la
fíqneza pública. Nosotros, por desgracia^ no tomamos parte
llrecta en esas empresas, que tanto contribuyen al engrande-
cimiento y prosperidad de los Estados bispanoamericanos.
En las elecciones presidenciales de IfKB lian triunfado los
sirtidos constitucional y civilista^ aliados contra los demóora-
Ha sido elegida Presidente el Jefe del partido civilista, don
lannel Candamo, y Vicepresidentes primero y segundo un
Constitucional y un civilista, Candamo es Presidente de la Cá-
uara de Comercio de Lima, y ha sido Alcalde de esti^ ciudad \
^residente 4el Senado. Es hombre de unos sesenta ftílos y se
Jistingaió mucho en la guerra del Pacífico.
El Presidente cesante, Sr. Romana, le hizo entrega del mando
|ttpremo el tí de Septiembre.
La solemne ceremonia se veri tico aute el Congreso^ presidido
por el del Senado 1). Antero Aspiílaga, quien recibió del Sr. Ro-
mana las insignias de la más alta magistratura del Estado y
! pasó al Sr* Candamo, deg^pués de ítaber éste prestado jura*
uento.
Los últimos votos de Romana, expresados en el breve dis-
kurso qne pronunció, fueron por la felicidad de la patria y por
ventura personal del nuevo Presidente, que hoy encarna las
speranícas de la nación.
También Candamo dirigió su palabra k los representantes
196 LOS PUBBLiOS HISPANOAMERICANOS
del país, ofreciéndoles un verdadero programa de gobierno.
Anunció que en breve solicitaría su concurso para llevar ade -
lante dos reformas exigidas por la opinión publica é imperiosa-
mente reclamadas por elevadas consideraciones de moralidad
pública y social: la de la ley Electoral y la de Imprenta.
La ley Electoral, á más de que contiene disposiciones inade-
cuadas al estado del país, según lo han comprobado las pocas
aplicaciones que ha tenido hasta hoy, fomenta y estimula, on
cierto modo, esa tendencia á transgredir las leyes, ese menos
precio por su carácter obligatorio, que, por desgracia, va ha-
ciéndose habitual entre los peruanos y constituye grave daño,
que es preciso remediar sin tardanza.
La ley de Imprenta es un cartel de permanente descrédito
para la Repiiblica. Una ley á la cual, por una causa ú otra, no
se le da, no se le puede dar jamás el debido cumplimiento, y quo
por esa razón consigna tácitamente el principio de la absoluta
libertad sustentada por la absoluta irresponsabilidad, es una
aberración inconcebible que no debe, que no puede subsistir
por más tiempo.
En su último mensaje al Congreso, el Sr. Romana se ex-
presó con merecida severidad sobre el alarmante extremo á que
ha llegado el abuso que, con vergonzoso escándalo, está ha-
ciéndose de esa valiosa garantía, é invocó con vehemencia la
necesidad de expedir una nueva ley, necesidad que el actual
Presidente se proponía satisfacer remitiendo, con tal fin, un
proyecto á las Cámaras en el curso de la presente legislatura.
En el orden económico cree el Sr. Cándame que las Cámaras
y el Ejecutivo deben consagrarse, de toda preferencia, al estu-
dio concienzudo de las cuestiones referentes á vías de comuni-
cación, irrigación de los terrenos de la costa é inmigración ex-
tranjera, á fin de darles soluciones prácticas, compatibles con
las circunstancias del país y los recursos del Erario. A ellas es-
tán en gran parte vinculados el desarrollo de las industrias, el
aumento de la riqueza y el progreso nacional, y son las que, en
á
PKüir
1117
, día, ioten¿s.an más vivamente á la opinión pública, tatigada
de estériles agitaciones políticas y ansiosa de que la nación
plique suá f uer^aa á empresas útiles que la Itagan adelantar y
posperar.
iSon igualmente asuntos de altíísima importancia^ y que los
poderes públicos deben considerar con la mayor solicitud, la
educacjón índaéttial y, particularmente, la enseñanza de las
rtes mecáüicas en planteles destinados á ese tsxclusivo objeto,
¡ de los cuales no puede carecer niu^^rm ritís regularmente or-
üizado.
El Sr, Caudamo áe proponía solicitar, por de pronto, la au-
briscación legislativa correspondiente para establecer en la
lepúblicft una Escuela de artes y oficios, con arreglo á los ade-
lantos modernos, haciendo venir de Europa el Director, los
Profesores y el material necesario para ello.
Parte del programa de Oandamo estaba ya, á tines de año
Iti vías de realización. En el Congreso se había discutido 1&
neva ley' de Imprenta. El Gobierno ponía empeño en fomentar
i colon ísiación de la zona oriental^ abriendo caminos hacia ella;
la comisión cientíÜca iba ii estudiar la dora de las montañas»
[entraban en período de gran actividad las gestiones para ven-
Br las dificultades que se oponían á la construcción de impor
B.nteá ferrocarriles, sobre todo el de Oroya á Ayacucho y el del
ll»ral» El Ministro de Hacienda, con el fuopósito de aumentar
%B rentas públicas, había sometido á las Cámaras varios pro-
BOtos, tales como el establecimiento de nuevos arbitrios sobre
assiúcarf los {ósibroa y las bujías^ el estanco del tabaco y la
feduoctón de los puertos mayores á cuatro; Callao, Paytat Mo-
lendo y el fluvial de Iquitos.
Llega Cándame al Poder, según él mismo decía, tras larga
cha qu« exacerbó las pasiones políticas y tuvo al país alar-
t&do con la ejípectativa de violentas y dañosas soluciones,
ero que afortunada luen te no llegó á tan deplorable extremo
198 LOS PUEBLOS HISPANOAMBUiCANOS
por la prudencia y sensatez con que los partidos conteudientes
adoptaron honroso acuerdo para dejar que prevalecieran los
mandatos de la ley, el interés del Estado y la manifiesta volun-
tad de la Nación. Por esto, á la hora presente, en toda la Re-
p&blica imperan la paz y el orden.
Como condición para garantir en lo sucesivo el manteni-
miento de una y otro, se impone la necesidad de reorganizar,
mejor dicho, deformar nuevos partidos políticos, mediante fu-
sión de los que hoy existen, y no con el fin concreto de impo-
ner determinadas candidaturas para el Gobierno, como se hizo
en las últimas elecciones presidenciales, sino para conseguir
predominio en la opinión y en las Cámaras, y realizar así, por
medios legales, las aspiraciones en que, en lo fundamental,
convienen varios de ellos. La Unión nacional, la Unión cívica",
el partido civilista, los constitucionales, los demócratas, los
federales, pueden prescindir de los principios de orden secun-
dario que los separan y constituirse en agrupaciones de verda
dera importancia y fuerza, con lo que habría de normalizarse,
seguramente, la vida política del país.
Algunos de esos partidos son disidencias, desprendimientos
de otros, sin base propia de doctrina, y muy beneficioso sería
que los afines se concertaran bajo la idea común y capital en
que todos se suman.
BOLIVIA
I
Lm cueatlones fie límites.— La frontera entre Bolivia y el Brasil*— Antece-
dentes. -Resumen de laa negooiaciones y estudios hechos para determinar
aquella frontera*— El país del Acre y de la (^oma eláatic&.—LafideleK^ciQ-
nea y las aduanaa boHvirtnas en esta Tejrfóa. '^Conflicto con los brasile-
ños,—La República del Acre.— Guerra entre bolivianos y acrenaes, é ínter-
Tención del B rabí L -Renovación de líig neg-ociacioneB para fijar la línea
divisoria.— Los trabajos de la Comisión Baillvián-Cruls.
La determinación de limites entre los Estados hispanoame
ri canos sigue siendo, en la mayor parte de ellos, cuestión de
actnalidad.
Respecto á Bolivia, años hace que se entablaron negociacio-
nes para demarcar sus fronteras con el Brasil, el Pera y el Pa-
raguay.
De 1863 datan las primeras gestiones formalizadas para lle-
gar á un acuerdo entre Bolivia y Brasil. Los PlenipotenciarioN
de ambos países, D. Rafael Biistillo y el Sr. Regó Alonteiro,
respectivamente, no lograron en tenderse < Bolivia necesitaba
abrir salidas hacia el Atlántico por las vías fluviales del Platíi
y del Amazonas; pero si se aceptaban las exigencias del Brasil,
aquella BepúbHca quedaba sin acceso al río Paraguay, y en In
parte Norte perdía^ con relación á sus pretensiones, gran parte
M curso del Madera.
En 1867, bajo la dictadura del General boliviano Melgarejo.
se hizo el tratado de 27 <ie Marzo, por virtud del cual el Brasil
realizaba sus aspiraciones; la única concesión que hacia á Boli
200 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
via era permitirle la libre navegación, por seis años, de los ríos
que corren por territorio brasileño y van al Océano. Según el
artículo 2.^ del tratado, la frontera quedaba demarcada en la
forma siguiente :
«Partirá del río Paraguay en la latitud de 20° 10', en donde
desagua la Bahía Negra; seguirá por medio de ésta hasta el
fondo de ella, y de ahí en línea recta á la laguna de Cáceres,
cortándola por su mitad; irá de aquí á la laguna Mandioré y la
cortará por su mitad, como también por las lagunas Gahiba y
Uberaba, en tantas rectas cuantas sean necesarias, de modo que
queden del lado del Brasil las tierras altas de las Piedras de
Amolar y de la Insúa.—Del extremo Norte de la laguna Ube-
raba irá en línea recta al extremo Sur de Corixa Grande, sal-
vando las poblaciones bolivianas y brasileñas, que quedarán
respectivamente del lado de Bolivia ó del Brasil; del extremo
Sur de Corixa Grande irá en líneas rectas al Morro de Biiena
Vista (Boa Vista) y á los Cuatro Hermanos (Quatro Irmaos);
de éstos también en línea recta hasta las nacientes del río
Verde; bajará por este río hasta su confluencia con el Guaporé
y por medio de éste y del Mamoré hasta el Beni, donde princi-
pia el río Madera.— De este río para el Oeste seguirá la frontera
por una paralela tirada de su margen izquierda en latitud Sur
10° 20', hasta encontrar el río Yavary.- Si el Yavary tuviese
sus nacientes al Norte de aquella línea Este-Oeste, seguirá la
frontera desde la misma latitud por una recta hasta encontrar
el origen principal de dicho Yavary».
Quiso después Bolivia rectificar este trazado. Se opuso el
Brasil, y la demarcación de la frontera, conforme á dicho con-
venio, se hizo de 1870 á 1878. Pero como según trabajos que ha
bían realizado en 1874 delegados peruanos y brasileños, las na-
cientes del Yavary estaban no en 10° 20' latitud Sur, sino en
7** 1' 17", 6, la frontera avanzó hasta este último punto (cuya
longitud es 74'' 8' 27 ",7 Oeste Greenwich).
Faltaba ya sólo la colocación de hitos en la línea divisoria,
ea los puntos de intersección con lo?i rios que poi allí corren.
Una Comisión mixta em^jezó estos trabajos en Jiüio de 1895 ► Du-
rante ellos, el Comisario brasileño» Coronel Aí?evedo> advirtió
que, según .inf ornees de gentes; del país, las fuentes jírincípales
del Yavary oorresiipondíaii al río Gálvez y no al Yaqiiirana; »iue^
ptív tanto, nc era exacta la latitud determinada en IHTíI, y que
este error f en cuanto ¿ la demarcación se refería, perjudicaba
al Estado brasileño de Auiassonas, que perdía una superficie
de 5 870 leguas canchadas
Tratóse de aclarar e»te punto mediante exploración que b^^so
elCapitáa Cunba Gomeíu en Marjco de 1897, y resultó que el
Yftquirana, y no el Galvez, era el brazo principal del Yavaryj
pero que las fuBiites estaban en 7^* 11' 4íí",10 de latitud Sur, en
vesíde 7^ T 17", 5. La longitud di feria también de la anteí* calcu-
lada en 20* 42" ,57,
La Cancillería brasileña propuso la r*JictiíioacÍÓD y que te
iíuspendieran las operaciones demarcadoras. Bolivia se negó»
considerando el punto como delinitivamente retíuelto, puesto
que el protocolo confirmatorio de los actos iuternacionales
de 1878 se babía pactado d sabiendas de que la Gomiüión mixta
p6ruaiio-brasileña uo babía llegado hasta las fuentes del Ya-
vary^ limitándose a calcular distancias,
Al fin Bolivia se resignó á aceptar los resultados de la ex-
ploración brasileña de Cunba G-ómez, Pero el Brasil exigió
tuievo reconocimiento de las faeütes, y se firmó el protocolo de
bO de Octubre de IS'JO^ adoptando como Haea provisional la li-
nea Cunba Gómez^ y conviniendo en que una Comisión mixta
reconociese las nacientes del Yavary,
Durante estas negociaciones, la cuestión se había compli-
cado a cousecueitcia de graves disturbios en la uü.sma zona por
donde pasa la línea Madera-Yavary^ es decir, en la vasta región
vulgarmente conocida hoy con el nombre de país del Acre ó
Ajíjuiryj río que se une al Purús, afiuente del Amazonas, eii ty*
mtorio dííl Brasil, y navegable á vapor de Diciembre á Junio.
202 LOH PUKBLOS HISPANOAMURICAN-
\). Manuel V. Ballivián, el sabio Director
iriifíi^rtiuíAn, estadística y propaganda geog^f
tsu 1)11 informe anual de 1901, al señalar las zo:í
mente propicias para instalar núcleos ó bases d^
rsolas y pecuarias, se fijaba, entre otras, en esta 2
nomina de la goma elástica, situada al Norte del
DioH y al Occidente del Beni. ^ ^"^íís,
Allí, en la» delegaciones del Madre de Dios y ^^ ¿íonde
af|uel país dw exuberante y variadísima vegetaci^^'^ * ^^^^ent
hombre encuentra todo cnanto puede necesitar par^ ^^ ^^^'^'^ coj
y dem¿A exigencias de la vida, crece la Siphonia ^''^ ^x^^^ ^^
abundancia y lozanía, y los industriales dedicados á ^ ^i'^ca.s
■^írin^K y el caucho pueblan las orillas de los ríos ooU ^
'i (fHíablecimientos, de día en día más numerosos. ^aos
Silbido es cuánta importancia tienen en la actualií^^ r^^'
I»roduíito8 por sus múltiples aplicaciones á la industria ^0
rlertiH. Aumentando en considerable proporción la demanda ^^
ni los, hubo que aumentar también el personal de picado^
como «n el país dicen, esto es, de braceros dedicados á la in^^'
HÍí;ii, corte ó pica del árbol para recoger el jugo, y se apeló í^
reclutamiento, mejor dicho, á la caza y venta de indios áraa''
nas, Í-»a delegación nacional suprimió este tráfico, y fué precisa
importar obreros, japoneses en unas partes, negros traídos de
Panamá y Jamaica en otras.
Se multiplicaban, pues, los establecimientos en la región del
"Beni y del Purús; acudían de otros territorios de América y
aun de Europa gentes codiciosas ávidas de hacer fortuna me-
diante la extracción y venta de las gomas, y llegaron así á
crearse núcleos de población heterogénea y aventurera, que,
como vivían en las tierras extremas de la República, en su con-
fín septentrional y en las comarcas á que corresponde la fron-
tera brasileña y los límites vagos, nunca bien definidos, entre
el Perú y Bolivia, y adonde difícilmente alcanza de modo eficaz
y constante la acción dol Gobierno, se con. -«i aeraban de hecho
BOLIVIA
^^^ independientes, y en el año d^ lííOO habían pretendido lo»
*^^ zona Noroeste serlo dti derecho, constituyendo un nuevo
I ^' ^**-^o, la llamiiíía Eepúblioa del Arre,
I Xjos primeros centros agrícolas del Parús fueron los estahle-
^^^Oíj en 1872 por el yanqui Piper, fundador de la ciudad de
^B'**>bon^ en la boísa del Aracá, otro de los afluentes del Puras.
^^ PHncipios de 1878 se calculaba en 8.000 el número de habí-
^^ tes en esa feraz región; cuati'o vapores hacían el servicio
Í^^usiial por el río, exportaban en oaucho ó goma un valor de
tQíUones de pesos anuales é importaban de retomo suma igual
^ varias mercaderías. Diez años después, el explorador alemán
'hrenreiob estimaba la pobladón en 50,000 almas, y calcula-
ase entonoes la producción de la goma en 2.950 toneladas^ con
alor ccimercial de OOO.OlX) libras esterlinas»
Los ¡iroducbos del Acre salfan por el Amazonas^ siu beneficio
ara Bolivia, porque los derechos de exportación los recauda-
sin las aduanas brasileñas del Para y de Manaos. El fisco bo-
]ivíano perdía más de 6 millone» de pesos anuales.
Entonces BoUvia^ en 28 de Ootubre de 1890, decidió crear las
delegaciones del Acre y Purüs y del Madre de Dios, para el {o
aento y gobierno de esas comarcas. La ejecución de la ley ofre*
filó dificultades en lo referente al Acre y Puriis. Al fin se cum-
plió^ y I para evitar conflictos con el Brasil, estableciéronse las
^fioinas fiscales al Sur de la línea Cunha Gómez.
En 1899 se fundó Puerto Alónimo, hoy Puerto Acre, en la ori-
lla izquierda del río de este nombre, y se abrieron loa ríos boli-
&DOB al comercio y navegación mercante de todas las naciones
imigas. Esto y la creación de las aduanas disgustó á los bra-
sileños» sobre todo a los amazonenses, que perdían los ingresos
bonsiderables que venían recaudando.
Tratábase, pues, de intereses materiales^ y el oonflicto se
)f\üO encima. Los colonos brasileños del Acre expulsaron á las
llutorídades bolivianas, y se apoderaron de Puerto Abniso; d^ts-
204 LO» PUJflBLOS HiSPANOAMKRlGANOS
pues, amparados por traficantes y políticos del Para y Manaos,
dieron el mando ó la dirección de 1^ asuntos mercantiles á dos
aventureros que eran ó se hacían pasar por españoles, Luis
Gálvez y Guillermo Uthoff. El primero hizo ó simuló un movi-
miento revolucionario separatista, proclamó la República in-
dependiente del Acre, la señaló límites, dictó un estatuto á modo
de Constitución, inventó un pabellón y se erigió en Presidente.
Además de Gálvez, figuraron como caudillos de los acrenses
Víctor da Silva, Gentil Norberto, Rodrigo Carvalho y otros.
Los brasileños de Manaos y Para auxiliaban á los rebeldes.
El Acre y el Puras abren fácil comunicación por vía fluvial con
el Amazonas, y aquéllos, deseando monopolizar el comercio de
Jas gomas, aspiraban á que el Gobierno federal se apropiase un
país que tan gran porvenir ofrece. Lo cierto es que los brasile-
ños hacían cuanto les era posible para alentar y favorecer á los
del Acre, quienes en Diciembre de 1900 llegaron á disponer de
una flotilla para los ríos, compuesta de un crucero, dos avisos
y un transporte, de dos cañones revólvers, cinco de tiro rápido
y cinco ametralladoras, y de unos 3.500 hombres habituados á
manejar el rifle y el cuchillo.
La situación era grave. Enemigo fuerte y audaz, y peligro de
complicación internacional. Bolivia resolvió obrar con energía
y rapidez y no omitir sacrificio ninguno para asegurar su sobe-
ranía en el Acre. Declaró el estado de guerra en los territorios
del alto y bajo Beni, Madre de Dios, Ortón, Acre y Purús, envió
cuantas tropas pudo reunir, y tras muchas é infructuosas ges-
tiones consiguió al fin que el Gobierno del Brasil acordase en-
viar una escuadrilla para intimar á Gálvez la salida del terri-
torio. Más efecto que este acuerdo produjo en Gálvez la prima
de 420 contos de reis que recibió de los brasileños cómplices en
su empresa. Marchóse del país, y las tropas bolivianas pudieron'
volver á ocupar el territorio.
Pero quedaron los otros caudillos, siempre dispuestos á la
rebelión, y en Río de Janeiro pedían algunos políticos que se
leolarase la soberanía del Brasil sobre el Acre, modificnndo con
Bte objeto la linea fronteriza pactada. Como decía el Senador
lliiarte, «la idea de incorporar 4 todo trance el Acre» qtie, por
as riquezas naturales y, sobre todo, por la masa colosal dó los
iteresesi^ ligados á su explotación, es un verdadero Vellocino,
la desvirtuado la claridad de las hipótesis figuradas en el tra-
¡ido de iHííTi^
Entre tanto, ponía Bolivia gran empeño en asegni-ar su
ominación efectiva en el Acre, enviando nuevos cuerpos ex-
edirionariofi, dirigidos por el primer Vicepresidente de la
República Sw Velasco j por el Ministro de la Otierra Sr. Mon-
Bs* Cuando llegaron, en Octubre de 1900, habíase renovado la
^ítacíón revolucionaria, y estaba al frente de los rebeldes el
rasileño Gentil Norbcrto.
La situación de los bolivianos llegó á ser muy critica; se
ac<irihraron bloqueados, sin víveres j diezmados por la fiebre,
^nce barcos mercantes que» detenidos en Caquetá, sl* abrieron
[lOra paso^ protestaiido cofíira la insurrección, salvaron á la
-flEftiarníción de Puerto Acre en el último día del año.
Como el pretexto del Brasil para favorecer ó no contrariar ¿
i insurgentes era la famosa línea divisoria, que aún conside
liba como provisional, conveniaíe á Bolivia resolver definitiva^
ante este interminable asunto. Después de larga controversia
[mucho cambio de notas, se consiguió que en Agosto de 1901
fímetizara sus trabajos la Comisión mixta Ballivián-Cruls,
¡lya obra, ya terminada, puede considerarse como uno dfí los
pontecimientos gengrAticos más notables de nuestros día-
Comprobó la Comisión que el Yaquirana es el bra:ío priíjci
M del Yavary* y siguió por él agaas arriba, <Epartiendo — dice
IComisano boliviano D. A, Ballivíán en su informe — el 6 de
^09to del río Bjack^ y avanzando hasta un lugar inmediato A
I nacientes, que se denominó Nosaa Senhora da Giuria. Estn-
&ido el campamento de eí^te nombre, se procedió con activi-
206 LOS PUBBLOS HISPANOAMBRiCANOS
dad y cuidado minucioso á explorar y reconocer el terreno, es-
tudiando su formación y accidentes, el curso, vertientes y bi-
furcaciones de las aguas que dan origen ó constituyen la prin-
cipal naciente del Yavary. Siete actas extensas y detalladas
encierran los estudios gráficos y las comprobaciones técnicas
llevadas á cabo por la Comisión mixta antes de fijar el marco
que señala la posición geográfica de dicha naciente. Esa opera-
ción se efectuó el día 28 de Agosto, colocándose un hito de ma-
dera en los. 7^ 6' 55", 8 de latitud Sur, y en los 73° 47' 30", 6 de
longitud Oeste de Greenwich» (1).
La frontera, pues, que por el Norte separa á Bolivia del Bra-
sil, parte del río Madera, se dirige hacia el Noroeste y pasa en-
tre Puerto Acre y Caquetá, en el río Aquiri ó Acre, yendo á
terminar en las fuentes del Yaquirana, en la latitud y longitud
citadas.
Dados estos límites, pareció ya que iba á consolidarse la so-
beranía de Bolivia en la zona del Acre. Pero la Comisión bra-
sileña se retiró, no continuó el trazo de la línea fronteriza, y la
posesión de aquel territorio quedó de hecho en tela de juicio.
Por otra parte, surgió' un nuevo conflicto, que vino á compli-
car la cuestión.
II
Nuevo aspecto de la cuestión del Acre.— El Sindicato anprloyanqui y el pro-
yecto de Compañía para la explotación de esos territorios. —Resuelta opo-
sición del Brasil.— Nueva insurrección en el Acre.— Carácter y alcance del
contrato con el Sindicato, según Bolivia. —Ventajas é inconvenientes ó
peligros de las concesiones á extranjeros. -Transferencia ó venta al Bra-
sil de los derechos del Sindicato. —El modus vivendi con Bolivia.— La sobe-
ranía del Brasil en el Acre.
Desde 1900, venía ganando terreno en Bolivia la idea de fun-
dar una Compañía que se encargara de la administración eco-
(1) BoHvia-BrasiL Exposición que la Sociedad Geográfica de La Paz dirige
Á las Sociedades geográficas de Europa y América. -La Paz, 1908.
nómica en el país del Acre. Confiaba el Gobierno en qne ftsí
podría asegurarse el orden i promover el desarrollo material de
ROS lugares y afianzar, en todo el territorio del Madera al Ya-
^r\% la posesión y soberanía de Bolivia. Fracasaron las prime-
\ tentativas por culpa del Brasil, y por fin» en Julio de 1901.
ido celebrarse en Londres Un contrato con el 8r. Willing^ford
Whitridge, representante de un Sindicato angloyanqui, quien
comprometió á procurar la formación de la Compañía que
knbiera de encargarse de la administración civil en el Acre en
Ekiidieiones satisfactorias y con el mayor provecho para sus po-
sadores {!).
A los inicifidores del Sindicato debió parecerles buen nego-
cio el que intentaban realizar. Se trataba, en efecto, de explo-
tar los territorios del corazón de la América meridional, de la
Dna del Amazonas superior dond« coinciden los dominios del
irasil, de Peni y de Bolivia, país cuya riqueza es enorme. Allí
están los innumerables gomeros que dan el caucho y que jamás
se agotan, y tanto pueden rendir, que hay quien asegura que,
^ien organizado el servicio de aduanas, sólo de derechos ha-
i;íaü de recaudarse 20 millones de pesos al año. J.o cierto es
Ine, á pesar de que el 80 por 100 de los colonos contraen perti*
pitees y muchas veces mortales fiebres, de todas partes acuden
emigrantes ansiosos de hacer fortuna,
El Grobierno boliviano pactó con el Sindicato la concesión de
18 tierras, unos 50.000 kilómetros cuadrados, algo así como
tiedia Andalucía. Se dijo que aquél se había comprometido á
drgar á la Compañía extraordinarios privilegios y ventajas:
, monopolio para la explotación del suelo y subsuelo, la auto-
laación para recaudar los derechos de aduanas y la policía mi-
ítar del territorio.
El Brasil protestó. Temía la ingerencia de elementos extra-
(1> Memorias de Hetaciom» ea^t&riores y C%lio^ preeentadAS á los CoQgreaoi
í Id02 > 1908 por «1 Ministra Br. VUlmxoü»
208 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
ños y peligrosos en las comai-cas del Amazonas. El Gobierno
boliviano, decía, al confiar á lá Compañía la organización de
fuerzas militares, condición esencial de la soberanía real y
efectiva, transfiere de hecho parte de sus derechos soberanos;
de suerte que, en caso de abuso, el Gobierno brasileño se en-
contraría en presencia de autoridades que no debe reconocer y
qué, por tanto, no reconocerá. Así hablaba el Brasil, y amena-
zaba romper las relaciones diplomáticas con Bolivia si persis-
tía en mantener la concesión.
Y no tardó en llevar á efecto sus amenazas; retiró de la con-
sideración de sil Congreso el tratado de comercio y navegación
con Bolivia; ctjrró sus ríos al libre tránsito del comercio boli-
viano; cobró fuertes impuestos á los productos de Bolivia en
las aduanas de Matto Grosso y Mañaos; suscitó en el Acre
nueva insurrección, facilitando á los rebeldes toda clase de
elementos, y, por último, movilizó sus fuerzas con gran apa-
rato y estrépito.
La nueva insurrección del Acre estalló el 6 de Agosto de 1902
en el Chapury, y las guarniciones bolivianas de Vuelta de Em-
presa y de Puerto Acre tuvieron que capitular en Octubre de
dicho año la primera, y en Enero de 1903 la segunda, después
de obstinada resistencia.
Otra vez quedaba interrumpida la obra de colonización de
Bolivia, cuyo Gobierno había organizado una administración
completa en toda clase de servicios y hacía imprimir un perió-
dico, El Acre, cuyo primer numeró declaraba que su propósito
era dar á conocer esa región en el interior y el exterior, fami-
liai-izar á sus habitantes (casi todos de origen extranjero) con
los hábitos nacionales, demostrarles la bondad de las leyes é
instituciones de Bolivia, y en suma, holivianizar el Acre.
El General Pando, Presidente de Bolivia, decidió ponerse
al frente de las fuerzas necesarias para someter á los acrerises.
Rl Brasil llevó muy á mal esta determinación, y por telégrafo
^Dzó á todas sus legaciones ana circular declarando que había
echo saber á Bolivia que el contrato de arrendamiento era
honstruoso; que enajenaba la soberanía á beneficio de una so-
ledad extranjera; que era una concesión africana, indigna de
tmérica; que, en todo caso, la concesión era nula, por haberse
lispuesto de un territorio litigioso^ y que vista la resolución
le Pando, el Brasil concentraba tropas en los Estados de Ama-
zonas y Matto Grossü.
En el Mensaje leído al Congreso, Pando liabía declarado qui
i Gobierno boliviano insistía en que su proceder era correcto-
' declaraba que el principal objetivo había sido asegurar li»
[►i-ganización de una Sociedad anónima capaz de tomar á st
Eirgo el desarrollo de aquellas regiones desiertas j mortíferas,
r establecer en ellas una administración regular y justa para
E>s colonos, sin participaciones de ningún Gobierno extranjero,
amo falsamente se decía, ni con el objeto preconcebido de
indar en el corazón del Amazonas, en el centro de la Amé-
rica m.erídional, una Compañía norteamericana, es decir, ex
tranjera.
Esto mismo se decía en otra circular de la Cancillería boli-
Hana, en L** de Febrero de 1903. El contrato del Acre no es
arrendamiento, Bolivia conserva su soberanía, y sólo transfiere
¿ la empresa la recaxidación de los impuestos. La Compañía
tendrá carácter industrial, estará sujeta á las leyes déla íiepú-
blioa y no puede compararse con las concesiones africanas^ cuyo
[»bjeto es organizar colonias. Adeudas, el territorio concadido no
era litigioso, puesto que los derechos de Bolivia se fundaban en
bl tratado de 1867, los protocolos sucesivos y las demarcaciones
kechas por comisiones mixtas. Bolivia no buscaba conñicto;
tstaba dispuesta á arreglar diferencias sobre bases equitativas
|*or acuerdo directo ó arbitraje.
El Canciller brasileño, Barón de Río Branco, confirmó y am-
Idíó los conceptos de su despacho telegráEco en otro que diiigió
Lii au Ministro plenipotenciario en La Paz. En él consignaba que
U
2i0 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
si no era posible llegar directamente á un acuerdo con Bolivia,
quedaría el recurso del juicio arbitral.
Entre tanto, cundía la agitación en el Acre. Por una parte
la actitud del Brasil, por otra los antiguos aventureros, todo
contribuía á avivar el movimiento revolucionario, y el concurso
que se disponían á prestarle gentes extrañas parecía indicar
que se trataba de otro esfuerzo para constituir una nueva Re-
publica.
De la Argentina principalmente habían salido muchos aven-
tureros para tomar parte en la contienda. Son hombres— decía
un diario bonaerense— decididos á todo: predominan lascaras
que exteriorizan el hambre y la desesperación. Otros van por
deporte, ávidos de emociones. «Gente cruda que expone el cuero
con mucho gusto». Los había también instruidos, hombres de
estudio y de carrera que han luchado por la vida con desgracia
hasta ahora; acaso alguno soñase con una cartera ministerial
en el Estado del Acre.
Con todo esto, se retrasaba el aprovechamiento de las gran-
des riquezas naturales que atesora esa disputada comarca.
Desde los puntos de vista agrícola, industrial y mercantil, la
acción de la Compañía, soberana ó no, hubiera sido, segura-
mente, la más beneficiosa.
Los que se oponían á la concesión de soberanía ó de privile-
gios que en cierto modo equivalgan á ella, aducían como ejem-
plo ó antecedente para justificar sus temores el caso de la
famosa Charteved del África Austral, suponiendo que algo aná-
logo á lo que allí ha sucedido podría acontecer en América.
Pero hay gran disparidad de condiciones geográficas, que
son las capitales para determinar el rumbo y porvenir de pue-
blos y razas. En África, Inglaterra y la Chartered rodeaban,
envolvían, á los Estados del Orange y Transvaal. En América,
la Bolivia, el Perú y el Brasil envolverían por todas partes el
territorio del Sindicato angloamericano. Allí, las condiciones
estratégicas y comerciales, derivadas de las geográficas, favo-
peían á ingleses y á negociantes de la Compañía inglesa: aquí,
América, podrá un Sindicato tener todos los privilegio!? que
||iiera y pida, y escritos quedaran en la concesión; pero de
Boho estará siempre & merced de los vednos, por cuyo terri-
irio tendrán que salir al mar. Kl éxito de la Corapama y Job
Bnefioios de sus accionistas dependerían de la buena voluntad
los Gobiernos entre cuyos dominios se halla enclavado el de
:iaélla.
¿Que estas mismas rircunstancias constituían el peligro,
orq^ne pudieran en un día servir de pretexto á ingleses ó
i^nqnis para tomar territorio á las Bepúblicas americanas?
¡Arriesgada seria la empresa!
Pero ya no hay Compañía ni arrendamiento del Acre^ y no
existe, pues, ese peligro que tanto algunos temían ó aparenta-
ban temer. 131 Sindicato no pudo ó no quiso organizar la Com-
bañia en el año de plazo que se le había concedido^ y el 28 de
febrero de 1903» ocho días antes que el término venciera, trans-
rió sus derechos al Brasil por la suma de 114.000 libras.
Pué ésta, según la prensa brasileña, una habilísima opera-
felón financiera- Mediante ella^ podía el Brasil hacer valer los
derechos que se le transferían para ocupar todo el territorio
i©! Acre hasta los ríos Abana y Ortón superior.
El convenio entre el Sindicato y el Gobierno del Brasil no
ardo en iiacerse efectivo; la casa Koth$child,*de Londres, pagó,
lor cuenta de aquel Grobíerno, los 570.000 pesos oro. La opera-
líÓtl resultó también muy hábil y provechosa para el Sindicato»
¡tu buen business. La víctima fué Boliviaj quedaron fallidas
IaíS esperanzas que fundaban en la Compañía para la gran ex-
plotación del Acre, y se encontró con que el Brasil tenia un
pretexto más para intervenir en aquel país.
En rigor de derecho^ ©1 acto realizado por el Sindicato debía
bonaiderarse nulo, puesto que el arttoulo 15 del contrato que con
nél celebró Bolivia prohibía en absoluto toda transferencia
ie las concesiones á un Estado ó Gobierno extranjero. Precisa
212 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
mente se había tratado de evitar, mediante dicho artículo, una
subrogación de ese género en favor del Brasil ó de los Estados
Unidos. Pero Bolivia no estaba dispuesta para romper abierta
mente con los brasileños, y tuvo que acer»tar como modus vi-
vendió y en tanto que no se determinase el estado político del
Acre, la intervención de aquéllos.
Las bases de este modus vivendi^ subscritas el 21 de Marzo
de 1903, fueron las siguientes:
«1.* El Gobierno del Brasil ocupará militarmente y admi-
nistrará la parte del territorio que él considera litigioso, ubi
cado al Oriente del río Yacú y limitado al Norte por la línea
geodésica que va del hito del río Madera á la naciente del Ya-
vary; y al Sud por el paralelo 10® 20' desde el referido hito hasta
su intersección con el río Yacú.
2.* El Comandante de las fuerzas brasileras estacionadas
en. ese territorio será el encargado de hacer la policía del te-
rritorio entre los ríos Yacú y Purús al Norte de la paralela
10O20'.
3.* El Gobierno del Brasil reconoce que el territorio del
Acre al Sud de la paralela 10^ 20' es boliviano, en virtud del
artículo 2.° del tratado de 27 de Marzo de 1867. Entre tanto,
habiendo sido iniciadas negociaciones entre ol Brasil y Bolivia
para un nuevo tratado que ponga término á todas las dificulta-
des presentes, y deseando, mientras duren las negociaciones
pendientes, evitar conflictos entre acrenses en armas y las tro-
pas bolivianas, el Gobierno del Brasil propone y el de Bolivia
acepta:
a. Que pase un destacamento de tropas brasileras al Sud
del paralelo 10° 20', con el objeto arriba mencionado, y también
con el de mantener el orden en el territorio atravesado por el
río Acre y sus afluentes, pudiendo establecer avanzadas en el
río Iquir}'- ó lutá, y en el río llapirrán.
h. Que las tropas bolivianas se detení^au en el río Ortón y
sus afluentes, no pasando sus avanzadas del río Abuni.
4.* Los jefes délas fuerzas brasileras y bolivianas recibí
rán instrucciones en el sentido de mantener el orden é impedir
C6fiílictos é incursiones.
5.* En el territorio al Norte de la paralela 10" 20', estable-
cerá el Gobierno del Brasil los puestos aduaneros ó fiscales que
fueren necesarios^ y de loa derechos de exportación recaudados
por dtcbos puestos sobre la goma del Alto Acre, 6 sea del te-
rritorio al Sud de la pai*alela 10^ 20', entregará el 50 por 100 al
Gobierno de Bolivia, sufragando el del Brasil todos los glastos
para la recaudación.
6> El Gobierno de Bolivia comunicará, inmediatamente
todas las estipulaciones de este acuerdo al General Pando, Jefe
de sus fuerzas expedicionarias, para que las cumpla y modifi-
que cualesquiera medidas en contrario que hubiera tomado
antes de recibir dicha comunicación*
7.* Si en el término máximo de cuatro meses, contados
desde la fecha en que se firmare este protocolo^ las dos altas
partea contratantes no hubieren podido llegar á un acuerdo
directo y definitivo» se obligan desde luego á someter las cues-
tiones pendientes á la decisión arbitraL
8.* Vencido el plazo anterior de cuatro meses sin que hay»
Irabido acuerdo directo, las tropas brasileras destacadas en el
Aere meridional regresarán al Norte del paralelo 10** '20'»,
Pero venció el plazo, hubo prórroga, las tropas brasileñas no
abandonaron sus posiciones, y por ñn pareció que se llegaba á
dar solaclón al conflicto medíante un convenio según cuyas
princij)ales bases los territorios del Acre y del Puras, hasta el
paralelo de 11" S\n\ i|aedaran bajo la soberanía del Brasil. Kste
iudemnizaria 4 Bolivía con 2,000.000 de libras esterlinas, que
íian de aplicarse á la construcción de un ferrocarril entre los
i'iós Madeira y Mamoré; le otorgaba determinadas ventajas 6
facilidades para el comercio por los anuentes del Amrizonas^ y
le cedía H.OOO kilómetros de superficie territorial en la zona
fronteriza del Estado de Alatto Grosso y á orilla del Madeira, á
214 L08 PUfiBLO» HISPANOAMERICANOS
fin de que Bolivia pneda establecer buenas comunicaciones flu-
viales hacia el Paraguay.
A mediados de Diciembre de 1903 estaba sometido el conve-
nio á la deliberación del Congreso boliviano, y se temía que
fuera rechazado.
in
La frontera entre Bolivia y Perú.— Pretensiones de uno y otro Estado.— El
arbitraje.— Alegatos histór ico-geográficos.— La frontera paraguayoboli-
viana.- Exploración hidrográfica del Capitán Bol land. -Proyecto de unión
de Bolivia y la República Argentina como principio de los Estados Unidos
de la América del Sur.— La situación del país, según el mensaje presiden-
cial de 19(B.— Candidatos á la Presidencia.
Coincidiendo con las negociaciones y conflictos sobre lími-
tes entre Bolivia y Brasil, han entrado en período de actividad
los estudios y gestiones para determinar la frontera definitiva
entre Bolivia y el Perú. Según la Carta geográfica del Noroeste
de Bolivia j que se publicó en La Paz en 1902, esa frontera
debe coincidir con la gran divisoria de aguas entre la cuenca
del IJcayalí por una parte, y las del Yuruá, Purús y Madre de
Dios por otra. El límite que el Perú pretende va mucho más al
Este, hasta los ríos Beni y Madera. Si prevaleciese esta de-
marcación, Bolivia no sólo perdería el territorio de Colonias
íntegramente, sino casi toda la provincia de Caupolicán, en el
departamento de La Paz. Pelechuco y Apolobamba serían las
últimas poblaciones bolivianas al NO., y los centros industria-
les del Madre de Dios, del Ortón y del Acre, con las importantes
explotaciones de gomeros, pasarían á aumentar el territorio
peruano en más de 500.000 kilómetros cuadrados de extensión.
Se disputa, pues, un país cuya superficie equivale á la de Es-
paña, y de gran porvenir por la abundancia y riqueza de sus
productos naturales.
El Gobierno peruano hizo ya concesiones de tierras en la
BOLIVI %
parte Sur de la zona en lifcií;ÍOT y nianiíestu oliciainiente que se
proponía establecer allí estaciones militares y unirlas por me-
dio de vías de comunicación y líneas telefónicas con los ferro-
carriles de Puno y Santa Rosa. Bolivia protesto contra tales
actos^ y estaba dispuesta á defender su soberanía en esas regio-
nes, en que el esfuerzo nacional ha explorado el territorio y
establecido la industria y el comercio.
En esta caestión de limites tenía que intervenir necesaria-
mente el Brasil, puesto que el Perú completa su frontera lle-
vándola al Ñor te ^ y adjudicándose todo el Acre y g^ran parte del
Pilnís, hasta el límite que se ñjá entre ios dominios de España
y Portugal en América por el tratado de San Ildefonso de 1,** de
Octubre de 1777, 6 sean los 7" de latitud Sur.
Ahora, si se ratificase el nuevo convenio entre Bolivia y Bra-
sil, esta República avanzaría maclio más aun al Sur, en la zona
misma que reclama el Perú. Por esto, ya al firmarse el proto-
colo de 21 de Marzo entre aquellos Estados» la legación peruana
en Bolivia protestó contra ese acto diplomático^ alegando que
comprometía los derechos territoriales de la Nación que repre-
senta.
Para decidir la cuestión respecto á la vasta frontera de más
de IGO leguas que se extiende desde los nevados de Palomani
hasta las fuentes del río Yavary, se celebró en 'óO de Diciem-
bre de 1902 un tratado especial de arbitraje juris, que ya rati-
licaron los Gobiernos boliviano y per^iano. Aquél mandó prac-
ticar una prolija investigación de los títulos que lo favorecen,
y los resaltados de esa investigación se han consignado en
documento oficial (1).
El conflicto, pues, ha salido del peligroso terreno de las re-
clamaciones diplomáticas y de los debates de Cancillería, que,
por lo general, suelen enconar más los ánimos y no evitan actos
( i ) Afemoriü d^ RHactams ext^rioru y Culto presentada ai Cott^f^so ordinaria
fn IfcKJÜ
de faerza^ y entra eu la tranquila discusión de los derechos
que se controvierten, aportándose datos por ona y otra parte
que sirvan al arbitro para dictar fallo en condiciones tales que
satisfaga á las partes contendientes.
En el Perú y en Bolivia las Sociedades Geográficas de Lima
y de La Pau toman plausible iniciativa en estos trabajos y pu-
blican ratonados alegatos histó rico-geográficos que han d© faci-
litar sobremanera las tareas del arbitro. A la defensa de los
derechos de Bolivia ha dedicado I>. Bautista Saavedra su libro
El Litigio perú-bol imano, circulado por la Sociedad Geográ-
fjíía de La Paz á todas las Sociedades Geograticas del mundo.
Eíitiraa Saavedra que el tratado de arbitraje sobre deslinde de
U*3 vastísimos territorios de Apolobamba es de interés ameri-
cuno, no precisamente por la importancia de las regiones dis*
putadaSf cuanto por la consolidación que el Derecho público
continental recibe de un hecho que es la traduccidn práctica
del principio predicado con gran intensidad de sentimiento por
los pueblos modernos: el de orillar pacifica y decorosamente
las diferencias entre los Estados,
Bolivia-Brasü se titula otro volumen que la misma Socie-
dad ha publicado^ en forma do exposición que dirige también
a las demás Corporaciones análogas^ y en el que se expone,
documentada, la historia territorial boliviano-brasileña desde
üus orígenes hasta los momentos actuales. El modtts vioendi
pactado aseguró al Brasil la posesióu temporal del Acre, El ar-
bitraje debía dar la solución definitiva, Los geógrafos de La
Pa£ temían que los brasileños lo eludieran para consolidarla
usurpación. Pronto los hechos han demostrado que no eran
infundados esos temores.
El Paraguay y Bolivia tienen en litigio la soberanía del
Chaco Boreal. En folleto que dio á Iuís la Sociedad Geográfica
de La Paz en 1901, su Presidente el Sr. Ballivián recordaba que
Bolivia no hizo valer á tiempo su derecho á ese territorio,
cuando el Paraguay y la Repúblioa Argentina se dis|mtaban el
dominio de la Villa Oooidental, y sometida la solución de la
contienda al fallo del Preaideote de los Estados Unidos del
Norte de América^ se adjudicó a la la-imeva de las citadas Re-
páblicas la dicha Vi lia » desde entonces conocida con el nombre
del jaez arbitro Mr. Hayes, La conaaj^ración de este hecho
hizo arraigar aún más en el ánimo de Iob gobernantes del Pa-
raguay el deseo de extender su dominio á ese Chaco» que desig-
nan con el nombre de ^Paraguay occidental».
Para resolver el conflicto, Solivia envió al Paraguay nueva
legación, encomendada al Dr, D. Antonio Quijarro, Confiábase
en que estas diferencias han de arreglarle amistosamente,
porque hasta ahora, como decía el paraguayo Sr. Benítez. las
reclamaciones de Bolivla «no están apoyadas en ejércitos ni en
escuadras que puedan hacer oir los estampidos de los cañonea
acallando la voz de la razón. ...; la voz de los cañones puede
establecer conveniencias, pero jamás derechos; y sabido es que
las conveniencias que la voz del cañón establece^ la misma vo^
del cañón las puede destruir».
La República boliviana, sin costa ninguna en el Océano
desde que Chile le arrebató su provincia del litoral^ pone em-
peño extraordinario en ahrírse salida hacia el mar. Es para ella
cuestión de vida ó muerte.
Pocos territorios hay — acaso ninguno — tan rico en metale»
preciosos ó industríales. Solamente el famoso cerno del Potosi
ha entregado á la circulación i desde 1545 hasta nuestros días,
unos 4,000 millones de pesos de plata. En la región andina
fronteriza con el Perú, se han descubierto, mejor dicho, se han
vuelto á encontrar arenas tan ricas en oro, que podivian hacer
seria competencia á las minas d«l Transvaal, Alaska y Austra-
lia* Esa zona de los Andes es» la mua rica del mundo en metales
preciosos; allí están los grande:* yacimientos que explotaron
los Ijicas y los españoles, después abaudonados y perdidos, v
218 LOS PUBBL08 HISPANOAMBUIGANOS
qae ahora empiezan á reconocerse. La flora bolivia:
por todas partes frutos, resinas, cortezas y maderas
inealoolable. La naturaleza presenta allí todas las v
del paisaje y del olimia, desdé las altas cimas de loi
andinos hasti» los hondos y cálidos valles ó yangas d€
Oocíiábamba/y las inmensas llanuras orientales, cu
selva yirgen, por donde corren ó se extienden las a^t:
, dalosos.ríbs y lagunas.
'Encerrada en el centro del continente meridio]
cano, Solivia parece que está más apartada de Euro
dem&s Bepúblicas suramericanas. En el flujo y re:£
corrientes entre el antiguo y el nuevo mundo, rep
por la inmigración y el trafípo mercantil, se halla a\5i
bajo der lugar 'á qne tiene derecho por sus condicl
rales. La negociación con Chile para obtener puerto
en el Pacífico, no ha llegado á resultados deñnitivos
ag^ñ onmplidamente á Bolivia, y el Gobierno de c
bHca busca por otro camino ios medios de establecer
directas con los mercados europeos.
£n efecto; por orden de ese Gobierno, y bajo la dir
Capitán de marina Enrique BoUand, se ha hecho ixub
ción hidrográfica que ha demostrado la posibilidad
salida fluvial desde el Oriente de Bolivia al Atlántico
Paraguay y el río de la Plata. En los confines del
ménto boliviano de Santa Cruz con el Brasil, donde 1í
se aproxima á la orilla derecha del río Paraguay, ex
rias expansiones de éste ó lagunas en comunicació
corriente principal. Una de esas lagunas es la llamac
que en su orilla occidental ó boliviana, así como en el
que la une con el Paraguay, tiene fondos de muy
2 metros, habiendo en el centro profundidades de 4
que pasan de 7 en la época de crecidas. Desde el Ga
Corumbá, puerto fluvial brasileño, pueden navegar, s
lland, vapores de 1*50 metros de calado y 65 de eslora
tíÜLlVlA
^^hUn"^^^ ^'Saa el río por teriitorio del Brasil; al Suii
í'íiía a-^^^*^ ^^Piezaá formar la frontera, entra despuéí
^®^o (ít f/*^** ^ ^® ^*^^ ^1 Paraná, La vía fluvial continiiit
^-^^mny^^^^^ ^^^^^^^^^^ hasta el río de la Plata, Bofl
^^iha. ^jt^' ^^ ^^cir, poco más de B.OQO kilómetros, ^esS
^'^^^^"ia ^.. ^^^ Aires. En aquel la^o resolvió el Gobiei
ht
^^dud K P^^i'to, que se ha llamado Puerto Quijar
^ de - ^^^ las ventajas que este puerto j esa
^3 y]i fi 14%. * --
^**^'>i3¡etr* ^ Solivia; pero tamhién podrán ser ori
*^*^ de e«í-„ ^ Hepiíblica del Paraguay, por la cual
si
*^Uei-*^ ^^'^^'^i'e. Existe ja de antiguo, como heujos
^tre paraguayos y holiviaíios respecto de au t?
fi'^H^*! **^ ^1 nuevo estado de cosas ocasione mayor intr
^^j«tt7^ ^Uoa y otros. Por el pronto, se dijo que Pue
^*^^;V ^^ puerto militar, y la prensa de la capital del ]
los ^. *^'*^*lejaba desconfia
&».
32^
»*i,
:vnzas y llamaba la atención acerca
^^ñtos que se hacían en Bolivia.
^1
t^í^V
^Uo de 1903 corrieron rumores de negociaciones en
^ preparar una acción combinada de la ArgeB
M
«•«s
''^^c.
toj-
^^ú y alguna otra Kepública contra Bolivia, y el I
' '^'ón se achacaba— á rai modo de ver erróneameij
^9^as por resolver las cuestiones delimites pendil
^^ble me parece que se trate de un intento de anexj
^^ dación de Bolivia á la Hepública Argentina comd
^Ptof'acftmcs pf'odi cadas m el alto Pat'úgvay y m la ktt/una Qniba^ po
*1e niarinn í»juri(jue Bollando de orden y por GueijU del Gobiorut
h^unúadon de itn puerto, -B\)^nos Aires, 1901.— Un voUune
^^ c^^ *-?^infta, con mana del río Alto Pítrag'uay, deade Corumbáhaa
con ^_ ^-^-
tíel^
ft<^ ^^boi, eu 6hoJa3; m&i)» de la iaguiui naiM^ Balila QaiJarro(E
\ .^^ ^^o, pueblo y muelle y vía férreu ( proyectad dh, escnla 1: 5.()G
"^ ^ *^l^ ^^^^ Gaiba con t*uerto t¿uijarro, escala 1: 2¿'.00O^ y mapa demostfA
*^>
Uo fluvial defule ílaenos Aires haRl» Puerto Quijar ro la^M'^iua
íjor los ríos PiínuiA y l\^niyuny,
220 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
cipio de los grandes Estados Unidos de la América del Snr. Se
dice que la anexión está convenida, pero que se demora hasta
que hayan transcarricLo diez años, plazo que se considera nece-
cesario para que Bolivia desarrolle sus fuei^as económicas.
Entre tanto, se hará la unión boliviano-argentina industrial y
comercial. A ella podrá contribuir mucho el ferrocarril central
argentino, que ha de poner en comunicación directa á Buenos
Aires con Tupiza, Potosí y La Paz. Ese ferrocarril, Según frase
del General Pando, será «la espina dorsal del organismo eco-
nómico de ambos pueblos».
Los partidarios de la unión insisten en que Bolivia, sin sa-
lida al mar, nunca podrá desarrollar convenientemente todos
sus recursos, y creen que es preferible que sea Estado autó-
nomo de una gran federación suramericana, y no Estado sobe-
rano, pero tributario ó dependiente, desde el punto de vista
económico, de las Repúblicas vecinas por cuyo territorio van
hacia el Atlántico las grandes vías fluviales.
Ante el Congreso de Senadores y Diputados reunido en La
Paz el día 30 de Agosto de 1903 para inaugurar las sesiones or-
dinarias, dio cuenta el Presidente de Bolivia, D. José Manuel
Pando, de los actos de su adminiístración en los últimos diez
meses.
Con la única excepción de los Estados Unidos del Brasil,
Bolivia mantenía sus relaciones con los demás países en per-
fecta cordialidad.
A nuestra patria dedicó el Presidente en su Mensaje muy
lisonjeras frases. «Su Majestad el Rey de España — dijo — , que
ha iniciado el período de su reinado enviando á los Estados de
que en un tiempo fué España la metrópoli los sentimientos
afectuosos de la madre patria, tan gratos á nuestra memoria,
también se ha servido acreditar un Ministro de primera clase
en esta República, el que ha sido recibido por mi Gobierno con
verdadera satisfacción, anhelando vivamente cultivar las reía-
221
clones políticas y comerciales más sinceras y estrechas con
España, cnna de nuestra nacionalidad}*.
En cuanto á los servicios públicos, se señalan especiahnentft
el notable desarrollo alcanzado |)or el de Correos» que en variar
zonas del paín se bace por los ríos, para lo cuhI se ban adqui-
rido lancbas á vapori los ensayos, nuiy satisfactorios, de co-
municación telegráfica internacional directa entfe las oficinas
de !as Repv'iblica« de Bol í vi a, Argentina, Brasil, Chile y Para-
guay, y la oontirnuición de los trabajos del ferrocarril de
Guaqni á La Paz, entregado ya en parte al tráfico.
El comercio de importación y exportación de ha resentido
de las condicivínes adversas qite pesan sobre el país, ti conse-
cuencia de malas cosechas y la decadencia de la minería de
plata. Se espera que ©í incremento que toma la explotación del
estaño, unido á mejores años aj^rícolas, bajean cambiar favora-
blemente la situación. En efecto, la exiiorta''i'"r' ^^ estaño es
cada VW5 mayor.
La Oficina nacional de inmigración, estadística y propa-
í;aoda geográfica ha terminado la formación del censo general
de la Repúblicaj obteniendo como cifra total la de 1.8h>/271
habitantes.
El ramo de colonización requiere ahora del Gobierno cuida-
dos muy preferentes. Es indispensable y de urgencia adoptar
un sistema que no sólo responda á las necasidadcs que se pre-
sentan» sino que fomente el progresa de los territorios que, por
su riqueza y extensión, constituyen el porvenir de Bolivia.
Sería criminal dejar pasar un día sin prestar á ellos la atención
que demandan de los Poderes públicos, pues es axiomático el
principio de que los territorios extensos poco poblados y que la
acción dol Estado no alcanza á proteger, se vuelven un día con-
tra la nacionalidad. Así ha sucedido en el litoral y en el Acre,
El régimen político que impera en el Beni» establecido por
el Presidente José BalHvián como ensayo cuandi> contaba con
numerosa población, preparada para la vida culta por los Pa-
222 LOS PUBBLOS HISPANOAMERIOANOB
dres Jesuítas, ha cambiado de aspecto. La población ha disnai-
nuído por su alejamiento á las gomeras del Noroeste, y los
j[»ueblos languidecen por falta de actividad comercial é indus-
trial.
En el actual territorio de Colonias son nominales las ga-
rantías que la Constitución otorga á'los ciudadanos. Las rela-
ciones entre el capital y el trabajo, ó sea entre los patronos y
sus peones ó contratistas, no se hallan establecidas sobre los
principios de la libertad del trabajo y los preceptos de la justi- •
cia. Tal estado de cosas puede producir un día una huelga san
grienta,- que es necesario prevenir. La transformación no puede
hacerse de un golpe; pero el General Pando recomienda que se
prepare con tiempo y que se lleve á cabo con suma prudencia,
para armonizar los actuales intereses industriales con un régi-
men más conforme con la civilización.
Pando ha sido y es muy censurado por sus adversarios po-
líticos, que califican de aciago para el país el período de su
mando. No han faltado tentativas para derribarle del poder,
entre ellas el conato de revolución que hubo en Oruro en 1903.
Han empezado ya los trabajos para la elección de nuevo
Presidente, y se citan como candidatos al Coronel Montes y á
D. Lucio Pérez Velasco.
•■■■■.■. «■<■■--
;. .3
PARAGUAY
Itobierno interino de D, Héctor Carvallo. — RcUcionefi comerciales con loa
Estados Unidos. — El Presidente D* Tuaa A. Ezcurra.- Su programa de
gobierno.
Desde Noviembre de 1898 era Presidente de la República
del Pax*aguay D. Emilio A^cebal, La revolación impidió qnf^
aloaazase el fin del período para que bahía sido elegido, y tuvo
que encargarse de la Presideücia el Vicepresidente D, Héctoi-
Carvallo.
De los principales actos de la Administración páblica du-
rante el año 1901-1902, dio noticia el Sr. Carvallo en el Mensaje
que presentó á la Cámara. Uno de aquéllos fué el estableci-
miento de Legación en Washington*
Era el Paraguay el iVnico Estado americano que tío tenía
representación diplomática en los Estados Unidos del Norte.
Ahora, como los capitales de este país empiezan á buscar
empleo en el Paraguay y conviene estimular en cuanto sea
]>osible el desenvolvimiento de relaciones comerciales entre
ambas Repúblicas, el Gobierno paraguayo creyó oportuno
acreditar un representante en Washington, y se prometía muy
felicos resaltados de la gestión encomendada al nuevo Ministro
e\ ciudadano Dr. Alejandro Audibert,
Por su parte, los Estados Unidos norteamericanos han de
hacer también cuanto puedan para fomentar esas relaciones.
De día en día van necesitando más mercados para su produc-
ción, porque los de Europa, que pretenden conquistar, no 6on
tan accesibles como suponían* Las viltimas estadísticas han de-
224 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
bido causar gran desencanto á los yanquis: en el año económico
que terminó en 80 de Junio de 1902, los Estados Unidos habían
exportado & Europa mercancías por valor de 100 millones de
dolíais menos que en el ano anterior. En cambio, sus importa-
ciones aumentaron en unos 60 millones de dóllars.
Y como los grandes centros industriales y productores do
Europa, sobre todo de Alemania, ponen resuelto empeño en
aumentar su tráfico con la América española, los Estados Uni-
dos no pueden descuidarse, so pena de exponerse en los suce-
sivos años k sorpresas aún más desagradables que la de ahora.
Poco duró la interinidad de Carvallo. En el año de 1902 fué
elegido Presidente el Coronel D. Juan A. Ezcurra, factor prin-
cipal que había sido en el movimiento revolucionario que oca-
sionó la caída de Acebal. En su programa de gobierno declaro
([ue se proponía hacer un llamamiento á la juventud intelectual
paraguaya para que le ayudase en la empresa que más importa
al país, que es desarrollar sus fuerzas económicas. Los latifun-
dios, que allí, como en otros países, han hecho y hacen gran
daño, corren peligro. Cree Ezcurra que <<.e\ pueblo más patriota
y más trabajador es aquel en donde la propiedad está más re-
partida». En las actuales condiciones de la propiedad en el Pa-
raguay, es punto menos que imposible resolver el problema de
la colonización nacional y extranjera.
Después, en el discurso que leyó ante el Congreso Nacional
al prestar el juramento qne la Constitución prescribe, consignó
como puntos principales de su programa evitar, en lo posible,
las oscilaciones del valor del papel moneda y la consiguiente
perturbación comercial qne aquéllas producen; levantar el cré-
dito de la República y pagar puntualmente á los acreedores del
Estado; arbitrar fondos y aumentar los del Banco agrícola; esti-
mular y favorecer el trabajo y todas las actividades; canalizar
el río Paraguay; extender las vías de comunicación; activar la
solución del conflicto de límites pendiente con Bolivia.
Si se mantiene la cordialidad que hoy existe entre las per-
PARAGUAY 225
sonalidades que han venido á constituir la actual situación, no
ha de ser difícil que se realicen tan buenos propósitos. Ya las
rentas públicas aumentan, van siendo mayores las exporta-
ciones, en el extranjero se constituyen sociedades para explo-
tar las riquezas agrícolas y ganaderas del país, se extienden
los cultivos y toman gran desarrollo las cosechas de mate, ta-
baco y algodón.
El 30 de Septiembre de 1903 se dictó nueva ley de coloniza-
ción, cuyo artículo 2.* autoriza al Poder Ejecutivo para fomen-
tar preferentemente la clase de inmigración que juzgue más
adecuada á las condiciones del país, ó la que crea más laboriosa,
y á contener por medio de medidas oportunas la corriente de
la que fuese viciosa, inútil ó perjudicial.
ih
URUGUAY
ditOACióii ecoaómiCB,— Los partidos blanco y eolorndo.—ElecoiÓii preaiddií*
ciaL— Movimiento revolucionario en Marzo «le 191J3 é intntídiata paciflca-
cíón.- Nueva desavenencia de loa partidos políticos »— Prosperidad eco-
nómica y fl na nciera.— El puerto de Montevideo,
En el Uruguay, una de las regiones de América más favo-
recida por la emigración j colonización latinaS| la sítaación
económica mejora de día en día* País agrícola y ganadero por
excelencia, fecundo como pocos y con abundantes aguas, sus
eo&eohas de cereales y los productos de su ganadería van
aumentando prodigiosamente. Capitalistas franceses explotan
las minas de oro del departamento de Rivera, y han tomado á
su cargo las obras del puerto de Houtevideo, magna empresa
cuyos gastos se han oaloulado en irnos 65 millones dw francos-,
Desde 1H99 era Presidente D» Juan lándojío Cuestas. Ter-
minaba el periodo de su mando en Febrero de 1908, y meses
antes comenaó la agitación electoral.
Blancos y colorados^ es decif^ los dos partidos políticos en
que se dividen los uruguayos, habíanse avenido en 1897 me-
diante pacto que garantizaba la paz publica.
No obstante, Cuestas ^ qne gobernó con el apoyo de los blan*
Ds 6 nacionalistas, tuvo siempre enfrente á los colorados,
khora en VJQñ^ el candidato de los nacionalistas, apoyado por
el elemento oficial, era B. Eduardo Mac Eachen. Como indepen-
diente se presentaba B. Juan Carlos Blanco, ¿ quien substituyó,
4 última hora, el Sr. BatUe Ordóñez, que^ con casi todos los vo-
tos de los colorados y algunos de los nacionalistas, obtuvo
mayoría y tomó posesión de la Presidencia el día 1.** de Marzo.
Como entre blancos y colorados — aunque los primeros suelen
apellidarse conseryadores y los segundos liberales — no hay di-
ferencia fundamental en cuestión de doctrina y procedimientos
de gobierno, la base del pacto convenido era la participación
en cargos públicos del partido que no ocupase el Poder»
En el reparto que de aquéllos se hiao, no obtuvieron loa
blancos todos los que apetecían, y, considerando roto el pacto
de 1897, apelaron á las armas, acaudillados por el Coronel ó
General D. Aparicio Sara vi a*
Interrumpida así la buena inteligencia entre los partidos»
pudo temerse que persistiera la guerra civil, con grave daño
para el país, cuya situación financiera y cuyo crédito habían
mejorado b«Lstante durante el gobierno de Cuestas. Pareció
que los departamentos apoyaban resueltamente á los blancos y
qne iban i unirse contra la capital^ donde predominan los co-
lorados. Cortáronse líneas férreas y telegráficas, y buen golpe
de rebeldes amenazaba caer sobre Montevideo,
En menos de veinticuatro horas los nacionalistas pusieron
sobre las armas 4,000 hombres^ y en los inmediatos días^
aumentó considerablemente la fuerza de las huestes qne acau-,
díllaba Aparicio Saravia. Muy grave, pues, era el conflicto;
pero gracias al patriotismo de unos y otros, se resolvió antes
de finalizar el mes de Manro, y la temida contienda no pasó de
ser un conato de guerra. Animaba á todoe entonces el espíritu
de transigencia, y á la transacción se llegó, deponiendo hm
blancos su actitud belicosa ¿ condición de conservar las po£^í*
clones y derechos que tenían adquiridos en los departamentos,
de Ceí'roIargOt Treinta! tres, Maldonado, Flores y Rivera.
El 2^ de Mar^ío se t^upo en Montevideo que la paz estabn
pactada; el 30 licenciaba Snravta sus tropas en Kíoo Péirascf
el 1.^ de Abril pasaba i la Asamblea Nacional el Mensaje del
F^er Ejecutivo proponiendo amáis tia para todos los eiementois
'QlirileB y militares que habían tomado parte %u el moviniient^^s
&UA\'
D. José P. Ramírez y D. Alfonso Lamas habían camplido,
representando á uno y otro bando, la noble misión de pacifi-
<íadores.
Grandiosa, magnifica fué la manifestación con que se cele-
brtV la ¡taz en la capital de la Rept'iblica; dignas de quedar gra-
badas en el corazón de todos los uruguayos las palabras que
pronunció, dirigiéndose al pueblo, el Sr. R&mirez. «Esta sola-
eídn que todos anhelábamos y que todos bendecimos — dijo — no
será sino ana tregna ó un aplazamiento ai en adelante no tene-
mos un concepto más alto déla patria^ un culto más severo por
los principios óonstitaelonales; si no asimilamos^ con la fe
cristiana de los tiempos paganos, á nuestra conciencia republi-
cana el convencimiento de que la jiatria no es el patrimonio de
niiigl^n partido, y de que si los de abajo no tienen el derecho
de conquistar el poder por las armas, los de arriba tampoco
tienen el derecho de conservarlo por la opresión y la violencia»»
Pero ni los de arriba ni los de abajo lograron sobreponerse
A la pasión de partido y á los requerimientos del amor propio.
Molestaba ¿ los elementos intransigentes del partido colorado
que personalidades muy signifícadas entre los blancos ejer-
cieran altas funciones administrativas en los departamentos.
Censuraban con ditrejia al Jefe político del departamento de
Rivera» porque no había impedido que fuerzas brasileñas pene*
trasen en territorio uruguayo en persecución del fugitivo Gen-
til Gómez, Los blancos defendían la conducta de aquél^ protes-
taban contra la creación de una Comandancia militar al Sur del
Río Negro y contra otros actos del Gobierno que suponían en-
caminados á mermar su inñuencia, no ocultaban ya bus rece-
los, y aunque el Presidente procuró mantener la conciliación, y
con tal propósito tuvo entrevistas con los Jefes del bando na-
cionalista y visitó los departamentos del litoral, no fué afortu-
nado er sos iniciativas y trabajos, y aún vinieron á enconarse
más los ánimos con motivo de alguno de sus discursos, en el
que hubo frases imprudentes ó mal interpretadas.
230 L08 PUEBLOS Hl»PANOAMBKlCANO»
Al terminar el año inspiraba, pues, poca confianza la ges-
tión política del Sr. Batlle Ordóñez, y parecía inminente otra
revolución.
La situación económica y financiera continúa siendo satis-
factoria. Buena cosecha de trigos, muchas ventas de ganado y
mncho dinero disponible para industrias. Los gastos de la
breve contienda habida en Marzo se cubrieron con los recur-
sos ordinarios, y no hubo necesidad de apelar al millón de pesos
del empréstito votado para atender á aquéllos. Con esa canti
dad T)odrá darse gran impulso á las obras públicas.
: Mal y despacio van las del puerto de Montevideo. Se cons-
truyen escolleras que se hunden, se reparan y vuelven ¿ hun-
dirse^ Cúlpase de ello al Ingeniero directoI^ Es asunto este que
puede ocasionar alguna contrariedad á la República, porque el
ex-Presidente Cuestas, al hacer el contrato, consintió eñ que
las diferencias que surgieran entre el Gobierno uruguayo y la
empresa concesionaria se decidieran, no por los Tribunales na-
cionales, sino por arbitros extranjeros.
L
REPÚBLICA ARGENTINA
I
8itua«ióa eoondmica riel país. -Hl comcFeio exterior,— La prodttccióii ii^rf-
cola.— La industria de carnee coageladas^^Afluencta de capitales y abun-
dancia de oro. —La huelga de la ^'éate de mar.— La c'omnnicación flavíal y
loa puertea.— La inmigración y la colonización: loa colonos boera.
La Kepublica Argentina^ que ha couBegaido llevar á sua ex-
tensas tierras más de un millón de colonos extranjeros, italianos
y españoles la naayor parte, ha desarrollado en poco tiempo
importante riqueza en cultivos y en ganado, y normaliza su
vida política. Si sus presupuestos en 1902 estaban aun desequi-
librados, debíase á los enormes gastos que hi:;o en previsión de
conflicto bélico con Chile. El Mensaje leído en dicho año ante
el Congreso por el Presidente Roca reflejaba gran optimismo.
La cuestión de fronteras con aquella liepública estaba en ca-
mino de ar refalarse amistosamente^ y se conñrmaban anteriores
noticias, según las cuales el Comisario inglés Sir Holdicb, que
había tomado datos sobre el propio terreno objeto de la disputa,
se proponía regresar á Inglaterra en Julio y activar los traba-
jos del Tribunal de arbitraje para que no terminase el año sin
haber dictado sentencia. Por otra parte^ personalidades de
gran px*estigio en Chile y la Argentina abogaban en favor de
un desarme general en ambas jiepúblicas. La situación eco-
nómica presentaba buen cariíj. las rentas públicas iban en
aumento^ la Deuda interior y exterior se reducía, y proseguían
en auge los trabajos de colonización y las transacciones co-
merciales.
I^OS PtrCIBLOí^ HISPA KOAMKRICAKOS
Kespecto al comercio , véanse las siguientes cifras, que ex-
presan en pesos oro el valor de las importaciones 7 exporta-
eioaes en I09 últimos diez años:
Importación . £ xporUctóo .
1894.,.
1895..
1897,-
1898,.
189ÍÍ.
idoo.
1901..
1902..
líXB (nneve me-
92 788.625
95.096.438
il2.163.59l
93/288,948
10T.428 900
116.850 671
113.485.0^39
113.959.749
103 039.256
101.68r7,986
120.067.790
11B.802.016
101.169. 299
133.829 458
184.917.531
154,t300 412
167.716,102
179.486.727
aes)... 100. 3*12.117 176.081.534
La diferencia en favor de la exportación oscila ent
4.038.425 en 1896 y 76.447.471 en 1902.
Los saldos van en aumento desde 1900, y puede asegurarse I
qtie en 1903 la diferencia ¿ favor de la exportación habrá sido
de unos 100 millones.
En la exportación de 1902 correspondieron 104 millones á
los productos de la ganadería j 68 millones á la producción
agrícola.
Durante el ([ainqnenio 1895-99 se exportó ochocientas veces
máM maíse que en 1870-74. La exportación de trigo ha tomado pro-
porciones considerables. Del quinquenio 1870-74 al de 1875-79
el aumento fué de 1 .191 por 100; en el quinquenio siguiente,
de 506 por 100; al otro, 223 por 100; después, 585 por 100, y en
et quinquenio 1895-99 se ha exportado diez mil veces más trigo
que en el primero de los mención ados» Este dato demuestra
evidentemente el progreso agrícola de la República Argen-
tina (1).
En un informo que en 1903 hÍ20 público Mr, Franck W. Bick-
noll, agente del Departamento de Agricultura de los Estados
>\\ Üatot piitilicado» por D. Cario» Llx Klett en 1» R^ffi^ia tftf Gtojfr^a e^ ,
itni»t y mitrmt^Uff tomo II, u\^moro Jtí.
RBPtrBLXGik ARGENTINA
2^
Unidos, reconocíase que Los recursos naturales agrícolas de la
Argentina son extraordinarios, y se confsignaba el temor de qne
en plazo no muy remoto padieran su agricultura y au ganadevia
arrebatar á los yanquis los mercados de Europa. Hay posibili-
dad de duplicar, sin gran esfuerzo, la ooseclia de cereales, y la
cría de ganados ofrece allí mayores facilidades que en cualquier
otro país del mundo^ pues nunca faltan los pastos. Además, las
buenas tierras son más baratas, el suelo más fértil y el clima
menos variable que el de los Estados Unidos.
Si la B.ei>ública Argentina aún no ba consegnido la supre-
macía agrícola, imponiéndose á los Estados Unidos, es porque
ios colonos europeos, principalmente los italianos^ no tíei^en
experiencia ninguna de los trabajos del campo, emplean malos
instrumentos, y muobos de los que llegan á hacer fortuna, que
60n los que mejor podrían contribuir al progreso de la agricul-
tura, regresan á su patria y los substituyen emigrantes recién
llegados*
Xia inmigración de australianos y neozelandeses ha de ser
favorable al desarrollo y perfeccionamiento de las faenas agrí-
colas, A los años de continuada sequía que se ha sufrido en In
Australia y Nueva Zelanda, se debe el éxodo de agricultores de
aquellas colonias que preferentemente se dirigen á la Repú-
blica Argentina.
El comercio y las industrias habrán de aumentar en propor-
ción con los adelantos de la agricultura*
Entre las nuevas industrias que toman gran desarrollo
tigoi'a la de carnes congeladas. Hasta ahora el negocio estaba
prácticamente en la Argentina en manos de tres Empresas.
The Miver Píate Fresh Meat Companxfy en Campana; Sansi-
nena y CJ*'^ en el Riachuelo, y Bahía Blanca y Las Palmait^
Cffmpany^ en Zarate.
Betas Empresas han alcanzado tan sólida posición, y soi^
operaciones han dado tan buenos resultados, que otras se pro-
ponen consagrarse al mismo ramo para rivalizar con ellas, si
LÜ8 PU£1BLÜ8 HlSl^ANOAMBRiÜANOS
bien es cierto qoe hasta el presente solamente ima de ellas ha
empezado á exportar»
Las nuevas Empresas son Tjq Blanvüj en el Riachiielo, que
lia comenzado ya á exportar; A7*geniina, nneva Compañía que
ha adquirido terrenos á mitad de camino entre Puente Alsina,
sobre el Riachaolo, y el puente del ferrocarril del Oeste sobre
ese rio; la Gold Storage Company^ en el Dock Central (La Plata),
que debe haber empescado á funcionar en 1904. Una casa ita-
liana ha adquirido propiedad y se propone igualmente confla-
grarse ¿ este ramo, y también se dice que se construirá otro
establecimiento en Río Santiago, en La Plata (1),
La importación de capitales europeos va aumentando, Gran
parte de los progresos conseguidos se debe al capital europeo.
Se estima en 1.500 millones de pesos oro el capital inglés in-
vertido en la Argentina. Las otras nacionalidades de Europa
tienen asimismo muchos millones colocados en los Bancos, en
títulos y en empresas industriales. La contribución de los Es-
tados Unidos es insignificante.
Hay en la Caja de Conversión una existencia metálica de
40 millones de pesos oro. Los capitales abundan y la Hacienda
prospera porqne aumentan los ingresos^ especialmente los de
Aduanas. En los nueve primeros meses de 1903 la Aduana déla
capital recaudó 7 millones más de pesos oro que en el corres-
pondiente período de 1902, Hasta ahora, sin embargo — aca.so
por falta de buenos planes económicos y de iniciativas acertadas
en los hombres que gobiernan — , la abundancia de oro inñuye
poco en favor de la situación del mercado y en el desarrollo de
los negocios y del comercio. Éste, por otra parte, sufre, al ter-
minar el año Í903j grandes quebrantos, ocasionados por una
persistente huelga de los trabajadores dedicados al servicio ma-
rítimo y al acarreo de mercancías, Marineros, fogoneros, esti-
badores^ prácticos, peones, carreteros, etc., todos se pusieron
ll ) Jttvüfú de la Cámara Mertantil de BarrMtn «F Sh4, año tOOS.
HKPÜBLIOA AUaENTINA
2-^5
d« acuerdo para suspender el tráfico, y era impoííible hacer ope-
ración ninguna. Kn los tal timos días del año había en el puerto
de Buenos Aires y en su rada exterior gran númei*o de vapores
que no podían cargar ni descargar.
Si se consolida una buena situación fínanciera, ha de ser
factible realizar en breve proyectos de gran importancia para
ei porvenir del comercio argentino.
Uno de ellos» problema cuya solución estudia el Gobierno
con empeño, es el establecimiento de fácil y cómoda comu-
nicación fluvial entre los puertos del interior, la capital fe-
deral y el Atlántica, Según el Ingeniero Foster» la resolución
del problema depende principalmente del mejoramiento y
corrección de los grandes ríos Paraná y Uruguay, y sobre todo
del Río de la Plata, cuyo estudio presenta doble interés, porque
al cientííico que tiene el de uno de los estuarios más extenaos
del mundo, está unido el económico del desarrollo comercial
y el engrandecimiento de las provincias argentinas. Mediante
la rectificación del curso de los ríos y otras obras y correcciones
propue^as, podrá llegar á ser fácil, segura y económica la na-
vegación de lo3 buques de Ultramar que van á Buenos Aires Ó
pasan á los puertos del Paraná; se facilitará la navegación flu-
\ñal, acortando lo más posible la ruta entre Buenos Aires y el
interior del país; se mejorará, por Viitimo, el acceso al puerto de
Buenos Aires.
Otro puerto que atrae la atención del Gobierno argentino
es el marítimo de San Blas, en el que no ha mucbo estuvo el
Presidente, y que tiene, por su situación y cirounstancias espe-
ciales, excelentes condiciones ]>ara hacer de él un puerto mili-
tar y mercante de primer orden (1).
(1) Cierra y defiende este puerto, con otras islas» In Uitmadii G&ma ó Gamo,
donde se dice que hny un tesoro, de 300,000 onzas de oro nada meooft, que
allí ocultó, becia 1591, el famo&o pirata inglés Tomás Cavendiah, Según Iíl
iradidóUt tres pileree de ladrillo señtliin el o«míiio que conduce al tcaoro.
23tí
Loa PUKlU.OJi HI.SPAN(»AMlfiKl»JANO¡^
Situpre la inmigración se ha considerado como fuente prin-
cipal de riquessa y prosperidad en esta y otras Repúblicas de
América. Y ahora, en la Argén tiaai se impone más qne nunca
la necesidad de aumentar la población, de atraer ^ran numoro
de inmigiantes, porque, como ya hemos indicado, hay enorme
dé«eqnílibrío entre las importaciones y exportaciones á favor de
las últimas, y esta circunstancia podra ser causa de qne se ra-
yan cerrando algunos mercados extranjeros. Si la importación
no aamenta, ó disminuye, según parece probable, seditículta-
rán los tratados comerciales, pues no habrá medio de otorgar
compensaciones; la nación que no pueda importar á la Argen-
tina, ningún interés tendrá en conceder ventajas arancelaríais
4 jiroductos de aquella República. Pero sí mediante numerosu
y continua inmigración la población aumenta, aumentará tam-
bién el consumo interior, qttednrá menos remanente para la
exportación y habrá que importar más, sobre todo de artículos
que los iw migrantes tenían costumbt'e de consumir en los países
de origen.
Con la inmigración, pues, á la vez que se robustecen las
fuerzae productoras, se consigue el equilibrio de la balanza ao-
meroialj la producción será mayor, gran parte do ella se consu-
mirá en el propio país, el resto se exportará, habrá que com-
prar más al extranjero, y así importación y exportación irán
^subiendo, pero sin la grnn desproporción qne hoy existe enti-e
una y otra.
Población, y sobre todo población agrícola, es lo que nece-
sita la República Argentina. Ahora hay cierto estacionamiento
en la inmigración; el G^obierno procura fomentarla ofreciendo
ventajosas condiciones á los colonos, especialmente á los qne
Selmn eatíootradodoBde elloa; pero téXíM ilar con el tercero, precisamente
4»1 de miR )mportBu«ÍH^ pues es probable que bajo eie tercer pilar ñe ettonen-
Ireo l«a codici6dss onzia, que han IJU«c«ido eo vino aveotoferoa pf009é<^iit«íi
del Norte de «.mérica^ de In^tfi tetra y aun de Aii9tralia«.
llevan algún capital, y viene poniendo gran interesen atraer i»
los boers fugitivos 6 emigrados del África austral.
Desde los dias en que lord Roberts, con sus millares de liom-
bres y centenares de cañones, pudo invadir el Orange y el
Transvaal^ muy pocos dudaron ya del total vencimiento de los
boers, y suponiendo que no habrían de soportar el yugo inglés
y que abandonarían el territorio en que babíim vivido indepen-
dientes^ varios Gobiernos de Américu, áviílo« de ganar inmi-
gración útil, pensaron en la conveniencia do atraérselos. Con
inmigrantes de tal valía, no desprovistos de recursos propios^
y maestros en las artes y trabajos de la labor de tierras y de la
cría de ganados, seguramente podría darse extraordinario im-
pulso á la colonización y población de Am»^nca.
En México y la Argentina principalmente se puso empeño
en ofrecer terrenos á los boers^ y aun se logró 14 ue algunos co-
misionados de aquéllos fueran á estudiar lus condiciones del
paifi y de las tierras que podían entregárselen.. ICu la Argentina
86 concedía á los nuevos colonos un lote de 6Ü leguas cuadradas,
y en Julio de 1902 había esperanza de llevar á lus territorios
del Sur numerosa población surafricana.
Habían llegado tres boers, y uno de ellos llamado Baumaun^
persona de buena posición, recorrió á caballo durante veinti-
cinco días gran extensión del país, y resol vi/i e.^tablecerse en el
(>araje que les había sido asignado y que se halla entre el puerto
Comodoro Hibadavia y el puerto Malaspina, crn 6 leguas de
frente al mar por 10 de fondo hacia el interior, ^aperábase la
llegada de buen número de familias, la mayor parte de las
cuales podían aportar un capital no menor de 10.000 pesos^
cada una.
No or^o aventurado afirmar qneesa iDmi>í«»u*ión, tan conve-
niente para la República Argentina, no se rnalizará, al me»0!<v
en las proporciones que se suponía.
Los boere no han sido vencidos, A raíz d^ itiio de los mayo-
!<• deaaslrej^ que han sufrido los ingleses, !a derrota y prisitm
LQ8 PlTfiBLOS HI9P XNOAMnRfCANOB
de Methueiii extremaron éstos sus gestiones para conseguir la
sumisión aparente de aquéllos, y con toda urgencia la pedían,
pties las interesaba sobremanera, obtenerla antea de los día^^
ser rilados para la coronación del Rey.
tS aerificaron los boers algo del amor propio nacional y de
raza para lograr ventajas positivas mediante compromisos de
que no hubo noticia exacta y completa.
El tratado público satisfizo á medias al orgullo británico;
las demás condiciones, mediante las cuales loa boers se deci-
dieron á deponer las armas, hubo qne deducirlas de los hechos,
y éstos nos dijeron, por ejemplo, que los supuestos vencidos
enviaban sus Generales á. Inglaterra en actitud tal, que no pa-
recía sino que iban ¿ recordar y a exigir al mismo Monarca
inglés el cumplimiento de loa pactos convenidos, y con éxito
tai| que la cantidad prometida por la Gran Bretaña para reedi-
ficar las granjas que destruyeron sus soldados ó para indem-
nizar á los boers arruinados por la campaña^ es decir^ esa
peregrina indemnización de guerra que el vencedor paga al
vencido» casi se duplicó.
PodráUj paeS| los boers restaurar en el propio país y con el
oro inglés sus fuerzas económicas. Desde el punto de vista po*
liticO) quedaron poco más ó menos como no ha machos años
©ataban, independientes de hecho bajo la sobei-anía nominal del
Rey de Inglaterra » y además podrán intervenir en los asuntos
de la Colonia del Cabo, si se les da participación en los Conse-
jos y gobierno de ésta, bajo el supuesto de que el Orange y el
Transvaal son parte de los dominios ingleses d^l África del Sur.
Los boers admitieron este supuesto para restablecer la paz.
En la realidad, su prestigio y su influencia en África han ga-
nado terreno; hay ahora experiencia más cabal y completa de lo
que valen y pueden, y han de ser mucho más respetados y te-
midos que antes de la guerra.
lín tales cireuntancias, no es veroaími) que emigren. ^Los
boers no piensan en emigrar en masa»»...»* «La pQi*sistencÍa de
REPÚBLICA ARGRNTIKA
S3í>
nuestro núcleo nacional está asegnrada» Así lo afirmaba ro-
tunda y publicamente en ei otoño de 1902 el Sr. Reitz^ el Secre-
tario de Estado del Transvaal.
A la Améi'ica española luibiérale convenido más tenacidad,
más orgullo de raza ó patriotiamo en los ingleses; acaso, abí,
realmente vencidos y humillados los boers, grandes masas du
emigrantes habrían atravesado el Atlántico para no convivir
con sus implacables adversarios» Pero éstos se cansaron de per-
der miles de hombres y millones de libras esterlinas, y la Amé-
rica española perdió ese gran refaerzo, que tanto necesita^ do
colonos ricos, honrados, vigorosos y emprendedores»
II
La Cuestión de límites con Chile.— Teincwes de guerra.- Ln conctlÍRClón y
tos pactos internacionales.— Manifestíieiones mutuas de simputia y ami»
tad.— La seutencÍH arbitral del Monarca inglés.— Bases del Convenio ar-
írcüiiñochiletio,— Las fieetaa de la paz.
Casi al mismo tiempo que se votaba en Méjico, en la Confe-
reficia internacional ameFÍoana» una moción en favor de la pass»
adquiría caracteres de extrema gravedad el litigio sobre límites
planteado, desde 1847, entre Chile y la República Argentina.
Hubo días del mes de Diciembre (1901) en qnese creyó ine vi tablo
á innünente la guerra entre dos de los Estados más poderosos
de la América del Sur, y al comenzar el año 1902, los ánimos
continuaban sobremanera excitados en arabas Repúblicas y no
había absoluta seguridad de haberse evitado el conñtoto.
Por fortuna, se impusieron los políticos sensatos, que á todo
trance querían mantener la paz. Para tratar del desarme par-
cial en ambas Repúblicas, celebraron varías conferencias en
Santiago el l^residente Riesco, el Hinistro de Asuiitos extran-
jeros Vergara, y los Ministros representantes de la gran Bre-
taña y de la República Argentina. Los resultados, de estas en-
trevistas fueron bien satisfactorios. Cgaveníai^ las, dos Repn-
240
LOS FUHBLOH Hl»PANOAM»K10ANOS
blicas en limitar sus fuerzas navales y en someterse á un tra-
tado de arbitraje que impidiese toda apelación á la guerra. En
coTi«Pcuencift, argentinos y chilenos hicieron alto en sus gasto»
paif. A(>restos bélicos^ y auularon acuerdos acteriores para ad-
quisición de material de gnerra y íie acorazados j cruceros.
Perseverando la tendencia pacífica, %\ Pr»ísidente de la Be-
páblíca chilena, en el Mensaje que dirigió al Congreso con mo-
tivo de la apertura de las sesiones, declaraba que el objetivo
único de la política exterior de su Gobierno era mantener la
paz sobre bases sólidas y duraderas. El conflicto con el Go-
bierno de Buenos Aires se había evitado; quedaba en pie el pro-
ble nía respecto al Perú y Bolivia, y se trataba de resolverlo
conforme k los tratados y con toda la diligencia posible, puesto
que los aplazamientos habrían de perjudicar al progreso eco*
nómíco de los países interesados.
Como una empresa patriutica se estimó en el Senado de
Chile la aprobación de los pactos convenidos con la Ke pública
Argentina; era preciso— se dijo en la Cámara — anular todas las
causas de discordia con ese pneblo bermano, del que Chile
había permanecido distanciado con "visible detrimento dé sn
misma prosperidad, puesto que las desconfianzas ó los recelos
impedían el desarrollo de relaciones comerciales entre ambas
Repúblicas*
Por unanimidad fueron aprobados los pactos^ y justo ea de-
cir qne á ello contribuyó en gran parte un elocuente discurso
del Ministro Vergara Donoso, que recordó el noble proceder de
los argentinos en los días de la guerra con el Perú y Bolivia.
Empeñados los chilenos en esta contienda, las circunstancia»
fueron entonces muy propicias á la República Argentina^ que
hubiera podido poner á Chile ea el duro trance de ceder á. todas
sus exigencias*
Cuando el Secretario del Senado dio cuenta de la aproba-
ción unánime, se oyeron vivas á la República Argentina y 41a
alianza de los dos pueblos hermanos»
UBVUBLIGA ARGBNIINA
241
En Buenos Aires hubo cierta oposición á los pactos, y la
prensa publicó artículos en pro y en contra. En estos últimos
se expresaba desconfianza hacia Ohile, Repáblica 4 la que al*
ganos argentinos suponían «siempre dispuesta á faltar á la le-
tra y espíritu de los tratados que ha hecho». En el Senado la
oposición se concretó principalmente á las cléusalas sobre neu-
tralidad y sobre renuncia de expansión territorial, y á otras
algán tanto ambiguas que en lo porvenir podrían acaso inter-
pretarse de modo distinto y ocasionar desavenencias.
Pero así en la Argentina como en Chile, se impuso la nece-
sidad de la concordia, y aun se habló de una alianza entre am-
bas Repúblicas. Más todavía: se dijo que iba á. celebrarse una
conferencia diplomática para dar solución al problema del Pa*
cifico, con delegados de Chile, Perú, Bolivia y la Argentina.
Puestas de acuerdo las cuatro Repúblicas, podrían fijar las
bases de una cordial inteligencia, resolver de modo definitivo
las cuestiones de límites y decidir cnanto conviniera k todas
*in punto a las relaciones comerciales entre ellas y con las de-
más potencias
¡Qué gran pensamiento! Si se llevara á cabo con fortuna,
motivo habría para decir qne asomaba ya la aurora de los Es-
tados Unidos de la América del Sur.
A fin de 1902, las dos Repúblicas del extremo meridional de
América, que tan á punto estuvieron de venir á las manos, pro-
digábanse manifestaciones de simpatía y amistad, y entre chi-
lenos y argentinos se cruzaron cariñosos mensajes de felicita-
ción, «De una y otra parte de los Andes concluyeron los gritos
odiosos de guerra, y sobre las soberbias cumbres se extiende
la hermosa rama de olivo, y en el horizonte purpúreo reapare-
een los recuerdos históricos de la independencia; se conmueve
el continente latinoamericano, mientras la historia lo empuja
vigorosamente para conseguir sus destinos y sus glorias > des*
tinos y glorías de virtud civil». Así decía la Cámara sindical
242 LOS PUBBLOS HISPANOAMERICANOS
de la Bolsa de Santiago en la salutación que dirigió á la de
Buenos Aires.
El pleito de límites estaba ya definitivamente fallado por
sentencia arbitral del Rey de Inglaterra, de 25 de Noviembre.
Ambas Repúblicas habían fgado, años hace, como frontera,
cía cresta más elevada de los Andes, por la cual pasa la línea
divisoria de aguas». Pero entre los 40** y los 52® de latitud Sur
la divisoria no coincide con esa cresta. De aquí el conflicto.
¿Era el Hmite la cordillera, ó lo era la divisoria? El arbitro
tomó un término medio, señalando una frontera que, en su
mayor parte, aparece trazada entre el principal relieve de los
Andes y la divisoria de aguas, de modo que, excepto lá, del Lar-
car, las cuencas hidrográficas que en totalidad reclamaban
Chile y la Argentina se parten ahora entre ambos Estados. De
los 92.000 kilómetros cuadrados que se disputaban (es decir,
una superficie casi equivalente á nuestra Andalucía), 37.000
quedan para la República Argentina y 55.000 para Chile. Aqué-
lla recibe ó conserva menos terreno, pero de mejores condi-
ciones.
En las bases del último convenio chilenoargentino, además
del compromiso de facilitar al arbitro inglés todos los datos
necesarios para que pudiera dar su fallo en 1902, consignábase
que ambas Repúblicas deberían apelar al arbitraje para deci-
dir toda clase de controversias; que la Argentina no interven-
dría en las cuestiones que Chile tiene pendientes con Perú y
Bolivia, y que se procuraría establecer el equilibrio naval entre
los dos países.
Para cumplir esta última base, uno y otro convinieron en
reducir y desarmar sus respectivas marinas en igualdad ó equi-
valencia de fuerza, y acordaron vender los acorazados que te-
nían en construcción en los astilleros europeos. Desde luego,
los pusieron á disposición del Rey de Inglaterra hasta que lle-
gase el momento de venderlos, lo cual habría de efectuarse con
consentimiento de las dos Repúblicas.
REPÚBLICA ARGENTINA
24B
Los iiltimos días de Mayo y primeros de Junio de 1903
fueron de solemnes fiestas en Buenos Aires y en Montevideo.
Llegó al Río de la Plata numerosa delegación de Jefes del
ejército y de la armada de Chile, presidida por el Yicealmirante
Montt, que iba á, devolver, en nombre del Gobierno y pueblo
chilenos, la cortés y cordial visita de la Com^isión que el Presi-
dente argentino envió á Valparaíso y Santiago con motivo de
loa recientes tratados de paz y arbitraje.
Es indescriptible el entusiasmo que en aquellos días de
Mayo reinó en Buenos Aires. Y causa, cíettamentei había para
ello; las dos grandes Repúblicas del Snr de América, que no ha
mucho se armaban «na contra otra, se unían en fraternal
abrazo. Ya no hay duda de que la paz está hecha, decía un
jieriódico de la capital argentina, Eí País; paz sólida é incon-
movible, unión de pueblos^ confraternidad de Gobiernos, Se ha
ratificado la alianza tácita entre los dos pueblos que, en ade-
lante, harán causa común para la defensa de sus propios dere-
ehos é intereses, que son los derechos é intereses de la América
meridional. Y al final de elocuente discurso exclamaba el Pre-
sidente Roca: «Bastó un movimiento de sana y juiciosa inspi-
ración para que las perspectivas de la lucha armada se alejaran
para siempre Los vínculos de la historia y de la raza han de
completar la obra».
El 2 de Junio desembarcaban en Montevideo loa comisiona-
dos chilenos; y el Grobierno, las corporaciones y el pueblo
uruguayos rivalizaron también en festejar y agasajar á sus
huéspedes, Volvieron después éstos á Buenos Aires y se reno-
varon las fiestas.
Chile había ido al Rio de la Plata^para dar público testi-
monio de su intimidad con las Repúblicas de una y otra orilla,
y el Uruguay se preparaba para hacer solemne demostración
de afecto á la República vecina, Batlle Ordófiez, el Presidente
aru guayo, proyectaba cordiah'sima visita al Presidente argen-
tino, y se proponía ala vez demostrar que todos loa partidos de
244
LOS PUBBLO» HISPANOAMlfiRlCANO»
SU país se bailaban identificados en las mismas aspiraciones de
fraternidad internacional, para lo cual habían de acompañarle
^n su expedición á Buenos Aires las personas más caracteriza*
das en las diversas parcialidades políticas del Uruguay.
Estos son ios caminos para llegar al complemento de la
obra grandiosa á que aludía Roca. Pueblos que son unos por
la raza y por la historia, unos tienen que ser también en todas
las manifestaciones de la vida política. No hay, no debe haber
intereses opuestos entre los pueblos de la América meridional*
Menester es seguir por la senda emprendida, para afirmar y
robustecer la solidaridad de las naciones del Sur de América^
paríi darles incontrastable fuerza de acción y resistencia y
llevar á todo el mundo el convencimiento de qne la América
del Sor es para los surameri canos.
III
1 proyecto de ley def divorcio.— El friiade eletstoral: la O á in ara de la pro-
Tincift de Buenos, Aires. — El sistema parlamentario y el régimeu reproBcn-
tativo.—lntervencián ilegal del Presidente en las elecciones*— Preimialivoii
p&ra la reaovacióa de Fres ideóte, -La Conyencióa Nacional. -El centeuario
d6 la Independencia y la ciudad de Buenos Airea.— La reina de los pampas.
Entre los asuntos de orden interior relativos k la vida social
y política de la República, los que mayor interés ofrecen en
estos últimos anos, ó sea en los primeros del actual siglo, han
sido y son el proyecto de ley de divorcio^ los fraudes electora»
lea y la próatima renovación de Presidente.
Presentó el proyecto de divorcio el Diputado Olivera. Las
damas argentinas celebraron varias reuniones en son de pro-
testa contra la proyectada reforma^ y se hallaban muy decidi-
das á bacer uso de todos los medios legales para defender la
indisolubilidad del lazo matrimonial. En cambio^ en el Centro
socialista femenino se daban conferencias públicas á favor del
divorcio; las mujeres llenaban el salón y aplaudían y aguanta^
RICPÚBLIOA ABOBNTINA
245
ban discursos como el de un orador italiano que estuvo hablando
desde las ocho hasta las once déla noche.
Muy apasionados los ánimos^ casi por asalto entraba el pii-
blico en el Congreso, ávido de escuchar todo cuanto se decía
en pro j en contra de la indisolubilidad del matrimonio. En la
Cámara la opinión estaba muy dividida^ y el resultado era du-
doso; amigos y adversarios del divorcio extremaron sus esfuer-
zos para conseguir el tritinto; proniinciáronse buenos discursos,
j cuando llegó el momento de votar^ sólo por dos sufragios
(50 contia 48) quedó desechado el proyecto.
Entre los políticos argentinos suscitó extraordinario interés
y empeñada polémica la proposición, presentada por el Senador
Doctor Pellegrini, pidiendo al Congreso Nacional que el Poder
Ejecutivo interviniera en la provincia de Buenos Aires para
garantir la organización y funcionamiento de su Cámara de
Diputados,
Al apoyar dicha proposición^ el Sr. Pellegrini recordó que
era el fraude electoral el vicio que venia minando el organismo
político^ hasta el punto que amenazaba concluir con el sistema
representativo, substituyendo el sufragio popular por la ficción
del Toto público.
Seis meses antes de una elección que debía tener lugar en
la provincia de Buenos Aires, era ya voz general que las frac-
ciones políticas de que se componía la Cámara se habían con-
venido para simular la elección, reelegirse los cesantes y distri-
buirse entre los coligados las bancas legislativas. Se llenaron
los registros del censo con nombres de supuestos votantes; se
hizo constar, sin ser ciertOi que la elección se había verificado
en tales ó cuales lugares ó colegios, y aunque la Junta encar-
gada del escrutinio repudió las actas, la mayoría confabulada
de la Cámara las aprobó*
Hechos son estos que con frecuencia suceden en nuestro
país y en todos en los que impera el régimen parlamentario,
246 LOS PUBBLOS H18PAN0AMBR1GANO8
donde los Diputados no pueden ser procuradores del país, sino
procuradores de los Ministros, como años hace decía el Sr. Apa-
risi y Guijarro. Los Grobiernos necesitan á todo trance tener
mayoría en las Cámaras, porque éstas no se limitan á su fun-
ción propia, legislar, sino que intervienen y censuran los actos
de los demás poderes, y pueden derribar y levantar Ministerios.
El sistema parlamentario y la sinceridad electoral son incpn^-
patibles.
Pero en la República Argentina la situación es ó debe ser
distinta, y el recelo de que mediante el falseamiento del sufra-
gio pueda llegarse á un estado de cosas análogo al de España,
motivó la proposición de Pellegrini. Lo que ha sucedido en la
provincia de Baenos Aires, decía éste, equivale á la supresión
absoluta del sistema representativo, y con ello vendría á con-
sagrarse la existencia legal y permanente de una oligarquía
adueñada del Poder legislativo de la provincia.
¿Cómo resolver el conflicto? Las Cámaras son jueces únicos
de la elección de sus individuos; pero las mayorías aprueban
siempre las actas de los suyos, y sólo alguna que otra de los
Diputados de oposición para que pueda así haber controversia
y con ella discursos elocuentes que den tono é importancia á
las sesiones. No cabe, pues, aceptar la decisión de las Cámaras
en este punto como sentencia imparcial.
Según la Constitución de la provincia de Buenos Aires, la
Corte ó Tribunal Supremo de Justicia es, además de Tribunal
de justicia, alto poder político conservador y moderador. Pero
en el caso de que se trata se declaró incompetente.
Pareció que no quedaba ya ningún recurso y que no había
más remedio que bajar la cabeza y tolerar el fraude. Sin em-
bargo, Pellegrini y otros políticos argentinos no se mostraron
dispuestos á consentirlo. Cuando la falta ó el delito son eviden-
tes y de tal trascendencia que pueden ocasionar grave daño
al país, si la represión no se halla prevista por las leyes es ne-
cesario buscar y aplicar remedios extraordinarios. El régimen
HBPUm.lCA ARGENTINA
247
está subvertido y hay que restaurarlo. ¿De qué manera? loter-
vitüendo la Nación y obligando á los que falsean los principios
genérales de la Constitución de la República á cumplirlotí dig-
namente.
Pero es el caso que los que representan á los altos Poderes
nacionales carecen de autoridad para realizar esa intervención
que pide el Sr, Pellegrini, EUos también son reos ó cómplices
de fraude electoral.
Un escritor argentino, el Sr. V, de la Plaza (1), afirma como
hecho incontrovertible que en cada elección, ya sea de carácter
nacional ó provincial, ya se trate de Senadores y Diputados al
Congreso ó á las legislaturas de las provincias» intervienej se
interpone y domina la autoridad del Presidente, y como conse*
cuencia de tal abuso de autoridad, la iniciativa y el voto po-
pular quedan anulados. El derecho de sufragio se halla á mer-
ced de la imposición I del fraude y de la violencia; está minada
la base del sistema democrático y subvertido el gobierno re-
presen ta ti vo*
En Octubre de 1904 empezará en la República Argentina
nuevo período presidencial.
Los políticos se preparan ya para las elecciones, y imo de
actos realizados con este fin fué la reunión en Octubre
de 1903 de una Convención de Notables, con carácter ó nombre
de Nacional, destinada á escoger y recomendar á los electores
la candidatura que se creyera más conveniente para el país.
Formaron parte de la Convención ex-Presidentes y ex- Vice-
presidentes de la Repáblicft, ex-Ministros del Poder Ejecutivo
y de la Suprema corte federal, ex-Jueces federales de sección,
ex-Ministros plenipoteiicuuíos, ex-Senadores y ex-DiputadoK
l) S*tH4io vtbrt ia sHuaei^n poliHe^^ 9t!mómiea y constitvrhnái rfí (a R^ft-
biicu Argeniiñ^i, leído {en imrtei en el Teatro Oddón él T de Octubre de IflOQ.^
Huellos Aires, P>()3»-üii «olünieii éii 8/' de á69 pAglnna,
248
LOS :PUI9BL05 UIHFANOAMBUICANOK
del Congreso Nacional, ex-Diputado8 de las Convenciones áe
carácter constituyente , ex-Gobernadores de provincia^ Oficia-
les g^enerales del ejército y armada, Arzobispos y Obiapoa^
Rectores, ex- Rectores, Académicos y Profesores de las Univer-
sidades nacionales, Presidentes y Directores de Centros» Socie-
dades y Bancos comerciales, industriales y rurales.
En la Comisión ejecutiva organizadora figuraban los Docto-
res Carlos Pellegrini, Juan José Romero, Manuel Quintana,
Felipe Yofre, Benito Yillanüeva, Roque Sáenz y José Fi-
gueroa.
El propósito de los iniciadores se declaró en el manifiesto
dirigido al pueblo argentino. Querían atraer á todoa los ele-
mentos representativos de la opinión deJ país, abstracción he-
cha de simpatías y afinidades personales^ con el fin de bailar
fórmula presidencial que encarne las aspiraciones general eS|
sea garantía sólida de bien público y satisfaga á los legítimos
anbelos del progreso instítucioiial y político de la República*
Querían un Gobierno amplio, de todos y para todos, no un Go-
bierno de partido, y por esto solicitaban el concurso de loe
hombres de mayor experiencia política y administrativa, y de
los i|ue lepresentaban la riqueza nacional en sus varias mani-
festaciones.
Fi documento á que nos referimos pudo también conside-
rarse como programa de Gobierno, El nuevo Presidente deberá
procurar en primer término, y sobre todo, fomentar la inmi-
gración, poblar y colonizar los extensos territorios aún no ex-
plotados; además, reducir los gastos públicos, cumplir exacta
y fielmente las leyes sobre la inversión y aplicación de los cau-
dales del Estado, equilibrar los presupuestos, conseguir la es-
tabilidad monetaria, perfeccionar el régimen aduanero y me-
jorar los servicios de la administración de justicia.
Se congi-egaron unos 260 individuos, y por gran mayoría
fué proclamado candidato á la presidencia D. Manuel Quintana.
Se consideraba á éste como candidato oficial, es decir, im-
HÍ3l'ÚBLICA AROB.NTIIÍA
249
pnesto |>or el ÍTeneral RoGa^ el actnal Presidente, y huba por
tal motivo deraoBtraciones populares contra la Convención.
Otros elementos nolíticos se proponen presentar al Dootor
T). José Evaristo Uribnrn, y suenan también los nombres de
loa Sres* Pelle^rini y Avellaneda.
Se piensa ya en la manera de solemnizar^ en 1010, el cente-
nario de la Independencia. Uno de los proyectos más grandio-
sos es el ideado i>or D. Rufino Várela^ ex-Ministro de Hacienda.
Propone que para dicha época se baya transformado y embelle-
cido la ciudad de Buenos Aires con grandes y hermosas aveni-
das diagonales , en cuya intersección ó cruce se levante un
monumento conmemorativo de la Revolución^ con estatuas de
todos los grandes hombresí que intervinieron en ella. El presu-
puesto asciende á 52 millones de pesos oro-
En todo casso, con ó sin motivo de solemnidades, Buenos
Aires necesitará pronto transformaciones que la agranden, En
fin de 1900 tenía 821.293 habí tan tes: al terminar lfH31, su pobla*
cióu llegaba á 84H.367, En un año hubo, pues, un aumento
de 27,074 por inmigración y por exceso de nacimientos sobre las
defunciones. En 1901 nacieron en la*ciudad 33/29H personas
í39'o por 1.000); murieron 15.807 (18'f5 por 1,000),
En el verano de 1902, la prensa de Buenos Aires nos habló
de una reina de los indios pampas^ Bibiana García. La noticia
es curiosa y tiene^ además^ para noíiotros cierto interés por tra-
tarse de la hija de un español.
Al Sur y no lejos de Buenos Aires^ en Jas orillas é inmedia*
ciones del Arroyo Axul, y al pie de pequeñas sierras que se al-
zan en los partidos de Aaul y Olavarría, vivían hace años los
arrogantes indios pampas.
A mediados del pasado siglo xix era uno de sus principales
jefes ó capitanes el famoso Catriel| muy amigo y devoto de Ro-
«as. Después, invadidas sus tierras por los colonos argentinos
250 LOS PUBBLOS HISPANOAMBRIGANOS
j extranjeros, divididos en parcialidades que combatían unas
con otras en defensa de sus respectivos caciques, los pampas
fueron desapareciendo ó dispersándose.
En 1870, cuando luchaban los hijos de Catriel con el cacique
Lucio, todavía disponían de 3.000 lanzas. Vencido Lucio, apa-
rece como jefe de los pampas la hija de una Catriel y del espa-
ñol Florencio García. Joven y hermosa, adivina y médica, Bi-
biana García ejerció sobre los suyos prestigio extraordinario;
la consideraban como un ser casi sobrenatural, y la mayor
parte de los grupos dispersos vinieron á reunirse bajo sus órde-
nes. Mujer de inteligencia muy clara^ comprendió que era im-
posible hacer frente á la civilización de los blancos ; transigió
con ella, reconoció la soberanía eminente del Gobierno argen-
tino, y de él obtuvo la concesión de extensos terrenos en Bío
Negro. Casi todos los pampas la siguieron; los menos quedá-
ronse en Azul, donde viven en barrio aparte, en chozas de barro
y paja, entregados á faenas agrícolas y á pequeñas industrias
manuales.
Los indios de Río Negro adoran á su reina, que ahora tiene
de cincuenta á sesenta años de edad. De vez en cuando Bibianar,
acompañada de sus ínEimos, que hacen alarde del respeto y
consideración que les merece, se presenta en alguna de las vi-
llas ó partidos del territorio que fué patrimonio de los Catriel.
En Junio de 1902, según dijo la prensa de Buenos Aires,
estuvo en Azul; vestida de amplio traje de seda color claro,
adornada con largos pendientes y collares de perlas y monedas
de oro, cubiertos de anillos los dedos, con aires de majestad y
de gran señora, se dignaba dar audiencia á los que pedían el
honor de saludarla.
CHILE
Relaciones interDaojoimlef^.'-La cueslión rtel Paeíñcc—Aspiraciones de Bo*
livia y Peré A re'^nhrnr los teiTitoHos que le» pertenecieron.— Ante^eden-
tcB.— Aprestos militares y oo mentes de intelfprencia entre aquellae He-
públieas y la Argeatina* -'Posibilidad de la intervenición ainlalo^a de eita
última.— PrnpóRitog del ÍTobícrno chileno,— Neg-ociacioneR con Bolivia,—
EniUf res de anexión definitiva de Tacna y Arica A Chile.
Según el Mensaje presidencial leído en 1901 con ocasión de
Ift apertura del Congreso chileno, eran mny cordiales y satis^
li^ctorias las relaciones de la Bepública con los Gobiernos ex*
traiyeros. Se preparaban los documentos necesarios para resol*
yer^ mediante arbitraje, la cuestión de límites con la República
Argén tina^ j había fundadas esperanzas de nn arreglo defíni-
tivo con Bolivia y con el Perú.
Sin embargo, preciso es reconocer que^ entre todos los Esta-
dos hispanoamericanos, era Chile el que menos acorde vivia
con sus vecinos,
Perú y Bolivia no olvidan las derrotas que sufrieron en 1882,
ni se avienen con la pérdida de territorios que fué consecuen-
cia de aquéllas. La aspiración nacional de los bolivianos es
recobrar su litoral del Pacífico; desea el Perú que se cumplan
los compromisos contraidos respecto de Tacna y Arica.
Ineficaces han sido las gestiones que en diferentes épocas
hicieron los Gobiernos peruano y boliviano para conseguir que,
mediante tratados definitivos y con las compensaciones que se
acordaran en favor de Chile, volviesen aquellos países á formar
iPftTte de las respectivas nacionalidades.
26*2
HjH pueblos hispa NuAMBRlCANOH
Habo mometitoa en (j^ue el difícil problema pareció qae es-
taba á punto de resolverse. Recordemos 4 este propósito que,
según convenio de 16 de Abril de 1898, la Reina Regente de
España debía fijar las coridicioneíj exigidas para tomar parte
en el plebiscito que había de decidir entre el Perú y Chile la
propiedad y soberanía de la provincia de Tacna y Arica« El
Estado que la conservase pagaría al otro nna indemnización
de 10 millones de pesos. Se consultó al Gobierno español, y ésto
se manifestó di.spuesto á aceptar el honroso encargo.
Surgieron, como siempre, dificiiHades de última hora; éste,
como otros acuerdos ó proyectos, no llegó á ratificarse ó reali-
íarse,y las Sinopsis estadísticas y geográficas de Chile siguieron
señalando como limite Norte de dicha República el río Sama.
Todo el territorio en cuestión continuaba^ f3ues,en poder de Chi-
le. Lo provisional llevaba trft/.as de convertirse en deñnitivopor
la fuerza de los hechos^ sin respeto á compromisos anteriores.
En el Mensaje de 1902^ el Presidente del Perú Sr. Romafia
hacia constar que Chile había rechazado todas las proposicio»
nes, incluso la de arbitraje, Y el Perú continuaba esperando &
que Chile tuviera á bien proponer bases para reanudar las ne-
gociaciones, y estaba siempre dispuesto á tratar y discutir con
la mejor voluntad para establecer inteligencia amistosa y llegar
& una solución justa y conforme con el tratado de Ancón.
Entretanto, Chile reforzaba sus armamentos. Según un pe-
riódico alemán, había adquirido en Europa 396 cañones de los
sistemas más modernos, 175.000 fusiles Mauser, 105.000 carabi-
nas, 27.575 revólvers, 29.000 lanzas, 177.600 sables, 55.000 gra-
nadas, Í35.000 shrapnels, 85 millones de proyectiles para fusil
y carabina, 2 millones de cápsulas de revólver y l.OílK) carros
pata transporte de municiones.
Perú y Bolivia procuraban también, en previsión de nuevo
conflicto, aumentar sus elementos de combate, y la última
acudía á fábricas de Alemania é Inglaterra, y compraba fusiles
Mauser y Mannlicher y cañones de tiro rápido.
CHILE
253
Suponíase además qne había corrientes de inteligencia
entre aquellas Repúblicas y Ja Argentina, á laque inspiraba
recelos la tendencia invasora de Chile, por lo cual iba tomando
posiciones militares en la frontera y en el estrecho de Maga-
llanes« !Se hablaba de obras de íortiñcaolón que los argentinos
hacían en éste, promovíanse debates con tal motivo en las Cá-
maras chilenas, y algunos Diputados interpelaban al Gobierno
y presentaban la situación como gravísima ^ pues temían que
aquéllos se hallasen dispuestos á provocar xui rompimiento,
aliados con peruanos y bolivianos,
A la vess^ la prensa argentina llamaba la atención del país
sobre los preparativos bélicos de Chile y los caminos militares
que establecía, j daba la voz de alarma contra la ambición
desapoderada de aquella República, á la que se atribuía el pro-
pósito de imponerse sobre todos los Estados meridionales de la
América del Sur.
La coalición de la República Argentina, Perú y Bolivia
habría podido constituir grave peligro para la heguemonía mi-
litar de Chile» porque la Argentina hubiera representado en
esta alianza un factor de mucho poder. Comisiones argentinas
habían adquirido en Europa numeroso material de guerra, y la
República disponía ó podría disponer en breve de armamento
para 250,000 hombres y de 600 piezas de artillería de los mejo-
res sistemas. En las maniobras navales de Mayo de 1901 pre-
sentó en linea una escuadra de acorazados construidos con
arreglo á los últimos y más perfectos modelos.
Resuelto el conflicto de limites y convenidos los pactos de
amistad y arbitraje entre Chile y la Argentina, desapareció la
razón inmediata para pensar en aquellas alianzas; pero Perú y
Bolivia pudieron tener más confianza que antes en los buenos
oficios del Gobierno argentino en favor de sus pretensiones.
Cierto es que la República Argentina podía y puede alegar en
todo tiempo como motivo de su intervención la conveniencia
de establecer base permanente de relaciones amistosas entre
25i
LOS PUEBLOS HISPANO AMBRIC ANOS
los pueblos hermanos de ia Atnóríca del Sur; pero esa interven-
ción hubiera lastimado, seguramente, el amor propio nacional
de los chilenos.
Ahora las nircunstaneias han variado: la Argentina no es el
pueblo rival de Gkile que ae dispone á la guerra oontra é^ Son
muy cordiales las relaciones entre ambas Repi'iblicas; la Argen-
tina está en mejores Condiciones para manifestar á Chile sus
Vivos deseos de que se resuelva pronto la cuestión del Pacífico,
y Chile queda en completa libertad de acción para convenir
los pactos definitivos con Perú y Boiivia^ sin que el hecho de
mediar una potencia amiga pueda tener caracteres de impo*
sición.
El Presidente de Chile ha declarado que aspiraba á reBolvet
el problema con la mayor diligencia posible» La prensa surame-
ricana nos habld^ en efecto» de negociaciones secretas entre Bo*
livia y Oiile, y aun se citaron los nombres de los Plenipoten-
ciarios que nombraría el Gobierno boliviano cuando llegara el
momento de dar á aquéllas carácter oficial y páblico: los seño-
res D, Adolfo Ballivián y D, Claudio Pinillk*
El resultado de dichas negociaciones no dejaba de preoeupar
á la prensa boliviana. Aspírase en esta Repi^blioa á recuperar
todo lo que fué su departamento litoral» y se temía que el O-o^
bíerno cediese y llegara á sancionar la pérdida de parte de
aquél á cambio de alguna Indemnización
Taoua y Arica contiriuau en el mismo estado, y nada nuevo
puede consignarse^ como no sea la opinión de un estadista chi-
leno, el 8r. Walker Martínez, ex-Mintstro y Jefe del partido
conservador» para quien las tales provincias no valen la pena
de que dos pueblos discutan acerca de su soberanía en ellas.
La posesión ha de ser onerosa para la República á la que defi*
nitivamente se adjudiquen; su valor económico es escaso, j
aán han perdido mis en estos áltimoa años, porque casi todo
bI tráfico etifcre la costa del Pacífico y Bolivia ha de hacerse por
loB ferrocarriles de Mollendo-Puno^ vía peruana^ al Norte de
Tacna, y Antoíagasta-Oruro, vía chilena, muy al Sur de Arica.
Sin embargo, á fines de 1903 se dija que el Gobierno chileno
68ta.ba decidido á resolver la cuestión anexionandu definitiva-
mente á la República lus citados territorios. No Kay qae con-
slj^nar el mal efecto que esos rumores causaban en el Perii.
II
SituaoiCtn económica. --£1 militarismo y la decadencia de las fuerzas produc-
toras.—Nuevaa círcuastaudas favorables al ílesarrollo de la riqueza pú-
blica.—Ventas de tierras y colonizacióii.
No es posihle constituirse con solidez en potencia militar y
ejercer una heguemonía permanente^ ain fomentar el creci-
miento de la población y el desarrollo de loa intereses materia-
les, es decir^ de la riqueza nacional.
De^de este í>unto de vista, la situación de Chile es inferior
á la de otras Repúblicas hispanoamericanas. «Nuestra pobla-
cióUf decía no lia mucho un escritor chileno, está astacionariar y
nuestras industrias agropecuarias, á pesar de su enorme infe*
rioridad comparadas con las prósperas de la vecina República
(la Argén tina), decrecen y languidecen día á día. La prospera*
dad agrícola y ganadera de la República Argentina y su pobla-
ción creciente nos van colocando año tras año en una inferiori-
dad notoria. En las lucbas fecundas y pacificas de la producción
y del trabajo, que son las que constituyen la verdadera riqueza
y la fuersíft efectiva nacional, vamos quedando distanciados.
¡Y solíamos con imperar en América y nos oreemos llamados á
grandes destinos!j^
ün argentino, el Dr, Federico li. Gibils, en un notable estu-
dio comparativo entre ambos pueblos, consigna y demuestra
con datos estadísticos la persistente decadencia de la agricui-
ttira chilena. El militarismo, que ha hecho abandonar el cultivo
dtí la tierra y que mina y corroe como un cáncer á las indus^
trias derivadas de la agricultura y de la ganadería, ha des-
25ÍÍ
Uíí8 PUEBLOtí KlSPANuAMEKtüANO»
viado el brazo del trabíijadoi-, apartándole de las labores del
campo, ha enoarecido la vida y ha estimulado el desarrollo del
alcoholismo, oaja iaSiienoia sobre el crecimiento de la t><>bla-
ción 'Se siente ya desde hace alg-unos años.
Según los últimos estudios demográHcos, la natalidad en
Chile disminuye de modo alarmante, y la mortalidad infantil
llega á cifras aterradoras. No hay inmigración suficiente para
reforzar la población indígena. Por el contrario, en la Repú-
blica Argentina, sobre el saldo favorable vegetativo de la pobla-
ción, hay un aumento representado por los numerosos inmigran-
tes que Be radican en el país^ tral^ajan, fundan nuevos hogares
y se multiplican.
En el proceso de la producción agrícola pasa lo mismo.
Chile se detiene apenas iniciado el progreso de sus cultivos, y
luego retrocede y de exportador de trigos se convierte en im-
portador de elloa. El pan se encarece, la carne llega á valer nri
peso el kilogramo, y el aguardiente reemplaza al pan y & la
Carne encarecidos, con toda su terrible inñuencia sobre la salud
y la procreación. Como dice uno de los higienistas que cita
el Sr. Oibils, los pueblos que consumen poca carne y suplen con
el alcohol, por exigencia orgánica, la falta de alimentación
azoada, degeneran y no procrean, y tienen que estacionarse y
decrecer paulatinamente.
üaas cuantas cifras demostrarán los progresos de la Repú-
blica Argentina y la decadencia de Chile en cuanto á la pro-
ducción del más importante de los cereales, Kn diez años,
de 1891 á 1900, la exportación de trigo de la Argentina subió
desde 396.9!*6 toneladas á 2.042.367. En el mismo período h9¿6
en Chile de 178.048 en 1891, á 9.281 en 19ÍX).
La conclusión deducida de estos datos y consideraciones es
que conviene mucho á Chile volver al trabajo, al cultivo de sus
tierras y á la explotación de las industrias agropecuarias» con*
centrando todas sus fuerzas en la producción, única base de
prosperidad permanente y de progresM> efectivo.
El último y probable definitivo acuerdo sobre la frontera
cbilenoargentina y la oondanza de que por ahora no ha de ha-
ber motivos que interrumpan la cordialidad de relaciones entre
ambas Repúblicas, son circunstancias que han contribuido á
poner en movimiento á las empresas que venían reuniendo ca-
pítales para interesarse en las obras publicas ha tiempo proyec-
tadas en Chile, y que hicieron alto en sus gestiones cuando se
temió el rompimiento y la guerra. Sindicatos y capitalistas de
Eai;opa y del Norte de América envían comisionados técnicob
para informarse bien de las condiciones de aquellas obras y
para estudiar el país desde los puntos de vista agrícola y mi-
nero, y se inicia asi un período de activa y fecunda labor en la
República chilena.
A los trabajos de demarcación para determinar sobre el
propio terreno la linea fronteriza de conformidad con la senten-
cia arbitral, seguirán los reconocimientos de la zona á que la
frontera corresponde. Tratase de territorios vírgenes, la mayor
parte, de explotación, y en los que hay indicios de importantes
yacimientos mineros, y valles y praderas eu que la agricultura
y la ganadería^ sobre todo en la sección oriental ó argentina,
pueden alcanzar gran prosperidad y desarrollo.
En el Mensaje que el día 1.* de Junio de 1903 leyó el Vice
presidente de Chile ante el Congreso Nacional, aludíase á esa
zona del interior por donde corre la frontera cbilenoargentina.
Se daba por terminada la demarcación en el terreno y se enca-
recía la conveniencia de activar proyectos y trabajos para la
construcción de vías férreas transandinas. Cuando esto se
logra, han de tomar seguramente mayor valor esas tierras in-
teriores, cuyo suelo y subsuelo no se explotan hoy por falta de
comunicaciones.
En el mismo citado Mensaje pedíase el conourBO de los re-
presentantes del país para establecer legalmente nuevos ar-
bitrios que permitiesen satisfacer las obligaciones pendieti-
tes. Las habla extraordinarias y muy cuantiosas, como las
n
258
LOS PÜJSIBLOS HISPANOAMERICANOS
procedentes de los empréstitos hechos para construir los nuevos
acorazados. Con objeto de obtener mayores ingresos^ se pro-
yectaba crear un impuesto sobre producción y venta de tabaco
y dar más impulso á la venta de tierras en el t*>rritorÍo de Ma-
gallanes. Estas pueden producir bastante. El írobierno autorissó
ya la enajenación de un millón de hectáreas; se han vendido
743.000, cuyo importe asciende á 5,562.000 pesos. Además, con
propósito de que aumente el valor de las tierras australes aáii
no habitadas, se han celebrado con particulares contratos de
colonissación.
Se han hecho también gestiones pava el establecimiento de
familias boers é italianas en el país araucano. Algunas de laa
primeras están ya instaladas.
in
PoliticR interior, -Nncvo Presidente. —Loa purtidos politÍcoB,-L« coaUcióa
para el Gobierno,— La cuestión obrerada Valpar&ieo.—E\ parlameatariamo
y las criáis ministeriales.— Esterilidad de la labor de) GoD^reso.
En orden á la política interior, Chile, en los primeros meses
de 1901, estaba en período de crisis. En lucha la coalición con*
serradora con la convención radical, triunfó ésta» y el Presi-
dente Erráíiiriz modificó el Ministerio, aunque en oposición con
el partido dominante en la Cámara de Diputados,
Liberales y conservadores se agitaban para conseguir que
prevalecieran sus respectivos candidatos á la Presidencia de la
República, y agravaba la situación la falta de salud de Errázu-
riz y la conducta del alemán Korner, General de las tropas chi-
les as, que intervenía más de lo que debiera en las contiendas
políticas.
En suma; la excitación de los ánimos motivada por la lucha
electoral, los temores de conñictos con potencias vecinas, la
preponderancia del elemento militar, dirigido por extranjeros,
todo contribuía á crear y mantener un estado de inquietud é
oau^H
2m
inoertiíambre, aumentadas por la escasa confianza que inspi-
raba para lo porvenir la situación económica del país.
En Septiembre del citado año tomó posesión el nuevo Pre*
sidente D. Germán Biésoo.
No tuvo más acierto ó más fortuna que su antecesor. La in-
transigencia de los partidos políticos hacia poco menos que
imposible la tarea normal de las Cámaras y del Poder IUjeoii-
tivo, y fué preeiso dar partioipación en el G-obierno, mediante
él piloto de Noviembre de 1909, á los grupos liberal democrá.»
tioOf liberal moderado y oonser^ador.
Al era pesar el año 190B, el pHmer Ministerio de coaliotén
staba poco más de uo mes de vida. Había que hacer las eleo-
láoneaf en Bnero Be convino en un reparto proporcional de
candidatos entre los tres partidos, y éstos vinieron ¿ quedar
oon IjL misma represeataoién que antes tuvieron en el Oon-
gT«BO.
El 4 de Mayo^ el Presidente declinó accidentalmente el
mando^ á causa del mal ^tado de su saluda en la persona del
Vicepresidente Sr. Barros Lneo, homhre muy equilibrado y de
bastante prestigio^ que consiguió mantener la concordia entre
los coaligados.
Por entonces^ la cuestión del día, el conflicto entre el capi-
tal y el trabajo, oca<aionó violentas escenas en las calles de la
principal plaza mercantil de Chile, Valparaíso. A los discursos
revolncionarios siguieron formidables pedreas contra las fá-
bricas y las cas&8 de los capitalistas , patronos ó armadores,
saqueos de almacenes, incendios de mercancías, sangrientos
choques entre obreros huelguistas y policías. Fué preciso de-
eliarar el estado de sitio, cerráronse tiendas y oficinas y suspen-
dieron su publicación los periódicos. A mediados de. May o S6
dominó ©1 desorden: triunfaron la ley marcial y la fuerza mi*
lltat* L^ situación había llegado £ presentar o&racteree de tal
gmvedad, que Gobiernos eictr^njeros, y con gran apresura-
miento el de los yanquis, habían preparado buques de guerra
mo
L(|8 PUBBLOS mSPANOAMUKICANOS
para enviarlos á Valparaíso y proteger los intereses de sus rod-
pectivos nacionales,
Hiesco reasumió el mando el 4 de Junio. Volvieron los
recelos j loe disgustos, los Ministerios duraban días, y toda la
labor parlamentaria j administrativa estaba desorganizada.
Sin temor ya de guerra con la Argentina, pareció que había
llegado la ocasión de restablecer el crédito, de normalizar la
Hacienda y de fomentar los intereses materiales, tal como en
su Mensaje había dicho el Vicepresidente^ La instabilidad
ministerial y el parlamentarismo — éste causa de aquélla — lo
impedían. En las sesiones del Congreso unos á otros se suce-
dían los debates estéril es^ que solo interesaban á la perso-
nalidad de tal ó cual Diputado^ ó á tal é cual partido^ grupo ó
fracción.
Perdíase el tiempo lastimosamente en disci^tir actas y crisis,
y en el abandono quedaban todos esos proyectos de ley cuya
importancia tanto encarecían los Mensajes presidenciales y los
programas de cada Gobierno, y cuya aprobación se consideraba
necesaria para nivelar los presupuestos, para establecer plan de
economías y de orden en los gastos, para activar las obras pu-
blicas y la colonización*
Una simple cuestión de actas desavenía en el Congreso á
los partidos aliados, y esa desavenencia provocaba una crisis.
Así cayó el 31 de Octubre el Ministerio que trabajosamente
había organizado I). Arturo Besa el 22.
A los últimos días del año correspondió otra de las crisis
ministeriales. Los liberales demócratas se habían negado á
seguir en el Gobierno, y en los intentos para reconstituirlo
fracasaron Besa, el Senador Latorre, B. Ventura Blanco y don
Miguel Oruchaga.
De vez en cuando, por caso excepcional, había salido algo
bueno del Congreso; por ejemplo, la aprobación, en Noviembre,
de los pactos entre Chile y la Argentina sobre comunicaciones
telegráficas y sobre ejercicio de profesiones, parte del vasto
CHILB 261
programa de confraternidad que ahora están realizando ambas
Repúblicas.
La situación financiera no ha empeorado, gracias á la venta
de los acorazados y al empréstito de 1.500.000 libras esterlinas
que se contrató en Junio último con la casa ítothschild.
EL PAÍS DEL PORVENIR
Las tlerriia taagalláaicii^ y la Patafironia,— La Tierra del Fuegro.- La colonia
chilena d« Panta Arenas.— OoloQÍ7,aci ó n de Ion terrltorioa chilenos. — Expe-
diciones, eatudioa y coloniración de Ioh argentinos en la, Patagonia.—
Puerto 0«Ue^o3,^La ganadería y laa l&naa.— El valle del.Chubot y sos
trigrO'B-— Resumen: chUítob^ animales, minas y maderas.
Años hace, hacia 1880, un ilostre geógrafo chileno, Yidal
G-ortnaz, recomendaba el estudio de las costas australes de su
país, como el «mejor medio de conocer de qué son capaces las
tierras magallánícaa, siempre desdeñadas con inconsciente pe^
simiamo»» Dios y la Naturaleza nada han hecho en vano. «¿Se-
rán, acaso — decía — un mero capricho, y nada más que un
capricho de la Naturaleza, los inextricables archipiélagos aus-
trales, sus dxtensos seculares bosques, sus pesquerías abundan*
tes, sus azulados ventisqueros? Loa Andes, con sus profundas
depresiones, sus grandes ríos, sus estuarios, ¿serán también
otros tantos objetos sin objeto? Sólo una obstinada obcecación
podría sostenerlo^ y si hoy no les halláramos aplicación inme-
diata, deberíamos buscar ésta para hacerlos útiles y prove-
chosos*.
Los exploradores^ los hombres de ciencia^ los centros técni-
oos de Chile, especialmente la Oficina Hidrográfica, pusieron
mano con empeño en la obra recomendada por Vidal Gormaz, y
oooperaron con ellos los argentinos en la empresa de reconocer
y estudiar cuencas, lagos, sierras y llanuras de la Patagonia.
Chilenos y argentinos han fundado colonias y pueblos en
aquella región extrema del continente americano, y de lo qut
264 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
hoy es esa dilatada comarca, y de lo que puede llegar á ser en
plazo no muy remoto, nos dan perfecta idea las obras publica-
das en 1901 en Valparaíso por Alberto Fagalde y en París por
el Conde Enrique de La Vaulx, y los informes del agregado
comercial al Consulado general de Alemania en Buenos Aires,
insertos en el Deutsches Handels Archiv, de Berlín.
El país del porvenir se titula el libro de Fagalde. Y en
efecto, en aquellas tierras que tan triste impresión hicieron en
sus descubridores, allí donde los navegantes españoles dejaron
los nombres de «Tierra de la Desolación», «País del Diablo»,
«Puerto del Hambre», hay grandes bosques, extensas praderas,
valles fértilísimos, ricos yacimientos mineros que ofrecen an-
cho campo á la actividad industrial y á la civilización mo-
derna.
En la Tierra del Fuego y en otras islas australes, centenares
de hombres cortan maderas ó recogen oro en los aluviones; los
loberos surcan los canales y las aguas tormentosas del Cabo de
Horn á caza de focas ó lobos marinos; en la isla Dawson la mi-
sión salesiana explota los bosques y dispone de fértiles terrenos
y numerosas cabezas de ganado, y por millones se cuentan las
que pacen al otro lado del estrecho, al Norte, en las tierras pa-
tagónicas. En el dédalo de islas que bordean la costa del Pací-
fico hay excelentes pastos y aguadas y condiciones excepciona-
les para establecer saladeros y preparar las pieles. Hasta los
hielos de los Andes proporcionan materia de explotación. Del
espléndido ventisquero de San Rafael, que se interna en el seno
salado de su nombre por más de 7 kilómetros, se desprenden á
cada momento carámbanos inmensos que flotan sobre las aguas
y que extrae una compañía particular privilegiada, tan privi-
legiada, que se le han concedido los hielos... ¡hasta el Polo!
De 8 á 9.000 individuos viven ya en la colonia chilena de
Punta Arenas, no lejos del famoso puerto del Hambre y de los
Inorares en que más de tres siglos hace se echaron los cimientos
de dos ciudades españolas. Nombre de Jesús y Rey Felipe. Y
tH4 hAlt» DHL HOttViliMí^
i>65
Apenas pasa día sin que vapore-s procedentes del Pacítíco d d©
Buenos Aires dejen en esa próspera colonia familias ó emigran*
tea aislados qae se incorporan & su población y dan mayor in-
cremento á las industria» allí establecidas y á las oonstruccionefi
particulares y trabajos públicos ^ entre los cuales merece citarse
el ferrocarril á Mina Loreto.
A unos 10 kilómetros de Punta Arenas hay ricas minas de
carbón de piedra; enfrente, en la Tierra del Fueg0| hallase
Puerto Porvenir, con 200 casas y excelente bahía; en la isla
Navarino eat4 Puerto Toro, que |»uede llegar á ser la capital
industrial y mercantil de toda esa aona insular tan abundante
en lavaderos de oro; en otras islas y en las orillas del Estrecho
se encuentran nuevos y pequeños centros de jíoblación forma-
dos por las gentes que se dedican ¿ lavar las arenas y á trabajar
en aserraderos, haciendas y minas de hulla, entre ellos el case-
río de Puerto Consuelo, muy bien situado para la exportacíóu
de los productos del interior, principalmente los carbones.
La mayor parte de estos productos se llevan á. Punta Are-
nas, hoy día verdadero empoi-io de la extrema región austral
americana^ centro de donde se proveen y adonde afluyen los
20.tX)0 individuos que en aquélla viven y que dan valor á esos
vastos territorios que no ha muchos años eran cusí desconoci-
dos y que ahora, merced al trabajo» á hi constancia y á la inte-
ligencia de los colonos^ se sabe que son el fiaís de la ganadería,
de las lanas, de las pieles, de la madera, de la pesca, del oro,
de la bulla y de otras industrias que acaso podrán salvar i
Chile de su ruina el dia en que falte el salitre.
Y sin embargo, los Gobiernos chilenos, con la atención fija
^ en conseguir y mantener el predominio militar sobre lasHepá-
bUcas vecinas, objetivo principal de su política, no han cuidado
como debieran de estimular y proteger la colonización de los
territorios del Sur. Otorgaron concesiones de terrenos en las
costas y archipiélagos meridionales del Estrecho, tan enormes
algunas como la que hoy pertenece á la Sociedad explotadora
LOS PUigtíLOlí HISFANOAMBRIOANOS
de la Tierra del Fuego, que aeupa 10.000 kilómetros cuadrados,
y la mayor parte de las cuales ban pasado á poder de Compa-
fiias Inglesas, qae sostienen el tráfico con benefício casi exclm-
3ÍYO de la Gran Bretaña, hasta tal punto, que ya se trató en
Santiago de revisar ó anular tales concesiones:
Eb los territorios del Norte del Estrecho se adelanta muy
poco. Por abandono del Estado, ha muerto la colonia estable-
cida en La Palena, situada en el continente, frente al extremo
Norte del archipiélago de Guaitecas, perdiéndose así esfuerzos
que mediante la protección oficial habrían servido para atían-
zar la colonización y desarrollar las industrias. «Y sj esto ha
sucedido, dice Fagalde, con una colonia ya establecida, ¿qué ha
podido esperarse de la protección y amparo del Estado para
todos los territorios y los hermosos valle.? regados por los ríos
patagónicos que sólo ahora despiertan interés porque nos son
disputados por la República Argentina?*
Muestran los gobernantes argentinos gran interés en explo-
rar, estudiar y poblar los territorios del Sur. Esa Patagouia
que los textos de Geografía nos describían como país seco y
árido, donde la vida era poco menos que imposible, ahora, re»
corrida por viajeros y por comisiones científicas, se nos presenta
bajo un aspecto muy distinto y va recibiendo año tras año nú-
cleos de población que constituyen la base de futuros puertos
mercantiles y ciudades industriales y agrícolas.
El naturalista Burmeister, que por encargo del Ministerio
I Agricultura realizó tina expedición en el territorio de Samlá
Cruz, nos dice que llueve allí con frecuencia y que en los dos
últimos inviernos cayeron considerables masas de nieve que
han producido inundación en todos los valles patagónicos^ Esta
abundancia de nieves y de lluvia acaudala las aguadas del in-
terior é iniiuye favorablemente en la vegetación. No hay bda^
ques, no hay arbolado; pero en las mesetas ó pampas altas se
encuentran extensas tiraderas, y en las quebradas y alrededor
BL PAtB DflL PORTBNIK
207
de los manantiales crecen gramíneas qtie sirven de alimento
muy ntitritivo 4 los ganados ^ con la particularidad de qne
deaarrollan singularmente los tejidos adiposos. En el valle del
rio Gallegos loa carneros y ovejas son tan gordos, que para co-
mer su carne es preciso separar por lo menos otro tanto de
grasa ó sebo. Los campos cercanos al río Coyles están vendidos
A colonos que se dedican k la cría de ganado lanar, y llegan á
obtener hasta 5 kilogramos de lana por cabesa.
En la parte Sur de dicho territorio ó Gobernación, en la
costa atlántica y no lejos de la entrada del estrecho de Maga-
llanes, se halla Puerto Gallegos, en la desembocadura del rio
del mismo nombre^ localidad que está llamada á ser el princi-
pal mercado de la Patagonia austral argentina. Tiene ya
LOOO habitantes, grandes almacenes^ 2 Bancos, una gran fá-
brica para preparar sebos, un matadero para 100. CXX) carneros
y en loa alrededores varias estancias de ganado. En 1899 ex*
portó Puerto Gallegos unas 1*500 toneladas de lana. Hállase en
proyecto, si no se ha instalado ya, la comunicación telefónica
con Punta Arenas y otros lugares del Estrecho. Veinticuatro
horas tardan los vapores en hacer el trayecto entre Puerto Ga-
llegos y Punta Arenas, y desde ésta hay también servicios de
navegación á Ushuaia^ otro centro argentino de población, si-
tuado en la Tierra del Fuego, á orilla del canal de Beagle, y
muy importante como núcleo de la explotación de maderas*
Al Korte de Puerto Gallegos, otra expedición, organizada
por el Ministerio de Marina, remontó el río Santa Cruz desde
el puerto de este nombre hasta el lago Argentino. El país re-
corrido ofrece brillante porvenir; en él pueden ortaree millones
de cabezas de ganado lanar. En vista de loí* informes de la ex-
pedición, el Gobierno resolvió establecer una colonia en el
citado lago y organizar servicio permanente de 2 vaporee, uno
en el lago y otro en el río.
Corriendo hacia el Norte la costa atlántica se llega á Puerto
Deseado, en la desembocadura de otro rio, y á la bakía y puerto
'.■^?
LOS Pt'BBLOS HISPANOA.HBIIICANÜS
Camarones, en cuyas playas y orillas se ven con frecuencia)
enprmes pilas de sacos de lana procedente de las estancias del
interior.
Sobre la playa del fondeadero de las Pirámides se apilan
también las lanas y los sacos de sal común recogida en las sali-;
ñas de la península de Valdés, donde se está construyendo un
ferrocarril á Madrín, puerto al que van todos los productos del
valle del Chubut, valle poblado ya por unos 5.000 individuos, y.
donde se encuentran importantes establecimientos fundados
por alemanes y por ingleses del país de Gales. En ese valle se,
cultivan excelentes trigos. Es el límite de la zona agrícola de;
la Patagonia; al Sur se extiende la región ganadera por exce-,
lencia.
Se ha dicho que África es el mundo del porvenir. Verdad es.
Mas no porque la actividad y el trabajo de los pueblos moder-
nos se hayan repartido ya todo ese mundo americano que los
españoles trajimos á la vida de la historia y de la civilización.
Promete un porvenir más próximo y de alcance menos difícil
la parte meridional de América, donde todavía existen, vírge-
nes de explotación, vastos territorios equivalentes en superficie
al continente europeo ó al tercio del africano.
Y entre esos territorios, en zona de clima templado y sano,
cuya temperatura media no suele pasar de 24** en estío ni des-
cender de 6* en invierno, figuran la Patagonia y las tierras ma-
gallánicas, de las cuales, á modo de resumen de los elementos
de producción y riqueza que contienen, diremos con el citado
viajero francés Conde de La Vaulx (1) que, gracias á los infor-
mes de los exploradores y colonos, se revelan en nuestros días
tales como son en realidad, pintorescas, fértiles, abundantes en
recursos vegetales y minerales.
La Suiza andina y el Piamonte patagón han denominado ,
(1) Voy age $h Patagonie^ Paria, Hachette, 1901.
los viajeros i comarcas próximas á las faldas orientales de los
Andes, En las Exposiciones de París j Roma los cereales del
Clicibat tnvieron magnífica representación. Casi todas las plan-
tas de Europa se acHiñataii ea aquel país, y en la vertiente da
las montañas^ en los alrededores del lago Nalinel-Haapi, hay
frutales silvestres que dan productos exquisitos.
En la Pampa^ y sobre todo en las tierrajs inmediatas á los
AndeSf bien regadas y al abrigo de los vientos^ )>uede alcanzar
la ganadería un desarrollo extraordinario; no «xi-ste país en
que baya posibilidad de comer más y mejor oarue. Los llamas
6 guanacos^ cuya carne es también excelente^ dan sedoso pelo,
muy semejante al de la vicuña; los ñandúes, plumas mny apre-
ciadas por las industrias de lujo.
Se han visto filones de oro cerca del río Corintos y del lago
Fontana; hay» como se ha dicho, aluviones auríferos^ j un
aventurero, Popper, que se tituló rey de la Patagonia^ hizo
una fortuna lavando las arenas y acuñó moneda con el precioso
metal que recogía. Con plata pura de la Pamf)a construían los
indios sus alhajas; hay hullas en las regiones <hl !^ur, salinas
en el litoral^ blanquísima caliza en los acantilud'í* 1»? la costa^
canteras de piedra y pizarra en el interior, hietTc» en la comarca
de loa lagos Colhné y Munster; al pasar por este territorio enlo-
quecieron las brújulas de Burmeister y La Vanly.
Los bosques de la cordillera y de las islas fruvU^i proveer á
todo el país de maderas de calefacción y de materiales de cons-
trucción de primer orden. Y fácil es abrir camin*» . i-ara trans*
portar á la costa minerales, maderas y gaím 1% i orque los
grandes valles que surcan la Patagonia estable'^iuj vjas natn*
rales de coraanicación desde los Andes al mar.
LA SEGUNDA CONFERENCIA
INTERNACIONAL AMERICANA
Antecedentes.— Programa de la ConfereociA. - La cuestióQ del arbitraje.—
Loa Delegados ea la Conferencia reunida en México, -tnaug^uracídn y ta-
re«a de Ift aaatnblea.— Prcteosíones de loa yanqois — La doctrina «Monroe»
7 la doctrina «Días» . - Resolnciones de la Conferencia.— Juicios sobre el
resaltado de ésta y sobre le política internacional americana.
Por iniciativa de los Gobiernofs de la ünidn se celebró en Wa-
shington, en 1889^ ana Conferencia internacional americana^ y
por segunda vez se congregaron en la ciudad de México, en 1901,
los representantes de todos los Estados de aquel continente.
En Diciembre de 1899, Mac Kinley, en el Mensaje al Con*
greso de bu país, recomendaba la convocatoria de esta segunda
Conierenoíáj y poco después ©I Secretario de Estado dirigía
una circular 4 los Ministros en Washington de las Repúblicas
americanas, rogándoles qne consultasen con sus respectivos
Gobiernos acerca de la oportunidad de celebrar la Conferencia^
eligiendo como lugar de reunión alguna de las capitales de
aquéllas.
Todos loa Gobiernos consultados resolvieron afirmativa-
mente, y en Mayo de 1900 la Comisión ejecutiva de la unión
internacional de las Repúblicas americanas acordó el programa
de tareas 6 deliberaciones^ y fijó como puntos capitales de es-
tudio y discusión los siguientes:
Arbitramento. — Corte ó Tribunal internacional de reclama-
ciones.^ Medios de protección 4 la industria^ agricultura y
^^
272 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
comercio: desarrollo de las comunicaciones entre los países de
la Unión: reglamentos consulares de puertos y aduanas: esta-
dísticas.—Reorganización de la Oficina internacional de las
Repúblicas americanas.
Se decidió depués que los Delegados se reuniesen en la ca-
pital de México, y á propuesta del Gobierno de esta nación se
convino en inaugurar las sesiones el día 22 de Octubre de 1901.
Hubo recelo de que algunas Repúblicas excusaran su asis-
tencia, piies la cuestión del arbitraje suscitaba ciertos temores
de adquirir compromisos internacionales incompatibles con el
interés nacional. ^
Era dicha cuestión una de las principales que habían de tra-
tarse en este congreso ó Conferencia internacional. Se aspiraba
á que todos los Estados americanos, por medio de sus represen-
tantes en la gran asamblea de México, se comprometieran á
aceptar el arbitraje para conflictos presentes y futuros, como
garantía de paz y de justicia internacionales. Pero Chile se
opusQ, porque no quería que por sentencia arbitral se decidieran
las cuestiones pendientes con Solivia y Perú, y ante la posibi-
lidad de una liga continental para imponer el arbitraje, protes-
taban enérgicamente los chilenos y anunciaban su abstención
de las tareas del congreso.
Se avenían á aceptarlo para las diferencias que surgiesen
en lo porvenir, y con las limitaciones que impusieran el honor
nacional, los intereses vitales de su país ó el interés ó derechos
de un tercero.
El Perú sostenía criterio opuesto, y á él se adhirieron Boli-
via y la Argentina. Exigían que el arbitraje se aplicara como
procedimienta obligatorio á todos los conflictos aún no resuel-
tos de modo definitivo, aunque su origen fuese anterior á la
reunión ó acuerdos del congreso.
Se temió que esta discrepancia diera motivo á que algunos
Estados se abstuviesen de concurrir á la Conferencia. Mas al
fin, dejando este punto á la ulterior resolución de la asamblea,
CONFBRISNOIA INTlflRNAClONAL AMMHICANA
27B
todos acordaron enviar sua delegaciones al tioagreso de México^
en el cual se reunieron i>eraonalidades de gran prestigio por
sus talentos y por los setvicioe qan han prestado á la ciencia y
^la adiBinisti-aeldn pábHca.
Los Delegadoa que tomaron parte en las tareas de aqnél, en
representación de los respectivos Estados» faeron;
Etpáblka Argentina.— Doctorea J), Antonio Bermejo y don
Lorenzo Anadón, y el Sr. D. Martín García Merou.
Bolivia, — B, Fernando E. Giiachalla,
BroídL — D* José Hygino Duarte Pereira*
Colontbia. -^GeiXiQVBJÍ D. Rafael Reyes y Dr. D. Carlos Martí-
nez Silva.
Cania Hiea, — D. Joaqain Bernardo Calvo.
Chile, --D. Emilio Bello Codesido, D, Alberto Blest Gana,
D. Augusto Matte y D, Carlos Walker Martínez.
Ecuador. — D. Lais Felipe Carbó y D. Cristóbal Vela*
El Scdvador.— Doctores D. Baltasar Estupinián y D, Fran*
cisco A. Reyes.
Estados Vmdos del Xorte, — Si'es. Davis, Pepper, Foster,
Barret y Baohanan, y como Director de la Oficina de las Repú-
blicas americanas, el Sr. W. C. Fox.
Guatemala. — Dr, T). Antonio Lazo, y Coronel D. Francisco
Orla.
HaUi. —l>i\ D. J. N. Leger.
Howcíuroif, — D. Fausto Dávila y D. JoséLeonard.
Jlf cxico,— Licenciados D. Francisco de la Barra, D, Alfredo
Cliavero, D, José Lópeü Portillo, D. Pablo Macedo, D» Emilio
Pardo, D, Rosendo Pineda, D. Jenaro Raigosa y D. Manuel
Sánchez MármoL
NicaT-agua. —jyr. D. Luis F. Corea.
Paraguay. ^Dr. D. Cecilio Báez.
Perú.— Doctores D, Mannel Alvarez Calderón, D. Isaac At-
^amora y D. Alberto El more.
Uruguay,— Bi', D, Juan Cuestas,
CONFBKBNÜIA INTERNACIONAL AMERICANA 275
Así se expresaba el Sr. Mariscal, recordando la parte que
España fcotnó, coa el Congreso ibero-americano de 1900, en la
noble empresa de establecer más faertes lazos de solidaridad
entre los pueblos de América, en ese movimiento qne tieade á
constituir sobre l)ases sólidas la sociedad internacional y que
han iniciado, no los Estados débiles por temor al fuerte» sino
potencias poderosas, Rusia en Europa^ loa Estadoe; unidos en
América. Y al coatestar al Representante del Gobierno mexi-
cano el Delegado D. Isaac Alzamora, Vicepresidente del Perú,
reconocía que los Congresos de La Haya y de Madrid» y sobré
todo la pei'Sistente iniciativa de grandes Estados para dar vida
á estas asambleas, son prueba indudable de que babrá de lle-
garse á resultados verdaderamente prácticos para el bien de los
pueblos.
De acuerdo con las ideas expuestas por el Sr. Mariscal en el
discurso de apertura, una de las primeras resoluciones del con-
greso de México fué votar que ^la paz universal es la primera
condición del bienestar y del progreso da los pueblos; que la ar-
monía entre los Estados representados en la Conferencia es in-
dispensable para que sus trabajos den el resultado á que se
aspira; que la Conferencia, invocando el origen común, las tra-
diciones históricas y la solidaridad de intereses de las Repúbli-
cas de Colombia y Venezuela, juzga oportuno dirigir palabras
de amistad a los Grobiernos de dichos países, á fin de evitar todo
conñicto doloroso que pudiera alterar las cordiales relaciones
entre esas Repúblicas hermanas».
Al saludo de Ihs )nja$i| á iaa ttiJLDJfestiLcLonfls de aft^eiü dirigidas deade tierr&
de Naevíi Espaím huela la España vieja, reí^pondíó la míls alta y i.''enLifti& re-
presentaci6n de ln metrópoli^ aug Cortes; en el Congreso de Diputados, por
medio délos Srefl« Becerra Armesto, Buqaade Almodóvar, Maura, Azcárate,
fíavarrorreTei'ter, Silvela^ Pradera y Moret; eti el Scnívdo, por los Sres. Ro-
drigoez San Pedro, Calleja^ 'o^ Coudes de Casa Valoncía y de la» Almenas,
loa Marqueses de Aíruilar de Campóo y de Corvera, S»ntoa Giizmán, Aaícá-
rraga, Labra, Portuondo, Salvador, Aviles y Mootero Bioñ*
276 LOS pirxsBLos hispanoamericanos
En lo demás, las tareas de esta asamblea fueron lentas y di-
fíciles. Desde un principio se notó el recelo que á muchos de
los Delegados hispanoamericanos inspiraba la tendencia, cada
día más marcada, de los Estados Unidos yanquis á imponer
reglas de conducta á todo el Continente occidental.
En la sesión de 2 de Noviembre hubo quien propuso para
presidir la Conferencia al angloamericano Enrique G. Davis.
Éste declinó, con cierta jactancia, la honra que se le ofrecía.
Ellos, los yanquis, dijo, «sólo intervienen en la Conferencia
para ayudar á las Repúblicas de América en todo cuanto pueda
conducirlas al bien, para afirmar la doctrina de Monroe; lo cual
significa, añadió, que vuestro territorio será protegido, y vues-
tros derechos políticos, vuestros derechos comerciales y vues-
tras libertades, para siempre garantidos». No podía hablar más
claro el protector.
Y como, por una parte, hay Estados americanos que no ne-
cesitan la protección del coloso del Norte, y por otra todos sa-
ben ya á qué atenerse respecto á las consecuencias que pueden
tener protección y garantía ofrecidas por los Gobiernos de
Washington, las palabras de Davis vinieron á confirmar la ra-
zón de la desconfianza.
Precisamente por aquellos días la prensa americana daba
publicidad á las siguientes frases atribuidas al actual Presi-
dente de los Estados Unidos: «Es nuestra creencia que la Amé-
rica del Sur será nuestro campo de expansión. No es práctico
seguir tolerando que pueblos tan indolentes, tan reacios al
progreso y tan incapaces de gobernarse como los latinos de
Centro y Sur América, continúen ocupando tierras tan fértiles,
tan ricas y tan productivas como las del Continente Surameri-
cano. El destino manifiesto de esta nación (los Estados Unidos)
es poseer todo el hemisferio occidental».
Dijera ó no en público Mr. Rooseveit tales palabras, lo cierto
es que en la conciencia de todos estaba que los yanquis así
piensan. Y como desde California hasta el estrecho de Maga-
CONPKRKNOIA INTflSItNAUI tlNAL AMti3KJUANA 277
llanes loa latinoamericanos (1) piensan de modo muy distinto,
natural es que sus representantes en la Conferencia de México
bascaran ocasión de demostrar á los yanquis que tienen orite*
rio propio en cuestiones que afectan al presente y porvenir de
América, y que esas Repúblicas do origen español, «iue, según
el gran geógrafo lieclus, wen población ^ en riqueza y en ins-
tracción ban conseguido progresos muy superiores, proporcio*
nalmente, á los de las naciones europeas en el mismo espacio
de tiempo)^, son tan capaces de gobernarse^ que han compren-
dido el juego de los políticos de Washington, y sólo cuando les
conviene aceptan ¿ promueven acción común con ellos.
La cuestión del arbitraje vino á ser el pretexto de la disi-
dencia. Que el arbitraje fuera ó no obligatorio, gGn»>ral ó res-
tringido, importaba muy poco á los yanquis. Habían ido á la
Conferencia con propósito de obtener privilegios en las relacio-
nes comerciales con las demás Repúblicas, y ústas no se mos-
{!) Hay que exceptuar alg-tmo qne otro BodHffUSz, como el que citamos en
(ft págiua 19 de este volamea, y A algúa Q&fcia^ como el autor tlel libro &o hi
mucho publÍGado en Mc^xlco con el titulo <le Carácter de la cott//aistü espamla
en América y en Mc'mico^ xeffiln lojt tex4os de los e^criiorffs prívñHwty libro escrito
<Jon tan deliberado propósito de maltratar á la propia raza del autor, que en
61 8tí consigua todo lo malo que ae ha dioho de tiüeatros conquistadores^ pre-
aeotáiidolos nomo hombrea de la peor ralea, y recarga mió las ti ulna de ta.1
auerifl^ que c-aei ji utilera comparArados con los Scott, los Sibley» los SuUy y
demAsctiudiUos yanquiefkl siglo xi\ que exterminaron á losiüdiogilelNorte
de América ahorcáodoloa por nüUarias, envenenando á tribus entera* por me-
dio de la estricnina que meíclaban con las provisiones que le^ vendían y lan-
zando contra heridos^ enfermoSi contra niñoü, viejos y mujeres, jaurías dt
perros feronea y hambrientos.
;Y aaoa (iarcias que reniegan de sus antecesores y que, como dice un gran
ritor mexicano^ D, Franoii^co Su&a, creen llevarla mancha indeleble de
i pecado original, pretenden purificarae pidiendo el ba\ití3mo ¡1 los deseen-
dientes de loe Mtf}'úés del MíesisBippi, del Minnesota y In Florida!
En el Boteiin de la Real Academia de (a Historia^ tomo XXXIX, página i499
(Noviembre de 1901 1, ae publicó mía razonada crítica del libro á que me reüero,
cacrlia imr el doctísimo Secretario perpetuo de aquelliL Corporación D. CaiA-
r«iu Fernández Duro.
278 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
traron dispuestas á adquirir compromisos que las pudiesen
convertir en colonias mercantiles de los Estados Unidos del
Norte.
No hubo, pues, acuerdo, y de estériles y anodinas calificó la
prensa de Nueva York las sesiones de la Conferencia. Esta fué
un fracaso para los yanquis, porque no lograron su propósito.
Las demás Repúblicas apretaron su tacto de codos. Son herma-
nas, no muy bien avenidas algunas entre sí; mas todas resuel-
tas á no ser juguete del poderoso y á defender sus derechos y
sus intereses contra enemigo común.
Extraño hubiera sido que en un congreso de americanos
hablase un delegado de lengua inglesa sin mencionar la adoc-
trina de Monroe». No se le olvidó al Sr. Davis. Y, sin embargo,
son los yanquis quienes menos derecho tienen á erigirse en
mantenedores de la tal doctrina, puesto que no la han respe-
tado. Lo que Monroe dijo en 1823 fué que icon las existentes
colonias ó dependencias de cualquier potencia europea no he-
mos intervenido y 7io intervendreynos (1); pero con respecto de
los Gobiernos que han declarado su independencia y la man-
tienen y la hemos reconocido por motivos serios y según prin-
cipios justos, no consideraremos cualquiera interposición con
propósito de oprimirlas ó disponer de cualquiera otra manera
de sus destinos por un poder europeo, sino como manifestación
de una disposición hostil á los Estados Unidos».
Y como los Estados Unidos han intervenido, con perfidia,
en colonias de potencia europea, y han tomaao á cañonazos de-
pendencias de otra nación en América, en Asia y en Oceanía,
resulta evidente que jírescinden de la doctrina de Monroe en la
parte que contraría á sus propios intereses ó ambiciones. No
hablen, pues, de ella, y proclamen paladinamente su nueva
(1) ((With the existing colonies or dependencies of any European power,
we have not interfered and shall not interfere».
doctrina, la doctrina Mac Kinlej ó Iloosevelt^ ya con toda cla-
ridad expuesita en las frases de este último, antes transcritas.
La doctrina Monroe está derogada por loa sucesores de su
autor. La ha substituido la idoctrina Díaz», esto es^ la acep-
tada y proclamada por el iltistre Presidente de México en el
Mensaje que leyó ante el Congreso de su país en Abril de 1896,
No es esta doctrina manifestación de tendencias expansionia-
tas, no es uii reto que el Nuevo Continente lanza contra Europa,
no es la muralla de China elevada frente á los europeos para
estorbar relaciones de amistad y de intereses; es sencillamente
auna protesta legal contra toda tentativa de usurpación euro-
pea, contra toda tendencia tnonárquica contraria á las institu-
ciones republicanas del Nuevo Mundo».
En suma; es la doctrina de la propia y natural defensa» que
igual valor tiene y de igual modo se acepta en América que en
Empopa. No vale, pues, la pena de hablar de ella en todo mo
mentó, atribuyéndola una importancia especial que no tiene.
Las tentativas de usurpación y de intervención han de ser re-
chazadas siempre y por todos los pmeblos^ vengan de donde
vinieren. Y como precisamente en los actuales días las tentati-
vas contra pueblos americanos se fraguan en la propia Amé-
rica, huelga el adjetivo europeo en la exposición de la doctrina
Díaz.
Dada la situación presente de los Estados del Nnevo Mundo ^
la frase nAmérica para los americanos* es una perogrullada.
Nada vale ni significa lioy, á no ser que se aspire á crear allá
un mundo aislado, siu relaciones políticas y económicas con
Europa. Y como esto es un disparate, Hay que tomarlo como
(U*did grosero de que pretenden valerse los americanos que ha-
bian inglés para explotar y dominar á los americanos do otras
lenguais.
Prescindiendo de que esa aspiración egoísta y antisocial es
irrealizable, de que no hay medio de impedir que Europa tenga
intereses en América, y América en Europa^ jamás podría lie-
280 LOS PUBBLOS HtSl'ANOAMBRIiCANOS
garse á la unión, á la intimidad de yanquis y latinoamerioanos
que supone aquel concepto del monroismo. «Yo he vivido, es-
cribe el venezolano Blanco Fombona, algunos años entre los
yanquis, y los conozco muy bien. Entre su ideal y el nuestro
hay un abismo. Entre su concepción de la vida y de las cosas y
la nuestra hay grandes diferencias. Ellos, "hijos de ingleses, son
egoístas, orgullosos, odiosos; no tienen fe más que en su raza y-
nos juzgan inferiores. Nosotros, suramericanos, sólo nos senti-
mos bien cerca de la Europa latina; Francia, Italia, España
son las tierras de nuestra raza y nuestro amor. Literaria, social
y políticamente son estos países los que más influyen sobre
nosotros». . ^*
El 31 de Enero de 1902 terminó sus tareas la segunda Con-
ferencia internacional americana.
Sus acuerdos ó mociones pueden resumirse así:
I. La adhesión al Tribunal de Arbitraje de La Haya, subs-
crita por todos los representantes de las naciones americanas
que no concurrieron al Congreso que lo creó. Gestionarán esta
adhesión los Gobiernos de México y Norte América.
II. Tratado sobre establecimiento de un Tribunal de Arbi-
traje Internacional para el Continente Americano, al cual de- '
berán someterse todas aquellas cuestiones que no afecten al
honor é independencia de las naciones, siempre que no pueda
obtenerse un arreglo amigable por la vía diplomática. Consti-
tuirán el Tribunal tres re])resentantes de cada nación, teniendo
que ser uno de ellos norteamericano, para compensar la ma-
yoría de los hispanos.
A((uéllas quedarán en libertad de someterse ó no á ese Tri*
bunal, ó acudir, si así les conviniera, al Tribunal de La Haya.
La Delegación Je México presentó el proyecto de Tratado de
arbitraje obligatorio, que se negaron á subscribir varios repre-
sentantes, pretextando falta de autorización de sus Gobiernos
respectivos.
ÍKMeJNaiA IXTIClcNAClnKAt. AMKRICAIfA
^1
ITI. Proyecto de reanién en Wáshing^ton, dentro de un
año^ de otra Conferencia con el fin de expedir un Código gene-
ral de Sanidad para el Continente, y establec^er un Consejo de
SaUíbi'idad internacional.
IV. Convenio para reunir en Río de Janeiro una Comisión
geográfica que determine los n'oa navegables de la América del
Sur, asL como los qae pudieran serlo mediante trabajos bidro-
gráficos.
V. Conveniosobre protección de patentesy marcas de fábrica*
yr. Proyecto para establecer en New York una Comisión
que estudie la crisis del cafó.
yn. Renníón en New York de una Conferencia de em|dea-
dos de Hacienda y co'merciahtes que reglamenten el movimiento
aduanero del Continente, de acuerdo con un «registro de pala-
bras que sirvan para hacer más expeditos el tránsito y docu-
mentación de toda clase de mercancías.
yin. Proyecto para nombrar una Comisión de cinco juris-
pdritos americanos que^ asesorados por dos europeos, codifiquen
el Derecho privado internacional y el Derecho que debn. servir
de norma á las relaciones entre los países del Continente.
LX. Proyecto para establecer una Comisión internacional
de Arqueología.
X, Convenio para la protección de la propiedad literaria.
XL Tratado sobre la entrega de criininalws y persecución
de anarquistas,
XII. Proyecto de unión de las Arntricas por medio de vm
ferrocarril intercontinental.
XIII. Recomendación á los Delegados para que hagan toda
clase de gestiones ante sus respectivos Gobiernos á tin de crear
un Banco Panamericano*
Xiy. Convocatoria de la tercera Conferencia internacional
en Washington, donde deberá darse cuenta del resultado de
todas las comisiones conferidas por esta segunda, y adicionar
ó reformar los convenios acordados.
^1
282 LOS PUEBLOS HISPÁNOAMBRICANÓS
En la sesión de clausura — ¿ la que no asistieron todas las
Delegaciones, pues algunas se habían retirado anteriormente —
leyó elocuente discurso D. Ignacio Mariscal. Satisfecho se mos-
traba «porque se han vencido las más serias dificultades y se
han burlado funestos vaticinios de pesimistas ó enemigos en-
cubiertos; en todas las discusiones, en todos los actos, no obst
tante la oposición de sentimientos y aspiraciones en determi-
nadas materias, ha prevalecido la deferente cortesía que era de
esperar en los representantes de los Gobiernos de América...*
tfSi^l éxito alcanzado no es decisivo, prepara ventajosa-
mente los trabajos de la tercera Conferencia internacional
americana»: son estas las últimas palabras que oyeron del Pre-
sidente de la República los Delegados que fueron á saludarle
en acto de despedida.
No fué decisivo el resultado de la Conferencia, entre otras
razones, porque no hubo acuerdo unánime respecto del arbi-
traje obligatorio, y esta disidencia fué causa ó pretexto de la
retirada de varios Delegados. Pero aun con las limitaciones del
convenio de La Haya, va ganando terreno el gran principio
del arbitraje, como hacía notar en su discurso el Sr. Mariscal,
y si de una parte se imponen las tendencias patrocinadas en
este punto por Chile y los Estados Unidos, de otra la República
Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia y algunos Estados
más se conciertan y se comprometen á someter al arbitraje
obligatorio las cuestiones relativas á límites, derechos de nave-
gación y validez, interpretación y ejecución de los tratados (1).
Así, poco á poco, y mediante esas Conferencias internacio-
(l) Aprovechando la estancia en México, con ocasión de esta Conferencia,
de Delegados de todos los países de América, el Gobierno español envió ins-
trucciones á nuestro representante en aquella capital para la celebración de
tratados de arbitraje entre España y cada uno de los Estados hispanoameri-
canos. Con arreglo á esas instrucciones, el Marqués de Prat firmó convenios
con los representantes de la mayor parto de aquéllos.
Se someterá al juicio de arbitros toda controversia que no haya podido ser
CUNFERENCIA INTERNACIONAL AMERICANA
283
nales, los Estados hispanoamericanoa estrechan distancias y
snavizan asperezas, y por su actitud ©n el Congreso j por sa
conducta fuera de él demuestran que hay sentido político en
los hombres quo los rigen y que tienen muy en cuenta nuestro
antiguo refrán de que al amí^o que no es cierto, con un ojo
cerrado y el otro abierto. Verdad es qne, como escribía The
Economist, de Londres , no oonviene á los yanquis romper
amistades con los demás pueblos americanos y han de hacer
todo lo posible por evitar conflictos; pues la guerra, á pesar
del predominio que aquéllos tienen en el mar, habría de arrui-
nar su comercio. Tampoco quedarían bien parados los intere-
ses de las otras Repúblicas; y como para conservar amistad,
pared en medio, y la |>ared puede empegar á resentirse si los
Estados Unidos realizan su propósito de acaparar por tratados
todo el comercio que aquéllas hacen con Europa, los represen-
tantes de esas Repúblicas supieron desentenderse á tiempo de
la cuestión económica en su aspecto arancelario. Es^ sin duda,
uno de los asuntos que quedan preparados para la tercera Con-
ferencia,
Entretanto, se da tiempo al tiempo. En la gran Repdblica
Norteamericana hay ya quien prevé el nnevo Imperio del Occi-
dente. <tI)entro de veinticinco años^ — ha dicho Hadley, el Rec-
tor ó Presidente de la Universidad de Boston — tendremos
Emperador en Wásbingtonj*. Se librará formidable batalla
entre los trusts y el capital; si vencen los primeros, vendrá la
anarquía; para evitar el peligro^ el pueblo yanqui pedirá Rey,
y para más honrarle, se le dará Emperador. La contienda
resutiltíi par uegotiiocíón directa, «siempre que no afecte í\ los preceptos de la
Constituci'jn de tuio á otro paí», ni il la independencia y al honor nacionnles.
Lia lünciooñfi de arbitro seríln encomendBd&B con preferencia á nn Jefe de Es-
pado de una de t«8 Repúblicas hispanoamericanas, ó á nu Tribunal formado
or Jueces y Peritos espoñol^g ó hiepanoatn erica nos- Si no hubiere acuerdo
' iúhte la desjgnacii^n de úrbitros^ se Bometerá la cuestión al Tribunal interna»
ciODíil perrnaQeut>e de La Haya*
284 LOB PUBBLOS HISPANOAMBRICANOS
entre partidarios del antiguo y nuevo régimen, la lucha encar-
nizada, de carácter social y económico, entre aspiraciones é
intereses inconciliables, podrán anticipar la disgregación de
los Estados Unidos del Norte de América.
Por el contrario, en el resto del continente se tiende á cons-
tituir fuerzas más compactas mediante federaciones, tratados
de alianza ó convenios de arbitraje. Ciertamente, no están bien
avenidas entre si algunas de esas Repúblicas, y tal vez alian-
zas y arbitrajes sekn ineficaces para impedir el .conflicto. Pero
¿quién podría predecir las últimas consecuencias de una guerra
entre los Estados á que nos referimos? Cuando, desgraciada-
mente, no hay medio de concertar á pueblos rivales y hermanos
que aspLpan á constituir grandes centros de acción y resisten-
cia, por la guerra suele llegarse á.esa concentración de fuerzas
sociales y políticas, indispensable para contrarrestar el poderío
de razas ó pueblos extraños.
LA RAZA HISPÁNICA
EN AMÉRICA
Lofl CoQ{¡:re8i>9 cientiñcoa latinoamericanos. ~i^ El equlUbrio de ra^«a y la,
América latina. - Aproximaciones ó alianzas ontre las naclonalidadeff
hlepanoamerí canas.— Los IdiomaB bispaaoamerlcatiod del porvenir.
El elemeato latino peninsular — español y portugués— tiende
á reforzarse en América, y su decadencia eu las Antillas se
compensa ventajosamente con la aspiración á establecer mayor
intimidad y relaciones más frecuentes entre todos los pueblos
americanos de raza hispánica. La unión mediante comunidad
de ideas e intereses es siempre causa y garantía de fuerza, y se
procura llegar k esa unión congregando en asambleas, en nom-
bre de la ciencia, á los representantes de los Estados Unidos del
Brasil y de los pueblos hispanoamericanos.
Por iniciativa de la Sociedad Científica Argentina se reunió
en 1898, en Buenos Aires, el primer Congreso científico latino-
americano. Los cuatro tomos de Actas de ese Congreso, ya pu-
blicados, demuestran la valiosa participación que en el des*
arrollo de la cultura intelectual toman los americanos de origen
peninsular. En las secciones de Ciencias exactas é Ingeniería,
de Ciencias físico-químicas y naturales y de Ciencias médicas
se estudiaron y discutieron temas de capital importancia para
el progreso moral y material de las Repúblicas allí representa-
das, mereciendo especialísima mención los excelentes trabajos
relativos á los medios de establecer comunicaciones fáciles y
permanentes entre todas aquéllas.
2dG L<>8 FUISBLO» llltíPANOAM£iltlCAMOS
El segundo Congreso se inauguró el 20 de Marzo de 1901» en
Montevideo, con solemne sesión, en la que uno de loa Delegados,
el de México, Sr. Pimentel, declai*ó que los hispanoamericanos
del Norte hacen causa común con sus hermanos del Sur, y de-
dicó elocuente y cariñoso saludo 4 la madre patria, á 4(esa Es"
paña tan desdichada en la actualidad como próspera y afortu-
nada fué en otro tiempo, tan agotada hoy como fuerte en siglos
anteriores; pero tan noble, tan valiente, tan digna hoy como
siempre».
Una de las resoluciones adoptadas en este Congreso fué
la recomendación del arbitraje obligatorio entre los Estados
hispanoamericanos, Chile, sin embargo^ reservó su voto, adop-
tando la misma actitud que había tomado el año anterior en
el Congreso de Madrid y que tomó después en la Conferencia
de México.
El tercer Congreso se reunirá en 1905 en Río de Janeiro.
Doce años hace, en 1892, en la Memoria que leí como Secre-
tario general del Congreso GeográEco hispanoamericano, hacía
notar la tendencia á substituir con el equilibrio de razas el an-
tiguo sistema del equilibrio político éntrelas grandes potencias.
Para el progreso y bienestar del género humano — escribía
en 1902 Leroy Beaulieu — es un peligro la preponderancia de
cualquiera de los grupos que forman la humanidad. A todo
trance hay que establecer y conservar el equilibrio de razas en
el mundo, y la reserva más poderosa para conseguirlo está en
la América latina, «Es preciso, dice el ilustre publicista fran-
cés, que ésta continúe siendo latina, que conserve su tradición,
su lengua, sus grandes concepciones, impregnándose á la ve»
del progreso, poblándose, desarrollándose y alcanzando de día
en día mayor prosperidad. Sólo mediante la América latina las
viejas razas del Occidente de Europa podrán seguir siendo uno
de los factores importantes de la civilización human a j y man-
tener, por tanto, en ella la variedad de cultura y de aspecto
LA HAZA HISPÁNICA EN AM^ItJCA
287
n la cual osa civilización caería en verdadera decadencia,
'oda pérdida que sufra la América latina lo será también para
la civilización del mundo*.
Hoy por hoy^ los rivales de la raza latina y de todas las
razas son los anglo europeos y los angloamericanoa, es decir,
los anglosajones de Europa y la raza mestiza del Norte de
^^unérioa que habla inglés. Unos y otros dominan fácilmente á
^ffazas ó puelilos inferiores; frente á loa demás necesitan, para
I imponerse^ hacer esfuerzo extraordinario con relación al ñu.
Esclavizan ó exterminan á indios y africanos; pero sufren
derrota tras derrota en campaña contra loa boers.
La experiencia les enseña que la guerra contra pueblos qne
edén y quieren defenderse ea peligrosa y cuesta muclios mi-
llones, aun tratándose, no ya de boers, sino de tagalos; por
to afirma Leroy Beaulieu qne ♦la invasión de la América la-
;na por la América anglosajona no podría efectuarse por me-
dio de la conquista brutal*. No temei pues^ la invasión armada;
pero sí la infiltración de capitales y de emigi-antes de la América
,el Norte en la América española. Para evitarlo, recomienda á
Repáblicas de origen latino <(orden y buen gobierno en el
terior, paz entre todas ellas y estrechas velaciones econórai-
y financieras con Europa, de la que nada tienen que temer».
No hay que desatender^ ciertamente, tan juiciosas recomen-
rOiones; pero opino que tampoco es probable esa invasión de
igrantes anglos desde la América septentrional á territorios
la América latina* Ko llega á í) habitantes por kilómetro
ladrado la población de los Estados Unidos del Norte, ni
5 por kilómetro cuadrado si tomamos en cuenta además la
tensión y población del dominio inglés del Canadá; tienen
I pues, ancho campo para espaciarse. La emigración de la
erica del Norte hacia la del Sur señalará, cuando acontezca,
decadencia política y económica de la gran República, y la
nsígniente dispersión de sus pobladores. En tales condicio-
, será inmigración aceptable y conveniente; los 20 millones
288 Ufa i'UKHLOH Mlí^PANOAMUlKlOAHütí
de kÜóm tetros oaadradog que canstittiyeti el patrimonio de 1&
raza latina en América necesitan poblarse y colonizarse.
En todo caso, ahora y después , vaya de doode faere^ la
inmigración ea la suprema necesidad de las Repúblicas hispa*
noamericanas. Y si los inmigrantes aportau capitalea, tanto
mejor. No caerán sobre tierras vírgenes habitadas por gentes
salvajes ó bárbaras ; encontrarán rasa vigorosa dominante y
pueblos organizados, á cuyas leyes, idioma y costumbres habrán
de someterse. Emigrantes y capitales se infiltrarán en la iuné*
rica latina, como el agua se infiltra en la tierra , para aumentar
su fuerza productiva. Y tráigase el agua de donde quiera, las
plantas son siempre las propias del terreno y del clima, y donde
nacen quedan.
Grana terreno la idea de establecer aproximaciones 6 alian-
zas entre las Repúblicas hispanoamericanas* No ha mucho la
PolUischc Coi^respondenz^ de Viena, llamaba la atención sobre
ello. Quien examine de cei-ca la política internacional que des-
arrollan las principales naciones sui'amerieanas, tendrá que
convenc-erse de que se está tramitando una inteligencia contra
las veleidades de la tutela norteamericana; pensamientOi pí^r
cierto, muy puesto en razón, pues ya va siendo preciso preca-
verse contra el peligro que ofrece el coloso del Norte.
Se ha comentado mucho el tratado ó alianza secreta que
pactaron Chile, Colombia y El Ecuador, y de cuya existenoía
ya había noticia en 1902. Se supuso entonces que ase pacto obe-
decía al propósito de Chile de tomar precauciones en previsiiin
de una guerra Con los argentinos. Díjose luego que se miraba
máiS lejos^ porque en la América del Sur se comprendía la nece*
sldad de irse preparando para contrarrestar cualquiera de las
posibles veleidades del coloso. El hecho es que allá, en el Norte,
no dejó de inspirar el tratado algún recelo^ y hay quien sospe-
cha que el New York Herald hizo saoriticios de bastante oonsi^
deraeión para obtener el texto. Tin pe&'iódico de Chile, Bl Jlhr-
LA RAZA HISPÁNICA BN AMÉRICA 289
curiOf refirióse á él, y aseguró que su alcance se limita á estre-
char la amistad y fomentar el comercio entre los pueblos del
Pacífico suramericano, y que su principal objeto, por parte de
Chile, no era otro que abrir fácil salida á los productos del
país para llevarlos á los Estados Unidos por la vía de Panamá.
En las demás Eepúblicas no ha sido mal acogida la alianza
chilenooolombiana ; los mismos peruanos la consideran como
garantía de solidaridad que podrá favorecer á todos los pueblos
latinoamericanos .
¿Hay idiomas argentino, peruano, chileno, etc? Es éste,
tiempo hace, tema de discusión entre los hispanoaníericanos .
Algunos escritores de Buenos Aires sostienen, con evidente
apasionamiento, que hablan una lengua bastante distinta de la
española, que merece ya tener su nombre propio para diferen-
ciarla de aquélla; replican otros que la diferencia sólo aparece
en los que no saben hablar ni escribir bien el castellano. Tercia
discretamente en el debate el Dr. Pellegrini, y nos dice que
habrá un idioma argentino; llegará un día en que el español
sea una lengua clásica, como el latín, después de haber servido
de tronco común á idiomas nuevos, entre los cuales se distin-
guirá el argentino, que seguramente será muy distinto del
mexicano.
19
LOS EUROPEOS EN AMÉRICA
La oolonixaclon. - El comercio. ^ L^s empresas flnftncLeras, induAtrimleB,
agricolfts, ütc— Papel stjfj un diario de los yanquis en Atnériea <:on relaciSn
d Europa. -Dogarrollo ile la inñuou'^U alemana. -Laxos de Bfeuto y de la-
ttteñta entre el Nuevo y el Antiguo Mundo, •
Es intolerable, por falta de fandanientOi la pretensión que
los yanquis tienen de ejercer La exclusiva en los asuntos de
América.
En la mayof parte de las Llepáblioas de la America del Sur
y del Centro, la colonia extranjera de origen yanqui es insig-
nificante. Citaremos algunos diitos. En Venezuela hay 14.000
españoles, 6.000 ingleses, 4.000 holandeses, 3.0(X) italianos^
2.500 franceses y 1,000 alemanes: los yanquis son 2y(X En la
Argentina, eu el Uruguay, en el Paraguay y en otros Estados,
ni siquiera dau loa censos el número de individuos de origen
norteamericano; sou tan pocos» que figuran euglobados eu <tna*
cionaUdades varias». Sólo en México aparecen en segunda lí-
nea, después de lo? españoles; son éstos 12.200, aquéllos 10.200.
Ni tampoco desde los puntos de vista económicos han conse*
guido los mercaderes, los industriales y los capitalistas yanquis
imfionerse á los europeos en América. México apartOj donde
la inmediata vecindad de la Unión de Washington y otras cau-
sas iJau el primer lugar al comercio con la República anglo*
americana, exceptuando también algunas Repúblicas del Cen-
tro, en los demás países del Nuevo Mundo predomina el comer*
cío europeo,
En la misma Am^érica Central, en Nicaragua, el comet'cio
292 T.OS PlIlüBLOS UISPAX()A.MKRICAN08
inglés (l:3i:.450 libras esterlinas) (1) sii|)era al de los yanqais
(311.900), y Alemania (277.000) se acerca al de éstos. En El Sal-
vador, Inglaterra, Francia y Alemania juntas (9.13G.000dóllars)
representan casi el doble que los Estados Unidos (S.IOO.OOO).
En el comercio argentino éstos figuran después de Inglaterta,
Francia, Alemania, Italia y Bélgica, cuyo comercio total suma
213 millones de pesos; es decir, unas 17 ó. 18 veces más que el
tráfico yanquiargentino (2). En Chile, el comercio inglés está re-
presentado por 155 millones de pesos; el alemán, por 51 millo-
nes, y el de los yanquis, por 15, igual al de Francia. En el Pera,
el valor del»;omercio inglés es triple que el del yanqui (22 400.000
y 7.300.000 pesos respectivamente), y éste casi igual al alemán
(6.800.000). En el Uruguay, Inglaterra, Francia, Bélgica y
Alemania aparecen sobre los Estados Unidos del Norte: &
2.900.000 í)esos oro asciende el comercio de éstos; el de aque-
llas naciones es en total de 29.700.000: Italia y España, con
2.8B0.000 y 2.213.000, igualan casi á los Estados Uñidos.
Sobre todo, en el comercio de importación, la inferioridad de
los Estados Unidos con relación á Europa es tal, que sólo le
corresponde la octava parte de las importaciones que se hacen
á las Repúblicas de la América del Sur. De los 327.000.000 de
dóllars que aquéllas saman, 105.000.000 son la parte de Ingla-
terra; 41.000.000 la de Alemania y 42.000.000 la de los Estados
Unidos (3).
Y en las grandes emi)resas financieras é industriales, labo-
reo de minas, explotaciones agrícolas, vías de comunicación y
otras obras de interés público, no van á la zaga de los capitales
(1) DMtosde 1901'.
(2i- En ]oa nuevo priinoros meses de 190J> el comcirio de los Estados Unidos
con la Argentina filé el (5 por loo del comercio total de esta República. Al co-
mercio con 1 ti ^-la térra corrospondló el 23i)iir ICO; al francés, el 12'.50 por 100?
al aleniiin, el Iti por 10') y al helí^a el 7 por 100.
(H; Cor,i„ii:rce of La fin A„¿e.'ira. A brief statistical Remeír prepared and pu-
hlished hy Ihn P/iil'(ff''lj)Iii,' f'ij;i ,/crcial Mi'.senm: 1903, 20 páginas.
■JÁ
LOS EUROPlflOg UN AlMLiiai, V
jys
yanqaÍR^ los capitales europeos. Basta recordar qile los estudios,
proyectos y primeros trabajos para llevar á cabo la obra magna
á% América^ el canal interoceánico, en Europa se Iniciaron, j
Bnropa fué la que aportó la mayor parte de los recursos y ele*
mentos necesarios para acometer la empresa. La acción de loe
Bstados Unidos se redigo á entorpecer y diHcultar; cooperaron
eB «1 fracaso de Panamá,, y si no hay aún ooraunicücióii entre
los mares Atlántico y Pacífico por el centro de América, culpa
eÉ de los gobiernos de Washington.
XfBS contiendas políticas y la guerra en las Repúblicfts
hispanoamericanas ocasionan mayor perjuiolo á loa intereses
de nacionalidades europeas que al t^apítiil y al tráfico de los
norteamericaiiofeí. Hasta tjn la Am<^ricft central, considerada en
conjunto, es muy secundaria la intervención económica y ñnan*
ciera de los yanquis. Concretándose á Francia^ sostenía Mon-
sieiir MoulemanSf Director de la Revne DiplomMitpie^ de Parísg
qne la influoncia francesa en la América del Centro puede es»
timarse como preponderante. Más de HOO millones de francos
están comprometidos en empréstitos, ferrocarriles y grandes
empresas agrícolas, sin contar los 1,500 millones (¿ne representa
el canal de Panamá,
También Alemania acrece su influencia en esta región
americana, sobi^e todo en Guatemala, donde, segim el Cónsul
general de los Estados Unidos en esa Bepúblicaí es el capital
norteamericano el primero con relación á Ips ferrocarriles^
pero en cuanto al comercio, los alemanes figuran en jo imera
linea*
Segi^iD datos recogidos por el Vicecónsul de los Estadoa
Unidos en Francfort, el capital alemán empleado en la expío*
tftción de varios negocios en Centro América asciende á 60 mi-
llo u es de pesos < 740*000 acres de terreno son plantaciones
alemanas, y el tráfico y las comunicaciones entre Alemania y
la América central están en poder de compañías marítimas
gerináinoatri,
29á LOS l'UKBLOS HISPANOAMERICANOS
En Bolivia, el comercio con Alemania adquiere de día en
día mayor desarrollo. Casi la. mitad de la total importación en
la República es de productos alemanes, gracias al servicio re-
gular que hacen entre Hamburgo y el Pacífico importantes
compañías de navegación, y al perseverante trabajo y hábil
propaganda de casas alemanas establecidas en el país, cuyos
representantes forman parte de las Cámaras ó instituciones de
comercio bolivianas.
A la vez aumentan las colonias de alemanes en varias Re-
públicas suramericanas, sobre todo en los Estadps del Sur del
Brasil, donde los germanos tienden á constituir la población
dominante, y como conservan sus costumbres, un gran afecto
á su patria de origen y el propio idioma, esos Estados se van
poco á poco desnacionalizando. En Santa Catarina casi el
30 por 100 de sus habitantes son alemanes ó de origen alemán,
y no hablan portugués. La inmigración ahora no es mucha,
pero se reproducen de modo extraordinario. Hay numerosos
matrimonios que tienen de 10 á 15 hijos. La colonia Blumenau
vieue doblando su población cada diez años.
Recientemente, un Sindicato de colonización alemana ha
adquirido en Río Grande del Sur, á lo largo del río Taquary,
í).500 kilómetros cuadrados de tierras, y se propone construir
ferrocarriles para enlazar esta nueva colonia con las demás
alemanas ya establecidas en el mismo Estado. Aspira el Sindi-
cato á derivar hacia estas comarcas del Brasil la corriente de
omigracióii alemana que ahora va á los Estados Unidos del
Norte.
Las iniciativas y perseverantes trabajos de Alemania para
imanar influencia en Aiut''rica, molestan sobremanera á los j^an-
quis, cuya ])rensa, especialmente los periódicos que defienden
la política imperialista y de dominación económica en el Nuevo
!Mundo, se revuelve airada contra los alemanes y aprovecha
toda ocasión de zalierir á su Gobierno y á su Emperador. Y á
tal extremo lleva su agresivo lenguaje, que el Embajador ale-
LOS BUR0PE08 EN AMÉRICA
2Í)5
man eu Washington tuvo que llamar la atención del Ministro
de Relaciones exteriores de la República sobre loa inconve-
nientes que la actitud de esa prensa ofrecía para el manteni-
miento de la buena amistad entre ambos Estados.
En cambio, á los brasileños no parece que les preocupa la
¡situación preponderante que van tomando en la República los
colonos alemanes. Sus periódicos hablan de vez en cuando del
«peligro alemánjfr; pero los gobernantes y el país, en general,
no lo temen, porqae comprenden loa inmensos beneficios que
reportan la inmigración y colonisiación como medios de pro-
greso material y moral. A medida que aumenta la población, y
se fomentan cultivos é industrias, y se desarrollan el trabajo
y la riqueza, y se crean, en suma, intereses económicos, el
orden se impone en la yida social y son menos frecuentes loa
di^iturbios políticos y movimientos revolucionarios. Por ley
natural, el orden y la paz interior favorecen y estimulan el
mi.s rápido progreso de aquellos intereses.
La fórmula de «Amé rica para los americanos», en el sen-
tido que hoy le dan las gentes del Norte de ese continente^ las
que se han apropiado el nombre de americanoif^ ni significa
una realidad, ni puede expresar un ideal. Esas Américas del
Centro y del Sur prosperan y se engrandecen principalmente
gracias á sus relaciones con Europa, que poco á poco las va
ayudando á poblar y explotar sus vastos y fértiles territorios,
y qtie mantiene con ellas tráfico importantísimo, reforzándose
asi los lazos de afecto y de intereses que unen al Nuevo Mundo
con el Antiguo.
Si alguien Iva de intervenir en los conflictos que surjan
entre los Estados liispanoamericanos^ sobre todo para procu-
rar avenencia y restablecer la paü, son las naciones europeas
las que mejor derecho tienen, y no deben tolerar (jue se inter-
pongan los Estados Unidos, como no sea en el lugar secundario
<jne les corresponde.
29G LOS PUBBLOS HISPANOAMERICANOS
De día en día habrán de ir perdiendo prestigio en América
esos yanquis, cuyo imperialismo tiene que producir sus natu-
rales efectos. Los hispanoamericanos ya no pueden considerar
á la gran República de Washington como modelo de pueblo li-
bre, justo y progresivo, ni como amparo contra tentativas de
colonización ó conquista por parte de las potencias europeas.
Se apartan de ella, porque comprenden que es su mayor ene-
migo, y tienden á establecer más íntimas relaciones con
Europa, en la que hallarán seguramente, cuando la ocasión sea
oportuna, sostén y defensa contra aquél.
El nuevo estado de cosas que se inicia en América es fruto
de la política de Mac Kinley. Si hoy los historiadores encuen-
tran las raices de la decadencia de España en los mismos días
de Carlos I y de Felipe II, en los tiempos de Mac Kinley y
Roosevelt habrán de investigar los historiadores del porvenir
el remoto origen ó causa primera de la disolución y ruina de
los Estados Unidos del Norte de América.
FIN
1
■.!j
Índice
Pá«».
Prólogo*
5
13
SO
Cuba.
Í-Lii intervención yanqui.— El censo ña población.- Tí ecesld a d de
repoblar la isla. -La intníirrBción espiiñola.— Valor del elemento es-
pañol en Cubi,.— Los partidarios de la aüexidn á los Estados ünidoe.
.—Situación politico. de Cuba en 1901 »— La Asamblea Constitu-
yente,-Loa partidos.— Anexionistas y naoíonallRtas.- La Conati-
tQción cabana.— La enmienda Ptstt.— Ejtigeneias y tenacidad del
Gobierno de Wíishingrton,— La Repi^blica de Cuba ,,..
NIU.— Laa elecciones presidenciales.— Tomás Estrada Palma: su slgniñ-
I eaciÓD y ana propósitos.— Política de unión y de armonía entre los
I eletneutos español y cubano*— Un decreto de Wood .—Trabajos dé
saneamiento . ...<,....*
IV.— Estrada Palma en la flabana.— Fin de la intervención directa de
los yanquis.— »La colonia española»— El problema económico en re-
Ílaeíón con la actitud y política de los Estado» í'nlil is, — Fin ifs in
primera legislatura
—La situación financiera en 1903.— La lotería umioimi. Ki empréa-
tito y el ejército libertador.— Asomos de rebelión. ^La isla de
Pinos y laa estaciones navales yanqnia cu Cuba... B4
.—ííegocificlón del empréstito.— Nuevos impueetoa.- Reconstitución
de la riqueza de la Isla.- £1 problema de la inmigración.— Instruc-
ción pública.— Tratado de reciprocidad comercial con los Kstados
L'nidoB, .,,.,.. .....I., 89
PuertiO Bico.
población y su estado actual.— La miseria^ el hambre y la emigra-
ción,—Portorriqueños al Paclflco.—Falta de aptitudes colonizado-
ras de los yanquis.- Régimen político,— La Inmoralidad de la .\d*
mi Distrae ion. — Comparación entre Puerto Rico provincia ó parte
de la Nación española, y Puerto Rico tiranizada por los yanquis,, 45
SO
Indios
Págg
Bepúblioa Dominicana.
Conflictos ecooómicos.— Propósitos de anexión á los Estados Unidos.—
Nuevas revoluciones.— Alejandro Wos y Gil. —La neutralización de
los mares dominicanos y los puertos francos.— Oposición de los
yanquis.— Otra revolución.— Gobierno provisional 58
Méxioo.
I.— Prosperidad de esta República.— Su situación en 1901.— Los indios
mayas 57
n.— México en 1903.— Vías de comunicación. -Empresas de coloniza-
ción—Datos estadísticos.— Informe presidencial.- Reclamaciones
de la Iglesia católica.— México y los Estados Unidos ante el Tribu-
nal de La Haya 60
III.— México en 19(».— Informes presidenciales.— Empresas de coloni-
zación: los mormones: los cheroquis: los boers 64
Guatemala.
Fomento de la instrucción pública . —Comunicaciones. —Reforma
constitucional: la reelección de Presidente.— Trastornos geoló-
gicos 73
M Salvador.
I— Población de la República.— Gobierno del Presidente D. Tomás Re-
galado.—Fomento de la agricultura.- Ferrocarriles.— El nuevo
Presidente D. Pedro José Escalón.— Obras y servicios públicos.—
Reforma de la enseñanza superior.— Precauciones contra el anar-
quismo 77
II.— El asunto Burrell,— La «Compañía Comercial de El Salvador».—
Pretensiones de los yanquis.- Laudo arbitral protestado por el
Gobierno salvadoreño. — Nuevas negociaciones.— Convenio entre la
República y la Compañía.— Ratificación del Convenio y protestas
de la Asamblea Nacional. -El asunto Guirola 81
Honduras.
I.— Población de la República,— Los Sindicatos norteamericanos.—
Porvenir del país.— (iobierno de Terencio Sierra. -La elección pre-
sidencial.—D. Juan Ángel Arias y D. Manuel Bonilla. -Guerra
civil. -Triunfo de Bonilla 89
II.— El ferrocarril interoceánico y los empréstitos: una deuda de
ÍNDIOB 299
96.000.000 (le pesos oro.— Actitud, propósitos y conducta del actual
Presidente 96
Nicaragua.
Capitales extranjeros y empresas de obras públicas y colonización.—
Nuevos códigos. -Tentativasrevolucionariaa.— Amnistía.— El Pre-
sidente y la Asamblea Nacional Legislativa 101
Costa Rica.
La frontera con Colombia, según la sentencia arbitral del Presidente de
la República francesa. -Desarrollo.de la producción agrícola —Ne-
cesidad de facilitar los medios de transporte.— Los plátanos cos-
tarricenses 106
Política internacional centroamericana.
I.— El pacto de Amapala y los Estados Unidos de /Centro América.—
Fracaso de la Federación y sus causas.— Persistencia de la tenden-
cia federativa y medios de realizarla.— Los Congresos jurídicos.—
El Congreso de periodistas.— Los Congresos de estudiantes. -La
Unión aduanera 109
II.— La conferencia de Corinto y el arbitraje obligatorio. -Actitud de
Guatemala.— Instalación del Tribunal de arbitraje.— Hechos que
contrarían la tendencia federativa. -Acción común para evitar-
los.—La conferencia de Acajutla y el afianzamiento de la paz en
Centro América 115
El Canal Interoceánico.
I— Los Estados Unidos y la Gran Bretaña en la cuestión del canal inter-
oceánico.—Antecedentes: el tratado Bulwer-Clayton.— Los tratados
Hay-Pauncefote de 1000 y 1901. —Nicaragua y Panamá.— Los ferro-
carriles interoceánicos 121
II.— Proyecto de tratado yanquicolombiano para la construcción del
canal por Panamá.- Estado de la opinión en Colombia. — Desapro-
bación del tratado Herrán-Hay.— Actitud de Colombia y de los
Estados Unidos —Tendencias separatistas en el istmo.- La inde-
pendencia de Panamá 129
Panaxná.
I.— El departamento colombiano de Panamá. -Rebelión é independen
900 tNDlCIfi
PAgs.
oia: la Bepúbliea de Panamá.- Complicidad é intervención de los
yanquis contra Colombia.— Actos y propósitos del Gobierno colom-
biano. - Circunstancias desYentajosas para la construcción y explo-
tación del canal , ÍJCfí
II.— Preparativos bélicos.— Gestiones conciliadoras. -El Centro colom-
biano de París y la misión del General Reyes en Washington.—
Criterio de algunos Senadores yanquis.— El contrato Hay-Varl-
Ua.— £1 reconocimiento de la República de Panamá y la deuda co-
lombiana 146
Colombia. '
Guerra civil.— Deplorable situación del país: el comercio y los cam-
bios.—Esfuerzos del Gobierno para restablecer la paz.— Interven-
ción de losy|inquis.— Fin de las hostilidades.— La Presidencia de
la República 151
Venezuela. '
I.— El Presidente D. Cipriano Castro.— Cuestiones ó conflictos eco-
nómicos con los yanquis.- Participación de colombianos y vene-
zolano» en sus respectivas revoluciones y guerras civiles. -Con-
servadores y liberales en América.— Intervención indirecta de los
yanquis en esas guerras.— Llamamiento á Europa.— Aspiraciones
á reconstituir la antigua gran República de. Colombia. -Recrude-
cimiento de la guerra civil en Venezuela, y últimos esfuerzos de
Matos, jefe de los revolucionarios.— Victoriosa campaña de Cas-
tro.—Reclamaciones de subditos extranjeros 167
II.— Alianza anglogermana contra Venezuela.— Actos de hostilidad.-
Bloqueo de los puertos venezolanos. —Causas de la agresión.- Ale-
mania é Inglaterra contra las aspiraciones de los Estados Unidos á
la heguemonía política en América y al predominio mercantil en el,
mundo.— Primer triunfo de Europa sobre la América yanqui, é in-
fracción, tolerada por ésta, de la doctrina de Monroe • 170
III.— Los alemanes en Maracaibo.— Transgresión de los principios ge-
neralmente admitidos en Derecho internacional.— Los anglos y los
germanos rebarbarizados, según Spencer: verdadero concepto de
la superioridad de razas. — Fin de las hostilidades. Los Estados
L^nidos en connivencia con Europa contra una República ameri-
cana.-Los acreedores de Venezuela.— El Tribunal de La Haya. -
Las Comisiones mixtas y los arbitros.— La reclamación de México
Bometirl&Ht urkjttrujw del Xisniatnjcie hJspnña eti Garacas 176
IV.— Hetiuuciu del í 'residen í,e ('astro. nó ailmitidu por el CongreBO,—
La ifuerra civil y la intervención extranjera. -Aspi Paciones coló-
nUlesile Altrntanía cu América*-* Nuevas diipoaidoneíi %4ohre ex-
tranjeros (lomicilíntlos y tranaeontes eu Venezuela, -SumUlón y
míáulñesto <le Matos. ^Últimos trances de la guerra.— El caudillaje
y liis oUg-ariiuUs en América ... 188
abaJDB {jpeodéslcos: U revisióü del arco de merírlliuio meiiido en el
siglo xvtii.—Laa vfssde comunicación: el ferrocarril de Guayuquil
.IQuito.— [,08 partidoR polftíoos.-El matrimonio civil.^^ituación
Hiciera.. ..^.^^ ...... „..<.., 188
tó^ttBos y üHtailo actnal de la Bepüblic^. —Los capitales extranjeros
y laa empresas mineras. -Líneas fie nayegacíón^ ferrocarrilef y
tranvfíia.— La renovación de Presidente.— D, Manuel Oandarno y
BU programe de gobierno»— Loa pottidoa político», ,, IflB
DllTia.
ITi— Laa cueatíouee de límites- — La frontera entre Boliviay el BtubíU —
Antecedentes. -Resumen de las nej^oclaciones y eatudioa hechos
para determinar aquella, frontera.— El país del Acre y de U goma
elástica.— Las d{fle>^acIone8 y laa aduanas boliviana!^ en eata re-
^<in.— Con nieto con los brasíleñoa.— La República del Acre.—
Querrá entre bolivianos y acrenses, é Itttervención del Brasil. -Be*
novación de las nefyotilíirioneii para ^ar la línea diviaoriBt—Loa
trabajos de h\ Comiííiün Balllvián-íJrnls. *...,.....» .,
J*— Nuevo aspecto de la euestidn del Acre.— El Sindicato jingloyan^
quf y el proyecto de Compañía para la explotación de eaos territcK
riúfl.— Reaiielta oposición del BrasiL -Nueva insurrección ea el
Acre. -Carácter y alcance del contrato con el Sindicato, aegun
Solivia. —Ventajas é ¡íironvenientes 6 peligros de las concesiones
á extranjeros. - Transferencia ó venta al Brasil de loe derecUoe del
Sindicato*- El ^^/o/.'. ri v...// ron iíaUvíi. t,m soberanía del Brasil
eaelAore..,
t'^Xiñ. frontera ruíj'H iJoinia v i'^rM. -pretfjiiifiones de uno y otro
Estado.— El arbitraje,- Alegatos hlatÓrico-goográflcos.-La frfm*
169
%m
^1
302 iNDIOB
Págra.
tera paraguayoboliviana.- Exploración hidrográfica del Capitán
Bolland. -Proyecto de unión de Bolivia y la República Argentina
como principio de los Bstados Unidos de la América del Sur.— La
situación del pais, según el mensaje presidencial de 1903.— Candi-
datos á la Presidencia. 214
Paraguay.
Gobierno interino de D. Héctor Carvallo.— Relaciones comerciales con
los Estados Unidos.— El Presidente D. Juan A. Ezcurra. -Su pro-
grama de gobierno....... 223
Uruguay.
Situación económica.— Los partidos blanco y colorado. -Elección pre-
sidencial.—Movimiento revolucionario en Marzo de 1903 é inme-
diata pacificación. -Nueva desavenencia de los partidos políticos,—
Prosperidad económica y financiera —El puerto de Montevideo.. . . 237
Bepública Argentina.
I.— Situación económica del pais. -El comercio exterior.— La produc-
ción agrícola.— La industria de carnes congeladas.— Afluencia de
capitales y abundancia de oro. —La huelga de la gente de mar.— La
comunicación fluvial y los puertos.— La inmiíirración y la coloniza-
ción: los colonos boers 231
II. -La cuestión de límites con Chile.— 'Temores de guerra.— La con-
ciliación y los pactos internacionales. — Manifestaciones mutuas de
simpatía y amistad.— La sentencia arbitral del Monarca inglés.—
Bases del Convenio argentinocliileno.— Las fiestas de la paz 239
IlL— El proyecto de ley de divorcio— El fraude electoral: la Cámara
de la provincia de Buenos Aires. -El sistema parlamentario y el ré-
gimen representativo.— Intervención ilegal del Presidente en las
elecciones. — Preparativos para la renovación de Presidente.— La
Convención Nacional.— El centenario de la Independencia y la ciu-
dad de Buenos Aires.— La Reina de los pain[)as 244
Chile.
I.— Relaciones internacionales —La cuestión del Pacífico.— Aspiracio-
nes de Bolivia y Perú á recobrar los territorios (jue les pertenecie-
ron—Antecedentes. -Aprestos militares y corrientes de inteligen-
cia entre aquellas Ropúblicas y la Argentina. -Posibilidad de la
Índice 303
Págs.
intervención amistosa de esta última.— Propósitos del Gobierno
chileno.— Negociaciones con Bolivia.— Rumores de anexión defini-
tiva de Tacna y Arica á Chile 251
II.— Situación económica.— El militarismo y la decadencia de las fuer-
zas productoras. -Nuevas circunstancias favorables al desarrollo
de la riqueza pública —Ventas de tierras y colonización 255
III.— Política interior.— Nuevo Presidente. —Los partidos políticos. -
La coalición para el Gobierno.— La cuestión obrera en Valparaíso.—
El parlamentarismo y las crisis ministeriales. -Esterilidad de la
labor del Congreso a58
El Pais del porvenir.
Las tierras magallánicas y la Patagonia. — La Tierra del Fuego.— La
colonia chilena de Punta Arenas.— Colonización de los territorios
chilenos.— Expediciones, estudios y colonización de los argentinos
en la Patagonia.— Puerto Gallegos.— La ganadería y las lanas.—
El valle del Chubut y sus trigos.- Resumen: cultivos, animales,
minas y maderas 263
La segunda Conferencia internacional americana.
Antecedentes.— Programa de la Conferencia. — La cuestión del arbi-
traje.—Los Delegados en la Conferencia reunida en México. -Inau-
guración y tareas de la asamblea.— Pretensiones de los yanquis.—
La doctrina «Monroe» y la doctrina «Díaz>. -Resoluciones de la
Conferencia. -Juicios sobre el resultado de ésta y sobre la política
internacional americana < 271
lia raza hispánica en América.
Los Congresos científicos latinoamericanos. -El equilibrio de razas y
la América latina. — Aproximaciones ó alianzas entre las nacionali-
dades hispanoamericanas.— Los idiomas hispanoamericanos del por-
venir 286
Los europeos en América.
La colonización. — El comercio.— Las empresas financieras, industria-
les, agrícolas, etc.— Papel secundario de los yanquis en América
con relación á Europa. -Desarrollo de la influencia alemana.— La-
zos de afecto y de interés entre el Nuevo y el Antiguo Mondo aíl
1
j
ü
LOS PUEBLOS
HISPANOAMERICANOS
EN EL SIGLO XX
\?
LOS PUEBLOS
HISPANOAMERICANOS
EN EL SIGLO XX
V-:-
V
LOS PUEBLOS
HISPANOAMERICANOS
EN EL SIGLO XX
LOS PUEBLOS
HISPANOAMERICANOS
EN EL SIGLO XX
POK
Ricardo Beltrán y Rózpide
de la Real Academia de la Historia,
Seeretario general de la Real Sociedad Geográfica,
Soeio Honorario de las Geográficas de Colombia y de Lima, de la Academia Nacional
de Historia de Colombia y de la Academia Colombiana de Jurisprudencia,
Socio Corresponsal de la de Geografía y Estadística de México,
Individuo Correspondiente de la Academia Nacional
de Historia de Venezuela, etc., etc.
Segundo trienio
(Befundidón y ampliación de las «Revistas hispanoamericanas» publicadas
I por el autor en La Ilustración Artistiea, de Barcelona).
MADRID
Imprenta del Patronato áe Euérfanos de Administración lülltar.
1907
;.:*
CUBA
Cñbft «n 1904.— El veto preBidencíal.— La Bitnacfón política interior.- Estado
t económico del paie.— El comercio.— España en el mercado cobano.- El
empréstito de loa S5 millone8,-El crédito de la República.— Loa yanqnli
y loa negros cubanos. <-El menaaje del Presitlente: haberes del ejército
libertador: la cneetión de braccroa: el ferrocannl central: inatrucciún pü»
blica: relaciones comercialea j políticas con loa Estadoa ünicldfl.
Desavenencias entre el Presidente y las Cámaras, creciente
hostilidad entre los partidos liberal y moderado, eran la nota
predominante áe la vida política ÍDteri©r de Cuba al comenzar
I «1 año 1904.
kEl Presidente hacía uso del derecho de veto que le confiere
Constitución contra acuerdos de los Cuerpos colegisladores.
Allí, como en etros Estados constitucionaleSi los Diputados
j Senadores gozan de inmunidad por las opiniones y votos emi*
tidos en el ejercicio de sus cargos, y no pueden ser procesados
por delitos comunes sin previa autorización del Cuerpo res-
pectivo.
I Pero los Senadores y Diputados cubanos querían mayor pri-
^^vilegio aún, y discutieron y aprobaron en los últimos días de
^^KSOS tina ley qut establecía procedimiento especial en los Jui-
^ €Íos contra ellos cuando fueren acusados de la comisión de al
|| gún delito, substrayéndolos de la jurisdicción ordinaria de loa
tribunales.
LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
El Sr, Estrada Palma se opuso á que prosperase semejante
f aero, que no se avenía con la letra ni con el espíritu de la
Constitución cubana ni de ninguna Constitución democrática^
y devolvió el proyecto a las Cámaras.
Poco después negábase también á sancionar el proyecta de
Lotería nacional, aprobado por la Cámara de Diputados elSdd
Cnero. El mensaje que con este motivo subscribió era una ra-
zonada y enérgica protesta contra el juego. Pero, segiin re-
cordó el Sr. Sanguilí, no pensaba lo mismo Estrada hace algu-
nos años, cuando en Cayo Hueso se aprovechaba del juege de
la lotería como medio de arbitrar fondos para hacer la guerra
4 £spaña.
Los políticos afiliados al partido liberal ó de oposición que-
jábanse del abuso que liacían de su poder ó influencia los coa*
serradores ó gubernamentales, Asuntos personalísimos, de
actas y de cargos ó destinos públicos, preocupaban preferente-
mente a Senadores y Diputados. iSería muy deplorable— escri-
bía con tal motivo el Diario de la Marina — que cuando tode
marcha bien en esta joveu nación, producción material, admi*
nistración pública, relaciones entre sus habitantes, crédito
interior y exterior, fuese una cuestión, que bien ó mal ya está
resuelta, la cuestión política ^ la que nos pusiera en evidencia
ante los pueblos civilizados del nuevo y el viejo continentei
que no podrían explicarse cómo Cuba, con un gobierno ho»-
rado, con una instrucción creciente, con una gran zafra y con
una salud pública inmejorable^ era un país desgraciado».
Y en efecto, desde el punto de vista económico, no podía
quejarse la nueva Kepública. La última zafra había sido ex-
traordinaria, ¡1.200,000 toneladas! El país se iba reponiendoi
mucho antes de lo que se suponía, del estado de abatimiento y
miseria en que quedó después de la guerra. Las exportaciones
tuvieron un alza de más de 19 millones de dólares de 1899 á 190Q;
las importaciones disminuyeron, principalmente por la menor
introducción de ganados en la iala, en esos últimos tiempos A
consecuencia de la guerra quedaron casi aniquilados los gana-
dos de toda clase que poblaban en tiempo de paz las feraces lla-
nuras j espesos maniguales de Cuba, y ¿ reparar esta parte tan
importante de la riqueza agrícola se dedicaron no pocos capita-
listas> realizando con ello pingües negocio». En 1Í-MJ4 los cam*
pos de Cuba volvían á ser recorridos por centenares de miles d»
^abezas de ganado de diferentes clases, y era de esperar que en
breve plazo su riqueza pecuario, alcanzase la importancia que
avo siempre,
Al aumento de las exportaciones habían contribuido, en pri-
mer término, los productos mineros, tales como el hierro j el
iiafalto, y los productos agrícolas y ganaderos, tales come fru-
tas, cueros crudos, miel, etc., sin contar, por supuesLeí el azú-
car y el tabaco. La industria apícola tomaba gran incremento
y prometía ser una fuente no insignifícante de riqueza para la
Kla* El valor de la miel exportada en 1902 ascendió ya á
íl.OOO dólares.
En el comercio general de Cuba correspondía k España el
\ por 100 de las importacLones. Desde 1899 Inglaterra se dis-
putaba con España el segundo lugar en las importaciones, y
era y es de temer que si nuestros comerciantes é indnstriales
no trabajan con tenacidad por conservar y acrecer su influencia
^«n es© mercado, no sólo los ingleses, sino los alemanes, france-
^His, j en especial los yanquis, irán adquiriendo lo que los núes-
tros pierdan.
Como escribía el Cónsul do España en Cienfuegos, D. Ma-
nuel María Coll— de cuya última Me/moria Comercial tomamos
los datos que preceden — , seremos pronta é irremisiblemente
Tencídos en el mercado de Cuba si nuestros comerciantes no re-
^^miten de continuo á sus compradores catálogos y notas de pre-
^^Bos que les permitan establecer comparaciones entre precios y
' precios, entre nuestros productos y los productos similares de
DS países; si no atienden las indicaciones de esos mismos
ipradores en todo lo referente á la manufactura, acondicio-
8
LOa PÜBBL08 PI8PAN0AMRRI0AN08
namiento y presentación de los artículoa; si no mandan con fre«
cuencia viajantes inteligentas qne los ilustren acerca de las
alteraciones y novedades de interés que ocurran en el mercado;
si, por último, no inquieren las causas^ para combatirlas, á que
86 debe el qae alganos de nuestros artículos hayan desaparecido
ó estén en vías de desaparecer del comercio de esta isla.
El 4 de Enero había aprobado el Senado el proyecto de ley
para el empréstito de lo^ 35 millones de dólares. Los veteranos
del Ejército libertador apremiaban con insistencia en reclama*
ción de los haberes qne les fneron reconocidos ^ y urgía resolver
en breve plazo,
A principios de Febrero se temió que la guerra rnso japonesa
dificultara 6 impidiese la emisión del empréstito. Pero á me-
diados de mes la operación estaba hecha; la tomó á su cargo la
casa Speyer y Compañía, de Nneva York. Se emitieron bonos
al 90*50 por 100 con interés del 5 por 100, garantidos con el
15 por 100 de la renta de aduanas. El prestamista no intervenía
en ésta; el Gobierno recaudaba y se comprometía á situar opor-
tunamente fondos para el pago de capital é intereses, El plazo
de amortización era de cuarenta años. En todo el año debían en-
tregarse los 35 millones, cobrándose la casa Speyer una buena
e omisión. Pocos días después, los banqueros E, TJpman y Com*
pañía, agentes del empréstito, vendían los bonos á 96'50porlOOj
ó sea con un 6 por 100 sobre el tipo de emisión.
Marchaba bien, pues, el crédito de la República. Los ban-
queros yanquis facilitaban los empréstitos y demás operaciones
financieras del Gobierno, con lo que éste podía cubrir las más
apremiantes necesidades, una de las cuales^ y muy imperiosa,
era el pago de las indemnizaciones y sueldos debidos con ooa-
flión de la guerra de independencia.
Claro es que por este medio los Estados Unidos, principales
acreedores dje Cuba, afirmaban y robustecían su influencia en la
isla, en la qne pretenden imponer hasta sus costumbres, por más
CUBA
ue algunas pugnen con el espirita democritico y con los sen»
mientos humanitarios de la raza española y^ en general, de la
raza latina. Nos sugiere esta observación la lectura de periódi-
cos cubanos y centroamericanos en los que se formulaba sentida
protesta contra yanquis residentes en Cuba que se niegan á todo
¡trato con los hombres de color, citándose especialmente el caso
Be un yanqui fondista 6 dueño de hotel que no consentía que ne-
gros ni mulatos se hospedaran 6 comiesen en su establecimiento.
«Tales desmanes— exclamaba uno de esos periódicos— no deben
plerarse en la tierra que regaron con su sangre los Maceos para
Bvantar el edificio de la Hepública democrática'».
I En 20 de Octubre terminó la legislatura. La labor de las Cá-
maras fué insignificante; habíanse perdido siete meses á causa
de la abstención de las oposiciones» La concesión de loa crédi-
toíí necesarios para obras públicas, higiene, fomento de la inmi-
gración, etc., etc., quedó para la legislatura siguiente^ que
empezó el 7 de Noviembre.
El El Presidente, en su mensaje, mostrábase muy satisfecho
por el buen nombre y crédito de que gozaba la República, por
la afluencia de capitales extranjeros y por el progresivo des-
■rroUo de los distintos ramos de la industria agrícola.
B El estado sanitario del país era bueno: la mortalidad en el
último año* había sido de 16^87 por 1.000 en toda la isla;
de 21 '20 por l.OOfJ en el término de la Habana durante los me-
ses transcurridos de 1904. Como siempre, la tuberculosis es la
enfermedad que más víctimas causa*
El 6 de Octubre había empezado la entrega de cheques (4 la
rden de las sucursales del Banco Real del Canadá) en pago
[el 50 por 100 de los haberes de soldados, cabos y sargentos del
Sjército libertador que no habían vendido sus abonarés. En el
día en que se leyó el mensaje la deuda liquidada ascendía á
.768.420 pesos.
Después de pagar ese 60 por 100 aún quedaban, pues, pesos
10
LOB PUBBLOS HlSPANOAMRKlCÁNOS
28. 500, 0(XI sin saldar, y como de la liquidación de los presu-
puestos venideros sólo resultarían modestos sobrantes, no ha-
bría medio de atender, sin arbitrar nuevos y especiales reeur-
sos^ al pago de dicha obligación. El Presidente proponía que
se aplicase á ella parte del producto de los impuestos creados
para cubrir. el empréstito de 35 millones; pero lo que por este
concepto se retuviera, sólo permitiría contratar un nuevo em*
prestito de 11 millones. Si se pasa de esta cantidad, será muy
difícil que pueda Cuba pagar los intereses. Trátase, pues, de un
problema financiero que preocupaba^ con razón, á los gober-
nantes de la República,
Otra cuestión de capital importancia para el presente j por-
venir de la isla es la de braceros. De la cosecha del año anterior
quedaron más de 100.000 toneladas de caña sin cortar, por no
haber suficiente número de trabajadores. Se esperaba en este
año cosecha mayor y se insistía en la urgente necesidad de
atraer inmigrantes, gente sana y robusta, y sobre todo familias
dispuestas á establecerse en el campo. A inmigrantes de tales
circunstancias hay que tratarlos y pagarlos muy bien, y para
esto hacia falta votar créditos de alguna consideración.
Aún se imponía, j también con caracteres de urgencia, otra
obligación que ha de pesar sobre el Tesoro cuba ti o. La Empresa
del ferrocarril central había hecho maravillas; en treinta me-
ses abrió comunicación entre Santiago de Cuba y Santa Clara;
700 kilómetros, sin que el Estado cooperase con un centavo ni
con privilegios ni compensaciones de ningún género. Pero tal
esfuerzo agotó los recursos de la Compañía; la «The Coba Rail-
road Company» debía muchos miles de pesos^ el tráfico no era
remuneratorio, y aqnélla estvivo á punto de suspender el servi-
cio. Para evitarlo, propuso el Presidente que el Estado se com*
prometiera ¿ pagar los intereses de la deuda de la Compañía.
Al ramo de instrudción pública se concedía gran importan*
cía» Más del '20 por lOO del total del presupuesto de gastos se
destinaba á la educación del pueblo. Notábase, sin embargo, nn
vacío en lo que se reñere al magistenor aún no habfa Escuelas
Normales de Maestros,
^^ El tratado de reciprocidad comircial con los Estados Unidos
^B» surtía todos los efectos que se presumieron en cuanto al au-
^Haento de las exportaciones yanquis á Cnba. Esta les vendía
^■biucbo más qne les compraba. En los mercados europeos en*
^^kentrati los cubanos bastantes artículos mejores^ más baratos
y más acomodados á sus gastos.
El 1.'** de Jallo se canjearon en Washington las ratificaoio-
oes del tratado de 22 de Mayo de 1902^ de relaciones políticas
entre Cuba y los Estados Unidos, Como consecuenciaj quedó
implícitamente eliminado de la Constitución cubana el apéndice
I
í contiene las prescripciones de la ley Platt.
II
Cüb» en 1906.— Los partido* políticos.— La «ituación ooonómtcR,— El mensaje
Ípresidcecial de Abril: la Hacienda, el comercioj los bruceros, el poder ju-
I dicialf Ia instrucción pública, efct*.— PreümiDarea de la elección presíden-
I dal y elecciones generales. — Loa yaDquis de la isla de Pinos,
UCOJ
pera
AY1 a
Se exacerba en este año la rivalidad entre los partidos poli-
Ácos de Cnba. El nacional y el moderado, 6 sea radicales ó li>
rales y conservadores, se hacen guerra sin cuartel.
No los dividen y enemistan ideas ó principios de gobierno;
en el fondo, aunque otra cosa aparenten^ no hay más que odios
ó antipatías personales^ ambiciones poco nobles. Tomar buena
liarte en el reparto del presupuesto^ ocupar destinos públicos
altas posiciones oficiales, es la aspiración predilecta de los
las de los políticos,
Se censuraba al Generalísimo de la revolución porque había
recibido 277.000 pesos entre sueldos, regalos y gratifiraciones.
íien es verdad que también muchos creían que eso y bastante
aás mereció el gran Máximo Gómez, y qae sólo espíritus ruines
„ envidiosos podían veg^^^^^,, de Ca^- ,„. Bl PresV
dente. .- ^«^^^^^ ^s í - ^^^" ^l* nvin-pioB-»*^ '>*'"",
T,a crisis f vie ^^ ^^.vtui^o con itici^^
^.uevo aoU.no, consU. ^, ,,„auocV6n de a..c.
sldente. . ^^,^ era buena. La P g^^^,^ en
,cK)4 e%»«¿^* "" TloB F^stados ÜB^d"«' ^ ,ecU>tocidad
tando tnncho '»"^. ''", „,asi los cubanos ^ ^^^^,,,0
elerci^U---;::: aa .*Ptin.a ^«^^^^ jábalos p.O'
^, 3 de Abnl --;^^^,,,,te en ^ 7;;tdn.im^i.aci6n pí^"^
^.clonaUubano^E^J ^^^^^^ -»^:'^' «didas toncadas pa.a
lica y el «^-^^'^^V;, condiciones de salnb. ^ ^^ ^^^^
Inservar y -30- ;^^^,^, -^^^te^do delaHacie^^^
íAostribase gran ^^^^s. etc. El es ^^ ^^^,a«te
f..o.--^^--^^".T :; de Ua..o ^^"-;%. gene^ales
„a n.«y h'^^'^S^''"" :" U.S de cubiertos lo« » de
de 10.164,000 P--^f :,„He de lo» ^-"l^cito liberta-
de la na.i6n. ^"^^^1 ^ ^«-'^^^f T^ÍiEiltades .- -
-rema P^^- ..entaba... --r.o:¿
del. 600.000. ^^
^n^
Como es sabido, el azúcar y el tabaco forman la gran masa
de la exportación cubana: 54.000.000 y 25,000. 00<) pesos, respec-
tivamente, en 1904,
Los Agentes consulares de Cuba en España seg^uian traba-
ndo para reclutar braceros, principalmente en nuestros parti-
os rurales, Durante el segundo semestre de 1904 llegaron al
puerto de la Habana 18.723 inmigrantes, en su inmensa mayo-
ría procedentes de España, De 1." de Enero a 10 de Marzo de 1905
desembarcaron otros 7.587*
Mas no todo eran notas satisfactorias en el mensaje de Es-
trada Palma* El Presidente hablaba el lenguaje de la verdad.
Reconocía que la vigente Ley Electoral daba ocasión á mtiobos
abusos, injusticias y fraudes. El poder judicial carecía de las
condiciones que necesita para que pueda girar independiente-
mente dentro de su propia esfera. El funcionamiento de los Juz-
gados municipales era en extremo defectuoso; la legialacióa de
Cuba^ así en lo civil como en lo criminal, muy imperfecta. Loa
litigantes pobres no encuentran Abogado que los defienda. Mu*
chos Jueces» por evitarse gastos extraordinarios^ no practican
^^las diligencias que sus deberes les imponen*
^H Adviértese de día en día mayor descuido por parte de los
F padres de familia en la educación de sus hijos. Las asistencias
á la escuela disminu3'en: 29.410 menos en los últimos cuatro
L meses de 1904^ comparados con igual período de 1903.
Las elecciones generales de 1,^ de Diciembre de 1905 dieron
el resultado iiue ^ii se suponía; el partido liberal se abstuvo^ y
sin conflictos, sin lucba^ triunfaron los moderados, ó sea el par-
tido del Presidente. Quedó, pues, asegurada la elección de Es-
trada Palma para la Presidencia y de Méndez Capote para la
Vi ce presidencia.
Tranquilidad completa, gran entusiasmo, estricta legalidad:
&les fueron^ segün la prensa adicta al Grobíerno^ las notas ca-
racterísticas de esas elecciones; pero se temía que la abstención
14 LOS PUEBLOS UISPANOAMEIRICANOS
de los liberales fuera indicio de t^ue intentasen acudir á otros
medios para alcanzar la victoria. Se habló de proyectos revolu-
cionarios, atribuidos á los partidarios del q^ue fué en un princi-
pio candidato liberal á la Presidencia, José Miguel Gómez.
Este» sobrino de Máximo, había retirado su candidatura para
evitar, según dijo, que se promovieran desórdenes y acaso una
guerra civJL No obstante, los ánimos estaban muy sobreexci-
tados, y agravaban la situació», por una parte, las audacias de
los anexionistas, y por otra, el proyecto de tratado de comer-
cio con Inglaterra^ mal acogido por los yanquis^ porque habría
de perjudicar á sus intereses y á su influencia en la isla, Agre-
gúese^ en lo que á relaciones comerciales con los Estados Uni-
dos se refiere, que muchos cubanos pedían una revisión 6 modi-
ficación del convenio arancelario con aquella República, porque
ae temía que el azúcar y el tabaco procedentes de Filipinas pu-
dieran llegar á competir, libres de derechos, con la producción
cubana.
Los yanquis residentes en la isla de Pinos llevaban muy á
mal que esta isla quedase bigo la soberanía de Cuba; 8e decla-
raron independientes y constituyeron un Gobierno provisional
que pidió la anexión á los Estados Unidos,
Recordemos que la isla de Pinos, situada al Sur de la parte
occidental de Cuba, constituye un término municipal de la pro-
vincia de la Habana, y es la mayor y más importante de las mu-
chas islas y cayos que hay alrededor de la Gran Antílla. En
realidad son dos islas anidas por una tira de ciénaga: la del
Norte, interrumpida por lomas, y la del Sur, baja y arenosa*
Tiene 840 millas cuadradas de superficie (unos 2.850 kilóme-
tros), y según el censo de 1899, S«200 habitantes. Predomina la
población blanca, pues lo son 2.678, y de éstos 2.480 nativos
y 198 extranjeros. De éstos la mayor parte son nacidos en Es-
paña; nacidos fuera de Cuba ó de España sólo había 14 indivi-
daos. Luego los 200 ó 300 yanquis que se rebelaban ahora con-
CUBA
15
tra el Gobierno de Cuba habían ido a establecerse en 1* Isla
spués de 1899.
Hesulfca, paes, ó que esos advenedizos yanquis sft habían íth-
iaesto á todos los cubanos de la isla^ ó qae la gran mayoría de
stos son partidarios de la anexión á los Estados Unidos.
III
L— La fiebre amadlla.—fiituacióri económica. -La iiimitfi^oidn
española eti Cuba,— BocleccfÓn de Estrada Palma.— Mal oiítar general y
descoüñanza en lo porvenir,— El PresideQteT jefe de partido político. -Tra-
^ tado de comercio con Inglaterra.— Propósitos de forneutar La rK^ueza pú-
^B bliciL
^H Empezó el año con algnnos casos de fíebre amarilla en va-
^^B|S localidades de la isla. El Grobierno y las autoridades cuba-
^^^B^e esforzaban en demostrar que hacían todo lo posible para
combatir el mal; no querían que se les inculpase de la reapari*
ción del terrible vómito negro. Loa yanquis decían que la
fiebre amariüa volvía en Caba porque no gobernaban ellos la
isla; sin embargo, en su mismo territorio la tienen^ y no logran
extirparla. Y sucede así, porque hay comarcas y hay épocas en
que las circunstancias climatológicas pueden más qne las me-
didas profilácticas. Al resultado favorable de las que se toma*
ron en 1899 y 1900 contribuyó el hecho de qae Jas aguas fueran
relativamente escasas en los tres años anteriores; por el con-
^^±rariO) las grandes lluvias de 1905 contrarrestaron la eficacia de
^^BLS disposiciones adoptadas por los gobernantes de Cuba. A
^ mediados de Enero el estado sanitario había mejorado; en todo
caso, la Gran Antilla bajo la administración cubana era país
mucho más sano que Nueva Orleans y Panamá, por ejemplo,
bajo la administración yanqui.
La situación económica continuaba siendo muy satisfacto-
ria, sobre todo desde el punto de viata mercantil. Hefiriéndose
16
LOS PUEBLOS HI8PANOAMBR10ANO8
a la última estadíafcica publicada (1904), el Sr, D. Manuel Con-
rotte hizo notar en la lie k Uta de fieo grafía Colonial y Mercan^
til la prosperidad del trjifitío en la Gran Antilla y su gran po-
tencia coraercial, una de las mayores del mando, tenidos en
cuenta el número de habitantes y la densidad de población.
Breve, pero muy digno de atenta consideración, es el nota-
ble trabajo analítico á que aludimos. De 1899 á 1904, Cuba ha
ganado li. 000,000 de peson en la importación y 44,000, (íOO en la
exportación. Esta se ha duplicado: era de 45,000,000 y llegó ya
á 89.000,000. Observa el Sr. Conrotteque en este comercio Es-
paña, más bien aprovechando el movimiento adquirido que
utilizando nuevos esfuerzos y energías, conserva aun lugar no
muy desairado en relación con los demias países europeos; pero
desairadísimo en relación con la importancia total del comercio
en cuanto á las importaciones ae refierej respecto de las expor-
taciones^ su gran inferioridad es ostensible.
El único artículo que revela fuerza expansiva en nosotros
es la carne humana^ la inmigración: en todo el año desembar-
caron en puertos cubanos 29.116 inmigrantes, de ellos 23.759 es-
pañoles. Triste impresión — dice el Sr. Conrotte — producen esos
guarismos I que de un lado demuestran el malestar de la vida
en nuestro territorio^ y de otro la desdicha inmensa de los com-
patriotas que, sin cultura y sin recursos, se expatrían para
ejercer en tierra extraña los oficios má.s humildes y que menos
merecen la estimación social.
El 19 de Marzo se constituyeron en Asamblea electoral los
compromisarios nombrados para designar Presidente y Vice-
presidente de la República de Caba, Como ya se suponía, fué
reelegido para la Presidencia D. Tomás Estrada Palma ^ y electo
Vicepresidente D, Domingo Méndez Capote.
Cuba entraba en el quinto año de su vida como Estado in-
dependiente. A pesar de la buena voluntad de Estrada Palma,
la situación política no era satisfactoria; no había partidos
bien disciplinados, capaces de ser verdaderos instrumentos de
gobierno. La pasión se sobreponía al buen sentido y al supremo
interés de la patria* Én el partido liberal figuraban elementos
impacientes, peligrosos para el orden publico, que no se ave-
nían con los temperamentos de legalidad y de prudencia que
aconsejaban los más caracterizados jefes de ese bando político.
Ellos promovieron la intentona revolucionaria del 25 de Fe-
brero, atacando á las f aerzas de la Guardia rural en Guanaba-
I coa. Rechazados, fueron perseguidos por loa rurales y alcanza-
Ndos; pero la mayor parte pudieron refugiarse en la manigua.
I Motivos eran también de preocupaciones para los gober*
nantes de la Kepública^ y de malestar general y desconfianza
en lo porvenir, las dificultades promovidas por los aventureros
yanquis de la isla de Pinos y la constante falta de los brazos
I necesarios para las labores del campo, El problema de la in*
^Buigración aún no está resuelto. Muchos son los inmigrantes
^Bespañoles casi todos) que entran en Cuba; pero ni van á ella
^HpDdos tos que hacen falta, ni sirven para esas labores todos los
' que van,
I El Senado yanqui se mostraba poco propicio ¿ sancionar el
tratado con Cuba en la parte relativa á la renuncia de Estados
' Unidos á la isla de Pinos en cambia de las estaciones navales y
I carboníferas que les fueron cohcedidas por los cubanos. Los
3^anquis de ííueva Gerona habían apelado al Congreso de Wá-
I shington enviándole protesta contra el tratado y capítulo de
I quejas contra el CTobierno de Cuba y los funcionarios cubanos,
á quienes acusaban de corrupción y venalidad. El Gobierno
, norteamericano trató de dar largas al asunto enviando á la isla
^^kna Comisión investigadora constituida por varios Senadores.
^V Por virtud de las últimas elecciones presidenciales fué pro-
clamado Presidente de la Eepública de Cuba el Sr, Estrada
Palma para un nuevo periodo de cuatro años, á contar desde el
20 de Mayo. En dicho día tomó aquél solemne posesión de la
s
18
LOS PUBIBLOS HiaPAHOAMBRICANOB
Presidencid, aaiatíendo al acto oficial j á la recepción en Pala*
cío los representantes diplomáticos acreditados en la Habana,
las antoridadeSi Senadores, Diputados^ etc. Algunos de éstos,
los líberaleSj no concurrieron á la ceremonia; Estrada Palma
era jefe de partido á la vez que jefe de Estado^ circunstancia
poco propicia para la paz y traDquilidad publicas.
El Presidente de Cuba debió tener muy en cuenta las pala-
bras del Presidente de Colombia, General Heyes, pronunciadas
en el acto de prestar juramento: <^No aspiro á ser jefe de par-
tido, sino jefe de la Administración pública y servidor del
pueblo*.
Volvieron é. presentarse casos de fiebre amarilla; la enfer-
medad parecía importada de los puertos yanquis del golfo, y
por ello las autoridades cabanas resolvieron establecer cuaren-
tena contra las procedencias de Texas, Luisiana, Mississippi y
Alabama.
El Senado de Cuba aprobó el tratado de comercio y navega-
ción pactado con Inglaterra, Hizo algunas enmiendas, entre
ellas la que preceptúa que ninguna de las partes contratantes
podrá invocar la cláusula de nación más favorecida consignada
en el tratado, respecto de concesiones recíprocas ó que, por vííi
de compensación, cualquiera de ellas haga en lo futuro á una
tercera potencia.
No hubo, pues, la oposición que se temía por parte de los
Estados Unidos, y los hechos vinieron á demostrar que la Re-
pública de Cuba gozaba de completa libertad para convenir
tratados con otras naciones.
Elementos técnicos y financieros de la isla trataban de
emprend^er en gran escala las explotaciones mineras. Existen
yacimientos de cobre, oro, plata, hierro, manganeso^ piorno^
zinc, etc., en varias provincias^ especialmente en la de San-
tiago, que pueden rendir considerables beneficios. A pesar del
abaiídono relativo en que se encuentra esta riqueza, la expor-
tación de minerales de hierro, manganeso y cobre y de asfalto
Ífi© valuó en 1904 en 1.362.700 pesetas.
I Pero la paz pública es garantía y condición indispensable
nara el desarrollo de las industrias mineras, de la producción
agrícola y del comercio exterior. Por desgracia para Cuba,
surgió la revolución, sostenida principalmente por la gente de
color y acaudillada por hombres que lograron mucho prestigio
' dxirante la guerra de independencia. Los mismos que comba-
k tieron á España combatían ahora al Gobierno de Cuba libre.
^^KaSuerra civil.— El mensaje de Rooiievcílt á los cubanoe.^La Contlüión Iq-
^^f fortnadora y ln intervención yanqui,— Gobierno proviaiODaL— loeñcacíft
déla intervención.— El partido anexionista.— El elemento ueg^ro.— Los
partidos poli ti COS.— La produccitin aaucarera.— La cuenta de la interven-
ción yanqui.— Otra vez la fiebre amarilla.
IV
. reelección de Estrada Palma para la Presidencia de la
E^pública y el predominio en la política y en los servicios ad-
ministrativos de los hombres del partido conservador, fueron la
causa ocasional de la guerra civil en Cuba.
Com© antes se dijo, á principios de año hubo temores de
tentativas revolucionarias; los trabajos hechos con tal propó-
sito se atribuían k los partidarios del General José Miguel
Gómdz, candidato q^ue fué para la Presidencia, si bien no llegó
á luchar porque comprendió que el partido liberal no se hallaba
en condiciones de obtener la victoria en los comicios*
Lo que legalment© no pndo entonces conseguirse, fuese por
nna razón ó por otra^ ya porque los llamados liberales estuvie-
ran en minoría, ya por abusos de la acción oficial ^ dispuesta á
impedir átodo trance el triunfo do los enemigos del Presidente,
s» pretendió ahora lograr por medios de fuerza*
20
LOB PUEBLOS HlSPAN0AMiDHI0ANf>8
Reducido á prisión Gómez y muerto en un combate el Gene*
ral Quintín Banderas, el más caracterizado de los jefes rebeldes,
pareció que el moyimiento revolucionario iba á contenerse. Síü
embargo, no sucedió asi; Pino Guerra, Mendieta, Campos Mar-
quetti y otros jefes militares u hombres políticos del bando
contrario al Gobierno mantuvieron la agitación, y durante el
mes de Septiembre se libraron hechos de armas entre la Guar*
dia rural y las partidas de insarreotos, sin éxito decisivo para
unos ni para otros.
Los periódioos de la isla, aun los mismos gubernamentales^
reconocían la g^ravedad de la situación, no tanto por la impor*
tancia numérica de los revolucionarios, sino porque la guerra
civil podía dar motivo á loa yanquis para intervenir y pretexto
para declarar que los cubanos eran incapaces de constituir un
Estado libre, independiente.
La acción de Koosevelt se hizo sentir, por oiertOf mucho an-
tes da lo que podía presumirse. Se apresuró á lansear un men-
saje á los cubanos, en el que lea recordaba que el único medio
que tienen de conservar su independencia es vivir en paz^ y les
intimaba que si en plazo breve no concluían las hostilidades
haría valer el derecho de los Estados Unidos á intervenir en
Cuba para mantener en ella un Gobierno capaz de proteger la
vida, los bienes y la libertad individual de sus habitantes. Un
solemne tratado le confiere ese derecho; tiene medios, decía, de
hacer cumplir lo que es para los Estados Unidos una obligación,
y estaba dispuesto á procurar que se cumpliese.
Hubo entonces cierta paralización en las operaciones por
parte de los insurrectos; se habló de armisticio, y mediante en*
trovistas de las personalidades más influyentes de ambos baa-
dos se trató de llegar á un acuerdo que impidiese la gran ver»
gClenza de la ocupación militar de la isla por los yanquis, por
los «libertadores)^, á los cuatro años de haberse reconocido la
relativa independencia de Cuba.
El Presidente había convocado el Congreso k sesión extraor
dinariai se buscaron fórmulas de ayenenciaf no se entendieron
liberales j tnoderados tan pronto como exigía el Gobierno de
J¡Vá9hington¡— que, por otra parte, venía tolerando los trabajos
\ la Junta revolnoionaria, instalada en Nueva York — y Eoose-
velt envió ¿ la Habana una Comisión informadora y barcos,
j cañones y soldados.
L Las gestiones del Comisaino Taft no dan resultado; libera^
^Hla y moderados mantienen sus puntos de vista y sus exigen*
^^na&; Estrada Palma dimite, y Taft corta por lo sano. Bajo la
^Hutortdad de los Estados unidos establece el Gobierno provi-
^Blona].
f Los fundamentos de su resolución los bace saber Taft rae-
diante proclama ó manifiesto dirigido al pueblo cubano. Como
, el Congreso no había tomado acuerdo en cuanto á la renuncia
I irrevocable del Presidente, ó elegido un substituto^ quedaba el
' país sin Gobierno en época en que prevalecía gran desorden;
hacíase, pues, necesario, de conformidad con lo pedido por el
I Presidente Entrada Palma^ tomar las medidas indispensables,
í en nombre y por autoridad del Presidente de los Estados Uni-
I dos, para restablecer el orden y proteger las vidas y propieda-
I des en la isla de Cuba y adyacentes. Con este ñn se establece
^ el Gobierno provisional de los yanquis, que sólo existirá el
tiempo qne fuere necesario para restaurar ©1 orden, la paz y la
oonBan;;a pública, una vez obtenidas éstas se celebrarán las
elecciones para determinar las personas a las cuales debe en-
tregarse el nuevo Gobierno permanente de la Bepáblica, En lo
que sea compatible con el carácter de un Gobierno provisional
I establecido bajo la autoridad de los Estados Unidos, éste será
un Gobierno cubano que se ajustará en cuanto quepa á la Cons*
itución de Cuba. La bandera cubana se enarbolará^ como de
l^stumbref en los edificios del Gobierno en toda la isla.
TTn yanqui será, provisionalmente, Gobernador de Cuba.
[>mo se ve, todo es proviñonal, Roosevelt declara que no tiene
bl menor propósito de anexionarse la isla; sólo se trata de or-
22
1^03 PÜBBIrOS HlfiFANOAMBRlOAI^Oa
ganizar un Gobierno libre y estable. Los cubanos no saben ha-
cerlo^ j los yanquis acuden á suplir aii ineptitud.
En el discurso que Taft pronunció ©1 1.° de Octubre en la
IJnivetsidad de la Habana, se expresaba en análogo sentido.
«La isla de Cuba^ decía, República desde hace cuatro años^ ha
hecho tan rápidos progresos en ese breve período, que ha lle-
gado oasi á embriagarnos de entusiasmo á los qne creemos en
el Gobierno popular. Fué como el exuberante crecimiento de
una planta tropical que, posiblemente, habría de necesitar que
la podaran para que el tallo ó tronco creciera con nuevas fuer-
zas. Era quizás necesario que este pueblo tuviera una adverten-
cia, aunque lamentable, de que los cimientos sobre que ha de
levantarse un Gobierno propio lian de ser amplios y sólidos más
bien q^ne elevados y visibles. Es penoso para mí haber sido lla-
mado á esta isla, y aún más para mi jefe^ el Presidente Roose-
velt, que estaba identificado con su independencia, y encon-
trarme aquí en estos momentos en que el progreso hacia un
Gobierno popular propio de este pueblo ha dado un traspiés*
Pero como quiera que ello sea, me ha valido la oportunidad, y
por ello mucho me complazco, de poder aseguraros en nombre
del Presidente Roosevelt y en el del pueblo americano, que
nosotros sólo estamos aquí para ayudaros, pasando nuestro
brazo bajo el vuestro, levantándoos de nuevo sobre la senda
de los asombrosos progresos que vosotros mismos habéis re-
corrido»*
Como se ve, Mister William Taft procuraba halagar el amor
propio de los cubanos para hacerles más grata la intervención
norteamericana. No obstante, son muchos los que la consideran
como una verdadera plaga. Hay, sí, cubanos, y no cubanos que
en la gran Antilla viven, para quienes la intervención y aun la
dominación yanqui es preferible á la independencia, porque la
consideran como garantía de orden y tranquilidad, y de consi-
guiente bienestar material* Pero no puede negarse que calami-
dad, infortunio grande, es para los cubanos patriotas^ para lo»
que sobreponen á todo otro interés ó medro personal la dig^ni*
iad de hombre y de ciudadano y el orgullo de raza, para loa
que de buena fe gritaban frente á España, «Viva Cuba libre»,
tener que humillarse ante los yanquis, y por falta de medios
de acción para la lucha con enemigo poderoso tener ahora que
tascar el freno y que aplazar la guerra para ocasión oportuna ^
án poder, desde luego, frente á él j armas en la mano, lanzar
"el mismo grito con que ensordecían los oídos de los soldados
pspañoles.
Todos las demás Estados de la América que fué española,
con reTolucjonea, con guerra civiles casi continuas hasta hace
pocos años, y aun algunos de ellos hoy mismo en estado casi
permanente de discordia política, son libres, son independien-
tes. Alcanzaron libertad é independencia por su propio esfuerzo,
y lo. mantienen, y nadie atenta contra ellas* Cuba necesitó el
concurso activo y directo de los yanquis, y éstos, desde el ins-
tante mismo en que le otorgaron la relativa independencia que
gozaba, hiciéronle saber su resuelto propósito de intervenir, de
ocupar militarmente la isla para restablecer el orden público si
éste llegaba a alterarse y el Gobierno de Cuba era impotente
para pacificar el país.
Bados esos antecedentes, la intervención de los Estados
Jnidos hubiera podido justificarse tras largo período de guerra
iviL Pero lanzarse sobre Cuba al primer asomo de revolución,
es hacer alarde de un protectorado, de una tutela verdadera-
mente insoportables. En condiciones tales, sería imposible la
existencia de pueblo ninguno que empieza á vivir como nación
soberana,
m Al terminar el año, Hister Magoon gobernaba provisional*
mente en Cuba,
Aún no 46 había hecho notar la eficacia de la intervención
yanqui en cuanto á la tranquilidad moral y material del país.
Sigue imperando la anarquía, continúa el malestar económico,
y los que fnerou á la rebelión ó á reforzar Us hueates del Go-
bierno caído I no vuelven al trabajo en las fincas.
Por ahora, Magoon y los demás agentes de Koosevelt pro-
ceden como sí fueran los representantes en el Poder del partido
liberal cubano* Pudiera decirse que la intervención se había
llevado á efecto para realizar nn cambio político. La labor del
Gobierno provisional está reducida, por una parte, á repartir
cesantías entre los moderados y destinos entre los liberales; por
otra, á procurar que se vayan acondicionando bien en la isla las
tropas yanquis que desembarcan en ella.
Los que antes se hallaban satisfechos se encuentran ahora
contrariados» Hay rumores de conspiraciones y alzamientos^ y
aun algo más que rumores. La gente inquieta y levantisca se
aprovecha de la situación anormal del país. Desde fines de Oc-
tubre una partida de negros cometía toda clase de desmanes
en la provincia de Santa Clara. Centenares de aquéllos vaga-
ban armados por los alrededores de Matanzas. Expolicías y ex-
movilizados se sublevaban en Sancti-Spiritus*
Como es natural, tema de actualidad en la prensa yanqui es
el estado actual y probable porvenir de Ciaba. Vuelve á ani-
marse la polémica entre los partidarios de la anexión y los
opuestos á ella. Aquéllos ponderan los beneficios comerciales
que obtendría Cuba si llegase á formar parte de la Unión norte-
americana; los otros señalan las dificultades que la anexión po-
dría ocasionar al Gobierno de Washington. La aventura^ dicen,
podría salir muy cara. ¿Cuba y los cubanos valen la pena de
hacer los crecidos desembolsos que exigiría una ocupación mi-
litar permanente?
Por otra parte, el elemento negro tiene en Cuba una impor-
tancia numérica considerable^ y es más temible que la pobla-
ción negra de los Estados Unidos. Los negros cubanos se han
batido ya con blancos y están muy adiestrados en las artes de
la guerra. La cuestión de razas habría, pues» de complicarse el
día en que lo» yanquis pretendieran domin&r en Cuba. Tale más
DirBA
blancos cubanos se las hayan con sus negros. En suma
iiyen los adversarios de la anexión—, ésta le conviene á
Cuba; á los Estados Unidos, no.
La población negra de Caba, acaudillada por Juan Gual-
erto Góraez, se pone resueltamente, corao era de presumir,
ente á los yanquis. Entre las gentes de raza blanca se van
iñalando dos parcialidades; unos protestan contra la Ínter-
vención de aquellos y están dispuestos á hacer causa común
con loa negros; otros, los capitalistas, los que representan in-
tereses industriales, comerciales ó agrícolas, desean y piden»
más ó menos embozadamente, no la anexión á los Estados TJni-
^^Bos, sino el protectorado de éstos con carácter permanente.
^™ Cunde el desaliento, porque se ve que la- influencia moral de
la ocupación yanqui no da resultado favorable, y se teme que
llegue á ser indispensable la acción material de las tropas in*
I terventoras. Las partidas de insurrectos siguen merodeando;
Magoon los califica de bandoleros, amenaza tratarlos como á
tales, y puede darse pronto el caso de que soldados yanquis ten-
gan que hacer fuego contra ciudadanos cubanos.
En previsión délas anunciadas elecciones generales, se agi-
tan los partidos politices. Aspiran á la Presidencia José Miguel
Gómez y Alfredo Zayas, éste apoyado por Juan Gualberto» Con
frecuencia hay manifestaciones públicas y alguno que otro mo-
tín; suena ya como grito de guerra en la contienda política el de
«exnueran los negros».
Entretanto se está pudriendo caña por valor de machos miles
de pesos; faltan brazos y no hay medio de lograr los que se ne-
cesitan. La situación ha empeorado por consecuencia del último
ciclón, que destrozó edificios, ferrocarriles y puentes y produjo
pérdidas considerables de ganados y cosechas,
Y, sin embargo, tanto valen las fértiles tierras cubanas
que la producción azucarera sigue en aumento. La zafra de
1905*1906 ha dado 15.500 toneladas más que la del año anterior.
C>on otro régimen arancelario^ con otras costumbres políticas,
2fi LOS PUEBLOS H18PAKOAMER10AN08
con lina gran corriente emigratoria no sería difícil duplicar la
producción, que en estos últimos tiempos |ha sido de LIOO.OOO
á 1.200.000 toneladas anuales. Se calcula ya que en la próxma
zafra de 1907 podrá llegarse, á pesar de 1» falta Am braceros,
k 1.500,000 toneladas.
Cuba es, pues, un pueblo que produce HO arrobas de azúcar
por habitante; al valor que esto supone hay que agregar los
millones que representan ©1 tabaco, las maderas, los frutos rae-
noresj eto.
El desarrollo de la producción se debe á los hacendados en*
baños y al comercio refaccionista, en su mayoría español, que
con esfuerzo excepcional vienen contrarrestando las dificultades
de la escasez de jornaleros, las contrariedades meteorológicas
y las revueltas políticas. Son éstas, sobre todo, las que hacen
infeliz á ese pueblo tan exuberante de riqueza; son los políticos,
los malos políticos, es decir, esas gentes que á todo trance y por
cualquier medio procuran ingerirse en la Administración pú-
blica para alcanzar posiciones oficiales, quienes han traído el
desconcierto administrativo, la guerra civil y la gran vergüenza
de la intervención yanqui,
Adn se prepara otro golpe contra Cuba. Allá en Washington,
en las Oficinas de Contaduría del Ministerio de la Guerra, for
malízase con todo detalle la ^Cuenta de la Intervención militar
en Cubai> para presentarla á las Cámaras á fin de que éstas re-
suelvan si la Hacienda déla isla debe satisfacerla total ó par-
cialmente. La intervención se ha hecho en beneficio de Cuba,
para salvarla de la revolución y asegurar el orden y la paz; justo
es, pues — dirán seguramente los yanquis—, que los gastos todos
corran á cargo de los cubanos*
Y mientras tanto, la fiebre amarilla persiste.
La Gaceta de Madrid nos decía que, segiin participaba con
fecha 13 de Octubre el Cónsul de España en la Habana, se había
reproducido aquélla y registrado en el citado día cinco casos.
CUBA
27
Ahora, pnes, existe ya de nuevo el terrible vómito negro con
estado oficial. Bien es verdad que coincide con la reaparición
también de los yanquis en la isla, y su famoso servicio sanitario
tendrá ocasión de realizar por segunda vez el saneamiento de
Cuba si las circunstancias meteorológicas ayudan.
PUERTO RICO
El hambre y la anemia.— L* peste yanqoi.— EainA y deBpol>lH,cidu de U Ulii«~
Perturbación ecoudí mica.— Los efectos de la «brnlal política deacolouixti-
dora».— Peraiátenciadel maleatar económico en 1906.— Agitación política,—
Eooeevelt en la Isla,
Los portorriqueños siguen muriéndose de hambre. El Presi-
deate de la Federación norteamericana de obreros, que hizo
una visita á la isla, regresó horrorizado del espectáculo que
en 1904- ofrecían aquellos campos y caseríos, tan florecientes y
ricos antes bajo la soberanía española. Los jornales habían ba-
jado á la mitadf y los alimentos costaban por io menos el doble.
El ari'oz era articulo de lujo^ y no hay que hablar de la carne.
El cambio de la moneda^ las tarifas arancelarias^ las nuevas
leyes fiscales, proporcionaron pingües negocios ¿los agiotistas,
plantadores y usureros yanqutSi que se han ido embolsando mi-
les y miles de dólares á costa de la vida y la salud de esas po-
brei9 gentes de Puerto Rico* Pero la codicia rompe el saco, el
filón se está agotando^ y los amos y explotadores de la isla em-
pegaron á preocuparse ante la tremenda crisis económica que la
aflige. Salvaron á Puei'to Kico, como ellos dicen, de la tiranía
y de la mala administración españolas» cobráronse el supuesto
servicio tiranizando de veras y administrando con un fin exclu*
sivamente mercantil, sin más idea que el lucro; y ahora, cuando
ya habían obtenido los mejores provechos y las consecuencias
del mal que hicieron obligaban á tomar nuevos rambos, esti-
maron que no había peligro en alardear de sentimientos huma>
DÍtarios y acudieron en ayuda de los extenuados portorrique-
90
LOS FUBBL08 HI&PANOAJf£3BICAH08
ños, llevándoles el remedio en foi*ma de flamante Comisión
técnica encargada de estudiar ano de los mas difíciles proble-
mas de la ciencia medica: averiguar la causa de la muerte por
hambre!
No solamente el vulgo, sino hasta los mas doctos médicos
qtie no han tenido la suerte de nacer en el país de los yanquis,
habían creído siempre que la muerte por hambre es consecuen-
cia de la falta de alimentación, y que cuando ésta es escasa y
mala sobreviene la anemia, que puede producir la muerte.
IjOS estudios de la Comisión citada han demostrado el error
de ios que así pensaban. La anemia que se padece en Puerto
Rico es una epidemia. Allí no se muere de hambre ó de ane-
mia por falta ó insuficiencia de alimentación. Los causantes del
mal son unos parásitos invisibles^ una especie de microbios que
viven en el agua, en el aire y en la tierra , especialmente en la
tierra que cultiva la población rural.
Este liltimo dato es de una evidencia abrumadora. Precisa-
mente donde la mortalidad es mayor, porque es donde hay más
hambre, es en el campo. Mas no, según la Comisión, porque la
gente del campo coma menos y peor que la de las ciadadesf es
porque esos microbios se encuentran más á su gusto en los te-
rrenos dedicados á labranza ó cultivo.
Conclusión: que no hay que preocuparse en dar de comer á
los portorriqueños hambrientos ó anémicos. Basta un vermí-
fugo para expulsar á los gusanillos del cuerpo del enfermo*
Del informe de la Comisión— informe no ya luminoso, sino
deslumbrante— se deducía otra consecuencia: que los yanquis
Qo tienen la culpa de la miseria y despoblación de Puerto Rioo.
Los responsables son esos malditos microbios que envenenan la
sangre»
Según el citado informe, se padecía igual epidemia en Fili-
pinas. Coincidió, pues, bu aparición en Puerto Rico y en el Ar-
chipiélago filipino con el establecimiento en dichas islas de la
soberanía de los Estados Unidos, y no sería justo negar á éstos
FÜEHTO RICO
81
i derecho j el hotior de dar sti nombre ¿ I& epidemia: debe Ha*
ftrse la peste yanqui*
En 1905 los portorriqueños no llevaban camino de mejorar.
Santiago Iglesias^ representante de los trabajadores de la isla
eii la Asamblea de Delegados de la F^^deración obrera antes
citada, afirmaba y probaba que la condición de la clase traba-
jadora en Puerto Hioo era mucho peor qae en los tiempos en
que l^^apaña gobernaba. Unos 600 portorriqueños morían de
bambre todos los meses.
Hay quien supone que el malestar que se siente en Puerto
Rico n# es sólo consecuencia de la famosa peste yanqui, la
anemia; obedece también al deliberado propósito de lograr que
íerda valor la propiedad para irla comprando t bajo precio.
Lo cierto es que la propiedad va cambiando de manos, y la
mayor parte pasa á las de los yanquis. Y así^ matando de ham*
bre ó de anemia á millares de portorriqueños, aq uéllos se afin-
can en la isla á poca costa. El negocio anta todo.
Los naturales de Ja isla comprenden el peligro, tratan de
defenderse y procuran poner algún límite al predominio de sus
dominadores en la Administración pública. La legislatura in-
sular votó en Enero de 1906 un proyecto de ley, mejor dicho^ un
E memorial dirigido al Congreso yanqui, pidiendo la reforma de
k Ley Constitutiva en sentido de otorgar á los isleños los dere^
chos de ciudadanía. Pretenden además que el Consejo ejecutivo
flue actúa como Senado ó Cámara Alta, y en el que tienen ma-
yoría los yanquis, reduzca sus facultades a las meramente ad-
ministrativas, reservando la función legislativa á los hijos del
país, elegidos por el pueblo.
Informes del Cónsul de España en San Juan vinieron a con-
firmar cuanto ya se sabía acerca de la ruina y despoblación de
esa desgraciada tierra desde que d«jó de ser española.
La población agrícola, que es el 62 por lOO de la tetal de
LOS t'UBHLOfl HISI^ANOAMERIOAKOS
Puerto Rico, está muerta de hambre. El café, que en otro tiempo
se vendía entre 29 y 35 pesos provinciales (17 á 21 moneda yan-
q^iii) el quinta! f se pagaba á 7, 8 ó 9 pesos. De aqui la paraliza-
ción casi completa en el cultivo del café. El ron de caña era \ina
industria relativamente importante; las contribuciones impues-
tas por los dominadores han sido cansa de que se abandonen
muchos alambiques* También se cierran las fábricas de elabo-
ración de tabaco. Y el desaliento, la desesperación, son tales,
que ni se siembran los campos, se pierde el hábito del trabago y
los campesinos Dada hacen, porque ha decaído la fe que en él
tenían, contribuyendo así con au propia actitud á empeorar la
situación.
La crisis económica tenía que influir necesariamente en el
movimiento mercantil de la isla, y el comercio sufre honda per-
turbación. El canje de la moneda provincial por la norteame-
ricana vino á reducir el numerario á las tres quintas parles,
dejando á la inla sin suficientes medios de circulación. Esto
originó numerosas quiebras, y era imposible conseguir dinero
á un interés menor del 12 por lOQ, y aun á ese tipo se exigían
garantías exorbitantes. Las acciones de los Bancos sufrieron
enormes bajas. Las del Banco Españel, hoy de Puerto Bico, que
se cotizaban á 91 pesos (54*60 moneda yanqui), no valían en 1905
más que 18 ó 20 de esta ultima moneda; las del Banco Territo-
rial y Agrícola bajaron desde 46 á 14.
El malestar económico se reflejaba también, como es natu*
ral^ en la riqueza urbana, de tal suerte, que en la capital, en
San Juan, difícilmente podía realizarse la venta de una casa en
condiciones ventajosas para su dueño.
Por todas estas causas, el comercio iba disminuyendo de día
en día, y de 1900 á 1905 habían desaparecido, sólo en San Juan,
unas 50 casas de comercio, algunas muy importantes.
Quienes más directamente sufren las consecuencias de la
crisis son los jornaleros; cuantos pueden salen de la isla, bus-
cando en la emigración el remedio de la miseria. Pero también
yan emigrando las personas relativamfttite acomodadas pava ir
á establecerse á otros países donde el agrícnltor j el comerr
ciante no tengan que pagar impuestos como los qtit allí rigen
en la actualidad.
La Administración yanqui nada hace para modificar favora-
blemente ese estado de cosas » ni muestra Ínter ótí en atender las
reclamaciones de los portorriqueños. El Delegado de éstos en el
Congreso de Washington pide más autonomía para la isla» y
sobre todo medidas qne estiranlen la producción y exportación
de cale^ es decir, un impuesto en los Estados Unidos sobre los
cafés extranjeros. Además solicitan qiie se les conceda el alto
bonor de poder ser y titularse ciudadanos americanos ^ es decir ^
biudadanos de la gran Repáblica qne los veja, desprecia, arruina
y mata de hambre.
El Boletin Mercantil^ de Puerto Rico, señala un efecto más
Je la que llama «brutal política descolonizadora» del Gobierno
yanqui en esa isla. La anarquía burocrática llega á su colmo^
y no hay más ley ni regla que el capricho de los funcionarios
públicos. En lo que se refiere á la propiedad urbana, por ejemplo,
ijo hay disposición general q^ue dicte reglas ó bases para valo-
rar las fincas á los efectos contributivos. L«3 agentes del Fisco
tasan arbitrariamente, y como la miseria es tal que muy pocos
pueden pagar la cuota impuesta, los mismos propietarios quie*
ren vender; mas nadie compra sino á muy bajo precio, porque
no hay leyes que garanticen la seguridad de la riqueza privada
lontra el arbitrio de funcionarios incompetentes y engreídos.
Seguramente pocos países habrá en el mundo peor goberna-
dos y administrados que la isla de Puerto Rico bajo la domina-
Ion yanqui. En defensa del derecho y de los sentimientos de
isticia y de humanidad, los representantes de los Estados
latinoamericanos en las Conferencias internacionales que tie-
nen periódicamente, debían proponer y adoptar una acción co-
aún para poner remedio á tal estado de cosas» indigno die
^luestros tiempos y de la civilización del Nuevo Mundo.
84
LOS PÜEIBL08 HISPANOAMBRtOANOS
A mediados de 1906 otra vez daba cuenta de la situación da
Puerto Rico el Cónsul de España en San Juan, D, Enriqae de
Vedia.
El progreso que se nota ahora en la producción de azúcar y
tabaeono satisface^ ni puede satisfacer, á la generalidad de los
habitantes de la isla, porque nada se ha hecho en favor del café
—producto queconstituye el gran núcleo de la riqueza pública — ,
y sigue^ por consiguiente, el malestar económico en el país.
Hoy, muy poco más del 20 por ICX) de los terrenas plantados de
cafetos c^stá cultivado; centenares de acres de aquellos que, al-
gunos años hace, constituían la mayor parte de la riqueza de
la isla^ se hallan abandonados y van convirtiéndose en maleza
envuelta por lianas tropicales.
Existen y pues, actualmente capitales que no producen nada;
capitales que representan una riqueza muerta para el país, y
que están llamados á desaparecer totalmente por el abandono
que ha sucedido al desconcierto económico que operó el cambio
de dominación. Propiedades qae valen de 60 á 70 dólares por
acre, se ofrecen hoy por 15 ó 20, y con frecuencia se subastan
las fincas para el pago de la contrib ación ó del dinero á que han
sido hipotecadas.
En las industrias fabriles obsérvase cierta animación» gra*
cias á los capitales españoles. La Compañía industrial de San-
turce ha establecido una fábrica de fósforos, y tiene en proyecto
otras instalaciones diversas, donde podrán encontrar trabajo
muchos de los obreros que hoy viven en la mayor indigencia.
A fines de año había agitación política. El raes de Noviem-
bre fué época de elecciones para designar Comisionado en Wa-
shington, Delegados á la Cámara é individuos de los Ayunta-
mientos. A los dos antiguos partidos en pugna, republicano» y
unionistas, se agrega ahora el nuevo partido obrero socialista,
con bastante fuerza en algunos distritos.
Ocho años hace ya qu§ la iiU sufre la dominación yanqui^ y
PÜBRTO RICO
35
no hay esperanzas de que pueda aliviarse el malestar sacial y
economice qae allí se siente. Promesas de reforma no faltan,
y recientemente las ha renovado Mr. Rooaevelt con motivo de
su visita á Puerto Rico. Llegó á bordo del Lumana y pasó
como nn meteoro, el 21 y 22 de Noviembre. Por la llamada vía
militar, fué de Ponce á San Juan en automóviL
En el interior de la isla, sus hambrientos habitantes con-
templaron admirados la lujosa comitiva de diez ó doce ati-
tomóviles que velozmente recorrían aquellos campos, tan
hermosos en los días en que era Puerto Rico una provincia
española; ahora yermos , casi despoblados, desde que son tie-
rras de una colonia yanqui. En el fango de esas tierras, al pasar
el rio de Arecibo, se hundió ©1 vehículo que conducía á Roose-
Telt; se necesitó una pareja de bueyes para arrancar del lodo
portorriqueño al carro triunfal del Presidente de los Estadoi
Unidos de Norte América.
Como en triunfo entraba^ en efecto, en las ciudades y en
alguno que otro gran poblado^ donde hacía breve alto la comi-
tiva para oir salutaciones y discursos; invariablemente respon-
día Roosevelt declarando el gran afecto que sentía hacia los
portorriqueños, y ofreciendo su valioso apoyo para conseguir
qnese concedan los derechos de ciudadanía á los míseros colo-
nos de la isla. Era la repetición de la promesa que viene ha*
ciendo años ha.
REPÚBLICA DOMINICANA
La feToíucíón.— Preiidcncíft ñoi General Mora.l<!Í4-Protpí;tcii"aii6liflCfll de los
yuDquis.— Oposición en loa Estados Unidos y en Santo Dominffo.— Conve-
nio provisional. -Polílira personal de Koosevi>lt,— SnR propósitos de in-
tervencifin en los paísect bañados^ por el mar Caribe.— Otra revoluddn»—
El General CácercB: su programa de í?obierno. -BituacióD de la Repú-
hlica,-El arreglo de la Deuda.
A principios de 1904 seguía esta República en plena revo-
lución. Morales y Jiménez disputábanse el podet% y también
ecbaba sn cuarto á espadas el General Wos y Gil. Se cerraban
los puertos al comercio, no había seguridad en ninguno; Santo
Domingo, Puerto Plata ^ San Pedro de Macoris sufrían bombar-
deos, los proyectiles alcanzaban á las Legaciones extranjeras y
los cruceros y cañoneros yanquis iban y venían por aquellas
aguas en espera de ocasión oportuna ó conveniente para tomar
buenas posiciones en la isla.
A mediados de Marzo el Presidente provisional^ MoraleSt
pudo imponerse transitoriamente 4 sus adversarios, recobrando
-i San Pedro de Macoris. No obstante, aquéllos no se dieron por
vencidos, y la guerra civil continuó ^ con caracteres tales de
gravedad, que los yanquis reforzaron su escuadrilla en las
agnas de Santo Domingo para, llegado el caso de intervención,
anticiparse á las potencias europeas que pudieran repetir lo de
Yenezuelai puesto que los cuatro quintos de la Deuda domini-
cana á acreedores de Europa so deben.
El Gobierno yanqui creyó, sin duda, conveniente, tal veu
para evitar conEictos en que su prestigio no quedara bien pa*
radOf ayudar á Morales en el restablecimiento de la paz^ lo que
al ñn se consiguió, á principios de Junio^ gracias á los buenos
oficios del Comandante de uno de los buques norteamericanos.
El 19 se legalizó la situaciÓD política, siendo elegidos Pre-
sidente y Vicepresidente constitucionales los Generales Morales
y Cáceres, respectivamente.
El 1.° de Julio el General Carlos F, Morales participaba á los
demás Jefes de Estado que, convocado el pueblo dominicano ¿
dar SQ voto libre y espontáneo, le había designado con sus su-
fragios para ocupar la primera magistratura de la nación.
No faltó el consabido programa de gobierno. Morales se
proponía mantener á todo trance el orden, arreglar la hacienda,
fomentar la industria, abrir nuevas vías de comunicación, ac-
tivar la explotación de minaSj etc., etc.
«
Ya en esta época una Comisión de arbitraje había diotado
fallo en el asunto de las reclamaciones formuladas por la «Santo
Domingo Tm pro ve túent Company» y otras tres Corapañíasfinan*
cieras y de ferrocarriles que gestionaban en unión de aquella
la defensa de sus intereses.
Los arbitros fueron dos yanquis y un dominicano (D. Ma*
nuel de J, Galván); la República Dominicana quedó obligada,
según el laudo arbitral, á pagar 4,481.280 pesos oro en plazos
roensaales, abonando un 4 por 100 de interés, con garantía de
las Aduanas de Puerto Plata» Montecristi, Sánchez y Samaná.
El primer plazo debió haberse hecho efectivo en Septiembre
de 1904. Pero como el Gobierno de Santo Domingo no cumplía
BU compromiso, los yanquis asumieron la administración de las
Aduanas.
Se atribuía entonces al Presidente de los Estados Unidos
el propósito de encargarse temporalmente del Gobierno de
Santo Domingo para reorganizarlo y liquidar deudas; algo asi
como una ocupación militar interina. Normalizados los serví»
cios y establecido el régimen conveniente, loa Estados Unidos
fifi retirariaUi conservando, por snpiiestO| ventajas y privilegio»
en las relaciones políticas y comerciales con el nuevo Gobierno;
cosa semejante á lo que habían hecho en Cuba.
Si tal aspiración había, no llegó, fin embargo, á realiararae
por completo. Los Estados TJiiidos se limitaban á ejercer, desde
L** de Enero de 1905, un protectorado fiscal temporal en la
República Dominicana.
Puso el Gobierno yanqui empeño en que constase que los
Estados Unidos no habían solicitado este convenio. Fué, decían,
ponsecuencia de las repetidas solicitudes de Tas potencias inte-
"l-esadas, así como de petición directa del Presidente Morales.
La República Dominicana venía sufriendo una gran crisis
ecojQÓmica. Tratándose únicamente de asuntos del país, la si-
tuación no hubiera sido grave; pero lo que le daba importancia
^era el hecho de que muchas potencias europeas estaban di-
rectamente interesadas en la cuestión. En los últimos añoi^
aquéllas habían insistido en sus exigencias; la Bepúblicat casi
en bancarrota, necesitó la acción internacional, y se resolvió es-
_coger al Gobierno yanqui para que se encargase de aplicar los
Recursos fínancieros del Estado,
Según las condiciones del protocolo firmado, la República
Dominicana se reservaba todos los derechos de soberanía; los
yanquis declararon que no abrigaban propósito de anexión y
que estaban dispuestos á ayudar al Gobierno de Santo Domingo
para restablecer el crédito, mantener el orden público, refor-
mar la administración civil, y hacer, en suma, cuanto fuera
necesario para la prosperidad del país.
De los derechos arancelarios que se perciben en las Aduanas
I de la República, el Gobierno yanqui entregaría al Gobierno
iorainicano el 45 por 100 del total para atender a las necesida-
des del presupuesto.
Con el 55 por 100 restante, el Gobierno yanqui pagará los
Jiueldos de los empleados de las Aduanas y los intereses y amor-
40
LOS PCEBLtm HISPANO AM15BICANQS
tización de las dendas extraDJeras y nacionales. El sobrante
qne quede al ñnal de cada año fíacal se entregará al Gobierno
de Santo Domingo para el pago de sus deadai». No se podrán
hacer alteraciones en el arancel vigente sin el consentimiento
del Gobierno de Washington hasta que la deuda este comple-
mente liquidada.
El Presidente Morales dio cuenta de este convenio al Con-
greso dominicano. En el paía la opinión apareció mny divi-
dida. Los enemigos políticos de aqnél protestaban en nombra
del derecho y de la dignidad de la nación^ y organizaban fuer-
zas y elementos para provocar ona revolución. Tendían á pro-
curarse el apoyo, más ó menos directo, de potencias europeas,
pues siendo europeos la mayoría de loa acreedores, estimaban
inmotivada é intolerable la exclusiva ingerencia de los Estados
Unidos.
En este país tampooo había unanimidad de criterio respecto
al convenio. Pasó el protocolo al Senado; la Comisión de Rela-
ciones exteriores lo modificó ya algo, y aquél acabó jior re-
chazarlo, protestando, principalmente, de una cláusula que
establecía cierta especie de protectorado sobre la Eepdblioa
Dominicana.
En consecuencia, Roosevelt dio orden á Dawson, el Ministro
yanqui en Santo Domingo, para renovar las negociaciones so-
bre la base ainica del pago de la Deuda, haciendo un convenio
provisional que habría de regir hasta tanto que fuese aprobado
ó rechazado el tratado que pactó el Secretario Hay con ©1 Po-
der Ejecutivo de la Kepúblioa Dominicana. Roosevelt propon-
dría, y el Presidente Morales nombraría, á ciertos eiudadanos
americanos para que tomasen á su cargo las Aduanas domini-
canas, con excepción de las mencionadas con rela«ión al laudo
arbitral referente k la «Santo Domingo Iraproveraent Com-
pany '. En caso de que el tratado llegara á ratificarse por el
Senado, los fondos acumulados en depósito serían distribuidos
entre los reclamantes extranjeros, y se continuaría d procedí-
REPÚBLICA DOMINICANA
41
iniento de retener el 55 por li)0<ie las entradas netas de las Adna-
nas en beneficio de dichos reclamantes, hasta que sns créditos
hayan sido totalmente satisfechos. Pero si el Senado no aceptara
el convenio, los fondos, depositados en nn Banco de los Estados
Unidos, se entregarían al Gobierno déla República Dominicana,
y el agente de los Estados Unidos abandonaría su puesto.
Como se ve, Roosevelt daba por válido» en lo principal y más
positivo, lo que no debía serlo, es decir, el convenio que el Se-
nado se negó á aprobar, y D&wson y sus agentes siguieron in-
cautándose de los derechos de Aduanas. Cabe, pues, afirmar que
el Presidente de los Estados Unidos del Norte de América se eri-
gió, personalmente, en tutor de los dominicanos^ y que ejercía
esa tutela por medio de su representante Dawson. La Repú-
blica Dominicana está, no bajo el protectorado de los Estados
Unidos, sino de Mister Roosevelt.
Teste no se limita á ejercer protectorado en Santo Domingo*
Con las garras bien clavadas en esa República, y en Panamá,
y en Puerto Rico, y en Cuba, el águila d© Washington parece
haberse convertido en buitre, que extiende y agita sus alas
sobre todos los pueblos del mar Caribe y acecha la ocasión
de nutrirse con ellos, Y no se recata, por cierto, Roosevelt
en darlo a entender, por más que encubra con eufemismos la
iniquidad del propósito. Públicaraente declara en el Mensaje á
las Cámaras, refiriéndose á los patees hañcido» por el mar Ca^
Hbe, que «intervendremos en sus asuntos en último extremo
y cuando aparezca evidente su impotencia ó su falta de volun-
tad para proceder con justicia en el interior y en el exterior,
violando de algún modo los derechos de los Estados Unidos ú'
ocasionando con su Conducta agresiones de afuera, con daño de
loe intereses generales de la América. Toda nación, ya perte-
nezca á este continente, ya á cualquier otro, que aspire á man-
tener su libertad é independencia, debe comprender que el de-
recho á disfrutar de esa independencia es inseparable del deber
de hacer buen uso de ellai».
42
LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
Se intervendri, pues, cuando haya pretexto para stxponer
qne tal ó cual República no tiene condicionea de vida y ha Ue»
gado al último extrñmo, 31 el pueblo a quien sojuzgaba medio
muerto da señales de vida, y lucha, y se defiende, no hay que
esperar que el ^interventor» ó conquistador retroceda ante laa
contingencias de una guerra, porque, en opinión de Roosevelt^
€s61o los pueblos perezosos, tímidos, imprevisores, enervados
por el lujo y el egoismo ó descarriados por falsas enseñanzas,
han dejado de cumplir cobardemente con deberes que exigen
energía y sacrificios, encubriéndose á sí mismos tan bajos mo-
tivos con el nombre de amor á la paz»,
Y, claro es, como los Estados Unidos tienen la pretensión de
constituir un pueblo activo, valeroso, previsor, enérgico, al-
truista y bien enseñado, nnnca por amor á la paz podrá dejar
de cnmplir el deber que se ha impuesto de obligar á todos los
pueblos de América á que hagan buen uso de su libertad ó in-
dependencia,
El Mensaje de Roosevelt vino á ser, en realidad, una aloeu>
ción ó manifiesto dirigido á las Repúblicas hispanoamericanas,
declarando su hegemonía sobre todo el continente, ó por lo
menos sobre los pueblos de las Antillas y del Istmo y los de la
América meridional que tienen costa en el mar Caribe. Esos
pueblos habrán de vivir y gobernarse como plazca á los Esta-
dos Unidos, siempre de acuerdo y en alianza con ellos; de lo
contrario, serán declarados ineptos é indignos de ser libres.
El supremo Juez encargado de hacer esta soberana declaración
es el Presidente de la República yanqui* Nadie le ha otorgado
ni le reconoce tan altas funciones; pero está dispuesto á ejercer-
las á título del más fuerte.
Por fortuna para América, para la America toda, la del
Norte y la del Sur, situaciones que no tienen más base que la
fuerza y pugnan con la razón y con el derecho, son siempre
transitorias. En los mismos Estados Unidos inspira ya recelos
la política absorbente é imperialista de Roosevelt* Va de fra<
HBPÚBLIOA DOMINICANA
43
caso en fracaso; en el Senado y en el Congreso encuentra opo-
sición más ó menos francamente declarada, y ae aplazan d mo-
difican sus proyectos sobre revisión da aranceles, aumento de
la escuadra, tratados de arbitrajes, convenios internacional
les, etc. Está iniciado el conflicto entre el Poder Ejecutivo y el
Poder Legislativo de los Estados Unidos del Norte de América.
Por otra parte, como, más ó menos ^ las potencias europeas
tienen intereses en las Repúblicas hispanoamericanas, la inter-
vención en éstas de los Estados Unidos vendría á ser, en mu-
chos casos, una intervención indirecta en los asuntos de aqué-
llas. Be aquí probables y muy graves complicaciones para los
Estados Unidos, si éstos llegaran á hacer suya la soberbia doc-
trina de Roosevelt y adoptasen resueltamente una política in-
ternacional en consonancia con ella,
Y que la tal doctrina de intervención en los Estados ame-
ricanos puede atentar á los derechos ó intereses de subditos de
potencias europeas, pruébalo esta misma ingerencia de Roose-
velt en las cuestiones ñnancieras dominicanas. Pretende juzgar
del valor que tienen las reclamaciones de los acreedores euro-
peos, y con tal objeto envió á Europa á un Agente especial,
apellidado HoUander.
Acabó ©1 año 1905 con otra revolución. Principal causa ó
pretexto de ella fué el famoso convenio que pactó su Presidente
con el Gobierno de Washington. El Parlamento dominicano
no se mostraba dispuesto á aprobar el artículo 7.** de ese con-
venio, que da á los Estados Unidos el derecho de intervenir en
el país en caso de alteración del orden público.
El caso había llegado; el Presidente Morales fué depuesto,
y se proclamó Dictador el Vicepresidente Cáceres. Pero el con-
venio no había obtenido aún la aprobación del Senado yanqui,
j Roosevelt no pudo hacer valer el derecho á restablecer el or-
den. Sin embargo, envió buques y tropas de marina por si hu-
biera habido ocasión ó pretexto de intervenir.
44 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
La ingerencia de los Estados Unidos en los asuntos de Santo
Domingo suscita, como lo demuestran los hechos, viva pro-
testa en la isla. A este sentimiento responde sentimiento ana*
logo en gran parte de la opinión, la más sensata, de los mismos
Estados Unidos. En el Senado hay un núcleo importantísimo
que se opone resueltamente á las aspiraciones de Roosevelt,
La revolución j la anarquía dominicana que ahora éste fo»
menta indirectamente con sus propósitos de protectorado, po-
drá ser argumento de gran fuerza que aprovechen los enemigos
de la política invasora é imperialista del actual Presidente dt
los Estados Unidos del Norte.
El nuevo Presidente, D. Ramón Cáceres, declaró en su Men-
saje al Congreso que había qiie llevar á cabo reformas constl*
tucionales, mejorar puertos y caminos» dictar leyes agrarias,
garantir la libre administración de justicia y, en suma, <domar
cuantas medidas sean dignas de una nación cívilizadaí». B.ecc-
mendaba especialmente al Congreso ©1 estudio del tratado que
establece el protectorado financiero de los yanquis y que se so-
metió al Senado de éstos^ tratado que el General Cáceres con*
sidera como un triste fruto de los errores de todos. Por sn
partCj el Senado de Washington se avenía á aceptar el tal tra-
tado á condición de agregarle cláusulas que garanticen lo-
intereses pecnniarioa de los acreedores yanquis en concurren-
cía con los europeos.
La indirecta intervención de los Estados Unidos en la Repú-
blica Dominicana no i>roduce hasta ahora resultados favorabler-»
en cuanto al orden y paz interior de) país. Administran los
yanquis las Aduanas^ sus cañoneros van y vienen entre los
puertos, hacen pesar su influencia en los actos del Gobierno, y,
sin embargo, unos á otros se suceden loa motines, las rebeldías^
sobre todo en la parte Noroeste de la República.
La acción del Gobierno de Washington es aquí» como en
Cuba, una causa más de intranquilidad y desorden; á las dis*
itfiJPÚBLlcA DOMINIOAKA
45
cordias que hay entre |>aicialidades ó personajes políticos, se
agrega la simpatía de los anos y la animadyersión de los otros
respecto de los yanquis. Aca&o si éstos se decid ieran á an espio-
narse Cuba y Santo Domingo la situa¿ión podría simplificarse,
porque los que no simpatizan con ellos se unirían contra 1»
dominación extranjera, prescindiendo de las rivalidades que
hoy los separan. Mas no creo que los Estados Unidos lle-
guen á anexionarse esas Repúblicas; los buenos políticos yan-
quis tienden á explotarlas*» no á dominarlas* Poseer colonias o
territorios que obligan á gijierra permanente^ y consiguientes
gastos, no es negocio. Ya tienen hecha la experiencia en Fi-
lipinas.
Esa tendencia de los yanquis la van TÍ«ndo ya muy clara los
demás pueblos americanos» Prueba de ello es, eatre otras, la
creación, según noticias recibidas de San José de Costa Rica,
de un club americano «para oponerse á los esfuerzos que hacen
loe Estados Unidos con el fin de aniquilar la independencia co-
mercial de la América latinav/.
A fin de año parece que habían dado ya algún resultado las
gestiones del Agente ñnanciero de Boosevelt, Jacob Hollander,
á quien secundaba el Ministro de Hacienda en Santo Domingo,
D. Federico Velázquez. Los 40 millones de dólares á que
ascendía la deuda total, quedaban reducidos á 17^ de ellos ^ 12 re-
presentan la deuda extranfera. Los acrreedores europeos (Bél-
gica, Inglaterra, Italia, Francia, Alemania y España) se ave
tiíaii á perder algo más de la mitad de sus créditos^ á cambio de
la seguridad en cobrarlos. Para pagar á todos pronto, el Go-
bierne dominicano emitirá un empréstito de 20 miUenes, que
le facilitarán los banqueros yanquis.
De esta suerte^ la República Dominicana no tendrá acreedo-
res «n Europa; todo lo deberá á loi yanquis. Estos, que Ínter-
vienen en las Aduanas, bien podrán cobrarse capital ó intereses.
EtU último término, si los dominicanos no se mostraran dóciles
46 L08 PUBBL08 H18PANOAMBK1CAN09
y SQScitaran difícaltades, medios sobrados tendrían los yanquis
de imponerse, ya sin la molesta intervención de naciones eu>
ropeas, ¿ quienes hay que respetar algo más que á los pueblos
del mar Caribe.
■■1
MÉXICO
Mézleo en l904,--Heform&B en t» Constitución: el periodo preaideaclAl y la
Vlceprefiidencia de la República.— Reelección rie Porñrio Díaz.— Lm pax
«n el Yucatán,— Homenaje á la memoriadeD. Juan Prlm.— La influeneia
económica de los janquia en México, —La reforma monetaria.
Se han reformado algunos articalos de la Constitución fede-
ral mexicana , ampliando el período presidencial y creando el
(iargo de Vicepresidente.
presidente y Vicepresidente entrarán a ejercer sus funcio-
nes, como antes, el 1.^ de Diciembre^ y durarán en ellas seis
afios en vez de cuatro.
Los electores que designen al Presidente de la Kepública
elegirán también el mismo día y de ignal modo^ en calidad de
Vicepresidente, á un ciudadano en qnien concurran las condi-
ciones exigidas para la Pi*esidencia. El Vicepresidente será
Presidente nato del Senado, con voz, pero sin voto» á no ser en
caso de empate. Podrá, sin embargo, desempeñar algún cargo
de nombramiento del Ejecutivo, y en tal caso se le nombrará
substituto en la Presidencia del Senado. Por ministerio de la
ley asumirá el ejercicio del Poder Ejecutivo cuando el Presi-
dente no tome posesión de sa cargo el día designado, cuando
ocurra su falta absoluta, ó cuando se le conceda lieencia para
separarse de sus funcione». Si la falta de Presidento fuere
48
LOS PUEBLOS HISFANOAMERIOANOS
absoluta, el Yicepresidente le substituirá hasta el ñn del periodo
pata el que fué electo, y en los demá^ caso» hasta que el Presi-
dente se presente á desempeñar bus funciones.
Estas nuevas disposiciones comenzaron ¿ regir en 1904, aao
en que se hizo la elección de Presidente; otra ve^ fué reelegidoi
el 10 de Julio, el General D, Porfirio Díaz. Se designó también
Vicepresidente; el electo fué el Dr, D. Ramón Corral, persona
muy ilustrada y laboriosa, Gobernador que ha sido varias veces
de su Estado natal, Sonora, habiendo desempeñado también los
cargos de Diputado á la legislatura de Sonora y al Cong^reso da
la Unión, y el de Gobernador del Distrito federal, A la sazón
era Secretario ó Ministro dé Gobernación.
El 2í> de Septiembre, el XXIll Congreso de los Estados Uni-
dos Mexicanos se erigió en Colegio electoral. Pasó á la Gran
Comisión el expediente formado por los Colegios electorales de
la República con motivo de las elecciones de Presidente y Vi-
cepresidente para la renovación del Poder Ejecutivo en el pe^
ríodo constitucional de 1904 á 1910; y hecha la computación
rest>ectiva, se obtuvo como resultado el total de 1{>,008 votos
unánimemente dados en favor del ciudadano General Porfirio
Díaz para Presidente, y de 18.981, contra 17, en pro del ciuda-
dano Ramón Corral para Vicepresidente. La Gran Comisión
estimó legítimo el resultado de las elecciones, y el Colegio
electoral declaró por unanimidad que Díaz y Corral eran, res-
pectivamente, Presidente y Vicepresidente de la República
para el sexenio que comenzó el I.** d* Diciembre de 1904 y ter-
minará el 30 de Noviembre de liílO,
Tenía Díast setenta y cuatro años de edad y entraba en
el '25." de su gobierno y en su séptimo período presidencial. Si
para fortuna del país alcanza su vida hasta el fin del pen'ddOf
aera entonces octogenario y habrá gobernado durante casi un
tercio de siglo.
Antes de las elecciones, el Presidente había hecho saber por
decreto qué estaba terminada la campaña contra los indios ma-
yas, en el Yucatán.
La noticia produjo muy favorables consecuencias para el
Territorio de Quintano Roo» al que acudían numerosos comer-
ciantes y trabajadores» así nacionales como extranjeros. En
las poblaciones ya establecidas se instalaban nuevos almacenes
y casas mercantiles, estimuladas por el aliciente de franquicias
()Ua se habían otorgado exceptuando del pago de toda clase de
derechos de importación y puerto á las mercancías extranjeras
<|ue se introdujeran para el consumo en el mencionado Terri-
torio,
El 28 de Julio de 11)04 se rindió en la capital de México ho-
menaje solemne á la memoria de un español^ D» Juan Prim, No
han olvidado los mexicanof» la noble conducta del ilustre caudi-
llo en 186á, y por iniciativa del Gobernador D, Gmillermo de
Landa y Escanden acordaron dar el nombre de f General Prim»
á la gran avenida, 18 Poniente, una de las más hermosas de la
ciudad* Parte esta vía del lado Oeste de la cindadela ó fábrica
do armas, cruza la avenida Bucareli y va á desembocar en el
paseo do la Rt^forrna, cerca de la glorieta Cuauhtemoc, Al acto
déla colocación de la placa en que ae grabó el nuevo nombre de
la avenida, concurrieron el Presidente y los mas altos funciona-
rios,' allí se oyeron hermosos discursos, pronunciados por per-
sonalidades tan eminentes como D. Justo Sierra, el ilustre eí*-
tadista, historiador y literato que representó á su patria en el
Congreso iberoamericano de Madrid en 1900, el Director de
Eí Correo Español D. José Porrúa y el gran poeta D. Juan de
Dios Peza.
A mediados de año, un importante semanario de México, El
Progreso Latino ^ que dirige el Sr, D. Román Rodríguez Peña,
reprodujo algunos de loa datos y comentarios que consigné en el
volumen I de esta obra, para demostrar que los Estados Unidos
50
LOS PÜBIILOS HlSPAKOAMRUÍUAtíOS
«« hallan aún muy lejos de tener en A^mérica la supremacía co-
mercial que pretenden.
De acuerdo con lo que alH dije^ el mencionado periódico
declaraba que» aparte México^ Cuba y algunos Estadas de la
América Central, el comorciOí y en general la influencia eco-
nómica de los yanquis en el Nuevo Mundo» ea insignificante
comparada con la de los pueblos europeos.
Aun respecto de México no eg esa influencia tan exclusiva
como suponen l«s que en Europa y en América escriben de es-
tas cosas sin más fuentes de información que las exageraciones
ó falsedades tan corrientes en libros y periódicos yanquis.
Las cifras y los hechos que aducía el Sr. Rodríguez Peña
evidenciaban que los Estados Unidos, aunque muy lentamente,
van perdiendo terreno en México ante los esfuerzos que hacen
los europeos y ante el adelanto del país, que con sus propios
elementos de prosperidad y riqueza tiende á nacionalizarlo todo.
Las estadísticas demostraban que desde Julio de 190S á Fe-
brero de 1904 inclusives, el comercio de importación en México
llegó á la suma de 5<!) millón es de pesos oro, de los cuales 27 7^ <^ran
el valor de mercancías y efectos importados de los Estados Uni-
dos. Pero de esos t?7 Y- millones había que deducir por lo menos
4 millones, valor de mercancías ó efectos europeos que van á
México por la vía de los Estados Unidos. En la exportación era
preciso hacer aún mayor deducción; de 130 millones plata á que
llegó en esos ocho meses, correspondieron á los yanquis 87 mi-
llones, y de éstos 30 pertenecían al comercio con Europa y el
resto de América.
Ese comercio que México hace por intermedio de los Estados
Unidos tiende á disminuir, aumentando^ en cambio, el directo
con los otros países. La Gran Bretaña y Alemania son las que
más se esfuerzan en tal sentido; sígnenlas Francia, España,
Bélgica, Austria é Italia. La mayor parte de estas naciones
procuran aumentar sus medio? de comunicación con puerto*
mtacicanos por medio de líneas directas. Encuentran, sin em*
wAxicn
51
bftrgo, un inoonveniezitQf el de qne la red de vías férreas mexi-
canas no está completa ni llega al Pacífico^ por lo que» cuando
I
I menos toda la región occidental de México, tiene que recurrir
I a los medios de oomanicación marítimos, que están en manos
I de los yanquis. Cuando se complete esa red, cuando haya comu-
I ntcacíón fácil entre los puertos mexicanos del Atlántico y del
^ Pacífico, los baques ingleses, franceses y suramericanos lucha-
^H&n ventajosamente eñ ambos mares con la competencia yan-
^^^qui, como ahora lo hace ya una línea alemana, única que ha
i quedado por el lado del Pacífico.
I Por otra parte^ los tratados con Cuba y la posesión de Puerto
' Kico y Filipinas han de proporcionar á los Estados unidos de-
I terrainados productos agrícolas en condiciones mejores que los
i que encuentran en México. Los azúcares mexicanos, por ejera-
I pío, no podrán competir con los de Cuba y Hauaii en los mer-
cados de los Estados Unidos^ y lo mismo sucederá con otros
I productos |>ropios de Filipinas y Puerto Rico si los yanquis lo-
Ngran al fin normalizar la situación económica en dichas islas*
£¡1 abacá filipino podrá ser un peligroso competidor del hene-
quén yucateco. Los agricul torea mexicanos necesitan, pues, ir
buscando nuevos mercados para sus principales productos, y al
encontrarlos, seguramente, en Europa y en los otros países de
América^ su ñ irán gran quebranto las relaciones mercantiles
con loa Estados Unidos, y, por consiguiente, la influencia y
predominio económico de éstos en México.
En cuanto á los capitales extranjeros— no considerando
^^^omo tales, ó sea como introducidos en el país, los representa-
^^|3os por las fortunas que los individuos de otras nacionalidades
han hecho en México — , puede calcularse en 7(K) millones de peso»
oro ©1 de los yanquis, en 250 el de ingleses, en 200 el de alema-
nes, españoles y franceses. Todos estos capitales juntos no lle-
gan á la tercera parte de la riqueza comercial— es decir, la que
hoy tiene valor >-de México, y todos tienden á nacionalizarse,
asea por las uniones matrimoniales de sus dueños con hija«
52 1.08 PÜEBLOÍS HISP ANO AMBRIO ANOS
del país, ya por la compra de acciones que hacen los mexicaDos,
ya por las sucesiones^ ya, en fin, por muchas otras causas, en-
tre las cuale» tío es la menos importante el desarrollo del espí-
ritu industrial y comercial de los lujos del país» que poco á poco
van haciendo ventajosa competencia al extranjero en todos los
ramos.
Hay además otra circunstancia que impide é impedirá el
arraigo y crecimiento de la influencia angloamericana en Mé-
xico: la diferencia, la oposición de carácter^ ideas y costumbres
entre mexicanos y j^anquis. Estos, salvo muy contadas excep-
cioneSt abandonan pronto el iiaís. En cambio, la gran mayoría
de los españoles se confunden con la población mexicana á la
segunda generación; casi lo mismo sucede con franceses ó ita*
lianoB, y más aun con los procedentes de otras Repúblicas his-
panoamericanas, la mayor parte de los cuales piden y obtienen
la ciadadania.
Con fecha 16 de Noviembre, el Ministro de Hacienda^ señor
Ivés Liman toar, presentó A la Cámara su famoso proyecto de
ley sobre reforma monetaria. La importancia de tal reforma,
el acierto con que se hizo y las consiguientes favorables conse-
cuencias que ha tenido, son circunstancias que me impulsan a
consignar aquí, íntegra, la parte dispositiva de la ley» De-
cía así :
«Artículo 1.° Se faculta al Ejecutivo de la Unión para qu«
reforme las leyes monetarias de la Hepáblica, fijando las clases
de moneda que tengan circulación legal, el valor, peso, ley y
demás condiciones de las propias monedas, los límites de tole-
rancia en ¡a fabricación y circulacién, y, en general, estable-
ciendo las prescripcionesquejuzguenecesariasparaperfecoionar
el sistema monetario adaptándolo & las necesidades eeonó mi-
cas de la República. Al ejercer estas facultades, se sujetará á
las bases siguientes:
A) Se conservará el «peso)» actual de plata con 24 gra-
mos 4.391 diezmiligramos de plata pura y 2 gramos 6.342 diez-
miligramos de cobre, y con poder liberatorio ilimitado.
i?) A dicho peso de plata se atribuirá iin valor equivalente
á 75 centigramos de oro puro.
C] Las monedas fraccionarias de plata contendrán ana can-
tidad de este metal inferior ¿ la que proporcionalmente les co-
rresponda por su valor representativo con relación al «peso».
Z>) No será obligatoria la admisión de estas monedas frac-
cionarias en un mismo pago por cantidad mayor de'^ pesos, ni
la de monedas de bronce en cantidad mayor de un peso; pero ©1
Gobierno designará las oficinas en donde los particulares pue-
dan libremente cambiar por pesoü fuertes la moneda fracciona-
ria ó de bronce que presenten en cantidades de 100 pesos ó sus
mal tipil »s.
K) Las Casas de Moneda no estarán obligadas á acuñar loa
metales preciosos que se les presenten^ sino j]|ue la euiiaión d©
moneda de todas clases quedará reservada al Ejecutivo para
que ejerza esta facultad con sujeción á las leyes y en la oportu-
nidad y cantidades que éstas determinen.
Art* 2.*^ Se autoriza, igualmente, al Ejecutiva de la ITnión
üra dictar las providencias que á continuación se expresan:
~ A) Prohibir la importación de peses de plata mexicanos al
|erri torio de la República.
S) Desmonetizar las monedas que, á su juicio^ convenga re-
tirar de la circulación.
C) Amonedar para la exportación pesos de cuños anteriore»
. actual.
D) Variar en caso conveniente el cuño de los pesos de plata.
E) Conceder circulación legal, por tiempo limitado, á las
monedas de oro de otras naciones, fijando su valor en moneda
mexicana, si llega á valer en Londres la onza de plata «stan-
dard» más de 28 '/s peniques.
F) Modificar las leyes fiscales sobre minería, disminuyendo
ios gravámenes que en conjunto reportan los metales preciosos
54
LOS PÜEBL03 HXfiFANOAMBRlCANOR
por el 2 por 100 de amonedación, el 3 por 100 de Timbre y los
derechos de ensaye, fundición» afinación y apartado.
G) Modificar las leyes que autorizan el cobro de un derecho
de 10 pesos por pertenencia para la titulación de las minas y
también el impuesto anual sobre pertenencias mineras, de modo
4ue resulten favorecidas las minas que produzcan metales pre-
ciosos,
IJ) Modificar la ley de 6 de Junio de 1887, en el sentido de
reducir basta 1 Vi pov 100 el máximum de 2 por 100 sobre el
valor de los metales preciosos á que puedan ascender los im-
puestos locales, según la mencionada ley.
I) Eximir de derechos de importación ó reducirlos existen-
tes á efectos ó artículos destinados á la minería,
tT) Organisíar oficinas que, sin quebranto para el Tesoro pú-
blico, anticipen fondos sobre el valor de las barras de plata y
proporcionen á los interesados facilidades para la venta de di-
chas barras en las mejores condiciones posibles, celebrando al
efecto en la República y en el extranjero los arreglos condu-
centes.
K) Modificar la legislación civil y mercantil en lo relativo
á las prestaciones y pagos en dinero.
L) Modificar los preceptos de ley ban caria que tengan co-
nexión dii^ecta ó indirecta con la circulación metálica, ó que
afecten los títulos de crédito ó las operaciones de cambio.
LL) Crear una Junta cuyas funciones tengan por objeto re-
gular la circulación monetaria y conseguir, en cuanto sea po-
sible, la estabilidad del tipo del cambio exterior^ á cuyo efecto
podrá dar el Ejecutivo á dicha Junta las atribuciones que jua-
gue oportunas y conferirle al propio tiempo el manejo de un
fondo especial cuya dotación señalará el mismo Ejecutivo.
jlf) Expedir todas las disposiciones conducentes, inclusas
las que tengan por objeto la represión ó castigo de las faltas y
delitos relacionados con la materiaj organizar los servicios y
•ficinas que sean del caso^ y erogar los gastos necesarios par^
cualquiera de loa fines expresados anteriormente; pudiendo al
efecto suprimir ó modificar las actuales plantas de oficinas, las
dotaciones de empleados y las asignaciones y gastos autoriza-
dos por leyes especiales ó por el Presupuesto de Egresos*.
Según manifestación del Ministro^ el Poder Ejecutivo, al
lar con esta iniciativa el primer paso encaminado á resolver en
la práctica algunas de las más serias dificultades que entraña
^1 problema de los cambios internacionales, no pretendía haber
ncontrado una panacea para males de índole tan diversa como
son los que se derivan de la situación monetaria déla República.
Hubiera sido presuntuoso y absurdo empeñarse en remediar
todos loa males que aquejan á la sociedad mexicana con motivo
de las deficiencias de su sistema monetario, porque ese remedio
está fuera del alcance del Poder Público en un país cayas cos-
tumbres y condiciones económicas no permiten una solución
Íidícal, única susceptible de producir resultados completamente
itisfactorios.
El objeto del Ejecutivo era m.enos ambicioso^ pero más prác-
ico. En lugar de proponer un plan completo de reorganización
el sistema monetario, prefirió limitarse á medidas concretas,
cuya adopción bastara para dar suficiente fijeza al valor en oro
de la moneda mexicana.
II
ico en 1905.— Situación del país al comentar el año.— La roza nativa me*
xicaaa.— Lft iiolución del problema indio.— Máa datos acerca del próspero
estado de la Ilepública: la reorgraulzacíón de la Hacienda y la reforma tno-
Iuetaria: la enseñanza pública y los trabajos cieütíflcoa: intereses maten»-
lea y lineas de comnnicac!ión>
Al inaugurarse en i.* de Abril ©1 segundo período desesio*
es del Congreso, Porfirio Díaz se felicitaba, en primer término,
e la cordialidad de relaciones entre México y las demás poten-
cias. Estaba sometido á la aprobación del Senado el convenio
5(?
LOS PUEBLOS HISPANOAMBRIüAXOS
de arbitraje aívordado por la segunda Conferencia internacional
americana^ convenio que ya habíau ratiñcado varios de los paí-
ses signatarios. A él habrán de ajustarse las reolamaeionea de
particulares, con lo que desaparecerá la principal canRa de con-
ílictoa entre los Gobiernos de América, conflictos promovidos con
iarta frecuencia por los insaciables especuladores yanquis» Se
á rectificar la frontera entre México y su vecina^del Norte
'en la parte del río Bravo, cuya corriente forma canalizos y
bancos y da lugar á dudas acerca de cuál es la línea divisoria.
La cotización al 94 por liHl de lo8 bonos del últimí» emprés-
tito de 10 millonea de pesos evidenciaba el próspero estado del
país y la gran confianza que inspiraba su Hacienda. El pro-
yecto de reforma monetaria había sido muy bien acogido;
anuían los capitales extranjeros y mejoraban los cambios. Bn
esta difícil y complicada cuestión del cambio los hacendistas
mexicanos han tenido mayores aciertos ó más fortuna que los
nuestros. Los ingresos de Aduanas y de Timbre continuaban
en aumenta.
Consignábanse también en el Mensaje notables progresos
y reformas muy convenientes ©n el servicio de correos ^ en ins-
trucción pública, colonización, explotaciones m^ineras, indus-
trias fabriles^ etc. México, pues, sigue adelantando.
Otro progreso, muy digno de señalarse, es la gran transfor-
mación que se viene operando en la raza nativa mexicana.
Según notable estudio publicado por el Licenciado D. Juan
López Portillo, los indios entran en la vida moderna. Se va lo*
grando paulatinamente la mezcla y la amalgama de todas las
razas, no tanto por el cruzamiento cuanto por el influjo moral
de las ideas.
La verdadera diferencia qtie hay entre los hombres no es^
triba en las razas, sino en la cultura. En cierto noodo, el indio
civilissado deja de ser indio. La civilización cambia pensamieu
tos, gustos, costumbres, ideales, Puede afirmarse que el hora*
MÉXICO
57
bre es de la raza á cuya civilización pertenece. Por esto, el roce
cojitinao trato de las clases más ilustradas de México con las
lativas han ido mermando las filas indígenas momento por
loraenio.
Miles de indios saben ja leer y escribir^ manejar y aprove-
char las máquinas agrícolas, construir terraplenes, fijar travie-
aas y ríeles de terrocarrilj instalar telégrafos. Del seno de esa
raza salen soldados, médicos, jueces^ abogados y sacerdotes; el
comercio y las industrias están llenos de gente de tez bron-
ceada que muneja hábilmente los negocios y se eleva a los más
altos puestos de la dignidad y de la riqueza, Juárez^ el más
enérgico de los políticos mex.icános^ era indio; Altamirano,
^poeta, literato, orador, imo de los escritores más gloriosas de
léxico, fué indio también.
La obra de conquista y civiliKaoión comenzada por Cortés y
los españoles en el primer cuarto del siglo xvi, la van termi-
nando Porfirio Díaz y los mexicanos en los primeros albores
del siglo XX. Ahora está concluyendo la pacificación étnica del
país; muy poco tiempo iiace que ha sido totalmente conquistada
la península yucateca.
Se avanza, pues, hacia la solución completa y satisfactoria
del problema indígena. Aán no se ha llegado á ella porque
parte del pueblo aborigen se encuentra en el estado primitivo*
Queda todavía labor muy ardua reservada a las nuevas ge-
neraciones; pero el camino para llegar á la fusión de las razas
nacionales (por cru/.amientos espirituales y físicos) está ya
descubierto: es el de la paz y el trabajo. Así se logrará el total
renacimiento de la raza indígena, no ala hosca civilización de
los aztecas, sino á la radiosa civilización moderna.
«vSaludemos - exclama el Sr. López Portillo — ese día dichoso
para la patria, en que la población de México, homogénea y
lícompacta, camine unida y con esfuerzo irresistible á la con-
quista áe sus brillantes destinos*.
Saludemos también nosotros á la gran nación mexicana,
58 L08 PUEBLOS H I SPAíJ O AMERICANOS
ijae con tanta fortuna prosígne la nobilísima obra iniciada por
España en el Nu#yo Mnndo. Los hispanoamencanos de México
no resuelven el problema indio exterminando á. las razas indí-
genas; antes al contrarío, las civilizan y enaltecen mediante
inetracción j trabajo, las consideran como parte integrante de
su nacionalidad y las ponen en condiciones de poder confun-
dirse con ellos espiritual y físicamente para crear esa pobla-
ción homogénea y compacta, llamada, acaso, á ejercer la
hegemonía en la América del Norte.
Es la población de que hablaba Chailley-Bert en el Con-
greso de Wiesbaden (1904) del Instituto colonial internacional,
al señalar la inHuencia profunda que ha ejercido España en la
marcha progresiva de la Humanidad; «esa raza nueva extrema-
damente interesante, mezcla del español y del indio, quA en
ciertos lugares de la tierra presenta cualidades notables y que,
especialmente en México, rivaliza ya muy de cerca con los
yanquis^.
Kl 16 de Septiembre empezó en México nuevo período legis^
lativo. En el Mensaje del Presidente se hizo constar una vee
más el próspero estado del país. El mantenimiento de la paz j
del orden y el patriotismo de los hombres políticos facilitaban
la tarea de reformas administrativas favorables al desarrolle
de todos los elementos de la riqueza nacional.
En la reorganización de la Hacienda se proseguía en el plan
ideado por el Sr. Ivés Liman tour, que en Abril había cumplida
doce años como Ministro del ramo*
La reforma monetaria se iba implantando poco á poco sin
difícultades. Los hechos demostraron el error de los que creían
que la depreciación de la plata, del peso mexicano, era favora-
ble á los intereses nacionales, porque equivalía á la concesión
de primas á los exportadores.
Mediante modiBcaciones en el régimen aduanero, y especial-
mente en la tarifa de derechos de importación « se procuró res-
M léxico
m
tableeer el equilibrio económico, perturbado por la ráj^ida ele-
vación del valor del oro de la moneda mexicana» Al mismo fin
tendía la reforma de los derechos consulares, qne habrán do
satisfacerse en moneda extranjera con arreglo á las nuevas
equivalencias de valor con la unidad monetaria mexicana.
Complemento de la Ley de Reforma monetaria fueron los
decretos por virtud de los cuales se cerraron Casas de Moneda,
se estableció la Gomisióü de Cambios y Moneda y se modificó
la legislación bancaría para mantener el valor de la moneda
dentro de los límites fijados por aquella ley. Se acuñaron las
nuevas monedas de plata y cobre y circulaban ya los vigésimos
(5 centavos) de níquel. Con esto puede decirsíe que la reforma
monetaria quedó completa. Los cambios se habían normalizado
y estaba en alza el valor del peso mexicano.
La situación financiera general era satisfactoria; aumen*
tabau los productos de las rentas federales, y los gastos ha-
bían sido en el último año ñscal mucho menores que en el
anterior.
La organización de la enseñanza púbÉca iba á recibir pode-
roso impulso^ pues con tal propósito ae creó el Ministerio á%
Instrucción publica y Bellas Artes, Según D, Justo Sierra, pri-
mer Ministro de la nueva Secretaría de Estado, el L^ de Julio
de 1905 empezó en México la era de la Escuela Nacional,
La Secretaría de Fomento multiplicaba bus labores para aten^
der al creciente desarrollo económico del país. Las Comisiones
científicas, como la Geografica-exploradora, la Geodésica y la
de Sonora, realizabsin trabajos de gran importancia, lo mismo
que los Observatorios Astronómico y Meteorológico, los Insti-
tutos Geológico y Médico , la Comisión de Parasitología agrí-
eola^ la Sección de Estadística, etc.
Grandes eran también los progresos realizados en la minería
y el número de concesiones hechas para aprovechamientos dt
aguas y para regar lerrends y producir fuerza motriz.
Como propaganda agrícola, se repartían con profusión fo>
m
LOS PUEBLO» HI8PANOAMEItlCAK(íS
lletos é ilustraciones útiles á los labradores, y semillas, plantas
y medicinas para los ganados; se continuaba con buen resultado
la enseñanza práctica gi^atuita de la agricultara, y se arreglaba
el establecimiento de tres estaciones experimentales.
Hacíanse obras de ensanche y mejora en los canales^ mae-
lies y puertos de ambas co^as; en varios puntos del litoral se
coloca ron faros y otras señales marítimas, y en el vasto y es-
cabroso territorio de la Baja California se construían líneas
telegrá6cas.
La red de vías férreas de la República sumaba en total ] 6.866
kilómetros. En el ferrocarril Panamericano proseguían los tra-
bajos de desmonte, y se activaban los de todas las líneas, espe-
cialmente en la de Tehuantepec,
m
Mélico ea 3 90íj,— Población de In líepúhlica.-Kitimción económico. — Primer
centetiarjo del nactmíe|ito de .Tuárex.— Prog^re&o y bieuostar del país, —
Los resultado» de la reforma monetiina.— El Estado y los ferrocarriles.—
Aumento de sueldos y reducción de Impuestos.— El ferrocarril de Teliuan-
tepec»— El trat&do Bobres ag'tiAÁ del río Bravo.— Las huelgas y loa sucesos
de Cn.oaaea,^ColoQÍzaei(')ii é inmig-ración: loBJapooesea en México.
A principios de año^ y con fecha de 1905, se publicó el «Re-
sumen general del Censo de la República Mexicana, verificad©
mi 28 de Octubre de ItíCK)». Se;^ún ese censo, la población total
de México es de 13.607*259 habitantes, es decir, 987.000 más
que en 1895. Hablan los idiomas indígenas 2.878,000. De la»
colonias extranjeras (57.600 individuos), la más numerosa,
con lü.278, ea la española: siguen los yanquis, que son 15.266.
Dada la extensión territorial de México (1.987.000 K.^), re-
sulta lina densidad de 6'84 habitantes por K.*
Hoy se calcula que la polilación de la Renública fíaaa
de 15.000.000,
MÉXICO
6]
Los informes ó memorias del Ministro de Hacienda daban
noticia de la situación económica del país. Del ejercicio 1904- 19ü5
resultó un sobrante efectiva de 8.000.000 de pesos. Creía el Mi-
nistro que en 1906 y IdOl habrá todavía fluctuaciones en los
cambios con el extranjero^ pues ha de transcurrir algiin tiempo
antes de alcanzar el equilibrio y normalidad á que se aspira me-
diante la reforma monetaria implantada. El alza del tipo de
interés y la consiguiente diminución de negocios ó empresas
ñnancieras provocarán acaso cierto malestar pasajero, que, bien
eonslderadoi ha de aer más beneficioso que perjudicial. Los pue-
blos, lo mismo que los individuos, no deben habituarse dema-
siado á situaciones prósperas, porque la facilidad de obtener
capitales suele conducir á la prodigalidad y á las especulaciones
aventuradas. La advertencia de ese posible malestar es tanto
más oportuna y prudente ai se tiene en cuenta qne por haber
sido las últimas cosechas inferiores á las de otros años serán
menos los recursos que las clases productoras ofrezcan^ lo que
contribuirá también á moderar la actividad de laa transacciones
de toda clase.
En Marzo, y en su día 21, se cumplió el primer centenario
del nacimiento de Benito Juárez, el gran indio, el gran ameri-
cano que hiüo ver á Europa cómo la poderosa raza hispano-
americana del Nuevo Mundo sabe defender su libertad, su inde-
pendencia y sus instituciones democráticas. Todas las clases
sociales tomaron parte en las fiestas dedicadas á celebrar el
Centenario* La prensa de México hizo números especiales los
del día 21, consagrados exclusivamente al restaurador de la
República^ y solicitó el concurso de los principales periódicos
del Centro y Sur de América.
Los dos informes leídos en este año por el Presidente en la
inauguración de sesiones del Congreso (1.** de Abril y 16 de Sep-
tiembre) resumen el estado de los asuntos públicos y confirman
m
LOS PirDBLOS HISP&KOAMISRICANOS
iin hecho ya sabido, á saber: que la buena administración pú-
blica de que viene gozando México años haoe^ contribuye eficaz-
mente á sa ventura y progreso.
La era de prosperidad en que abora vive esa República s«
debe en buena parte á la reforma monetaria» que, entre otros
resaltados felices, ha estimulado poderosamente la inversión
de capitales extranjeros en el país. Puedo asegurarse que la
fíjeza del valor de la moneda es ya un hecho, merced al cual se
podrán explotar las grandes riquezas del suelo mexicano, que
han permanecido esték*iles por la insuficiencia de los recursos
con que contaba la nación.
No obstante la pérdida de una parte de la cosecha del
maíz, y muy especialmente de la de trigo^ las transacciones
de todo género en 1ÍK)5 habían sido roas activas y remune»
radoras que nunca, como lo demuestran los balances de fia
de año de las instituciones de crédito y délas empresas indus-
tríales^ mercantiles y mineras. Lo comprueban también lod
datos que proporciona la recaudación de los impuestos federa-
les y locales.
En varios ramos de la Administración se van implantando
ó se preparan las reformas convenientes para el adelanto y en-
grandecimiento del país. Con acertadas medidas sanitarias se
combaten la fiebre amarilla en el litoral del Golfo y otras en-
fermedades endémicas en la capital de la República, cuyas
obras de saneamiento van muy adelantadas.
Aumentan de día en día las vías férreas; prosiguen sin cesíir
los trabajos en los puertos, en Tampico, en Veracruz, en Coat-
zacoalcos y Salí u a Cruz, en Manzanillo, etc.; se celebran con*
tratos para exploración y explotación de zonas mineras; pro-
muévese la colonización en terrenos nacionales, y la agricultura
continua su marcha progresiva, beneficiándose con el aprov«*
ch amiento de las aguas para el regadío de terrenos, á la vez
que la industria crece también, ayudada poderosamente por
•sas mismas aguas, bajo la forma de fuerza motriz,
MÉXIOO
ñn
Con objeto de atender á la conservación y reparación de los
monumentos históricos, se pidió á los G-obernadores noticiar
detallada de ios que existen en cada Estado. Muchos la han re-
mitido ya.
Prosigue activamente la obra de exploración de San Jaan
Teotihuacán: en nno de ios lados de la gran pirámide del Sol
ae han descubierto escaleras monumentales.
Continúa progresando la instrucción [primaria. Varias misio-
nes pedagógicas estudian en Europa los mejores sistemas de
escuelas primarias industriales para introducir en las de México
el trabajo manual*
Las CoTOÍBiones Greo^^ráfico-exploradora j Greodésica siguen
trabajando con gran actividad; se han publicado nuevas hojas
de la Carta general de la KepábUca^ y se lleva muy adelantada
la cadena meridiana de triángnlos que forma la continuación
de los trabajos similares que ejecutan el Canadá y los Estados
Unidos.
En comunicaciones y obras públicas señala el Presidente en
8a último informe grandes progresos. Hoy la red ferroviaria
federal alcanza un desarrollo d© 17.446 kilómetros, que unidos
á 4*165 de ferrocarriles concedidos por loa Estados y vías par-
ticulares dan un total de 'il.tíll.
Continua y mejora el estado bonancible de la Hacienda pú-
blica. Aumentan los ingresos y funciona con toda regularidad
el nuevo régimen monetario. Actualmente, la moneda de oro
mexicana circula en el país como la moneda de plata.
En suma, el Mensaje del Presidente demuestra que la paz j
el orden legal están produciendo en abundancia los frutos que
eran de esperarse. En lo moral, el crédito que la nación ha con*
quistado permite á su Gobierno ejercer una influencia saludable
para la pacificación de Ke públicas hermanas, desgraciadamente
empeñadas en sangriento conflicto (Guatemala y El Salvador);
en lo material, los adelantos que por dondequiera se palpan en
territorio mexíoaaof el hecho solo de que las rentas federalee
64
LOS PITBBLOS HÍSPAKOAMBRICAlíOS
ha^tin subido á un plinto jamás alcanzado en la historia de
México, sin que esto se deba á aumento algjuno en los impues-
tos; el asombroso movimiento en los negocios de toda especie,
y otras ventajas que pueden ooin probarse con datos estadísticos
seguros, tienden á confirmar la creencia de que la República
mexicana ha entrado de lleno en la vía que siguen las grandes
y prósperas nacionalidades.
Por esto, la prensa de México, al hacer el balance del año
190(1» lo considera como uno de los mejores entre los que vienen
señalando el progreso y bienestar de la Bepúbliea.
Las rentas de la nación durante 1905-íi han sido 102.000,000
de pesos; lO.OOOXKX) más que en el año anterior y 22.500.000 de
excedente sobre los gastos. En diez años, es decir, desde 1896-97,
las rentas se han duplicado.
La reforma monetaria va dando los previstos resaltados fa-
vorables, La conversión de la moneda de plata en moneda de
oro se hizo sin dificultades ni pérdidas. La industria minera,
sobre todo la de la plata^ alcanza situación más ventajosa qae
en pasadas épocas, Aumentan los capitales europeos que se in-
vierten en empresas mexicanas*
Ha sido un gran acierto la operación financiera referente á
los ferrocarriles. El Estado es dueño del ferro(?arril central me-
xicano, y está preparada la fusión de los demás bajo la propie-
dad de una Compañía nacional, en laque la maj^or parte délas
acciones serán del Gobierno; éste tendrá, pues, el dominio ab-
soluto de los transportes» que así quedan á salvo de caer en
poder de los yanq nis.
En efecto; por virtud de ley se autoriza al Ejecutivo Federal
para constituir^ por medio de uno ó más decretos^ una Compañía
ó Sociedad mexicana, por acciones, de responsabilidad limitada
y con domicilio en la capital de la Uepáblica^ que tendrá por
objeto incorporar las propiedades de las Compiwñias de los ferro-
carriles nacional de México y central mexicano, con facultad
de adquirir, construir y explotar cualesquiera otras líneas de
HÉTICO
65
ferrocarril, dentro del territorio nación r1, y de ejecutar toda
clase de actos^ operaciones ó contratos conexos con el objeto de
la presente autorización.
En el decreto ó decretos que se expidan el Ejecutivo Federal
fijará las bases constitutivas que á su juicio sean más adecuadas,
y los requisitos especiales^ tanto de esencia cuanto de forma,
que hayan de llenarse para que la Sociedad tenga capacidad
jurídica y pueda realizar los fines de su institución.
Se facult/i igualmente al Ejecutivo Federal para celebrar los
convenios ó arreglos que estime conducentes, con el fin de llevar
acabo la citada incorporación , sujetándose á las prescripcio-
hes que sigjuen :
I. El Gobierno Federal representará por derecho propio,
en la Compañia ó Sociedad que se constituya, un número de
acciones bastante para formar mayoría de votos en las asam-
bleas generales,
II. La compensación medtatite la cual se obtenga el numero
de acciones que proporcione la mayoría de votos á que se refiere
la fracción anterior, no deberá consistir en desembolso alguno
de dinero con cargo al Erario Federal, ni en emisión ie títulos
de Deuda pública; pero el Ejecutivo queda autorizado para cam-
biar por acciones de la nueva Compañía las del ferrocarril na-
cional de México^ que pertenecen á la naciduj y también para
otorgar la garantía subsidiaria del Gobierno Federal a favor de
nna de las categorías de bonos hipotecarios que em.ita la nueva
Compañía ó Sociedad, siempre que los bonos garantizados no
devenguen un interés superior al 4 por 100 anual.
III. La emisión de los bonos que garantice el Gobierno se
limitará á lo que sea necesario « para convertir sólo una parte
de los títulos que tengan en circulación las Compañías cuyas
propiedades han de incorporaraCj y para proveer á la nueva So-
ciedad de los fondos que requieran los gastos de la incorpora-
ción, la construcción ó compra de nuevas líneas férreas ó de
títulos de Empresas ó Compañías de transporte, y, por último,
m
LOS PUEBLOS HtSPANOAMISRlCArtrOíi
el perfeccionamiento y equipo de dichas líneas y de las ya exis*
ten tes.
IV, Las acciones ó títulos que aseguren al Gobierno Federal
la mayoría de votos á que se refiere la fracción primera, no po-
drán ser enajenados, ni en manera alguna gravados, sin exprese,
autorización del Congreso de la Unión.
V. F!n los convenios ó arreg^los que celebre el Ejecutivo Fe-
deral en uso de la presente autorización, no se modificarán en
manera alguna las concesiones de las Compañías cuyas propie-
dades se incorporen ó adquieran.
La mejor prueba del excelente estado económico y financiero
de México es la iaiciativa del Ministro de Hacienda^ ya forma-
lizada en el proyecto de presupuestos de 19OT-8, para aumentar
los sueldos de los empleados subalternos en los ramos civil y
militar y los emolumentos de Magistrados y Jueces que no es-
tén autorizados para ejercer la abogacía. Justo es dedicar pArln
delinoremento que tienen las rentas públicas, no sólo al alivio
del contribuyente, sino á mejorar la situación de ios serviiloií ^
del Estado.
En cuanto á reducción de impuestos, se proyectaba rebajar
del 25 al 20 por 100 la contribución federal. «Pero como ©1 im-
puesto de que se trata — decía el Ministro de Hacienda —no sk
causa en el Distrito ni en los Territorios, justo era que el Eje-
cutivo se ocupara en buscar cuál de los impuestos municipales
del Distrito 3^ Territorios debiera reducirse de preferencia, y ba
creído que los impuestos que pesan sobre los alimentos debían
ser los preferidos para este objeto, y en tal virtud tendrá la
tionra de proponer á la Cámara que se suprima el impuesto so-
bre el pauj impuesto que ha producido más de 200,<>JI ^ pesos cad/i
año, y que se reduzca el impuesto sobre la carne, si se llega 4
encontrar la manera eficaz de que esta reducción llene su objetí;%
esto es, que el consumidor sea el que la uDrov^eclm v tío h1 ií-an re-
dero niel intermediaríox^.
México ñl
Ya en 190í], al expedirse la Ley del Timbre » ae han dismi-
nuido considerablemente ciertas cuotas, y el importe de esa
diminución en un año excederá, de un millón de pesos,
A otro punto de gran interés para México aludía también
el Sr. Ivés Limantour en el discurso á que me refiero. En las
obras de los puertos de Salina Craz y Coatzacoaloos se invier-
ten 65 millonea de pesos, y con este gasto tendrá la Eepúbliea
dos puertos vei'd.ideraraente admirables & uno y otro extremo
del Istmo de Tehuantepec. En el Pacífico, Salina Cruz sera el
primer puerto de toda la América^ y en el Atlántico, el de Coat*
zacoalcos podrá también admitir vapores que tengan hasta tin
calado de ¿ÍO pies. Estos sacrificios se han hecho con el objeto de
<lar á la vía interoceánica mexicana el mayor tráfico que sea
posible; y á eate efecto existen contratos celebrados por nueve
años que asei^uran un movimiento, cuando menos, de 3<X)JJ00 to-
neladas anuales- Todo el azácar de las islas Sandwich, que ha
sido hasta ahora transportado por la vía del Cabo de Hornos,
pasará desde los primeros meses de 1907 por el Istmo de Te-
hnantejiec.
La antíg-iia y debatida cuestión con los Estados Unidos, re-
£ei*ente á la presa internacional para la distribución equitativa
de las aguas del río Bravo, V»a tenido al ün término satisfacto-
rior mediante el tratado que se firmó en Washington el 21 d(*
Hayo de líWS.
Se reconoce el derecho que tienen los ribereños mexicanos
al libre uso de una cantidad considerable délas aguas del men-
cionado río^ y 86 hace constar que aquéllos desisten de las
reclamaciones que habían hecho al Gobierno de los Estados
Unidos por haberles impedido ese libre uso de las aguas durante
prolongado espacio de tiempo.
Ha habido en México algunas protestas contra el tratado,
fundadas en que á esta Repáblica sólo se le deja el uso de pe-
68
LOí» PÜRSBLOa HISPANOAMBBIOANOS
quena cantidad de agua suficiente para regar 25,00() acres de
terreno, mientras que á los yanquis se les reserva la neees&ría
para el regadío de 175.000 acres. Tratando del asunto^ esoribía
M Comercio^ de Hermosillo:
*No obstante esta desigualdad palpable que pugna con el
derecho de gentes, como lo demostraremos en seguida, nuestro
Gobierno se compromete á dar todo género de garantías al de
los E^stados Unidos contra cualquiera demanda por reclama*
Clones de cindadanos mexicanos que hayan sufrido perjuicios
hasta hoy por la captación de las agaas del río Bravo.
»Sübre este punto debemos atenemos á lo afirmado por tres
eminentes tratadistas de Derecho internacional: Battel^ Bello
y Kent, qne están acordes en que «cuando nn río separa dos
naciones, y que ninguna de las dos puede probar prioridad de
establecimiento, se supone que ambas lo verilearon aun tiempo,
y la dominación de una y otra se entiende hasta el medio del
rio; y cuando el río es caudaloso, cada una de las naciones con-
tiguas tienen el dominio de la mitad del ancho del río^ sobre
toda lo ribera que ocupa.
»Y este es precisamente el caso entre México y los Estados
Unidos, pues sabido es que todo ese territorio qne abraza Te-
xas y Nuevo México, perteneció á la Nueva España y nos lo
arrebató el coloso por medio do tina guerra inicua, cuyo re-
caerdo será imperecedero, porque hay heridas que nnncan ci-
catrizan.
^Siendo así, como efectivamente lo es, ni México ni los Es-
tados Unidos pueden alegar prioridad, y los derechos de ambas
son iguales sobre el río Bravo».
Durante el verano de 1906 habo algunos conflictos ocasio-
nados por huelgas y reclamaciones de los obreros de minas y
de ferrocarriles.
Los sucesos más graves fueron los de Cananea^ donde los
mineros mexicanos pidieron que se les diera el mismo jornal
MÉXICO
69
qu» á los obreros yanquis y que se reemplazaran algunos capa^
taces de esta nacionalidad, qne trataban de manera mny dura
¿ los trabajadores del país, La dirección de la Compañía —
janqui, por supuesto,— se negó rotundamente, y vino la huelga
pacífica el día L° de Junio. La imprudencia de uno de lo jefes
de la Compañía, que quiso dar á entender el desprecio que le
inspiraban los huelguistas echándoles agua con una manga de
riego, convirtió en sangrienta colisión lo que sólo era manifes»
tacíón pacifica. Se libró una verdadera batalla entre mexicanos
y yanqtus. Estos llevaron la mejor parte. La fuerza pública se
impuso á los obreros del país, que poco á poco fueron volviendo
á sus trabajos.
Hubo en aquellos días bastante i»ánico; centenares de yan-
-quis fueronse con sus familias ¿ los Esfcados Unidos, muchos
obreros mexicanos emigraron también, yéndose ¿ otras minas,
y en la prensa yanqui se publicaron furibundos artículos contra
México, suponiendo que aquí se preparaba una matanza de
extranjeros, especialmente de norteamericanos,
A tal punto llegaron las alarmas, que, para desvanecerlas,
la colonia yanqui de la ciudad de México publicó una declara-
ción haciendo constar que tenían entera confianza en la estabi-
lidad y equidad del Grobierno de México, y en su capacidad y
buena disposición para protegerá las personas y á los intereses
de los extranjeros, j que uo había temor ninguno de levan-
tamiento contra éstos.
En el minmo sentido telegrafió á su Gobierno el Embajador
de los Estados Unidos en México.
Como en toda América, hacen falta en México braceros para
los trabajes de colonización, minas y de obras públicas. Poco á
poco se va dando solución al problema. Kn Chihuahua y en otros
Estados se fundan nuevas coloniaB de indios, entregando á cada
familia lotes de 10 hectáreas de terreno para que las cultiven -
Las Compañías de emigración japonesas procuran colocar á sus
70 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
compatriotas en México, ya en faenas agrícolas, ja en empre*
sas de minas y de ferrocarriles. Muchos cientos de japoneses
trabajan ya en plantaciones de Oaxaca. Van mujeres y hombres,
porque los mexicanos quieren que los amarillos arraiguen en el
país y funden colonias permanentes. Los tratan mejor que los
yanquis tratan y consideran á los nipones que viven en sus
Estados del Oeste. Los mexicanos procuran halagarlos, hacer-
les grata la residencia entre ellos. Las Compañías que se encar-
gan de transportarlos á México llevan también buen surtido de
las salsas y golosinas á que los japoxieses están acostumbrados^
Seguramente cuando los jóvenes japoneses de México quie-
ran hacer estudios en escuelas del país, no se les cerrará las
puertas de éstas, como sucede entre los yanquis. La gente espa-
ñola é hispanoamericana es raza de atracción respecto de las
demás. Anglosajones y yanquis son raza que repele: no se funde
con las otras; las rechaza ó extermina.
¡Y quién sabe si algún día tendrán los japoneses en México
sólido punto de apoyo contra los yanquis! Todas las razas de la
tierra entran en contacto, y la costa americana del Pacífico es,
por razón geográfica, lugar apropiado para el encuentro ó cho-
que entre occidentales y orientales.
GUATEMALA
l.ii República al comenj^^r el año líioi.— Los fcrroean'ileí?. -Ueelecch^n di
Entrada Coliiürn.— La Exposicióo nacionjil y las fiestas dé MíoervA.—Kl
Mensaje y el Manitieaíu del Presidente: su prograTna.— La eiitrevista Úoi
8«n .?oeé de Guatemala.— La República en i»Oá.— La revolucit'in en 1906:
sus causaa y cougecueacias.
Por virtud del decreto que promulgó la Asamblea Nacional
de Guatemala, reformando el artículo 66 de la ConstitnciÓDi el
período presidencial durará seis años, y el Presidente puede
ser ó ne reelegido, segán sus méritos y procedimientos en el
ejercicio del poder.
Desde fines de 1903, los clubs y las sociedades politicas esta-
ban en plena actividad, y la Convención liberal^ presidida por
el exministro Sr. Anguiano, no omitía esfuerzo ni medio para
conseguir la reelección de D, Manuel Estrada Cabrera.
La tiesta onomástica del Presidente coincidió con la inaugu*
ración del ferrocarril de Cocales á Maxatenango. Las vías fé*
rreas van tomando gran incremento en esta República; unen
entre sí los principales centros de población y cruzan ricas
zonas agrícolas.
Se babia firmado ad referendufn un contrato con el repre-
sentante de una Compañía ferroviaria de los Estados Unidos de
América para terminar en tres años la línea entre Puerto Ba-
rrios y la capital. Al llevarse á la práctica esta aspiración^ el
territorio guatemalteco quedará cruzado por la locomotora en
la extensión comprendida entre las costas de ambos mares, j
será un hecbo el ferrocarril interoceánico de Guatemala.. Ade-
72
LOS PUEBLOS H[Í!$FAH(>Aft1BRICANOS
más, el ramal que la raisma empresa se comprometió á colocar
de Zacapa ¿ la frontera del Salvador completará la obra de
impulso á la región oriental de la Eepública, así como el tramo
del ferrocarril panamericano entre Caballo Blanco y Ayutla
contribuirá á dar mayor empuje á la sección occidentaL
La Asamblea Nacional, reunida el 3 de Agosto de 1904, escu-
chó el Mensaje que le dirigió el Presidente D. Manuel Estrada
Cabrera, á quien en la sesión del 7 declaró electo popularmente
para el período presidencial de 1905-1911. La Asamblea clausuró
sus sesiones y quedó terminado el preceso electoral relativo al
nombranLiento constitucional del Presidente de la República.
La solución del problema presidencial de Guatemala cansó
buen efecto en América y en n]nropa. Estrada Cabrera es hom-
bre que vale y que inspira confianza.
Fueron acallándose los que, con motivo de la reforma de la
Constitución f procuraban que resurgieran antiguas rivalidades
ó disentimientos, más bien personales que políticos; el deseo
de unión y concordia ganó los ánimos, había tranquilidad en
todo el país, el Gobierno inspiraba confían^sa, y á las grandes
manifestaciones del trabajo y de la cultura intelectual consa-
gró ahora todos sus esfuerzos y todos sus entusiasmos el pue^
blo guatemalteco.
Con una magnífica Exposición I^acional^ reflejo fidelísimo
de los progresos realizados por Guatemala en estos últimos
años, festejó la República el aniversario de la independencia de
la América Central (15 de Septiembre). Cuando aún millares dé
personas visitaban la Exposición y asistían á los concursos, con-
ciertos y conferencias públicas que allí se celebraban, cubríase
ya de arcos triunfales la hermosa avenida que conduce al Tem-
plo de Minerva y se organizaban los demás trabajos prelimina-
res para la famosa fiesta nacional consagrada á ensalzar la edu-
cación de la juventud. Las fiestas de Minerva de 1904 aventaja-
ron^ en grandiosidad y esplendidez, á las de años anteriores.
GITATBMALA
73
El Mensaje del Presidente á la Asamblea Nacional legisla-
tiva, reunida en Guatemala ©1 1,** de Marsso de 1905, es la histo-
ria de los siete años de la administracidn de Estrada Cabrera,
Hacía éste un resumen de los tratados convenidos con otros
países, j de todos los hechos de política exterior y de orden
interior que han contribuido á consolidar la paz, elemento in-
dispensable para el desarrollo de las fuerzas vitales déla nación-
A pesar de los gastos extraordinarios á que obligaron las
consecuencias de los fenómenos volcánicos, y no obstante la
crisis monetaria, la situación financiera era buena. El total
de las rentas de Aduanas y üontribuciones, que ascendió ¿ unos
13 millones en 1903, pasó de BO en 1904.
La agricultura, principal fuente de la riqueza de Gruatemala,
merecía especial atonción del Gobierno, Se habían construido
y estaban en construcción muchos kilómetros de ferrocarril, y
entre éstos la última sección de la línea del Norte, qua atrave-
sará la República del Atlántico al Pacífico y abrirá camino á
los millares de viajeros que desde Europa se dirigen á las tierras
occidentales de América.
Si el Mensaje fué reseña de lo pasado y cuadro de lo pre*
senté, el Manifiesto que con motivo de la toma de posesión del
Poder para el período 1905-1911 dirigió Estrada Cabrera al país,
era el programa de su gestión para lo futuro: mantenimiento
de la paz; represión enérgica de toda tentativa de revolución;
economía y probidad en los servicios públicos; pago de intere^
ees y amortización de la Deuda; robustecimiento de la fuerza
militar; política de fraternidad con todos los Estados, especial-
mente con los Centroamericanos*
Gobernará Estrada conforme á los principios del partido
liberal; en cuanto á los hombres, ha de valerse de todas las
personas que puedan ser útiles á la patria, sea cual fuere el par-
tido político á que pertenezcan.
Hubo algunos disentimientos con El Salvador. Para poner
«B claro la razón ó pretexto de ©lios, reuniéronse en fian José
74
LOS PÜKBLOS HlfiPANOAMBrilCANOfi
d© Giiatemalíi los Ministros de Eelaciones exteviores de nna y
otra Repúblitja, y de la conferencia que celebraron resultó la
lautna convicción de que no había entonces motivo racional
Tiingnno que pudiese alterar el propósito de unión y fraternidad
que inspiraba los actos de amboa Gobiernos,
De la situación de la República y de los progresos realizados
durante el año 1905, dio noticia el Mensaje del Presidente,
leído 'Con motivo de la apertura de la legislatura ordinaria
el 1/ de Marzo de 1906.
Continuábase atendiendo con pi-eferencia al fomento de la
instrucción pública y de la cultura general del país; aumenta-
ban sin cesar el número de escuelas y de alumnos. En las fiestas
de Minerva se presentaron los primeros trabajos de la Carta
j:;eügrafíca en relieve de la República, carta cuya superficie
mide 4 metros cuadrados- Se proyectaba organizar nu Museo
para el estudio y conservación de los monumentos «rqueológi-
.eos de Guatemala.
Adelantaban los trabajos del ferrocarril del Atlántico y es*
Iftban en estudio nuevas vías férreas* Las rentas públicas exce-
dieron á los ingresos presupuestos.
Todo, pues, iba bien. Pero ©n Junio comenzaron á circular
en Europa noticias muy alarmantes sobre la situación de Gua-
temala. A fines de Mayo habían invadido e! territorio de la Re-
pública gentes armadas que se proponían derribar del poder ¿
Estrada Cabrera. Uno de los caudillos de los revolucionarios
era el expresidente General Manuel Lisandro Barillas,
Corao siempre que hay guerra civil en cualquiera de las Re-
públicas americanas, la prensa europea publicó telegramas é
informes contradictorios, y no había medio de saber á ciencia
cierta cuál era la verdadera causa de 1& revolución, ni qniéne^
eran vencedores y vencidos. Por lo general^ los telegramas que
de allí vienen reflejan la parcialidad de quien los envía; lo
|ue aquí se escribe^ reñejo es también de intereses partioa*
JATB>IALA
75
lares de una ú otra índole, cuando no de Ja inorancia ó lige-
reza con que en Europa se trata, por lo general, de las coaas de
América.
A lo que parece, Estrada Cabrera, reelegido en 1905 para
otros seis años^ tiende á dar condiciones de estabilidad y tírmeza
al Poder Ejecutivo, y aspira á ser el Porfirio Díaz de Guatemala.
D© tirano y déspota le califican sus adversarios, y el de mayor
prestig-ioy autoridad entre ellos, Barillas, que se considera con
iguales derechos y aptitudes que aquél para seguir los rumbos
trazados por el Presidente perpetuo de México, apeló á las ar-
mas, á la revolución, para lograr sus propósitos.
Los descontentos se agrupaban en derredor de Barillas, y
entraron en juego algunos miles de pesos yanqui-s y europeos,
paes sin ellos segurnmente que no hubiera sido posible rechitar
las bandas de aventureros que procedentes de México, El Sal-
vadbr y Belice penetraron por varías partes de la frontera en
territorio guatemalteco.
Segiin los datos más verídicos, los revolucionarios que desde
México marcharon contra Ocós no pudieron mantenerse en
este panto; los del lado de El Salvador fueron también rechaza-
dos, así como los que luego intentaron la entrada por la fron-
tera de Honduras. Apoyaba á estas invasiones y ataques un
buqtie yanqui, fletado por Barillas, que iba y venía por el Pa*
eifico, y que al entrar en puertos de las demás Repúblicas izaba
el pabellón estrellado para embarcar imp Quémente hombres y
material de guerra.
Los Jefes de la revolución y los periódicos que les eran
adictos no ocultaban — antes al contrario, lo aducían como
prueba de simpatías hacia su causa^—la adhesión al movimiento
de colonos alemanes, ingleses y yanquis establecidos en Gua-
temala; eran, sin duda, los que en estas guerras civiles en Amé-
rica se dedican á prestar unos cuantos centenares de pesos, ó
cosa qae lo valga, á la revolacióu, ó á fingir grandes perjuicios
causados por ella, para luego poner el grito en el cielo y recia-
76 LOS PÜBBLOS HISPANOAMBRICANOR
mar miles ó millones, amparados por los buques de guerra de
las respectivas nacionalidades.
La revolución ocasionó breve guerra, con la República de
El Salvador y nuevos tratados de paz y amistad con dicha
República y con las de Honduras y Costa Rica (1).
A fines de año, y á juzgar por el Mensaje que leyó á la Asam-
blea Nacional en sesión extraordinaria, el Presidente de Guate-
mala mostrábase muy satisfecho y complacido por la excelente
situación en que se halla el país después de acordada la paz con
las vecinas Repúblicas.
Afirma en ese documento el Sr. Estrada Cabrera que el
conjunto de los acontecimientos que acababan de suceder cons-
tituye el hecho histórico más notable en Guatemala después de
la proclamación de la independencia; sus consecuencias inter-
nacionales son tan importantes, que el año 1906 abre para el
país una era completamente nueva, en la que podrá consagrarse
al completo desarrollo de sus fuentes de riqueza y prosperidad,
la más positiva promesa de su magnífico porvenir.
La paz es el mayor bien que un pueblo civilizado puede am-
bicionar, y Guatemala se encuentra ahora en posesión de ese
preciado bien.
(1) Véase en este mismo TolumeD el capitulo titulado: PolUica intemmei0-
nal Centroamericana.
EL SALVADOR
Lft BxpoflicHn Nacíoaat.— La deuda BurreH.— Economía?.— Refoi^mus leífial«-
tiva8.-La nuera OnlensDza del Ejí^rcito.— La sitoación g'eneral delpaíg,
ñegún el Meas«je de 1005.— La» obi-aa del Palacio Nacional.— La Agrical-
tnra^ la lustruL-cióu púhUca y Ja IlacieQda.— b:i estado de sitio y las
elecciones j/resídeacíales,
A fines de 1903, ©1 Gobierno salvadoreño, con propósito de
estimular en sns empresas á todas las clases trabajadoras del
país, dispnso llevar á cabo nua Exposkúón Nacional, que» al
mi^mo tiempo que llenara dioho objeto, contribuyese á la cele-
bración de las tiestas de la independencia patria. La Exposición,
que habría de comprender productos agrícolas, industriales y
artísticos, se abriría el día 1." de Ag^osto de 1904 en la <tFinca
Modelo» de San Salvador, para cerrarse con la distribución de
premios el día 15 de Septiembre. Destináronse para premios
Ib*. 000 pesos, y fué nombrado Director general déla Exposición
una de laa personalidades más eminentes de Centro América, el
autor de loe «tApuntamientos sobre la Topografía física de la
Bepública del Salvador», D. David J. Guzmán,
En efecto, en el citado día 1.** de Agosto, declarado de fiesta
nacional, se inauguró solemnemente la prim^era Exposición
salvadoreña. Al acto concurrieron el Jefe del Estado, loa Mi-
nistros y todas las autoridades civiles y militares. Fuerzas de
infantería vestidas de gran gala formaban valla en la calle
que conducía á los campos de la Exposición. Revistió la cere-
monia un carácter imponente y al mismo tiempo conmovedor,
porque esa ñesta del trabajo venía á representarla suma de
energías y el grado de adelanto del pueblo salvadoreño, que ha
78
LOS FUBBLOa UISFAKOAHBR ICONOS
visto realizarse la primera Exposición Nacional sin violencias
nt gravámenes económicos, disponiendo de sns propios recursos,
sin vanos alardes de ostentacíóo^ y contentándose con que sos
faentesde vida corran libres por apropiado y seguro cauce. Así
lo consignaba, con legítima sati8tacción, el Diario Oficial déla
liepública. Dos buenas piezas oratorias fueron los discursos
pronunciados en el acto de la inauguración por el Ministro de
Fomento, Dr. José Rosa Pacas, y por el Director general del
certamen, Sr, GrU7*mán.
Empezó á pagarse la famosa deuda BurrelL EnMa^^ode 1904,
el representante legal del cUnion National Bank», de Oakland,
recibió el primer plazo, 5f},503*29 pesos oro. En el Diario Ofictui
de 15 de Junios© insertó el recibo otorgado por aquél, para co-
nocimíeoto — según se decía— del piíblico y satisfacción del sn-
pi-emo Gobierno, en asunto tan enojoso como complicado, que,
si es verdad que hirió en Ío más vivo el sentimiento nacional, en
cambio ha venido a poner de. manifiesto que la actual adminis-
tración salvadoreña sabe atender á sus compromisos y salvar
el crédito y la honra de la nación. <iEs doloroso — añadía el
Diario ^hskCBv confesiones que lastiman y deprimen la dignidad
del paísj pero en las actuales circunstancias no queda más re-
curso qne aceptar los hechos consumados, antes de vernos en-
vueltos en. mayores y más serias complicaciones».
Esta obligación, que impuso á la pequeña República ana
carga extraordinaria de «50.000 pesos oro anuales para ir pii«
gando á banqueros y agiotistas yanquis lo que en realidad no
se les debe, obligó al Gobierno á grandes economías y á pres
cindir de servicios que, ounque de indisctitible utilidad, pueden
reservarse para cuando mejore la situación rentística, Sesupri-
mieron el Cuerpo de Caballería y la compañía de Infantería de
la capital, el Conservatorio Nacional de Música j las Escuelan
formales de Santa Ana y San Miguel, cuyos alumnos podrán
continuar sus estudios en la Normal Central,
BL SALVADOR
7¡*
Ko obstante, se atiende con gran celo á la enseñanza y se
establece la Escuela de Comercio y Hacienda^ anexa al Instituto
Nacional Central. Las tareas legislativas son más útiles y fe-
cundas que en otras Repúblicas americanas; ya es ley el Código
de Comercio presentado porla respectiva Comisión, y está decre-
tada y publicada la ley orgánica del Ejército de la República,
que establece el servicio oliliga torio para todos los salvadoreños
de diez y ocho á cincuenta años de edad» Entre los que la ley
exceptúa figuran los estudiantes matriculados y los funciona-
rios y empleados públicos durante el tiempo que lo fueren.
En el Diario Oficial de Octubre se publicó la nueva Orde-
nanza del Ejército de la República, decretada por la Asamblea
iíacional legislativa con i^chn. 18 de Abril,
Mediante dicha Ordenanza se quiere desarraigar liábitos
funestos y prácticas anticuadas que entorpecían la marcha pro-
gresiva de las instituciones miUtares^ abriendo la puerta al
estímulo por medio del astudio y la disciplina, poderosos ele-
mentos de moralización y de engrandecimiento. La noble ca-
rrera de las armas, elevada por la Carta Fundamental á la ca-
tegoría de institución principalísima, llegará á ser con la nueva
organi^fiación lo que hay derecho á esperar que sea: un anscilTar
del Derecho y de las Leyes.
En 18 de Febrero de UK)b abrió sus sesiones ordinarias la
Asamblea Kacional legislativa de El Salvador* En el solemne
acto leyóse el Mensaje del Presidente de la República, Sr* Esca-
lón, que por segunda vez, durante su período constitucional,
rendía cuenta de los principales actos del Poder Ejecutivo en
los diversos ramos de la Administración pública.
El Presidente hacía constar, en primer t<írmino, con justifi-
eada complacencia, que el país vive en completa calma y tran-
quilidad, sin que el Gobierno haya tenido que hacer frente al
más ligero trastorno, ni que emplear tampoco medida alguna
extraordinaria para la conservación del orden público. El pue-
: \rS ri. KULOiS liliSP ANO AMERICA NO»
. . ir.io iui piíl: ado las veutajas de la paz, de que hace
. .. o \ loao úisírutando, y se esmera en conservarla,
N .. .'íiio :»ion ^Ití los pueblos y base imprescindible de
, . ..V. <.-(.' iluiüilCO.
,.v- ili^ciadel pueblo salvadoreño, hacíalo igualmente
^ V .. 1.»-. vloiiiús de Centro América y á los Gobiernos que
,v L, ¡upciiudos todos en mantener la armonía y cordiali-
. . . .- i piclios Kstados, que tarde ó temprano tendrán que
. Ii'..i.iiius aa uno solo.
: Mt^ft, «iiio |itírsiste, y en documentos ofíciales se de-
i i ,; iiavióu á oou"*tituir la gran República Centroame-
■ .-, .1 tdeul do todos los políticos eminentes en esta re-
. : Niuí\ V» Mundo.
:ui i->ii Uiiubíón el Sr. Escalón los importantes trabajos y
i -lio -lO iitiu llevado a cabo, especialmente en el ramo de
:.«•. Lu exposición Nacional vino á poner de manifiesto
,. .■:! il |>iiis hay digno de conocerse; los extranjeros que la
• i t'\|'iosiiban su admiración, no sólo por la cantidad,
i . .iliiliid de los objetos expuestos.
.1 u»ii linaiiciera era buena. No pesa sobre la nación
. i .-Nui ii»r 4U0 la resultante de la reclamación Burrell,
. ;.i ;.»:!. I l.">'r>i» pesos de principal y 9í).88y'72 de intere-
. hIm-.iIo.mIo la techa del arreglo celebrado en AVáshing-
. .1 l.i u»i;il oauctílación de la deuda, en un período de
,1 . iiMiiiis^ siu excepción, habían producido en 1904
.liuin'iiio que en el año anterior. Esto acusaba un
iM.'iiii» lio la vitalidad del país, que parece ir saliendo
, .íl.i .-.i i^i.s por ([ue venía atravesando desde hace más
i.K xM'^n-ii hal)ían ya empezado los trabajos preliminares
.i.-.i «lo loronslrucción del Palacio Nacional, magno y
. . .liiii-.m quo fué presa de las llamas en las postrimerías
EL SAL.V ADOR
tíl
de la administración del General Menéndez. El Grobierno que
presidía el ciudadano P, José Escalón hizo pnñto principal de
su programa administrativo la reconstrucción del mencionado
edificio, y el Diario Oficial del 30 de Enero participaba á 9UB
lectores que esa obra^ proyectada y tanto tiempo acariciada por
varias administraciones, pronto se verá convertida en una be-
lla realidad, merced al decidido empeño que en ello puso desde
que subió al poder el Jefe de la nación, activamente secundado
por sus colaboradores de Ministerio,
Se calculaba «jue el Palacio quedaría dispuesto pura el servi-
cio en los primeros días de 1907.
El 20 de Febrero de 190^1 empezaron las sesiones ordinarias
de la Asamblea Nacional de la República de El Salvador, En el
solemne acto de inauguración se leyó el Mensaje del Presidente,
Sr, Escalón, breve reseña del curso que ban llevado los asuntos
de gobierno y de las medidas y mejoras más notables, realiza-
das unas y en vías de realización otras.
La agricultura, ramo de vital importancia para el país, ha
recibido protección constante y decidida. La Finca modelo d«
la capital b a tenido gran ensanche con el establecimiento de
nuevos y pintorescos jardines, elegantes kioscos, amplias ala-
medas y otros sitios accesorios que hoy constituyen el más
ameno ó higiénico paseo de 1» ciudad. Lo mismo puede de-
cirse de la Fiooa modelo de Santa Ana, aunque de más reciente
creación.
En el ramo de Instrucción pública se han emprendido últi-
mamente laboriosos trabajos^ dirigidos á reorganizar los cen-
tros docentes de educación é instrucción popular, adoptando, á
la medida de los recursos del país y de las necesidades de la
época, los métodos modernos más perfeccionados y que han
producido fecundos resultados prácticos en otras naciones.
En lo que á la Hacienda pública concierne, el Presidente
apela á la ilustración y patriotismo de los Diputados para ar-
f
LOS PUBIILOS IÍI8PANOAMIÜIIICAN08
bifcrar los medios más prácticos de nivelar los presupuestos sin
acudir al recurso rutinario y contraproducente de inteutar eco-
nomías md.1 meditadas^ que desconciertan y entorpecen la e^^
pedita marcha de la Administración pública.
En el verano do IdOG sobrevino la guerra con Guatemala (1),
El 11 de Septiembre se declaró en la Hepublica el estado de
sitio.
Según manifiesto del Gobierno^ terminada la guerra con
GuatemaUt y cuando el país entero entraba en un periodo
de convalecencia tras lucha sangrienta y heroicos sacrificios,
planteóse el problema de elecciones presidenciales, y al amparo
de las leyes y disfrutando de la más amplia libertad, las diver-
sas agrupaciones políticas lanzaron sus respectivas candidatu-
ras y emprendieron trabajos de propaganda»
El Poder ''jecntlvo vio con agrado esas cultas manifestacio-
nes de lit vida republicana; pero cuando se trató de llevar al
país H la revuelta, á la asonada 6 al motín, el .Tefe de la nación
se decidió á cortar por lo más sano^ escogiendo, entre dos males,
el menor. Se trataba de evitar uu nuevo escándalo, una nueva
vergüenza á la nación salvadoreña ante el concepto de propios
y extraños.
Los términos del decreto fijaron un plazo improrrogable
para los efectos de la ley de estado de sitio (30 Noviembre): fie
quería que la implantación del régimen constitucional fuera
un liecho el I,*' de Diciembre^ con la mira de que ya las elec-
ciones de autoridades locales^ que son las preliminares de las
de Altos Poderes, se practicasen con entera libertad.
LfOS efectos del decreto que declaró el estado de sitio se re-
dujeron pocos días después, el 4 de Octubre, á la suspensión de
las garantías del amparo personal y de la libertad absoluta de
la prensa, quedando, en consecuencia, restablecidas las demás
X 1) VéADse los e&ptttilos ÚuQiemaU y PúHsíea Sittemaeionat emitoannrieat^a.
EL SALVADOR 83
garantías constitucionales. Siguieron en suspenso aquéllas sin
otro objeto que tener el Ejecutivo á mano medios de acción
para reprimir desórdenes durante el período de elecciones.
No se trataba de entorpecer los trabajos electorales de tal
ó cual candidato á la Presidencia de la Repáblica, sino de evitar
que en ese período en que los ánimos se exaltan degenerasen los
apasionamientos en hechos y manifestaciones impropios de un
pueblo culto, que pudieran perturbar el libre ejercicio del de-
recho electoral.
Que tales eran los propósitos del Gobierno, lo prueba la cir-
cunstancia de que, á pesar de las facultades que en cuanto á la
prensa se reservó aquél, los periódicos déla República siguieron
gozando de la misma libertad que antes tenían. Se citaba como
caso raro de tolerancia y de respeto á la libertad de la prensa
en pleno período de suspensión de garantías, el hecho de ha-
berse permitido la publicación de una carta escrita en tonos
muy duros por el General Villavicencio y dirigida al comité de
su partido (1).
(1) El naevo Presidente, que entrará en funciones el i.° de Marzo de 190'7,
es ©1 General D. Fernando Figueroa.
HONDURAS
Situacióu del país al empes&r el año 191)1.— La deuda del empréstito pAra el
feí-rocArrll.— La deuda interior.— El estmlr» de sitio y la dictadura de Bo-
nilla,—La Asamblea Naoional Constituyonto.— Elección prenifieDCiaL —
I^anoeva Conatitiici^m y las refonnaa le gl ¿ilativas.— La nacionalidad de
loa h&bitantea de las islaa de la BalUa.— Publicación de doctimeutos refe-
rentes & la deuda del ferrocarrlL
A Unes de 1903 aún no se había restableoido por completo la
tranquilidad en esta Repi^blica. El 8 de Diciembre hubo desór-
denes en Santa Bárbara, tí vas al Dr. Arlas y miaeras al Gene-
ral Bonilla, y se cruzaron disparos de arma de fuego entre loa
revoltosos y la policía. En el raotin murió el Diputado D, Pedro
A. Trejo, enemigo declarado del Presidente.
Pero el Qobierno manteníase firme y dispuesto ¿ reprimir
con dureza toda tentativa revolucionaria; logró así imponerse
a sus adversarios, y en el Mensaje que el 1.^ de Enero de IVíCH,
en la solemne instalación del Soberano Congreso Nacional, leyó
I Sr. Bonilla, pudo éste declarar que el país disfrutaba de trau*
qnilidad interna y de paz exterior, (.jue la acción administrativa
había entrado en período normal y que el Gobierno se consa-
graba á los trabajos de reorganización que exigían los aconte*
cimientos pasados.
Entre otros asuntos, se aludía en el Mensaje á la reclama-
ción que los tenedores de bonos del ferrocarril interoceánico
LOS PUEBLOS HI8PAK0A1IBR10AN0S
hicieron á la nación por medio de su apoderado Mr, Batn, EJ
Gobierno ae ocupaba en el esclarecimiento de esta delicada
caestión, y al efecto había nombrado un agente con residencia
en Londres, á qaien se dieron las instrucciones convenientes á
fin de remiir todos los datos que deben tomarse en cuenta para
la mejor solución.
Había otra reclamación del «Honduras Syndicate», que no
cumplió varías de las estipulaciones expresadas en el contrato
de arrendamiento del ferrocarril de Puerto Cortés á La Pi-
mienta. Hescindído aquél, el Gobierno se encargó da explotar
por 91 mismo dicho ferrocarril.
Refiriéndose a estos asuntos, decía el Presidente del Con*
greso, D. Fausto Dávila, en su contestación al Mensaje:
«Sensible es que continúen ocupando la atención del Go-
bierno y del país los empréstitos para la construcción del ferro-
carril interoceánico, con la exagerada reclamación que hace
Mr. W, J, Bain, como representante de los tenedores de bonos.
»Como lo manifestó el Congreso en sus sesiones precedentes,
hay que tratar este asunto con bastante calma, con mucho de-
tenimiento y circunspección, ya que no se conoce el verdadero
fondo del negocio; y para concretarlo, debe conocerse detalla-
damente en su origen, en su desenvolvimiento histórico y en
su situación actual; para lo que^ muy acertadamente, habéis
dado comisión á, hondnreños de reconocida competencia, quie-
nes dentro y fuera del país harán la más escrupulosa investi-
gación para que se pon^a en claro la verdadera responsabilidad
del Estado.
• Hecha esa investigación y recogidos todos los documentos
conducentes, se verá si la República es deudora de alguna can-
tidad, y caso de ser así, se determinará adoptar el medio máa
conveniente para su solvencia, en cuya oportunidad la Asam*
blea habrá de intervenir dentro de los límites de sus facultades*.
*E1 Congreso cree también, como Vos, Sr. Presidente, que
la reclamación hecha por el Sindicado americano que tuvo en
imNDURA.S
H7
arrendamiento la r^ección del ferrocarril de Puerto Cortés ¿ La
Pimienta carece de fimdftmento qme pndiera hacer esperar una
.solución desfavorable para el Estado; y para con vencerse de
ello, basta considerar la próiroga sol i rilada por el mismo Sin-
dioado y la entrega voluntaria del ferrocarril, hecha yior don
Adolfo Pereira, representante del arrendatario; hechos que
implican la convicción de no haber cumplido la contrata».
Los trabajos agrícolas de la costa Norte cobraban de día en
día mayor importancia. Ese territorio puede llegar á ser, en no
lejano tiem[>o, el emporio de la riqueza de Honduras, Naturales
y extranjeros se consagran con ardor á diversas empresas, con-
tando con la fecundidad de loe elementos que en aquellos luga-
res les ofrece la Naturaleza y con las favorables circunstancias
que allí concurren para facilitar la exportación.
La fuerte deuda contraída para los gastos, de la última gue-
rra oivil estaba ya casi del todo satisfecha y seguía amortizán-
dose la deuda pública interna- Por acuerdo gubernativo del 3 de
Diciembre se procedía al estudio detenido y minucioso de todas
Jas cuentas que constituyen dicha deuda interior, que consisten,
en su mayor parte» en sueldos atrasados de las administracio-
nes pasadas t en el importe de pérdidas 'sufridas durante las
guerras civiles, reconocidas por los Gobiernos, en montepíos no
pagados, en los billetes del Tesoro y algitnos otros valores cuyo
monto DO se conocía aún y que repreí^entan el trabajo del em-
pleado y el stidor del labriego que vio perderse con sus ganados
ó sus siembras el esfuerzo de largo tiempo» 8e calculaba que
estas deudas importaría» unos tres millones de pesos.
Afirmaba el General Bonilla en el Mensaje que no había un
solo ciudadano en prisión ó extrañado del suelo de la patria
por causas políticas, y declaraba sn firme i«ropósitode procurar
la conciliación de todos los hondurenos, Síq embargo, la afir-
mación del Presidente no estaba muy de acnerdo con la reali-
dad de los hechos. En la sesión del Congreso de 23 de Enero
se leyó un voto particular del Diputado D. P, Bonilla que di-
LQíi PUI&BL06 HISPANOAMidUlOANOS
sentía de sus colegas de la Comisión encargaba de formular el
proyecto de contestación al Mensaje, y en ese voto ^e pedia
una amnistía para los delitos que, aunque caen bajo la acción
de los Tribunales comunes, están relacionados directamente
con la política ó tienen su origen en ella, «-.Esa amnistia — de-
ciase en el documento á que me reíiero— permitirá vivir tran-
quilamente en su país a millares de hondurenos que hoy están
privados de la libertad ó se hallan lejos de sus hogares por tales
motivos, y dará lugar á la extinción de los renoords qne creó
la última lucha electoral y agravó la guerra civib.
Y los rencores, ciertamente, no se habían extinguido, La
Gaceta del 10 de Febrero piihlioaba un decreto del 8 declarando
el estado de sitio en el departamento deTegucigalpa. Fundaba
Bonilla essta resolución en que, según las justificaciones que
tenía el Poder Ejecutivo, se había tratado de atentar contra la
vida del Presidente de la Bepública y de alterar el orden pú-
blico por los DiíJUtados Policarpo Bonilla y otros» y en que el
incendio de la Escuela de Artes y Oficios de la capital, qne
tuvo lugar en la m^adrugada dal 6, obedeció á esa tentativa de
asesinato contra el Presidente.
Policarpo Bonilla y demás fueron presos y sometidos á proce-
dimiento militar, é inmediatamente, el 12^ dictóse otro decreto
por el cual, considerando que el Congreso se había disuelto sin
dar la ley del Presupuesto, que la tranquilidad pública se ha-
llaba seriamente amenazada y que era urgente prevenir la
anarquía y sus funestas consecuencias^ se convocaba Asam-
blea Constitayentei y en tanto que comenzase el nuevo régimen
constitucional, el Presidente de la República asunua todos los
poderes del Estado, los cuales ejercería discrecioual mente, que-
dando suspenso el imperio de la Constitución.
Las elecciones de Diputados a la Constituyente se hicieron
en los días 24 á 26 de Abril, y el 1.** de Junio se instaló con gran
solemnidad la Asamblea, ante la cual el Presidente de la Repú-
blica leyó breve Mensaje explicando los motivos que le impul-
HONDURAS
8ÍI
saron á tomar resoluciones extraordinarias, y encareciendo la
necesidad de reformar al^íUQOs artículos de la última Carta
oonatitutiva, que, aunque dictados con laudable intención, no
han correspondido á su objeto, y más bien han sido perjudi-
ciales.
Le contestó el Presidente de la Constituyente, Dr* D. Fausto
Dávila, con frases muy lisonjeras fmra el diotad o i-, y daspuéa,
A propuesta del Dr* D» Rafael Al varado Guerrero, la Asamblea
dio un voto de gracias al General Bonilla, quien^ según los
términos del correspondiente decreto^ había salvado de los ho-
rrores de la anarquía al país, lo condacía por las vías del pro-
greso, del orden y la libertad, con sincero patriotismo y cons-
tante afán se empeñaba en mantener y afianzar la armonía en
Centro América, y, en suma, por sus esfuerzos en favor de la
Patria merecía pública manifestación de gratitud,
entretanto, como el mismo Bonilla declaró en su Mensaje,
la cansa que se seguía á los reos aprehendidos en 8 de Febrero,
y que se hallaban en la Penitenciaría, continuaba substancián-
dose^ y, llegado el caso, el Tribunal que los juzgaba emitiría el
fallo que estimase de justicia.
El 8 de Septiembre la Asamblea nombró Presidente de la
República, por unanimidad, al General D. Manuel Bonilla,
consignándose en el correspondiente decreto que tal elección
garantizaba la existencia de las instituciones y contribuía á
mantener la paz interior y exterior, condición indispensable
para el progreso de los pueblos*
El Si\ Bonilla siguió gobernando con carácter discrecional
hasta el 1.** de Marzo de i90tí, día en que comenzó á estar vi-
gente la nueva Constitución decretada por la Asamblea el 2 de
Septiembre de 1904. Además, por acuerdo de 14 de Noviembre
de este último año, la Presidencia de la República encomendó
á la llamada «.Comisión general de Legislación í> la elaboración
de los proyectos de Código civil ^ Código de Procedimientos, Ley
de organización y atribuciones de los TribunaleSi Código penal
90 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
común, Código fiscal, Ley del Notariado, Ley de extranjería y
de inmigración, Código penal militar, Ley de amparo, de es-
tado de sitio, de imprenta, municipal, de policía, de elecciones,
y Código de Instrucción pública, los cuales debían redactarse
en armonía con los principios establecidos en la nueva Consti*
tución política y contener disposiciones que llenaran las defi-
ciencias de que adolecía la legislación.
En Marzo de 1904 se publicaron en la prensa hondurena las
comunicaciones suscritas en Noviembre y Diciembre anterior
por las autoridades del departamento de Islas de la Bahía, y
dirigidas al Presidente de la República, para darle á conocer el
texto de las actas que se habían levantado en Julio de 1902
referentes á la nacionalidad de los habitantes de dichas islas
(Roatán, Guanaja, Titila, etc.)
Consta en dichas actas que el representante de la Gran Bre-
taña, después de haber leído en público el texto del tratado
de 1859 entre Honduras y la Gran Bretaña, en la parte relativa
á la nacionalidad de los habitantes de las islas, les hizo saber que
todos los ingleses y sus descendientes que se hayan quedado
habitando en ellas con anterioridad al año 1860 son considerados
como verdaderos ciudadanos hondurenos, y únicamente aque-
llos ingleses que hayan fijado su residencia posteriormente á la
fecha del tratado y que hayan cumplido con los requisitos del
caso serán tenidos como subditos ingleses. Además les hizo sa-
ber que aunque sean ingleses los que para ello tengan verda-
dero derecho, están en la obligación de obedecer y respetar las
leyes de Honduras.
La cuestión de la enorme deuda amañada por los agiotistas
que intervinieron en los empréstitos para la construcción del
ferrocarril interoceánico continuaba atrayendo con preferencia
la atención del Gobierno hondureno. Bajo los auspicios de éste
se publicaron á fines de 1904 los documentos y datos que com-
:í
HONDURAS
Í)I
piló D. J. María Moncala para demostrar qae se trata de una
deuda inJQstiíicabNa de dineros que el país no ha gozado, |:or-
que faetón distraídas de su objeto , pasando al dominio par-
ticular de los piestaraistas y de los a,gentes enoargadoa del
empréstito.
En el impreso á que nos referimos se ve y se paipa la ilegi-
timidad de la pretendida reclamación internacional. Ingleses
eran In. mayor parte de los contratistas y accionii^taij del ferro-
carril, y sin embargo^ en defensa de Honduras y con lógica
irrebatible, una Comisión del Parlamento inglés declaró á Ib»
faz del mundo que los tenedores de los bonos reclamaban lo
que no se les debía. Áhi ei^tan las partidas, las cuentas, los an-
tecedentes— exclama Moncala— revelando toda la iniquidad Es
un banquete en el que cada cual toma su porción y destroza el
país Todos le engañan con mentidas promesas de prosperi-
dad, Pero la justicia se destaca soberana del fondo nausea-
bundo, del reparto líscandaloso Queda allí nn pedazo de
ferrocarril^ una sección construida^ como recuerdo de los dine-
ros gastados^ arrojados á la sima de la avaricia y la estafa.., .
Eb necesario poner punto ñnal a esta antigua contienda y á
estas amenazas. Confórmense los reclamantes con la oatás^
trofe. El país no la provocó. Ellos ó sus antecesores^ los cuales
se iiallaban en el teatro de las cosas, debieron pedir cnenta.s a
los comisión istus, registrar sus libros, las partidas, los detalles
del negocioj contando el numero de bonos emitidos. ¿Quién lo
sabe ahora?..... Nadie, Las cuentas nuevas se han formado con
ios papeles encontrados en el mercado, con los restos deshechos»
Las nuevas partidas carecen de antecedentes y de fundamento*
¿Cómo es posible que sobre base tan impura se levante la ame-
naza de una reclamación? ¿Por qué no terminar de una vez con
ese fantasma dé deuda, con este otro Panamá hondureno?
Había otra enojosa cuestión, promovida por reclamaciones
de los yanquis y que ahora consiguió arreglar el Gobierno del
Greneral Bonilla, resuelto á hacer el sacrificio de unos cuantos
LOS PUEBLOS H1SPAÑOAME3RICANOH
railes de pesos para evitar imposiciones humillantos. En 1H94
fué asesinado en Honduras un tai Renton^ ciudadano yanqui.
Ningún hondureno tomó parte en el delito, y los tribunales del
país hicieron todo lo posible para castigar á los autores del
crimen, Pero la Cancillería de Washington no se di«S por sa-
tisfecha; la viuda de Renton á todo tranco quería dinero, y al
fin consiguió que Honduras le diera 78.0()0 pesod mexicanos.
ÍI
Ln oaentft rte la denda interior.— Loa presos políticos, — La Asamblea N»-
eional en lifi^B.— NuevAS dedar&clonea sobre ol asunto de 1% deuda del
feíTodurrtl interoeeáolco.— Promulgación de lus nuevas leyes y ñu de la
dictadura.— Fi\ volcables consecuencias de la paz pública,— Laudo arbitral
de Allonso KIII en la cuestión de límites con Nicaragua, --Otras cuestio-
nen de límites pendientes.
En los primeros días de 1905 se publicaron los resultados del
estudio que se había hecho sóbrela deuda interior, por acuerdo
de 8 de Diciembre de 1903.
Este trabajo se extiende hasta el BI de Julio de 1903, época
en que, debidamente regularizadas, se continuaron por el Go-
bierno del General D. Manuel Bonilla las operaciones adminis-
trativo-económicas.
El pasivo total ascendía hasta el día mencionado ¿ la suma
rde 3.145.897 pesos 43 % centavos.
Desde mediados de Abril de 1903 se hallaba preso ol Dr. Juan
Ángel Arias, candidato que fué á la Presidencia de Honduras,
vencido por el actual Presidente, General Bonilla.
Por oauHa de enfermedad se le bahía concedido que saliera
de la Penitenciaría, designándole por cárcel su casa y como
enfermeras sus propias hijas. El cautivo aprovechó estas cir-
cunstancias para evadirse y logró refugiarse en León de Nica-
ragua, donde estaba ya en Enero de 19C^.
Hf>NnUKA8
Íít4
Aunque no tenia necesidad de hacerlo, pues todo prisionero
procura libertad por cualquier medio, el Dr. Arias dianulpó su
fuga alegando la mala voluntad qtie le tenía el Gobierno bon-
dureño, que, según él, no consentía que se terminara el proceso
qnese le formó por asesinato del español Arnero, Sus contra*
rios aseguraban que el cielito estaba probado y ya iba á recaer
sentencia condenatoria.
Los sucesos en que intervino el Dr. Arias tuvieron meses
después resonancia en España, En nuestro Congreso de Dipu-
tados, uno de éstos llamó la atención del Gobierno sobre el pro-
ceder del representante iliplomáfcioo de la nación en la América
Central. Con tal motivo se recordó la muerte del español don
Nicolás Arnero, atribuida al Dr. D. J\ian Anícel Arias, y se
supo que el actual Gobierno hondureno había otorgado una
pensión á los hijos de la víctima» concediéndoles además una
beca para que bagan sus estudios en los Institutos nacionales.
Aplaudamos, como lo hizo ya la Cámara, los generosos y justi-
ficados acuerdos del Poder Ejecutivo de la RepúbUca de Hon-
duras,
Otro de los ilustres hondurenos que estaban en prisión^ el
Dr, D, PoUcarpo Bonilla^ í*n^ puesto en libertad á principios
de líKJíj. Este acto valió muchos plácemes al Gobierno de Hon-
duras. El Presidente, en el Mensaje de I.** de Enero, terminaba
apelando al patriotismo y elevación de ideas y sentimientos de
los Diputados para que decretasen una amnistía é indulto ge-
neral para los reos políticos. Había, pues, corrientes de toleran-
cia y generosidad.
La instalación definitiva déla Asamblea Nacional hondurena
hXo> principio de la labor importante que deben cumplir los le-
gisladores para normalizar la situación del país y promover sa
bienestar y progreso. Según la prensa que en Tegucigalpa re>
fitíja las ideas y aspiraciones del General Bonilla, el Presidente
dictador podía prolongar el estado actual, con suma de motivos
u
LOS rUBBLOa mSPANOAMBRICÁN0!%
que lo justificaran; pero ienía sobre sus hombros nn a res ponida*
bilidad que deseaba declinar^ y su mayor anhelo era poner loe
actoe de su Gobierno, con entera fe^ en la balanza de la opinión
pública sensata y desinteresada, y esperar tranqnilo , con la
conciencia satisfecha por el deber oiiraplido, el fallo qn* la
Patria 3^ la Historia dicten sobre su persona y su gobierno.
Justo es decir que en el tiempo transcurrido desde que Bonilla
asumió la dictadura hubo paz en Honduras» se mantenían afec-
tuosas relaciones con los demás Estados de Centro América
y se fomentaban estadios y obras públicas de gran utilidad
general.
Como antes se ha dicho, la Constitación política estaba ya
aprobada en las sesiones de 1904; no obstante^ á principios
de 190G algunos representantes del pneblo pretendieron some-
ter á la Asamblea la reconsideración de varios puntos de i a
Carta fundamental, y entre ellos el artículo que prohibe U
reelección de Presidente. Alegaban el egemplo de los Estados
Unidos y de algunas otras Repúblicas donde los Presidentes
pueden ser reelegidos, y sostenían que este sistema es favora*
ble al mantenimiento de la paz interior y consiente que el pue<^
blo ratifique y prorrogue los poderes á los hombres que se hmn
hecho dignos por su patriotismo, su inteligencia y sus aoiertoe
de continuar rigiendo los destinos del país. La mayoría de los
Diputados fué de distinto parecer; creyó que la reforma podría
ofrecer peligro, abriendo más fácil camino á tentativas de tira-
nía ó dictadura, y rechazó la moción.
El Ministro de Hacienda, en la Memoria presentada á la
Asamblea, dio cuenta de las gestiones hechas en el famosa
asunto de la deuda del ferrocarril interoceánico, que agiotistas
y especnladores sin conciencia honrada habían hecho subirá
muy cerca de cien millones de pesos oro. Por virtud de esas
gestiones, demostrado queda ya que el Gobierno de Honduras,
Odioso del buen nombre y crédito de la República, ha hecho
ün esfuerzo más por salvarlos, ofVeoienclo lo que humanameiUcs
pttede pagar á los que conservan sus bonos, sin entrar á dis-
cutir lo que éstos tengan de viciado en sn mayor parte. Tal
ofrecimiento mLf>LLca sacriñcios de gran alcance pai:a la ilación;
sacrificios que si no han podido ser justamente apreciados por
los tenedores de las obligacionesj han merecido de jiarte de lu
opinión imparcial de los centros ^nancieros de Europa y Es-
tados Unidos las más honrosas manifestaciones para el gober-
nante que» á nombre de la nación, ofrece lo que ésta puede
eq ni ta ti Vilmente pagar.
Honduras defiende su derecho y sus intereses contra la estafa
de que se la quiere hacer víctima; desea conocer la cantidad de
pesos que realmente recibió el país, para entrar en arreglos
con los llamados acreedoreSí por mas que el mismo Parlamento
inglés haya declarado el vicio de la deuda^ su ilegitimidad y
hastn ]r*< frMudes cometidos.
La Comisión de Codificación dio por terminados sus trabajos
el 1.** de Febrero de 1906. Antes» el 19 de Enero, la Asamblea
Nacional Constituyente dictó decreto facultando al Poder Eje-
cutivo para que emitiese los códigos y leyes» á fin de que em*
pesasen á regir el día I.** de Marzo, día en que comenzaría jV
estar vigente la nueva Constitución y tomaría posesión de la
Pi^esidencia de la República el electo [rara dicho cargo, General
B, Manuel Bonilla.
Así» pues, las nuevas leyes fueron promulgadas con fecha
8 de Febrero y empezaron k regir el 1.^ de Mar>5o, En este
mismo día prestó Bonilla la promesa constitucional para el
«tjeroicio de la Presidencia de la República.
Los hechos, la ex:periencia, demuestran que unos cuantos
años de sosiego bastan para alcanzar evidentes progresos. Así,
pues, en l&OB pudieron realizarse en Honduras importantes
obras de utilidad pública, mereciendo señalarse esjieci al monto
el desarrollo pasmoso de la costa atlántica, en la cual se llevan
96 LOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
á cabo emfiirePas y trabajos do tocia clase. Líneas de tranvías ya
construidas» feírocarriks, canales con los <jne so aniñen tan las
fácil iflades del en 1 ti yo y de la exportación, nuevas Aduanas que
ayudan al comercio. Junta» de fomento, todo lo que con mani-
fiesto poder contribuye al desarrollo y progreso de un pueblo,
todo se hacía ya en Honduras.
Gracias 4 los tres años de paz que llevaba la República, su
Gobierno pudo empeñarse en esas tareas con meritorio esfuerzo;
estudiaba nuevas líneas por donde se pudieran construir carre-
teras y ferrocarriles y concedía derechos y privilegios razona-
bleí4 á todos los empresarios que en esta clase de trabajos y en
los de colonización y explotación de tierras quisieren emplear
sus capitales y energías,
En los últimos días de 190fJ dictó el Rey de España laudo
arbitral en la cuestión de límites entre Honduras y Nicíí'ragua-
Los representantes de ambas Repúblicas, reunidos en Gna*
témala, bajo la presidencia del Decano del Cuerpo diplomático
allí reí^idente^ para nombrar de coraún acuerdo el arbitro que
habría de decidir acerca de esa cuestión, habían designado como
tal á S. M. Don Alfonso XIÍI.
No podía menos de ser así — escribía la prensa de Teguci-
galpa — , porque existiendo en España como en ninguna otra
parte pruebas auténticas y ff^hacientesy documentos incuestio-
nables para la resolución de los conflictos territoriales que sur-
gen á diario entre los pueblos americanos, en el Archivo de In-
dias, en el de Simancas, en el de Alcalá, en los fjarticulares de
las casas de Veragua, de los Marqueses del Valle y de la Con-
quista, de loa Condes de Revillagigedo y en tantos otros, lógico
es que cuantos persigan la justicia y la equidad hayan de recu-
rrir allí donde está la fuente de que pueden manar y manan en
realidad, y donde los derechos pueden ser puestos en claro con
mayor suma de elementos.
A principios de 1905 llegó á Madrid, presentó sus credencia*
les y faé soleniTi emente recibido por 8. M. el Hej^ el 8r. D. Al-
berto Membrefio, Representante de la República de Honderas,
ex-Mínistro de Fomento en su país j una de las personalidades
más eminentes por an clara inteligencia y vasta, cultura entre
lo5i centroamericanos contemporáneos. Con él vino el Doctor
D, Antonio Á. Ramírez T. Fontecha, Presidente de la Acade-
mia de Hondnras, bien conocido en España por la brillante
participación qne tomó en los Congresos hispanoamericanos
de 1892, Traía especialmente la misión de aportar cuantos datos
y documentos interesaran al derecho de Honduras.
-- Representaba á Nicaragua, y también faé recibido por el
Rey en solemne acto» otro ilustre centroamericano, el señor
D. Crisanto Medina, diplomático consumado y escritor de gran
valía* cuya firma aparece con freenencia en acreditadas revis-
tas científicas y literarias de Europa y América,
La Comisión técnica nombrada por el Real arbitro la cons-
tituyeron los Sres. Santamaría de Paredes^ Académico, Ca-
tedrático de Derecho político y ex- Ministro de Instrucción
publica; Alvarez Sereix, Ingeniero ^eóo;raf o; Vera (D. Vicente),
Secretario adjunto de la Real Sociedad Geográfica, y Marqués
de Villasinda, Secretario de Embajada, hoy Ministro residente.
Poco más de un año invirtió la Comisión en el estudio de la
cuestión; su informe paso al Consejo de Estado, y con fecha
28 de Diciembre de 1906 dictó Don Alfonso XIII razonado laudo,
según el cual la línea divisoria entre ambas Repúblicas desde
el Atlántico hasta el portillo de Teotecacinto, donde la dejó la
Comisión mixta de límites en 1901 por no haber podido ponerse
de acuerdo sobre su continuación eü sus reuniones posteriores,
queda determinada en la forma siguiente:
#E1 punto extremo limítrofe coman en la costa del Atlántico
será la desembocadura del río Coco, Segovia ó Wanlcs en el
mar, junto al cabo de Gracias á Dios, considerando como boca
del río la de su brazo principal entre Hará y la isla de San Pío,
en donde se baila el mencionado cabo, quedando para Honduras
í
98
LOS PÜIQBLOÉt UlgPANOAMKRIÜAKOS
las íslefcas ó cayos existentes dentro de dicho brazo principal
antes de llegar á la barra, y conservando para Nicaragua la
orilla Sur de la referida boca principal con la mencionada isla
de San Pío, más la bahía y población del Cabo de Gracias a Dios
y el brazo ó estero llamado Gracias, que va á la bahía de Gra-
cias a Dios, entre el continente y la repetida isla de San Fío.
Á. partir de la desembocadura del Segovia 6 Coco, la línea
fronteriza seguirá por la vaguada ó thalweg de este río aguas
arriba sin interrupción hasta llegar al sitio de su confluencia
con el Poteca ó Bodega, y desde este punto, la dicha línea fron-
teriza abandonará el río Segovia, continuando por la vaguada
del mencionado afluente Poteca ó Bodega, y siguiendo aguas
arriba hasta su encuentro con el rio Guineo ó Namasli,
Desde este encuentro la divisoria tomará la dirección que
corresfiOfide a la demarcación del sitio de Teotecacinte, cod
arreglo al deslinde practicado en 1720, para concluir en el Por-
tillo de Teotecacinte, de modo que dicho sitio quede integro
dentro de la jurisdicción de Nicaragua».
Los Gobiernos nicaragüenses habían hecho concesiones de
tierras al Norte de esa frontera, es decir, en zona que» según el
laudo, es de Honduras. Es de suponer que ésta res petar ji los
derechos que los particulares hayan podido adquirir mediante
esas concesiones.
Telegramas llegados a Europa en los primeros días de 1907
anunciaban cierta agitación revolucionaria en Honduras, y se
sospechó que pudiera impulsarla ó favorecerla el Gobierno de
Nicaragua, algún tanto contrariado por no haber conseguido
que el fallo arbitral reconociese sus Infundadas pretensiones
territoriales*
Quedan pendientes análogas cuestiones con El Salvador y
Guatemala*
A causa de la indeterminación de la línea divisoria entre
Honduras y El Salvador ocurrieron en los pueblos fronterizos
HONDURAS 99
de Santa Elena y Arambla' graves conflictos, de lamentables
consecuencias. Con este motivo ambos Gobiernos han comen-
zado sas gestiones á fin de llegar á un avenimiento que ponga
término á tan enojosa cuestión.
En cuanto á Guatemala, por iniciativa de este Gobierno se
acordó la prórroga por un año de la Convención de Límites
de 1.** de Marzo de 1895, vigente entre ambas Repúblicas. Como
consignaba en su última Memoria el Ministro hondureno de
Relaciones exteriores, D. Mariano Vázquez, las estipulaciones
de la Convención — que establecía una Comisión técnica mixta
para estudiar todos los antecedentes, documentos y datos que
«xistan sobre loa limites, y consagraba el arbitraje para el caso
de desacuerdo en la línea limítrofe — , no pueden ser más ade-
cuadas para la solución de estas cuestiones, que han sido por
mucho tiempo causa de perturbación y discordias entre pueblos
llamados á vivir, por la comunidad de su origen, en la más per-
fecta armonía.
NICARAGUA
Stttimclón de la República «n 19M.— Fomento de los medios de oomunif^ftoíón:
ferrocariil interoceánico.— Reelecció» del 8r. Sauto'fi ZeUya i>ftra U Pre-
sidencia.— TriitUíioft cotí tfiOi au Bret&lia. VA aotielericalisrao de Zelajra.—
Fomento df; ta Jn»tfuocIdu y de tas obras pübltcaB.— SUttación económica:
1 09 capital lísitaA vanquiB.
El General Sr. Santos Zelaya, Presidentfl áe Nicaragua, en
el Mensaje dirigido el í.^ de Agosto de 1904 ¿ la Asamblea Na-
cional, mostrábase muy satisfecho del estado d© relaciones con
las demás Repúblicas de Centro America y de la situación inte-
rior del país. Su Gobierno atendía con preferencia al fomento
de la instracción publica- El régimen d© instrucción laica^ gra-
tuita y obligatoria, ya vigente, daba resultados satisfactorios
en toda la República, Aspirando á que la enseñanza de segundo
grado tenga acertada dirección, el Gobierno nicaragñense pidió
Jil de España dos Profesores idóneos, «porque reconoce el posi-
tivo interés de integrar los claustros docentes con el personal
que, por más de un concepto, es el llamado á dirigir la maroba
escolar hispano-americana».
Arregladas quedaban las dificultades qne surgieron con In-
glaterra con motivo del apresamiento de tripulaciones de barcos
ingleses. En Marzo, el Inspector de la comarca de Gracias ¿
Dio« había capturado cinco goletas con sus respectivos tripu-
lantes, por haberlas encontrado pescando en las aguas territo-
riales de los bancos Mosquito.s, pertenecientes á Nicaragua^ sin
haber obtenido la autorización necesaria ní pagado losimpues-
102 LOS PÜBJBL08 HISPANOAMERICANOS
tos que ]a8 leyes nicaragüenses establecen. La autoridad de
Hacienda de la comarca^ basada en la confesión clara y termU
nante de los detenidos y en las declaraciones tomadas á tasti-
goa imparciales, dictó sentencia condenando á aqaéllos á }as
penas de arresto, inulta y decomiso. Hubo reclamación 6 «soli-
citud amistosa)^ del Ministro residente de S. M, B., y el Gobierno
de Nicaragua» haciendo constar que los pescadores habían sida
juzgados con perfecto derecho con arreglo á las leyes del paía^
aceptó la excusa de que se creían exentos de responsabilidad
por desconocer dichas leyes^ y resolvió indultarlos de las penas
impuest&s.
Habían empegado los estudios y trabajos para el ferrocarril
interoceánico. No habrá canal por territorio nicaragüense; mas
parece que si ferrocarril. Por vías férrea y lacustre combinadas
podrá pasarse desde Punta Mona, en el Atlántico, á Corlnto, en
el Pacífico.
Entre el puerto de Punta Mona ó Monkey Point (nombre in-
glés que se piensa cambiar por otro nacional)^ el ferrocarril
llamado del Atlántico establecerá comunicación con San Mi-
guelíto en la orilla SE. del lago Nicaragua, Sou unos 170 ki-
lómetros. Viajeros y mercancías cruzarán el lago en vapores
hasta Granada » al NO,, y aquí tomarán el ferrocarril, yendo por
la orilla occidental del lago Managua y hacia el NO. basta el
puerto de Corinto.
También se trata de llevar el ferrocarril á los departamento»
del Norte, tan ricos por su extensa zona minera y por su pro-
4QCC¡ón de café,
lia línea de vapores que mantiene el trauco entre los puertot
del gran lago y el río San Juan, la cual s% bailaba en poder
de nna Compañía con derecho exclusivo de hacer ese tráfico,
fué comprada por la nación. Con los barcos de vapor así adqui-
ridos asciende á catorce el número de los qne el Estado posee y
que dedica al comercio en sus lagos y en el río mencionado. Hay,
>;iCARAuiiA
103
además, buqaes de mayor capacidad que se emplean en servi-
cios militares y fiscales en ambos océanos.
Vapores bien acondicionadoi? para hacer servicio cómodo y
rápido navegan por los caudalosos ríos de la vertiente atlántica,
gracias á lo cual se opera creciente desarrollo en la extensa y
riquísima región que esos ríos bañar^ zona aurífera y de gran
movimiento agrícola y comercial, muy codiciada del elemento
laborioso nacional y extraujero,
Para fomentar la agricultura, la minería y el comercia se
diqtó la ley de Caminos de 1905^ en virtud de la cual el Gro-
bierno tomó por su cuenta la apertura, mejoramiento y conser-
vación de todos loa caminos carreteros de herradura y rurales
del país, a fin de que reúnan las condiciones técnicas indispen-
sables para llenar debidamente las necesidades del tráfico.
Hay servicio de automóvíle* de carga entre el departamento
de León y los de Matagalpa y Jinotega, productores de café.
El Sr. Santos Zelaya ha sido reelegido Presidente para el
período 19LÍ6-1911. El Mensaje que leyó á fines de 1905 es un
completo resumen de su gestión política y administrativa y de
la situación del país.
Por consecuencia de tratados que se pactaron con la Gran
Bretaña durante el año 19Q5, esta potencia ha reconocido la
absoluta soberanía de Nicaragua sobre el territorio que formó
la antigua Reserva Mosquita^ y se han anulado los privilegios
del puerto libre de San Juan del Norte, que en lo sucesivo es-
tará bajo las mismas condiciones que los otros de la Repáblíca.
El Obispo y algunos sacerdotes del culto católico fueron ex-
pulsados del país por desobediencia á los mandatos de la ley
que prohibe el uso del hábito talar. El gobierno de Zelaya viene
distinguiéndose por su resuelto anticlericalismo, como ahofa
se dice* Claramente se revela en el Mensaje la mala voluntad
contra «los que, llenos de soberbia, se pusieron en pugna con-
tra el Poder público....,, y quisieron hacer de su sotana bandera
104
LO» PtTBJILf»8 fltMPA^OAMlBRl CANOAS
para la revuelta»; contra los que, «Uevaado la of ación en los
labios^ el rosario 6q nDa mano y la bomba de dinamita en la
otra»f intentaron sublevar los ciicirteles.
Atendiendo al fomento de la iustrucoión pública, se han
creado nuevos Institutos, Esouelas Noimales é Inspecciones do
enseñanza* y se ha dispuesto el establecimiento de dos Escue-
las de Ingenieros topógrafos.
En loa ramos de Fomento y Obras públicas se han realizado
alguna» de positivo progreso é iniciado otras que, llevadas ¿
feliz término, cambiarán la faz económica del país. La cons-
trucción del feí Looarril á Matagalpa con ramales á Rio Grande,
Prinzapolka, Estelí y Boaco empieza á ser una hermosa reali-
dad, pues la Compañía concesionaria envió ya varios Ingenieros
que hacen los trabajos preliminares de locali^ación de la línea.
Otra de las obras más importantes es el citado ferrocarril de
Punta Mona al lago de Nicaragua, que no sólo pondrá en rá-
pida Gomunicación el Pacííico con el Atlántica, sino que abrirá
al traVjajo y al capital extensas y privilegiadas regiones donde
podrán desarrollarse toda clase de valiosas empresas.
La situación del Erario acuaa bienestar rentístico. En Agosto
de 1904 había déficit de un millón de pesos; á fin de 1905 resul*
taba un superábit de 1»257.000 pesos. Este bienestar financiero
y económico se debe en gran parte á los capitalistas yanquis^
La *IJnlted States and Nicaragua Companyt, cuyo Gerente es
Dietrick, el concesionario de vastas extensiones de terreno en
la comarca de Gracias á Dios, se proponía invertir muchos
millones de dólares en explotación de minas, ferrocarriles, vías
tluviale£ de navegación, puertos, etc» Otras empresas yanquis
tratan de explotar las maderas del litoral Mosquito y dedicarse
al c altivo y comercio de plátanos, que tanta importancia van
tomando en la América Central. Nicaragua sabe aprovecharse,
y hace bien, del dinero de los yanquis, que la ayuda á ir des-
envolviendo sus elementos de producción y riqueza.
COSTA RICA
Kl Tolcán de IrARíi y ti ferrocarril interoceánico.— Lo» extranjero» eo la R«-
pt'iblica.—Competencift entre yanquis é iugtc8e3.—Lt cue,stián de limiten
eon Panamá.— La riqueza ngvíco la.— Des?irrol lo des loi intereses rn atería-
loa,— Infiioda^os rumores de onión con Panam&.— LihB elecciones de 190Ó
y 190R y el nuevo Presidente,— Bienestar econ<5mico.
En el centro de la República <3e Costa Rica se alssa» á 3.500
metros sobre el nivel del mar, el volcán de Irazií, en cuyas fal-
das se producen con relativa frecuencia grandes derrumbes,
Este fenómeno geológico puede interrumpir la nornaalidad
del servicio por el ferrocarril interoceánico, cuya vía atraviesa
la zona en que está el volcán. Así sucedió á principios de 1904;
las enormes peñas que cayeron hacia el río Reventazón habían
ocasionado considerables desperfectos en la línea férrea en un
recorrido de 50 kilómetros.
Con tal motivOf la prensa de San José recordaba que año tras
año, especialmente en los lluviosos meses de Octubre y Noviem-
bre, vienen aucediéndose esos inmensos derrumbes que han cau-
sado la destrucción de enormes moles de montaña* dejando á la
vista del observador escarpados precipicios de color rojizo.
En esta comarca, absolutamente inútil para el cultivo por lo
quebrado y la mala calidad del terreno, nacen multitud de ver-
tientes que juntas forman el río Sucio^ tan notable por el rojo
color y densidad de sus aguas. Puede decirse que no es agua,
sino lodOf lo que arrastra; de sabor tan desagradablt, qno no es
posible beber sin sentir náuseas.
lOB
LOS PLTEBLOS HlSPANOAMBRlCANOÍ^
Aparte el interés científico qne ptieda ofrecer el estndio del
fenómeno que se repite en el Irazú, merece el hecho atención
muy preferente del Gobierno oostarrícensej puesto que se trata
de la seguridad y conservación de una vía tan importante y tan
decisiva para el porvenir de la República como es el ferroca-
rril interoceánico.
Los Ingenieros han reconocido ya la necesidad de variar en
esta ^ona el trazado de la línea, pues á los inconvenientes que
en general tiene la interrupción del servicio, ae unen aquí los
especiales derivados de la naturaleza del país, que es la regidn
más elevada^ abrupta é ingrata de Cesta Rica,
En los días siguientes al liltimo derrumbe » los viajeros te-
nían que subir á la cúspide de las montañas, cayendo y levan-
tándo^e, apoyándose en las piedras y bejucos; al principio &e
hacía la ascensión por un suelo fangoso y bajo lluvias torren*
cíales, después bajo un sol candente, que mantiene el suelo á
iLoa temperatura tan alta que las suelas del calzado se tuestan
y los pies se llenan de ampollas.
El Gobierno de Costa Rica ponía gran empeño en terminar
el ferrocarril interoceánico, del que á principios de 1904 sólo
quedaban por construir unos 20 kilómetros. Por decreto de
31 de Mayo se declaró que la ciudad de Puntarenas debía ser
el término del ferrocarril del Pacifico, y se autorizó al Poder
Ejecutivo para hacer los gastos que exigiese el estudio del em-
plazamiento de la vía.
La designación de Obispo para San José no satisfizo á mu-
chos costarricenses. El Gobierno había propuesto en terna á
Su Santidad dos naturales del país y un extranjero. Éste, el
P. Juan Stork, alemán, que iba en tercer lugar, fué el favore*
cido. £1 sentimiento nacional se consideró lastimado; pidieron
unos que se consignara en la Constitución que para ser Obispo
en la República era preci:5o haber nacido en Costa Rica: apro-
vecharon otros La ocasión para dolerse del predominio que lot
COÉÍTA RICA 107
extranjeros han alcanzado en el país. Un periódico, La Patria,
exclamaba: «|0h costarricenses más cliifiados y ciegos 1 La Uni-
ted Fruit^ dueña de Limón y de casi la totalidad de Guanacaste
y del comercio de ganado; los alemanes, del comercio al por
mayor; los españoles, del comercio al por menor, y los mejores
beneñcioB de café^ de propiedad extranjera. Y la mitra y los
mejores cnratos, de los alemanes. No tardará en llegar el día
«n que seamos extranjeros en nuestro propio suelo, y como la
mendicidad callejera la prohibirán los extraños, no tendremos
el consuelo siquiera de ruendigar á la puerta del palacio epis*
copal ó de otras puertas »
Revelan, sin duda^ cierto apasionamiento tales quejas. Loa
extranjeros laboriosos y honrados, que contribuyen con sus ini-
ciativas, con su trabajo^ con su capital, al progreso económico
de la Bepública, merecen el aprecio y la consideración de todos
los costarricenses, y conviene halagarlos y procurar que no
cese la corriente de la inmigración de elementos beneficiosos
para el país. A los que para nada sirven, y más bien perjudican,
se les puede prohibir la entrada, como se hizo con árabes, tur-
cos, sirios, armenios y gitanos, según decreto publicado en la
Gaceta oficial de la Eepáblica del 15 de Junio de 1904.
La competencia entre yanquis ó ingleses, que tanto vienen
influyendo en la vida financiera y económica de Costa Bica,
parece que se decide á favor de los primeros. Ref íresenta á éstos
la «United Fruit C.'**, que explota la venta y comercio de plá-
tanos; á los ingleses, la Compañía de Ferrocarriles.
El nuevo régimen del talón de oro 3^ los pagos que en esta
metal hace la Compañía frutera han contribuido á que aumente
considerablemente la circulación de oro en la República, Ji-l dó*
lar norteamericano lleva camino de ser la principal moneda
del país. El predominio de los yanquis contraría á los ingleses,
que poseen las vías férreas y la mayor parte de los créditos
contra la República, cuya deuda exterior asciende k unos 11 mi-
108 LOS PUEBLOS HI8PANOAMEHI0^NO«
Jlones de pesos oro. El peligro que ponía, venir por este lado,
lo ataja el Gobierno costarricense echándose en hraseos de los
yanqtus. Ln. banca de Nueva York toma á .su eargo eaa deiida,
y de ella responden las Aduanas de Costa Rica, inspeccionadas
por agentes norteamericanos.
En este mismo año de 1904 empezó á tratarse de la cuestión
de límites con Panamá, Tomó la iniciativa el Gobierno de Costa
Rica, á quien se atribuía el propósito de gestionar nueva de-
marcación. No le satisfizo la sentencia arbitral del Presiden t«
déla República francesa (1), é intentaba negociar con la Repú-
blica de Panamá para ganar territorio en la cnsr.A de^l Atlántico
á trueque de ceder en la del Pacífico.
Ya entrado el año de 1905 llegaron 4 un acuerdo los Pleni-
potenciarios respectivos; pero aún faltan las ratificaciones do
las Asambleas.
Los Ministros de Fomento y Hacienda dieron cuenta en sen-
das Memorias del estado de los servicios que corren á su cargo
j de los más importantes trabajos realizados en 1904-1905 oom
objeto de fomentar la agricultura, el comercio y las vias d©
comunicación.
La riquejca agrícola es, hoy por hoy, la principal, casi la
única de Costa Rica. A su desarrollo contribuyen la Sociedad
Nacional de Agricultura y la titulada United Frait C", que se
dedica especialmente á la exportación de plátanos.
£s asombroso el incremento que toma el cultivo del plá^
stno* Ocho mil quinientos racimos fueron heraldos de la nueva
f|tidu6tria en 1881; veintitrés años después, en 1904. pasaron
da 6 millones el número de los exportados, y aumentará año
por año de millón en millón la cifra del preciado fruto^ que pi*
den y pagan á buenos precios los 82 millones de habitantes de
(1| Véase tD tai págians 1416 y 106 del toiiio 6 trienio pdtoai'odt v&la obr*^
COR-PÁ moA
los Estados Unidos, los fi millones del Canadá y los 44 millones
del Reino Unido. Toda la región apta de Costa Rica, dedicada
á ese ctiltivo, no alcan?íaría á satisfacer la inmensa demanda
que el plátano tiene hoy en el mundo comeroial.
En generH.1, los datoí^ consi ainados en las Memorias á que
me refiero demnestr^n que el país reacciona contra la pos-
tración en qne estabn; la mayor importaoión revela vida más
Btiva en el comercio y un bienestar general qne facilita el
insumo de lo importado; la agricultura ensancha Su esfera de
acción, y ha aumentado a^í la riqueza publica; el constante
reinado de la pajs y las excelencias del suelo han atraído el ca-
pital extranjero, acreciendo de modo considerable la circulación
monetaria, no con valores ficticios, sino con la presencia mistiia
del oro norteamericano.
Kn resumen, ha^^ más comercio^ más agricultura y máíí
dinero.
Eu 1005 corrió el rumor de qne Panamá pretendía la anexión
á Costa Rica, y que esta República no acogía mal el propósito
para aumentar su territorio^ en él tener el canal interoceánico
y particij^ar de los beneficios mateiiales que proporciona el oro
yanqui. Los re|>reséntfintes de Costa Rica en Europa se apresu-
raron á desmentir la noticia.
El órgano oticial du la República, La Gaceta^ hizo constar dd
modo terminante que la referida especie era del todo inexacta.
El Gobierno de Co^ta Rica no había recibido de parte del de la
República del Istmo indicación alguna en dicho sentido^ ni en
ninguna forma se había tratado del supuesto proyecto de unión.
Er»tre los Gobiernos de Costa Rica y Panamá^ aparte de las
negociaciones habidas sobre la fijación de la línea fronteriza^
no han existido desde que esta última entró en el concierto de
los Estados libres sino las relaciones de cordial afecto que siem-
pre han ligado á ambos pueblos.
En el pais nadie ha pensado en tal unión con Panamá; no hay
lio tiOS PUEBLOS HISPANOAMERICANOS
siquiera un movimiento social qne indique tal perspectiva como
una posibilidad de realización más ó menos próxima n¡ como
ana aspiración vigente en el sentimiento popular.
Por otra parte, «i la unión ó anexión se llevara á efecto,
Costa Rica tendría qae renunciar á muchas de las prerrogati-
vas propias de loa Estados soberanos, porque, según una de las
cláusulas del contrato entre yanquis y panameños, en el oaso
de que Panamá se anexionase á otro Estado ó se confederase
con él, la nación de que se trate tendría que someterse 4 lo
dispuesto en aquel contrato y reconocer todos los derechos que
los Estados Unidos disfrutan en Panamá.
En los días 21 á 23 de Agosto se hicieron las elecciones para
constituir el Colegio que había de nombrar nuevo Presidente
en 190n. La campaña electoral se presentó muy empeñada; en-
traron en juego cinco partidos políticos: el nacional, el repu-
blicano, el popular ó populista» el republicano independiente y
el clerical, cada uno con su respectivo candidato (Cleto Gon-
zález Víquez, Bernardo Soto, Máximo Fernández, Tomás Zii-
ñiga y Panfilo Villaverde).
Llegó el nuevo año, y en 1.® de Abril resultó elegido Presi-
dente de la República para el período constitacional 190B4910 el
Licenciado D. Cleto González Víquez, que entró en funciones,
substituyendo al Sr* Esquivel, el 8 de Mayo, El Sr, Gons^ále^
Víquez era uno de los Vicepresidentes de la República, y había
desempeñado varias carteras ministeriales y la Presidencia del
Municipio de San José.
En las elecciones generales para Diputados triunfaron en
provincias los adictos, los cletistas; en la capital, los de oposi-
ción* Al nuevo Gobierno incumbe resolver varios problemas
[•administrativos planteados; el principal es el referente al arre-
glo de la deuda, interior y exterior, que asciende en total á
mnos 1!) millones de pesos oro.
COSTA RICA , 111
Sigue el país disfrutando del bienestar económico, que debe
á la paz absoluta de que goza la Bepública. Durante los últi-
mos cuatro años, el costarricense y el extranjero residente en
el país han podido dedicarse con entera libertad y confianza al
cultivo del suelo, al desarrollo de las industrias, al incremento,
pues, de la riqueza nacional, sin que acto alguno del Gobierno
haya ido á perturbar la faena bienhechora; antes al contrario,
recibiendo de continuo los pueblos pruebas fehacientes de la
protección del gobernante á las vías de comunicación por donde
puedan circular los frutos de zonas privilegiadas, y avivarse,
por lo tanto, la actividad y producción nacionales.
9m
política internacional
centroamericana
La tendencia á la uniñcación.— La Liga Federal de Estudiantes.— El partido
unionista centroamericano.— Ratificación del tratado de 1903.— La Confe-
rencia de Corinto.~La Conferencia de San José de Guatemala.
Persevera en Centro América la tendencia á la unificación.
Es el ideal de aquellos pueblos, algún tanto contrariado, sin
embargo, por ciertos políticos de profesión á quienes el estado
actual da mayores facilidades de satisfacer sus codicias ó am-
biciones.
A principios de 1904 se constituyó en Guatemala una «Liga
Federal de Estudiantes», cuyo primer acto fué dirigirse á sus
compañeros y á la prensa de las demás Repúblicas de la Amé
rica Central, invitando á todos á cooperar en la obra de reconci-
liación de la familia centroamericana para llegar á reconstituir
la patria común.
En Agosto del mismo año, varios salvadoreños publicaron
un manifiesto en el que declaraban que se ponían al frente del
partido unionista centroamericano, y se comprometían á tra-
bajar por el restablecimiento de la República de Centro Amé-
rica y á defender el territorio de cualquier invasión extranjera,
sea de donde fuere.
Ya en esta época las respectivas Asambleas habían apro-
8
114 LOS PÜBBL08 HiaPANOAMHRlCAlíOS
bado el Tratado de paz centroamericano, que se celebró en U
ciudad de San Salvador el día 2 de Noviembre de 1903 por Ple-
nipotenciarios de Guatemala, Nicaragua, El Salvador y Hon-
duras.
Seg^ún dicho tratado^ las mencionadas naciones se compro-
metieron ¿ mantener la paz, aceptando como principio de
conducta el de no intervención de ninguna de ellas en los asun*
tos de las otrasf á fomentar laa mutuas y buenas relaciones,
acreditando recíprocamente Cónsules generales con el carácter
de Encargados de negocios en las capitales de cada nación; á
confirmar como obligatorio el principio de arbitraje para diri-
mir las contíendfls que pudieran surgir entre las Repúblicas
signatarias; á solicitar la mediación amistosa de las naciones
neutrales para el arreglo pacífico en caso de dificultad grave
entre una ó mas Repúblicas; por último, á invitará Costa Rica,
como República hermana^ para que aceptase y suscribiera el
tratado por ser de i u teres general para Centro América.
A mediados de Agosto de 1904, los Sres. Escalón, Bonilla y
ZelaA'a, Presidentes de El Salvador, Honduras y Nicaragua, y
el Sr. Soto Hall, Delegado del Presidente de Guatemala, se con-
gregaron en el puerto de Corinto (Nicaragua) con el fin patrió*
tico de afianzar la paz en sus respectivos países y hacer más
eficaces loa pactos celebrados.
Después de la Conferencia, en la que se discutieron proble-
mas políticos de actualidad centroamericana t y habiéndose
tomado en cuenta todos los factores que contribuyen de modo
favorable ó adverso al desarrollo de esas nacionalidades, se
convino en hacer á los pueblos de la América Central las si-
guientes declaraciones, que suscribieron, con fecha 20 deleitado
mes. los tres Presidentes y el Delegado de Guatemala:
L El manteniniiento de la paz es el primordial objetivo de
los cuatro Gobiernos que han concurrido á la Conferencia, no
sólo porque la paz constituye una necesidad de los pueblos qn»j
ICA INTERNAflJONAlV
CANA
representan, sino también porque se impone como nn deber que
han de cumplir las nacionalidades, hispanoamericanas. Por eso
tienen el propósito firme de vencer en la América Central todo
obstáculo que pudiera alterar la paz, y aunarán sus esfueraos
para frustrar los intentos de aquellos que pretendan infundir
desconfianzas y recelos entre unos y otros, impulsados por es-
pirita de ambición, de odio 6 de desorden.
II, El cumplimiento estricto de los pactos internacionales
qne ligan á loa Gobiernos será la norma á que sujetarán sus
AOtos los que subscriben estas declaraciones, de manera que
todo empeño en contrario sera vano j estéril, pues preciso es
reconocer q'ne la generalidad de los trabajos de los enemigos de
cada administración no propenden á ningún fin laudable, sino
que son la obra de intereses egoístas, de personales enemista-
des ó de aberraciones de un criterio extraviado,
in. No vacilan, pues, los firmantes en hacer presente que
cualquier obra disociadora, empeño subversivo 6 sugestión que
propenda á romper su leal amistad, no encontrará apoj^o en
ellos^ porque la sinceridad y firmeza de sus relaciones, como
representantes de los pueblos á quienes sirven, está y estará
afianzada con este compromiso solemne que á la faz de la Amé-
rica Central contraen; compromiso que sintptixa los esfuerzos
que han hecho, como hombres públicos, en ocasiones diversas.
IV. Esperan que los buenos ciudadanos les darán, en el sen-
tido que indicado queda, su cooperación patriótica, inspirán-
dose en ideales tle paz y fraternidad y contvibviyendo á este
acuerdo de poner termino á la discordia que atizan los enemi-
gos del público reposo T de la política liberal y progresista
que informa los actos de los actuales gobernantes de El Salva*
dor, Honduras, Nicaragua y Guatemala.
Nótase en esta conferencia y consiguientes declaraciones la
falta del Presidente ó representante de Costa Bica, República
que tampoco subscribió el Tratado de paz centroamericano de
Noviembre de 1903,
hOñ PUt>]0LOj4 Hlí^k'ANOAMflUlCAN^}^
El 17 de Marzo de 1905^ el Diario del Salvadoi' hacía constar
que la política del Gobierno de esta República se venía inspi-
rando, en sus relaciones internacíonalea con loa demás Estados
de Centro América, en un alto espíritu de confraternidad y
mutua independencia, que servía de base inalterable á la pa^
general.
A secundar tan nobles tendencias contribuyeron las entre-
vistas cordiales y amistosas de los Jefes de estos países del gran
Istmo, con lo que se lograba la consolidación de relaciones >|ue
por todos motivos nunca deben alterarse.
Sin embarí»;o, perpetua remora á tan hidalgos y patrió ticos
propósitos eran los trabajos, más ó menos embozados, de quie»
nes, enemigos de todo Gobierno en donde no tienen poder ó in-
fluencia, satisfacen sus pasiones excitando odios y despertando
sospechas, para ver de producir choques y conflictos á cuyo fa*
vor esperan lograr medros, de otro modo imposibleíí,
A los manejos de tales gentes se debió cierta tirantez de re-
laciones entre Guatemala y El Salvador; pero ambos Gobiernos
decidieron tratar de modo directo, para que se hiciera la ]nz y
se garantizaran con mayor firmeza» y de una vez por todas, las
fraternales relaciones internacionales pactadas en Corinto.
De acuerdo con estas tendencias fué á San José de Guate-
mala el Ministro de Relaciones exteriores de El Salvador, Doctor
D. Manuel Delgado, reuniéndose en aquel puerto con el Doctor
D. Juan Barrios M., Jefe de la Cancillería en Guatemala, y de
la conferencia entre ellos celebrada nació la mutua convicción
de que entre ambos Gobiernos no se habían alterado los propó-
íiitos de unión y fraternidad que los inspiran en sus recíprocJi-s
relaciones, así como se puso de manifíe^fto la doblez y sórdida
campaña de quienes trataron de asegurar lo contrario, favore-
ciendo sus intentos personales y mezquinos.
El Gobierno dé El Salvador y el de Guatemala estaban ín-
timamente convencidos de que el camino único para conducir a
los pueblos á ?u roas alto grado de civilización y progreso, y para
realizar el ftcercaniienfco espontáneo y sincero entre ellos— qne
al cabo de los años debe dar como resaltado la verdadera uni-
ficación—^ es el de una paz constante, sin temores ni descon-
fianzas, que afianzando el orden interior sea garantía suprema
de un porvenir halagüeño.
A mayor abundamiento, se acordó en la conferencia la crea-
ción de Encargados de Negocios de cada nna de las dos Repú-
blicas en su respectiva vecina^ facilitando así el cambio de ideas
k^ impresiones y los medios de atacar en su principio las maqui-
^^Baciones que en allano de los dos territorios pudieran fra*
I gnarse, ya contra la tranquilidad de uno de los GobiernoSi ya
I contra las buenas relaciones de ambos.
Los resguardos que los respectivos países tienen en sus fron-
teraSi no pocas veces se extralimitan en el ejercicio de sus fun»
cioneSf dando ocasión á hechos que pudieran orear dificultades,
qne es de todo punto necesario evitar. Y sobre esto trataron
también los Cancilleres de ICl Salvador y de Guatemala, resol-
viendo celebrar una Convención, al igual de la pactada entre
El Salvador y Honduras, para alejar toda probabilidad de con-
flicto y establecer un perfecto acuerdo en la vigilancia sobre
el contrabando y velar por la tranquilidad de ambos países.
II
La entrarista de El Ocotal.— Et ideal de utiióa ceDtroAmencaD& Hechos
qae lo coutrarjun.^La guerra entre Guatemala, El Salvador y Honduras.
—Inobservancia de lois tratados.— Resíahlecl miento de la paz.— Carácter
de la mediación de Rooaovelt,— Tratado g'eneral centroatuericanü de paz»
amistad y ooiiiorcio.— La Ofloitia Iniernacional Centro americana y el Ins-
tituto Ped&gój^íco.
A principios de 1906, el Oeneral Sr. Santos Zelaya, Presi-
ente de Kicaragua, recorría los departamentos septentriona-
í del interior de la República (Matagalpa, Jinotega^ Estelí y
118
LOS PUEBLOS UlsPANc:iAMKRICANU>
NueVa Segovia) para dafse cuenta exacta de los progresos reftli-
zados eu ellos durante los iiltimos años.
Con motivo de ese viaje realizóse un acto que confirmó las
buenas relaciones que existían entre Nicaragua y Hond tiras.
El Gentsral Bonilla, Presidente de esta última República, envid
á la ciudad de El Ocotal (Nueva Segovia) una niisión con el es-
pecial encargo de saludar, en su nombre y en el de su Gobierno,
al General Zelaya.
Los comisionados eran el Ministro de la Gobernación, Gene-
ral Ordóñess, y los Sres. D. Augusto C. Coello y D. Jerónimo
E-eina, quienes, segán consigniaba la prensa de Honduras, fue-
ron objeto de las más exquisitas atenciones y de las más paten-
tes pruebas de cordialidad y simpatía.
Esa entrevista llenó de satisfacción á nicaragüenses y hon>
dureños, porque están esos pueblos firmemente persuadidos de
que la paz y armonía entre ellos son condiciones necesasias de
su felicidad y progreso,
Al mismo fin de garantir la paz, estrechar relaciones y pre-
parar la unión de las Repúblicas de la América Central tienden
centros y sociedades en Costa Rica. Según una correspondencia
de San José, suscrita por D^ Salvador Mendíeta, se trata de
fundar eu dicha ciudad un Ateneo científico^ literario y artís-
tico que sirva de lazo fraternal entre las clases ilustradas de
las cinco capitales centroamericanas* Existe ya en la ciudad
de Heredia nna asociación titulada <»,Sociedad Unionista Cen-
troamericana», cu3^os propósitos claramente están indicados
por su nombre.
La idea de unión, dice el Sr. Mendieta, avanza continua*
mente, y avanzará cada día más mientras haya centroameri-
canos dignos. Si el entusiasmo por la nacionalidad ha empe-
gado á despertar en Costa Rica, ¡cuánto más no ha de suceder
asi en Guatemala, cuna de tantos nnionistaSf en El Salvador,
abanderado legendario de la causa; en líicaragna, donde las
ideas y sentimientos de Jerez iluminan y encienden á la juven-
VOLiriCA lN*rKRKACI(»NAL CKNTItOAMKRICANA
110
tad;*eii Honduras» especialmísnte base y esencia del unionismo!
Así piensan y así escriben los centroaniericanos. La unión,
en una ú otra forma, es, en efecto, el noble ideal á que todos
aspiran; pero las imporexas de la realidad, representadas por
esos sentimientos de soberbia d de ambición personal, que tan
fácil acogida hallan siempre en el ánimo de los profesionales
de la política activa, dificultan la obra de concordia y anulan 6
desvirtúan pactos y compromisos solemnemente convenidos.
Surge un movimiento revolucionario en alguna de estas Re-
públicas, y aparte el daño moral y material que ocasiona en el
país víctima de él, produce otro deplorable efecto: contrariar,
atinque sólo sea transitoriamente , al mantenimiento de las
buenas relaciones con los Estados vecinos. Aunque éstos no
tomen parte directa en la revolución, no pueden evitarse ciertos
recelos y las consiguientes reclamaciones por falta de la debida
vigilancia de las autoridades en las zonas de la frontera en que
se organiza la expedición invasora. Es lo q ue sucedió con motivo
de la revolución en Q-uatemala durante el verano de 190(>.
Guatemala se creyó en el caso de enviar fuerzas hacia la
frontera de Rl Salvador^ después de haber notitícado al Go-
bierno de esta República bu sospecha de que en ella se orga-
nizaba una facción de emigrados guatemaltecos. Cruzáronse
' notas entre ambos Gobiernos, y k mediados de Junio quedahan
interrumpidas sus relaciones.
Al siguiente mes, el 11 de Julio, el Presidente de Honduras,
General Bonilla, decretaba el ei^tado de sitio, fundándose en
que el territorio nacional había sido invadido por fuerzas pex*-
tenecientes á la República de Guatemala, cuyo Gobierno tra-
taba de perturbar el orden legal constituido en el país.
Hubo guerra entre estas Repúblicas, principalmente entre
Guatemala y El Salvador. Los combates debieron ser duros y
empeñados; según un informe del Director del hospital Rosales,
de San Salvador, entre los días 12 á 26 de Julio ingresaron en
el establecimiento 1 (X)4 heridos. En uno de los combates murió
el ex-Presidente de la República de £1 Salvador, General dof:
Tomáft Regalado. Los guatemaltecod qtiA babían invadida e
ierritorio hondureno avanzaron hadta el paeblo de Santa Fe, éñ
doode fueron desalojados por los Generales VUlela j Antonio
Lópe2. No llegó á librarle DÍngima acción importante.
Habíase, paes^ prescindido de anteriores compromisos, cuyo
objeto era, precisamente, evitar revoliicionei y gnerras. Recor-
demos que por el tratado de Noviembre de 1903^ Guatemala,
Hicaragaa, El Salvador y Honduras aceptaron como norma de
eondncta el principio de no ¿ntervención de ninguno de ellos en
loe asantes de log otros; confirmaron como obligatorio para
todos el arbitraje para dirimir contiendas entre las Repúblicas
eignatarias, y se comprometieron á solicitar la mediación amis*
tosa de naciones nentratea para el inmediato restablecimiento
de la paz si hubiera peligro de guerra entre ellas.
Después, como antes se ha dicho, los Presidentes de El Salva-
dor, Hondnras y Nicaragua y un Delegado especial del Presi-
dente de Guatemala, reunidos en el puerto de Corinto, bicteron
y subscribieron solemnes declaraciones de que la paz era el
primordial objetivo de los cuatro Gobiernos, qne tenían el ñi^me
propósito de vencer cuantos obstáculos se opusieran á aquélla,
que el cumplimiento estricto de los pactos internacionales había
de ser la regla á que ajustaran sus actos, y que cualquier obr»
disociadora, empeño subversivo ó sugestión que propendiese a
romper su leal amistad^ no encontraría apoyo en ellos.
Dos años apenas habían transcurrido, y ya las obras diso-
ciadoras, empeños subversivos y malas sugestiones encuentran
apoyo eu unos ú otros, se procede contra lo convenido en los
pactos internacionales, no se pone resuelto empeño en vencei*
Ion obstáculos que puedan contrariar el mantenimiento de la
paz, se acude á las armas sin cuidarse de solicitar mediación
amistosa ni arbitraje de nadie, y más ó menos directamente^
por acción ó por omisión, unas Repúblicas intervienen en Iom
asuntos de las otras.
POLÍTICA INTIDHKACIONAL CKNTROAMBKICAKA
121
Había ocarrido ahora lo de siempre: que los revelación arios
guatemaltecos prepararon aas expediciones ea los países fron-
terizos, y que G-uatemala inculpaba, con razón ó sin ella, a los
Gobiernos de El Salvador y Honduras, si no de conniveiiciaj
por lo menos de incuria en el cumplimieato de sus deberes res-
pecto de una nación amíga^
!, Pero después de los tratados, pactos y conferencias de 1903
y 1904 no debió hacerse lo de siemp^^e^ sino lo resuelto en esos
pactos y tratados, lo declarado en las conferencias, pues prect-
sámente para evitar Ío de siempre se celebraron y convinieron*
' Se apresuró á ofrecer sus buenos oficios el il asiré Presidente
de los Estados Unidos Mexicanos, secundado por el Gobierno
de Washington, y aceptada la mediación amistosa de ambos,
a paz quedó restablecida.
El convenio se celebró el día 20 de Julio á bordo del orticero
yanqui Marbtehead; era un tratado de bases generales, segán
las que los ejércitos debían retirarse de las fronteras; se reco-
mendaba una amnistía para todos los perseguidos ó procesados
políticos, y se convenía en establecer una seria y formal vigi-
lancia de los emigrados, negociar en breve plazo tratados de
umistad, comercio y navegación, y someter las cuestiones que
lo sucesivo pudieran surgir al arbitraje del Presidente de
s Estados Unidos Mexicanos ó del de la Unión Norteame-
cana.
El tratado se hizo con la sanción moral de las potencias
mediadoras y de Nicaragua y Costa Rica* Se aspiraba a renovar
los acuerdos de confraternidad entre las cinco E;epúblÍQas cen-
troamericanas. Buena falta hacia, porque los últimos sucesos
irodiijeron general disgasto y los ánimos estaban un tanto
sobreexcitados en Honduras, Guatemala y El Salvador*
Conviene llegar á situaciones definitivas, permanentes, do
tal modo que los hechos no vengan a desmentir, k los pocos
días ó meses, lo que en docamentoa oficiales y públicos se con-
122 1.0« ^VWBtA>B BtSPAKOAMBBICAaCOS
signa. Asi, por ejemplOf en la Memoria en que el Ministro áe
Gobernación y Fomento de El Salvador daba caenta^ en Marzo
de 1906, de los actos del Poder Ejecutivo, bacíase constar que,
gracias al estado de paz y tranqniUdad que reinaba en el país,
no había rjue preocuparle ^en previsiones contra la tirantez ó
ruptura de relaciones con los vecinos Estados /i. Satisface no*
tar — añadía el documento á que me retíero — que cada día va
alejándose más «aquella aciaga época de trastornos en que con-
sumí amos nuestra riqueza y agotábamos nuestiaa energías,
acaso sin obtener otros frutos que el acrecentamiento de ínies-
linos rencores y el justificado descrédito en el exteriort.
Refiriéndose á la mediación de Mr» JBoosevelt en estos asan-
to5| la prensa salvadoreña deploraba que la del extranjero— y
especialmente aludía á la de España — haya supuesto que el
Presidente de los Elstados Unidos impone su autoridad o su ixx-
tluencia á los pueblos centroamericanos. Los periódicos de San
Salvador hacen constar que la mediación fué propuesta por el
Presidente de la República mexicana; que el crucero en que los
Delegados se reunieron estaba en alta mar, á más de tres leguas
de tierra, para que así resaltase mejor la neutralidad de los
mediadores y se mantuvieran bajo un pie de perfecta igualdad
todas las altas partes contratantes, y que en las comunicacio-
nes de Roosevelt á los Gobiernos de los Estados contendientes
por lo menos en la dirigida al de El Salvador, tuvo aquel bucu
cnidado de expresarse con todo el respeto que exigen los dere-
chos y la dignidad de Repáblicas soberanas*
La base 4." del convenio de 20 de Julio preceptuaba que
dentro de dos meses de la fecha se celebrase por las partes con-
tratantes un Tratado general de paz, amistad, comercio, etcé*
tera, etc.; se designaba la capital de Costa Rica para que en
ella se reunieran y lo acordaran los representantes de los res-
pectivos Gobiernos, plenamente autorizados.
POLITIÜA ÍNTKHNAUIONAL CRN^f KOAM J£R ICANA
Í2S
Asi se hizo, y el 25 de Septiembre Costa Hicaj El Salvador,
Guatemala y Honduras subscribieron el Tratado general cen»
troainericano de paz^ amistad y co7nercio. Consta de 38 ar-
tículos, en su mayor parte repetición de cláusulas de convenios
anteriores entre los mismos países.
El articulo 1.** declara que babrá paz perpetua y amistad
franca, leal y sincera entre las cuatro citadas Repúblicas, de-
biendo cada cual de sus Gobiernos considerar como una de
sus principales obligaciones el manteninaiento de esa paz y el
cultivo de esa amistad, procurando poner de su parte todos
aquellos medios que conduzcan á su logi'O y remover dentro de
la esfera de sus atribuciones cuantos obstáculos, de cualquier
naturaleza que seauj pudieran impedirlo. Para llegar á este fin
se pondrán áe acuerdo, siempre qne la importancia del caso lo
demande, con objeto de impulsar su progreso moral, intelectual
¿i industrial, unifonnando así sus intereses, cual cumple á pue-
blos liermanos.
En los demás artículos se hace constar <iue cualesquiera di-
ficultades concretas que sobrevengan entre las partes contra- -
tantes se resolverán necesariamente por el medio civilizado del
arbitraje. El Salvador, Guatemala y Honduras, de conformidad
con lo establecido en el tratado que se celebró á box^do del Mar-
blehead^ designan desde luego como arbitros á los Presidentes
de los Estados Unidos de América y de los Estados Unidos
Mexicanos* Las dificultades que pueda haber entre Costa Kica^
El Salvador y Honduras se arreglarán conforme á la Conven-
ción de Corinbo de 20 de Enero de 1902 y al Reglamento de-
cretado por el Tribunal de Arbitraje centroamericano el 9 de
Octubre del mismo año*
Los ciudadanos de cualquiera de las cuatro Repúblicas re*
etdentes en territorio de alguna de las otras gozarán de los
mismos derechos civiles de que gozan los naturales; se recono-
cerá validez á los títulos profesionales que presen ten ^ así como
4 los estudios científicos y literarios que hayan cursado, y dia-
124
LOS PITIBBLOS HI^PANOAMBRICANflS
frutarán del derecho de propiedad literaria, artística ó indas-
trialj en los miamos términos y sujetos á los mismos requisitos
que lo8 nacionales.
Habrá libertad de comercio marítimo y terTestre^ con algu-
nas restricciones, entre El Salvador, Guatemala y Honduras,
£n cnanto 4 las relaciones comerciales entre éstas y Costa
Rica, la libre introducción se limita por ahora á los productos
nacionales qne no se obtengan en alguna de ellas en cantidad
suficiente para las necesidades del consumo. Las naves mer-
cantes de los cuatro países se considerarán en los mares, costas
y puertos de todos ellos como naves nacionales.
Los Agentes diplomáticos y consulares de cualquiera de las
Repúblicas dispensarán á las personas, buques y demás propie*
dades de los ciudadanos de las otras igual protección que á los
suyos. Los cuatro Gobiernos se comprometen á construir bue-
nas vías de comunicación entre los respectivos territorios* Los
instrumentos públicos otorgados en una de las Repúblicas serán
válidos en las otras. Otros varios artículos se refieren á la ex-
tradición de criminales.
El artíoulo 34 tiene excepcional importancia. Es una so-
lemne declaración de que las partes contratantes no pueden
conceptuarse ni conceptuar como naciones extranjeras á laa
Repúblicas de Centro América, y que trabajarán constante-
mente por mantener entre todas ellas los vínculos de familia j
la mayor cordialidad en sus relaciones ^ haciendo causa común
entre sí en los casos de guerra ó de difícultades con naciones
extranjeras^ y mediando amigable y fraternalmente en sus,
trastornos de carácter privado. En el caso de que emigrados
políticos residentes en cualquiera de las Repúblicas inicien 6
fomenten trabajos revolucionarios contra alguna de las otras,
serán inmediatamente expulsados del territorio,
Al mismo fin de unificar intereses y mantener franca y leal
amistad concurren dos convenios especiales, también firmados
en San José de Costa Rica, como el Tratado general» Por vir-
POLÍTICA INTERNACIONAL CBNTROAMBRXCANA 125
tud de uno de ellos, los Gobiernos signadnos se comprometen
á establecer una Oficina Internacional Centroamericana, for-
mada por un Delegado de cada país; dicha Oficina residirá en
la ciudad de Guatemala. Según el otro convenio, las cuatro Re-
públicas fundarán, á expensas y en provecho de todas, un Ins-
tituto Pedagógico, con sección de hombres y de mujeres, para
la educación profesional del Magisterio; Costa Rica será asiento
del establecimiento.
Como se ve, Nicaragua no ha tomado parte en esos conve-
nios. Oportunamente fué invitada esa República para que se
hiciera representar en la Conferencia, y su Presidente, el Ge-
neral Zelaya, hizo saber que el Gobierno de Nicaragua tenía
interés en que se conservase integro el Pacto de Corinto, insi-
nuando al propio tiempo la idea de ser preferible el organizar
el arbitraje obligatorio con elementos propios y no con los ex-
traños á Centro América.
PANAMÁ
EL CANAL INTEROCEÁNICO
I
LiL Asamblea GonBtituyeDC«,-El tratiulo Hay-Vanilii eu b\ Senado de Wá-
shiuíítun.— Coiistitucíí^ii definitiva del Goliierno panameño.— Aprobaftíón
del tratado.— La cuGBtióu del canal desde el pnnto de vista fiDancitn-ó.—
Otros proyectos de canal.— Conflicto entre yanquis y panameños l'ou mo-
tivo de las Aduanas.
El 15 de Enero de 1904 se reunió la Asamblea Constituyente
de Panamá, Ante ella dio cuenta de s\i gestión la Junta de Go-
bierno proviáíonal, y entre otros datos hizo constar que los in-
gresos eran muy inferiores á los gastas. La aprobación del tra-
tado Hay -Varilla se imponía, pues, como condición indispensa-
ble para que el nuevo Estado pudiera vivir, Sin los millones de
los yanquis no habría República de Panamá, Sin ellos y sin el
concurso de la Compañía del canal tampoco se hubiera procla-
mado la independencia. Segán las informaciones del Worid, de
Nueva York, un Sindicato, dirigido por Mr, Varilla, propov-
GÍonó bastantes miles de pesos para ganar adeptos en el istmo.
Ese Sindicato fué el que hijso entrar en el negocio á importan*
tes personalidades de Norte América, y el tal negocio parece
que empezó con muy buenos auspicias, pues su primer efecto»
la consecuencia inmediata, fué que las acciones de la Compa-
ñía subieran desde 67 á 115.
V^, JL/XI ^'«f£»% BlJ6PAAOA]f:C^lCA3íf««
^ ^Mf.*J¡,zrJf <w: «3 S«ia¿o TjiXiqT:í 1* ái^'o&iójí sobre •! ir»iA¿«
«i *:l iLififi*/, 'í* Píirj«mi. Un-) ^*:\o^, ^n^áons. el Sr. Cant»?k,
t*¿y<f ;a ^Mf:nTf*iX^*úii, d* 4ií>cír o-:e Pana mi era cun r^cir- acono
*r^ ;* '>*>v5';r;';ái/J 'Je la n-xhe*. j oüe e! eneendraáor del aivorto
fi**f/¿A ^íd'> K^K^íevelt. CTjva derAteritada política r-seie eoan-
prorijeVrr al f/aj* «i j^oerras, no sólo con los hispanoamericanos,
♦íftoeofj nacíonev e'iro.-.eaíf. Otro Senador. Morcan, consideraba
n^>%uo íjfja verjrueri2M. <|ne el Gobierno de los Estados "Unidos se
rebajara ¿ tnit^r con la Compañía francesa, y propuso que se
abriera el cana] por Nícaragna. El Sr. -Scott pidió que se nom-
brara tina Comisión técnica para estadiar el trazado del canal,
con t'jne), por la vía de San Blas, al Este del Colón-Panamá;
dicho .Senador era contrarío á todo canal, y trataba así de crear
djfícuUadei» y aplazar resoluciones.
Fuera de la Cámara también se oían protestas contra la con-
ducta deJ Gobierno, Los Catedráticos de la Universidad de Yale,
en Vew-Tíaven, enviaban exposiciones pidiendo que el canal se
fiíciííia cjí condiciones honrosas para los Estados Unidos, y que
no s*; ii*tíj;ns(', justicia á los que carecen de medios de fuerza para
fixi^/ívln. Un gran núclí-o de opinión quería que á todo tráncese
evitase la (guerra con Colombia. Que se indemnice á esta Repú-
blica exclamaban— por el peijuicio que la hemos causado pri^
vandola ílel canal, pero que no se dé el esjjectáculo de esa gue-
ira, «íjiie nos deshonrará ante el mundo civilizado».
Kn cuanto á Colombia, rechazadas todas las soluciones de
concordia que propuso el General Jueyes, estaba ya en el caso
de dol)legarsej con indemnización ó sin ella, á la voluntad im-
pei'iosa de Roosevelt, ó de lanzar al istmo numerosas partidas
de guerrilleros que no dejaran un momento de sosiego á pana-
meños y yanquis.
Kntrotanto, la nueva República de Panamá iba viviendo y
la reconocían todos los Estados, incluso España. Su Presidente
PANAMÁ V «¡L CANAL ÍNTKI10<!KÁNIC0 12M
\ ^
fué D. Mannel Amador Guerrero, que formó Gabinete con cua-
tro Ministros (Interior y Asuntos extranjeros» Hacienda^ Jus-
ticia ó Instrnccíón publica^ Obras públicas), No hay Ministro
do la Guerra, porqae no hay Ejército; la fueríía armada se re-
ducirá aun Cuerpo de Policía con 100 hombres. Y no hay Ejér-
cito porque no es necesario, pues A propuesta del mismo señor
Amador la Asamblea Constituyente aprobó un articulo de la
Constitución facultando al Gobierno de Wásbington para inter-
venir siempre que fuer© preciso restablecer el orden. El Ejército
de Panamá es, pues, el Ejército yanqui.
Según plantilla hecha por el Fresídentej el total de funcio-
narios de la Adrainistraeión panameña no pasa de 80. Esto mo-
tivó vivas protestas, porque los aspirantes á destinos públicos
eran muchos más. Pero había que economizar, pues desde el
3 de Noviembre, ó sea desde el día de la independencia, hasta
el 17 de Febrero^ en que entró en funciones el Presidente, se
habían gastado ya 700,000 pesos oro, y las ingresos no llegaban
á la mitad de esta suma.
El 25 de Febrero el Senado de Washington aprobó el tratado
Hay-Yarilla por 66 votos contra 14^ y contando los adheridos
después, por 72 contra 17.
Votaron en pro muchos Senadores demócratas que habían
hablado en contra, porque todo lo subordinaron á la conve-
niencia de tener canaL Y como ©1 Presidente sostenía firme-
mente su propósito de abrir el canal por Panamá, fué preciso
someterse á la voluntad de Mr. Roosevelt. Inmediataraente se
nombró el personal que había deformarla Comisión encargada
de dirigir las obras.
Y empeííaron las verdaderas dificultades. Hacen falta para
construir el canal muchos millones. Los yanquis disponen de
ellos. Pero no bastan millones, se necesitan hombres. Para ter-
minar las obras en diez ó doce años, teniendo en cuenta los
efectos de aquel clima en el organismo humano» son menester
9
130
LOS f URBLQS títSPANOAMJSRICANOS
40.00(J braceros. ¿Dónde eatán? Se encontrarán, probablemente,
pagando primas y jornales y sueldos espléndidos; pero será
preciso elevar al triple ó al cuádruple lo presupuesto para tra-
bajos, y cuando el canal se termine y entre en explotación, sus
rendimientos significarán un beneficio irrisorio para el enorme
capital empleado.
El fracaso financiero puede aún ser muobo mayor si prospe-
ran proyectos de que aliora vuelve á hablarse para abrir canal
por otra parte, como el ideado entre el golfo de San Blas y la
costa del Pacífico^ frente al archipiélago de las Perlas* £3 la
parte más estrecha del istmo, y según los patrocinadores del
proyecto ptiede construirse en dos años, con un gasto de 100
millones de pesos, Sería canal á nivel, que podría pasarse en
cinco horas. Allí todo es roca y no haj' que dragar. Todo se
haría á fuerza de barreno, dejando un túnel de unos 10 kiló-
metros.
Hay otro proyecto de canal por el Atrato, también en parta
antiguo. El Comandante Selfridge proponía que ©1 canal se di-
rigiese normalmente al Pacífico por el valle del Napipi: hoy se
trata de reducir la obra de excavación y de internar más el
canal en Colombia. El canal, propiamente dicho, se abriría
entre el río Atrato y el San Juan, que desemboca en el Pací-
fico cerca y al NO- de la bahía del Chocó.
En los últimos días de 4bril quedó firmada la escritura del
traspaso de los derechos y propiedades de la Compañía francesa
de Panamá á los Estados Unidos. Esta cesión valió á los fran-
ceses 40 millones de pesos; mucho menos, acaso la séptima ú
octava parte, dé lo que el ahorro francés comprometió en el
negocio de Panamá.
A mediados de año surgió un con nieto entre yanquis y pa*
ñámenos. Considerándose aquéllos como soberanos de la sena
que compraron para la construcción y explotación del canal,
establecieron en ella Aduanas, aplicaban su arancel y disponían
PANAMÁ Y BL CANAL iNTEROClflÁKíCQ
131
á au arbitrio del tráfico en los puertos de Panamá y Colón, con
grave perjuicio para los intereses comerciales y fínancieros de
la nueva Bepública, cuyo G-obierno no pudo por menos de bacer
llegar su respetuosa protesta al de Washington, Si se bacía
caso omiso de ella^ la Hepúblioa de Panamá, perdidos los me-
jores ingresos de su Hacienda, y puesto su comercio á merced
de las autoridades yanquis, no podría vivir y forzoso le sería
pedir la anexión á los Estados Unidos,
La cuestión no se resolvió del todo mal para los panameños»
gracias á la benevolencia relativa de Roosevelt, Empezó éste
por enviarles á su Ministro de la Guerra Taft para ir tranquili-
zando los ánimos, Después no puso inconveniente en que se
prescindiese del arnncel yanqui en la zona del canal. Los ar-
tículos que llegan al istmo, aunque desembarquen en los pner*
tos habilitados por los yanquis en su zona, es deoir^ en Ancón
y Cristóbal^ pagarán derechos arancelarios y consulares á la
Bepublica de Panamá. Pero ésta reducirá sus tarifas, y además
consiente que caigan bajo la férula de la Administración yanqni
los artículos destinados á todo cuanto se relacione con la cons-
trucción del canal.
Claro es que este y cualquier otro convenio con el Gobierno
indígena de Panamá ha de durar el tiempo que convenga á los
yanquis, y no ha de ser difícil que encuentren pretexto, y aun
razón, para proceder como mejor les cuadre. Hay mu cbos sepa-
ratistas ya desengañados, unos porque ven con disgusto el pre-
dominio de los norteamericanos, otros por codicias personales
mal satisfechas. Esto es muy peligroso en un pueblo qne em-
pieza á vivir con pujos de independencia y sin medios ni con-
diciones para gozarla, y no sería extraño que un movimiento
revolucionario provocase acción más directa aún por parte de
los compradores de Panamá. A En de 1904 había ya cierta ti-
rantez de relaciones entre los Poderes públicos y el elemento
militar, »
132
LOS PUEBLOS HISPA NO AMBUIOANOB
II
Los escudos de la Repábüca de PunainA y de ln ZonA del Oaoftl. —Los Anexio-
nistas.—I^a Üebre iLmarílla. — Lafi obras del canal: deacoiiflanxa» y di*
Acuitado*. — La recluta de braceros. -La trampa del siplo.— Loa trabajos
de saneamiento.— Persistencia ile U crisis obrera.— La alocucldu del Pre-
81 de uto de la Repáliüca.
Un sable y nn tiusil, un pico y una pala, nn cuerno de la
abundancia y una rosa con alas; todo esto figura en el flamante
escudo de la nueva República de Panamá. Símbolo son las ar-
mas, sin dada, de los esfuerzos bélicos que se proponían hacer
los panameños para defender su independencia; los instrumen-
tos de trabajo aluden á las obras que se ejecatan para abrir el
canal; el cuerno y la flor alada presagian días de riqueza y de
florecimiento para ese pequeño Estado en que se forjan la ilusión
de vivir independientes loa colombianos de Panamá. Mas son
sus amos los 3'anquÍSí y sólo á ellos deben ahora independencia^
y deberán acaso en lo porvenir canal y prosperidad; sobre aquel
escudo ondea de hecho la bandera rayada y estrellada.
También los yanquis, considerando como un pequeño Es-
tado la zona del canal que compraron, la proveen do su corres-
pondiente escudo de armas. En pleno país de lengua española
ejercen soberanía, y para que no haya lugar á duda, rodean el
escudo con inscripciones en lengua inglesa. Sobre un galeón
que navega á velas desplegadas entre dos altos acantilados se
lee; i^Grovernment of the canal aone>; debajo: <tThe Earth di-
vided, the World united» (La Tierra dividida» el Mundo unido\
Posible es que este escudo substituya pronto al de la Repú-
blica de Panamá. Un Diputado yanqui presentó á su Congreso
!a proposición siguiente; ^'Teniendo en cuenta que con ello ha*
brían de resultar altamente benefíciados los más legítimos in-
tereses del mundo, y en especial los de las dos partes contra-
fiíAMÁ T BL O ANAL. INTIflHOCEÁNIOO 138
tantes, se rue^fi. al Presidente de la República que conmnique
al Congreso bajo qué condiciones puede ser anexionado á los
Eíjtados Unidos el territorio de la República de Panamá^ de-
biendo quedar los habitantes del mismo en posesión de todos
los derechos, privilegios é inmnnidades que la Constitución
federal garantiza á todos los ciudadanos».
Todo es cuestión de oportunidad, y seguramente no han de
encontrarlos yanquis grandes dificultades entre los paname-
ños para decidir la anexión. Peor enemigo es el mosquito de la
fiebre amarilla. No» será, ciertamente, obstáculo para hacer de
Panamá u\\ Estado^ un territorio ó una colonia yanqui; pero si
para activar las obras del canal* En las épocas en que la terri-
ble peste cunde, el piinico es general, é ingenieros, capataces y
obreros se niegan & trabajar. Extraño es que esos yanquis, que
tan fácilmente extirparon el mal en Cuba, no consigan análogo
resultado en sus propios territorios^ en la Zona del Canal y en
Nueva Orleans.
LlegíS el año )ik)b y el asunto del canal era un verdadero
embrollo; nadie sabía á qué atenerse. La Oom.isión técnica nom-
brada por el Gobierno yanqui había propuesto un canal á nivel
de 45*72 metros de ancho y 10' 66 de profundidad; calculaba los
gastos en 235 millonea de dólares j la duración de los trabajos
en diez ó doce años. Pero ese proyecto aún no se daba como
acuerdo definitivo/
Los que tienen fe ciega en la omnipotencia de los yanquis
no dudan que el canal se hará. Los desconfiados— que son mu-
chos, y entre ellos el Times de Nueva York, — hacían notar que
la confusión á que dio lugar el vacilante progreso de la obra
del cHual desde que la gente de Lesseps introdujo la primera
pala en aquel cenagoso suelo, continúa y crece sin cesar con
la aparición de nuevas dudas y dificultades.
Con esclusas 6 sin ellas — dicen — el canal habría de costar
muchos millones más de los que se presuponen; pero ni éstos
tal ve^ UegHráii á invertirse^ porque autes se demostrará prác-
ticamente que la obra es imposible, o por lo menos qae el pro-
blema del Ohagres no puede resolverse sino gastando suinaa
fabulosas.
Una de las mayores difícultades para la constrocción es la
recluta de braceros, Se necesitan muchos hombres, y hombres
bien resueltos ¿jugarse la vida en un país de clima tan mor-
tífero, cuyas morbosas influencias alcanzan máximo grado
sobre gentes que trabajan en el campo y en el bosque remo-
viendo tierras pantanosas, y expuestas^ por consiguiente, á
todos los peligros de aquella inclemente naturaleza. Comprén-
dese, pues» que la cuestión de braceros vaya tomando da día
eu día aspecto más grave y pueda ser causa de conflictos como
el que ocurrió á principios de Octubre de IÍX)5.
Los yanquis habían contratado 650 hombres^ que, proceden-
tes de la isla Martinica, llegaron á Colón el 1*° del citado raes.
Durante la travesía y al arribar al puerto los obreros procura-
ron informarse de las verdaderas condiciones en que iban á
realizar el trabajo, y tales fueron los informes, que se negaroa
rotundamente á desembarcar^ alegando que se les había eogft*'
nado y que no estaban dispuestos a ser victimas de la fiebre
amarilla y de la peste. Se pudo, con amenassas ó con [íroroesas,
convencer á unos 500; pero el resto persistió en su actitud» k
pesar de las excitaciones del mismo Cónsul de Francia, Se pre-
sentó á bordo la policía del canal y de Panamá, y los obreros se
cruzaron de brazos ante los fusiles de los agentes, declarando
que preferían morir asesinados antes que descender á tierra*
Se les dio plazo de dos horas para que reflexionasen; transen*
rridaSy insistieron en su propósito, y la policía yanqui-pana-
meña cayó garrote en mano sobre aquellos desgraciados, que
llevaban ya más de veinticuatro horas sin comer, porque éste
fué uno de los medios á que se apeló para someterlos. Ni uno
solo de los 150 hombres se libró de la feroz paliza; todos que-
daron más ó menos heridos ó lesionados. Pespués, como sifué-
PANAMÁ Y EL CANAL INTBBOCBÁNICO
135
lan bestias, los hacinaron en vagones del ferrocarril y ios ex-
pidieron á los talleres del Corozal, donde en el acto se les obligó
á trabajar.
Subditos franceses de la Martinica, negros ó blancos, que
lo mismo da, eran^ pnes, tratados como esclavos, con asen-
timiento, al parecer, del Cónsul francés. No hay que decir que
la prensa de la vecina República protestó contra la condncta
del representante de Francia 3' contra los procedimientos de las
autoridades ó funcionarios de la Empresa del canal, que con-
vierte el contrato de trabajo en pacto de esclavitud. El Panamá
yanqui lleva camino de ser má8 fecundo en escándalos que el
famoso Panamá francés.
Contribuye así la caestión del canal á que vayan perdiendo
prestigio en América los yanquis. Creyeron muchos que desde
el instante en qne Panamá cayó en poder de éstos iba á ser
obra sencilla y rápida la construcción de aquel. Mas ahora se
ve que las dificultades se suceden unas á otras, y en los mis-
mos Estados Unidos se pone ya en duda la posibilidad de tal
empresa. El himibutfj el fraude, la trampa del siglo» la deno-
minan muchos. Hay quien hace el cálculo del tiempo que se
necesitará para dar fin á la obra, y lo fija en ¡ciento diez añosí
Lo que se construye en Panamá no es un canal, son sepultaras
destinadas á los incautos ó los hambrientos que se contratan
para trabajar en aquellas tierras. Caando Roosevelt deje el
Poder — escribe El Progreso Latino ^ de México — , su sucesor »
que no tendrá motivos especiales para encapricharse con la
idea del canal interoceánico, se verá en la necesidad de decir al
mundo: f Seño res, ustedes dispensen^ nos equivocamos y ahí
queda eso?v. Y eso serán los millones tirados en Panamá, un an-
drajo de Repáblica partida por el eje con la zona del canal,
que vive precariamente, y el crédito de los yanquis hundido en
las turbias aguas del río Ghagres.
Y com^o ya se va generalizando la idea del probable nuevo
fracaso de Panamá, vuelve á pensarse en el canal de Nicaragua,
y hay runo ores de un acuerdo anglo-japonós para oonstnürlo.
Inglaterra pondrá el capital; Japón los obreros. Loa que mane-
jaron el fusil en la Manchuria irán á trabajar con el azaddn y
el pico en las tierras centroamericanas.
Entretanto, las obras del canal van despacio. La insalubri-
dad de aquellas tierras preocupa cada vez má^ á los yanquis.
La viruela y la tiebre amarilla ó palúdica cansan numerosas
víctimas, y los operarios negros» á quienes cuando caen enfer-
mos se trata como si Ineran bestias, abandonan los trabajos y
bnyen del país. Ahora hay que sanear á todo trance, aunque
sea haciendo arder ciudades: á las brigadas sanitarias so atri-
buyeron los incendios que hubo en Panamá á principios de 1906.
Seguían discutiéndose las condiciones técnicas del canal. £1
Presidente de los yanquis es partidario del canal con esclusas,
de acuerdo con la mayoría de los Ingenieros constructores. Re-
comienda un canal cerrado de B5 pies de ancho, porque así cos-
tará la mitad de lo que habría que gastar si se hiciera al nivel
del mar y se invertirá mucho menos tiempo en la construcción.
La falta de braceros^ las ñebres, la mala fe y la inmoralidad
de los funcionarios yanquis, todo contribuye á que las dificul-
tades aumenten. Se han gastado ya muchos millones de dólares,
y las cosas siguen casi como estaban en los días en que se pro-
clamo la independencia de Panamá.
Ni las medidas sanitarias dan hasta aliora los resultados que
se esperaban, Como acertadamente escribía un periódico mexi-
cano, exterminar los millones de mosquitos que generan la fie-
bre amarilla y las demás enfermedades palúdicas, desecar los
pantanos, acabar con los animales ponzoñosos, etc., puede pare-
cercosa fácil á quien recibe comisiones y despacha mensajes en
la Casa Blanca 6 discute tranquilamente en las alturas del Capi*
tolio; pero no á quien lucha cuer]>o acuerpo con el sinnúmero de
plagas y calamidades que hacen de Panamá mortífero país y
suelo inhospitalario, para quien llega de otras latitudes hecho á
otra temperatura y á condiciones geográíicas muy diferentes.
En Noviembre, anles de ir á Puerto Rico, Mr. Roosevelt
dióse UTJ paseo por lo que ha de ser— si llega á serlo- canal ^
interoceánico de Panamá, Ko hay que decir la acogida que le
hicieron el Presidente y los altos funcionarios de esa Bepiiblica,
que nació y subsiste gracias á la buena voluntad de aquél, No
como nn rey, como un dios luó de Colón á Panamá y volvió
desde el Pacífico al Atlántico,
Dos años hace que los yanquis tomaron la dirección de los
trabajos del canal. Se han gastado ya algunos millones do
pesos, pero se adelanta poco. En la época en que allí estu
Rooseveit trabajaban unos 23.00íJ obreros: americanos blancos
en escaso número, muchos negros, chinos y japoneses, algunos
italianos y españoles; éstos, en su mayoría gallegos y vizcaí-
noS| son los que más trabajan y cnás resisten.
Pera ^Cf bastan los trabajadores que hay; la cifra de las
bnjas es enorme, no se renueva suücientexnente el personal y la
crisis obrera persiste* Llegan al istmo de vez en cuando carga-
mentos de braceros, y casi siempre hay que desera-barcarlos
con gran aparato de fuerza armada. Durante la travesía sufren